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19 Una pelea

Me levanté besando su frente para dejarla dormir un rato más, estaba agotada, desde que me ha conocido la tengo tomando aviones de aquí para allá para. Bajo a la cocina dónde Bernabé le prepara una mamadera de leche a su hijo, ahora entiendo su instinto maternal y preocupación por cuidar a otros ella es madre.

—Buenos días —dije y ella me devolvió el saludo—. No quiero que creas que te acorralo, pero me gustaría hacerte unas preguntas. Te saqué de tu país y fui por ti porque necesitabas ayuda, pero hay cosas que quiero saber.

—Lo sé, te lo debo. Te responderé lo que quieras —besó a su hijo en la frente y le dio su desayuno, alzándolo para sentarnos en la mesa.

—¿Cuántos años tienes? ¿Cómo es que fuiste a dar con la agencia? ¿Y porqué los ayudabas?

—Tengo 19 años. Una amiga que ya había entrado hace unos años me contó, y me dio el link para entrar, solo tenía que conseguir un teléfono o acceso a internet de alguna manera. Ella me ayudó, hasta se quedó con mi hijo —comenzó a llorar— fue difícil estar lejos de él, pero lo hice para darle un futuro mejor —se queda callada.

—La tercera pregunta.

—Ellos quisieron expulsarme cuándo rompí una regla, hablé de más con las personas equivocadas, tenías razón, claro que no sabían lo de mi hijo, no está asentado en ningún lado que yo sea su madre. Pero por eso me alejé de ti para no perjudicarte. Los convencí de que me dejaran quedarme y les ayudaría a estar dónde las cámaras y micrófonos por más que estuvieran, no llegaban. Llevaba demasiado tiempo cómo para rendirme, y le había prometido a mi amiga que le daría 3 millones, si me ayudaba. Luego de que nadie ofertó por mí, estaba devastada, y al llegar al país mi gran esposo al cual yo le correspondía cómo un objeto estaba furioso. Cuándo no gané, mi supuesta amiga me entregó, y a mi hijo y le dijo que yo me había largado a una mansión para ser desposada por un rico, pero él no se había querido casar conmigo y ella no pensaba criar al niño.

—¿Qué pasó entonces? ¿Cómo llegaste a Margot?

—Ella fue la única que compartió conmigo información personal, me dejé una carta y cuándo salí probé suerte y le llamé, estaba desesperada. Perdí la fé a medida que pasaban los días. Él iba a venderme, pero antes había permitido que probaran la mercancía —avergonzada, mira hacía otro lado—. El mejor comprador que tenía, se bajó un día antes y luego llegaron ustedes.

Margot entra en la cocina descalza, ella es una de esas personas que no necesita hablar ni entablar una conversación hasta después de por lo menos una hora de haberse levantado. Toma leche de la heladera, la huele, se sirve en un vaso y se lo traga de una sola vez.

—Alex sino me compraban él iba a matarme. Llegaron el día de mi ejecución —agacho la mirada a su pequeño— quién sabe lo que iba a hacer con nuestro hijo. No sé cómo podré agradecerte todo lo que has hecho por nosotros.

—¿Sabes cocinar? Quiero llevarle el desayuno a Úrsula y la que chef de las tres es Nova.

Me ayuda a preparar el desayuno, mientras yo le escribo a Nova, subo con una bandeja llena de cosas a la habitación, entro y ella está aún en la misma posición que la dejé, debió haber estado muy agotada porque hasta ha roncado. Ya son más de las 10 am, me acuesto a su lado nuevamente y la acaricio apartando el cabello de su rostro, para poder despertarla lo más suave posible.

—Te traje el desayuno a la cama ¿Puedes o quieres despertar?

—Se estira y me abraza— 5 minutos más, solo quiero estar acostada contigo un rato más.

Me acomodo mientras la acarició y ella se acurruca pegadita a mí. Vuelve a dormirse un rato más porque siento su respiración profunda y calmada, cómo me gusta cómo huele, cómo la había extrañado tanto. El timbre suena y me llega un mensaje de Nova "abre estoy abajo" me sobresalto.

—Amor Nova está aquí.

