Sin duda la suerte le sonreía a Javier, no solo ya no tenía que estar en su habitación aburrido sin hacer nada, y ya tampoco tenía que preocuparse por estar evitando a la chica misteriosa.

-Es bonita...¿será buena idea salir con ella? –Se preguntaba.

-Si será cierto que no estaba fisgoneando esa vez. Quien sabe, ¿pero por qué de la nada quiere pasear?

-Parece ser que conoce los alrededores...eso explica por qué estaba en el rio tan temprano.

-¿Habrá visto mucho?, ¿o solo será cuando miro a verme cuando el águila se fue?

Al final, los dos dejaron las dudas de lado y decidieron dar el paseo después de todo.

-No es como que tenga algo mejor que hacer. –Pensaba Javier.

-Pues no sería mala idea conocer a alguien. Puedo mostrarle las mejores vistas sin problema alguno. –Pensaba ella.

Parecía ser que la chica conocía todo el lugar ya que según ella visitaba el hotel una vez por año, y el hospedaje era de tres semanas así que tenía tiempo de sobra para pasear por todos los alrededores.

-Dejare que ella me lleve a donde crea que sea mejor. –Pensó Javier cuando faltaban 5 minutos para que dieran las 12.

En realidad era innecesario que se vieran en la entrada, por lo que Javier decidió esperar a esa chica en las escaleras.

Cuando salió de su habitación, la chica vio a Javier esperándolo.

-¿Lista? –Preguntó.

-Sí, ¿A dónde quieres que vayamos? –Contestó ella.

-No lo sé, esperaba que tú me dijeras donde, ya que no conozco el lugar. Y me da la impresión de que tú sabes más que yo.

-Bueno...conozco mucho, ¿pero por donde te gustaría ir?

-Hmm, pues no lo había pensado, ¿Por qué no a un lugar que este un poco despejado?

-Hay un sendero para caminatas y carreras, ¿te gusta la idea?

Javier se lo pensó un poco, en realidad no hacía mucho calor aunque hubiera sol, así que tal vez ese sería un bueno lugar.

-Está bien, no suena mal y creo que sería lo mejor por ahora.

Los dos chicos salieron del hotel, no sin antes de que Javier tomara dos botellas de agua para el camino.

-Aquí tienes. –Dijo mientras le daba una botella a la chica.

-Gracias. –Respondió ella.

Silenciosamente caminaron hasta el sendero, estaban observando todo el camino y no se decían nada, era un poco incómodo.

Hasta que ella decidió romper el hielo.

-Y bueno, ¿Qué te hizo querer alojarte en el hotel Overlook? –Preguntó.

-Bueno, en realidad mi familia lo reservó hace poco menos de dos meses, dijeron que como íbamos bien en la escuela pues saldríamos de vacaciones a un buen lugar. –Explicó Javier.

-¿Entonces no eres de por aquí?

-Nop, soy de fuera, vine de vacaciones por tres semanas.

-Mi familia también, creo que compramos el mismo paquete de hospedaje en todo caso.

-Puede ser.

El camino por el que estaban pasando era árido y seco. Pero como estaba nublado no era un problema.

Las nubes estaban grises y anunciaban una gran lluvia, pero a los chicos parecía no darles importancia ese detalle.

Corría una gran corriente de viento de vez en cuando, levantando un poco de la tierra árida del camino.

Pero el aire estaba muy fresco lo cual hacia que la chica temblara cada que pasaba la corriente.

-Y dime, ¿Por qué vienes aquí todos los años? –Preguntó Javier.

-A mí y a mi familia nos gusta mucho esta montaña, las actividades son divertidas. –Contestó ella.

-Bueno, para mí no han sido tan divertidas, si te soy sincero te estaba evitando por lo que había ocurrido. Pensé que estabas molesta.

-No debo molestarme si no estabas viendo nada, al fin y al cabo ya me lo confirmaste.

Javier no podía dejar de sentirse mal por haber visto en donde no lo había llamado, pero tenía que guardarse ese secreto si no quería que las cosas salieran mal.

-Pues sí, no vi nada. Caminaba como si nada y luego esa maldita águila vino a tratar de llevarse mi reloj...por cierto, no te había dado las gracias por devolvérmelo.

-No, creo que no.

-¿Hay algo que pueda hacer para devolverte el favor?

-No, no fue un favor lo que te hice, cualquier persona te lo hubiera devuelto.

-No te creas, no es por presumir pero es un reloj algo caro. Pocas personas lo hubieran devuelto...por suerte me topé con una de ellas.

-Ya veo, pero solo hice lo que creí que era correcto de hacer, aunque me estuvieras evitando.

Era verdad, la chica había insistido tanto en devolverle el reloj a Javier que más de una persona hubiera simplemente dejado de intentarlo.

Las veces que la evitaba habían sido incontables, por lo que la perseverancia de ella había sido mucha como para simplemente ser gentil y haberle devuelto el reloj, ¿será que ella buscaba algo más que solo devolverle el reloj a Javier?

-¿Y por qué tanta insistencia? –Estaba dispuesto a ver el por qué.

-Además de devolverte el reloj quería saber qué hacías en el rio mientras yo me bañaba. Lógicamente quería saber si era verdad lo que me habías dicho aquella vez. –Explico.

-Bueno...si me lo dices así pues creo que hasta yo hubiera insistido tanto...por cierto, ¿Por qué las mujeres si pueden ver a los hombres bañarse pero nosotros no a ellas? –La pregunta de Javier era un poco tonta pero tenía sentido.

-Pues por que nosotras no tenemos mucho que verles, solamente de la cintura para arriba ya que el agua cubre lo demás.