—¿Nova? ¿Le avisaste que nos fuimos de viaje? —negué con la cabeza— debe estar furiosa, abandonamos el hotel sin siquiera avisarle a dónde íbamos.

—Mierda.

Ambas nos vestimos rápido, Úrsula se cambia y bajamos a recibir a Nova, mientras Margot y Bernabé van de salida calladas, regalándonos unas miradas de preocupación. Nova está tomando un café, peligrosamente tranquila sentada en el taburete de la barra. Iba a saludarla pero la rubia me agarra la mano y me jala hacía ella.

—Está furiosa, mejor quédate aquí.

—Llame al hotel porque no me podía comunicar con ustedes y me dijeron que habían firmado la salida. Llamo a tu oficina —se lleva una tostada a la boca cruzando las piernas— y me dicen que te fuiste de viaje a la India, dentro mío pensé, imposible ella odia la india. Luego pensé que ellas no pueden estarme dejando afuera, algo debe haber pasado, llego acá y me abre la puerta Bernabé con su hijo en brazos, atrás aparece Margot descalza y tú no me respondes los mensajes.

—Nova por favor cálmate.

—Estoy calmada —esta roja y su respiración está un poco agitada— podemos explicarte, todo salió de repente y...

—Nadie pudo avisarle a la estúpida que tuvo que viajar y se quedó preocupada, que se habían ido. Nosotras acordamos que esto —nos señaló— seria una tríada. Tú y yo Úrsula lo habíamos hablado con tiempo, y me prometiste que nos mantendríamos unidas las tres, y siempre en comunicación. Y esta mañana me llega un mensaje tuyo —se refiere a mí— de "amor acabamos de llegar a Inglaterra, pasaron muchas cosas, apenas vea que este mensaje llámame" Pero yo ya venía en camino.

—Yo...

—Mejor te callas Alexandria —es la primera vez que usa ese tono conmigo—. Si se van a ir de tour mundial buscando a tus amiguitas, creo que me merezco saber. Y también saber que íbamos a financiarte el tour.

—¿Qué? ¿Qué insinúas Novalí? ¿Qué estoy con ustedes por dinero? —mordí mi labio inferior y negué con la cabeza— no tienes ni idea de lo que hablas y es mejor que te calles antes de decir algo de lo que no haya vuelta atrás.

—Yo no recuerdo haber recibido la transferencia de vuelta de los 5 millones que pagué, digo sino no es por dinero ¿por qué todavía lo tienes en tu cuenta bancaria?

El llanto subió por mi garganta y un temblor de apoderó de mí barbilla, siento mis ojos llenarse de lágrimas y me volteo para no verla, tomando a Úrsula para frenarla y que no se enfrente a ella tampoco. Tomo el teléfono que ella me había regalado, le transfiero los 5 millones a su cuenta, le suena la notificación en su teléfono en el instante.

—Te hago la devolución de tu mala compra y te devuelvo todo lo que me regalaste —le dejo el teléfono en la punta de la mesada, me saco las zapatillas y el pantalón—. Si piensas que estoy con ustedes por dinero, te equivocas. Desde que salí de la mansión, no he tocado un solo peso, retomé mis trabajos en línea, y todo lo que te he regalado ha salido de mi trabajo.

—Novalí te has pasado —dice Úrsula, mientras me dirijo a la habitación.

Doy la vuelta con ella mirándome muda y subo las escaleras, me cambio la ropa, por mi ropa vieja y pongo  en una bolsa las pocas prendas que me quedaron, también  me calzo mis antiguos tenis casi sin suela y mi pasaporte. Lamentablemente le prometí la otra parte del dinero a ellas y no puedo faltar a mi palabra.

Yo entiendo sus heridas y sí estuve mal en no avisarle, pero mi prioridad y preocupación eran salvar la vida de Bernabé y su hijo. Y para peor cuando quise avisarle mí teléfono no tenía batería y había perdido el cargador por salir apurada, luego nuestro apuro fue salir del país lo más rápido posible y al llegar aquí, recién pude mandarle un mensaje. Pero lo que me duele es que ella crea que a mí me interesa su dinero, ellas me lo han ofrecido todo el tiempo y yo lo que menos he hecho es aprovecharme de eso, de hecho hasta he tomado autobuses con tal de ni siquiera usar o estropear sus vehículos, para visitar lugares dónde ellas viven y no quedarme encerrada aburrida en sus casas.