-De todas formas, se me hace algo injusto. –Dijo Javier levantando una ceja.

-Como tú lo quieras ver esta perfecto para mi...solo que no trates de fisgonear si me encuentras otra vez en el rio.

-Lo juro, aunque no vi nada. –Seguía sosteniendo la mentira.

Ambos siguieron hablando mientras caminaban por el camino árido para corredores.

Los dos se la estaban pasando bien así que ambos pensaban en que más podían hacer los días siguientes.

Ya que al no tener muchas personas con quien hablar, tal vez los dos eran la única compañía que podían tener durante las dos semanas y media que faltaban de su estancia en el hotel.

Estaban bastante lejos del hotel, tal vez a unos 15 minutos caminando. Y para su mala suerte comenzó a llover.

Pero no una lluvia ligera. No, al contrario, una lluvia tan fuerte que parece que el cielo se va a romper de la cantidad de agua que cae.

Ambos corrieron debajo de un árbol para esperar que la lluvia cesara un poco para luego ir al hotel.

-Qué día. Y pensar que esta mañana estaba soleado. –Expreso ella.

-ya ves, el clima es un asco sin duda, que mala suerte que estamos algo lejos.

Se podía ver el hotel desde lejos. Se podía ver el resplandor de las luces saliendo por las ventanas.

Pronto, Javier se dio cuenta de que la chica estaba temblando de frio.

Él era un chico el cual el frio no le afectaba en nada, así que decidió darle el chaleco que siempre tenía puesto.

-Si quieres puedo prestártelo. –Dijo.

-No gracias, no quiero que te mojes demasiado. –Contesto ella.

-No te preocupes, de todas formas me gusta mojarme, siempre que llueve y estoy jugando con mis amigos nunca me pasa nada.

-Está bien. –Ella tomo el chaleco y se lo puso, estaba abrazada a él.

Javier estaba mirando si el aire se llevaba las nubes, pero parecía que no.

-Pues creo que estaremos un buen rato aquí parados. Que mala suerte. –Dijo Javier.

-Puedes contarme que es lo que juegas para no aburrirnos, ¿Qué dices? –Contesto ella.

-Bueno...¿Por qué no?, me gusta jugar futbol pero otras voleibol, aunque eso es de vez en cuando.

-Yo practico natación, una vez fui a un torneo con unas amigas y ninguna gano.

-Que mal, ¿en dónde fue el torneo?

-En Guadalajara. Fuimos un fin de semana nada más.

-Me han dicho que ahí las cosas son caras, ¿eso es verdad?

-Pues no lo sé...creo que no tanto.

La lluvia estaba comenzando a cesar. Por suerte para ambos el camino no estaba lodoso cuando regresaron al hotel.

-Esperemos que mañana no llueva, podemos hacer escalada en lo más alto de la montaña. –Dijo ella.

-¿No es eso peligroso? –Pregunto Javier.

-No, es lo más común que se hace aquí, además es divertido.

-No se...me lo tengo que pensar.

-Puedes pensarlo de aquí a que llegamos al hotel, será mejor regresar antes de que anochezca.

Ambos comenzaron a correr bajo la lluvia, la cual poco a poco fue haciéndose más ligera y fina.

Cuando llegaron al hotel, ambos comenzaron a reí ya que si se hubieran esperado 5 minutos más no se habrían mojado tanto.

La madre de la chica fue a llevarles unas toallas para que se secaran afuera del hotel. Ambos seguían riéndose.

-Creo que hubiera sido mejor esperar un poco, ¿no crees? –Pregunto Javier.

-Ni modo, jajaja. Pero creo que al final tienes razón. –Contesto ella.

-¿Ya que le vamos a hacer?, realmente me divertí mucho.

-Yo también, ¿Qué tal si mañana damos un paseo por bicicleta? La renta es barata.

-¿Por qué no?, creo que es mejor que la escala de todos modos.

La chica se paró a un lado de Javier y le dio un beso en la mejilla.

-¿Te parece que sea a las 10? –Pregunto ella.

-Ca-claro...no tengo problemas con ello. –Respondió Javier.

-Nos vemos mañana.

Javier solo se llevó la mano a la mejilla y recordó cuando la chica le dio un beso.

Eso lo hizo sonrojarse un poco mientras subía a su cuarto.

Mientras se bañaba con agua tan caliente que parecía que estaba en un baño termal se puso a pensar.

Pensaba y pensaba pero era tantas preguntas que tenía en la cabeza que no las podía procesar todas. Muchas de hecho, se le escapaban.

¿Cuál era esa pregunta del millón que se le había escapado como el agua entre sus manos?

Cuando se terminó de bañar se puso el pijama y se recostó en su cama tranquilamente.

-Sigh, vaya tardecita. –Pensó.

Estaba viendo al techo tratando de dormirse. Sus pensamientos pasaban tan rápido como una estrella fugaz.

-¿Se la habrá pasado bien?...yo digo que sí, se estaba riendo mucho...además si no le hubiera caído bien seguramente no me hubiera dicho lo de la escalada y las bicicletas. –Pensaba.

Javier tenía la mano sobre su barbilla mientras buscaba temas de conversación de los cuales platicar con ella.

-No le he preguntado su nombre...tal vez mañana lo haga. –Pensó finalmente antes de quedarse dormido.

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Eeeeeeeeuuuuee

Solo quiero decir que cuando haya un capítulo muy largo ahí si solo subire ese capítulo en la semana
Hagan que la historia crezca para poder hacerme la del parner para ser asquerosamente rico :v

Nos vemos el martes.
-Arturo