—¿Qué haces? —Úrsula entra a la habitación y se pone pálida.

—Me voy —intento hablar pero el llanto no me deja— yo lamento, de verdad que piensen que estoy con ustedes por su dinero. Jamás en mi vida lo he tenido, y me las he arreglado bastante bien con lo poco que tenia —me seco las lágrimas, y el estúpido llanto que no me deja hablar— yo solo quería ayudar a las chicas, ni siquiera toqué en meses ese dinero —lloro con desespero—. No es así, no es cómo dice Nova, jamás me aproveché de ustedes, de todo lo que tienen. Ni siquiera he tocado el dinero que me han pasado a la otra cuenta.

Nova entra pálida e intenta acercarse, pero yo no quiero que me toque.

—En el teléfono están todas las cuentas abiertas, transfiéranse todo el dinero a sus cuentas, no quiero nada.

—Alex perdón, estaba enojada.

—Yo, yo —intento tomar aire, pero mientras más trato, más lloro y encima ahora tiemblo— yo he vivido en un auto, habían semanas en las que comía con suerte 4 veces, 4 veces por semana, no en el día, mi único refugio los días de frío eran la biblioteca ¡¿Crees que no estoy agradecida con lo que me han dado?! —sus expresiones cambian la de Úrsula a dolor por lo que he pasado y la de Nova a culpa— tenía 10 millones en mi cuenta, más todo lo que ustedes me pasaban a la otra cuenta ¿Sabes cuanto de eso usé? Nada —Nova agachó la mirada— ¿y tú piensas que anduve haciendo turismo por el mundo? Perdón, tienes razón debí avisarte, alguna debió decirte que nos habíamos marchado, lo hice en cuento pude —la pelirroja intento acercarse— Úrsula no puedo devolverte los 5 millones, se los prometí a ellas —Nova abrió los ojos grandes, porque había dado ese dinero— pero apenas me los vayan devolviendo, te los pasaré a tu cuenta.

—No los quiero.

—Yo tampoco. Hay gente que lo necesita más que yo, dáselos.

—Alex por favor no te vayas —Nova quiere agarrarme y yo esquivo su contacto—Alexandria ¿A dónde vas a ir?

—Cualquier lugar lejos tuyo, es mejor que seguir aquí. Después de todo soy una aprovechada, deberías mantenerte lejos mío también, ambas —miro a la rubia— deberían alejarse de mi, de la caza fortunas.

Bajo las escaleras con mis pocas pertenencias en la bolsa, es increíble cómo toda mí vida literalmente cabe en mi mano. Tengo los labios hinchados, odio llorar por eso, me pongo demasiado roja y se me nota mucho. Al abrir la puerta las chicas vienen entrando y me miran sorprendidas.

—¿Qué pasó? —pregunta Margot— ¿Qué te hicieron?

—Nos vamos, por favor busquen sus cosas, ya no somos bienvenidas.

Ellas pasan y se dirigen a buscar también sus pocas pertenencias, Bernabé toma comida para su hijo de la alacena. Mientras las chicas están buscando sus cosas, ellas intentan convencerme, pero cada vez que las veo siento ganas de llorar y me siento estúpida por haberme enamorado, se nota que somos de mundos diferentes, si antes me había parecido que ellas lo eran, yo soy de Marte en comparación, hay un millar de distancia entre nosotras y ahora me lo ha hecho ver Nova.

—Basta por favor, las aparto sacando sus manos de mi. Fuiste bastante clara Nova y dijiste lo que piensas. Jamás debí haber entrado a sus vidas, jamás debí aceptar nada de ustedes.

—No es así Alex ¿O acaso te arrepientes de habernos conocido? —agrega Úrsula, con una mirada de dolor.

—No me arrepiento —las chicas se colocan detrás de ellas listas—. Debemos irnos. Gracias por todo y perdón, porque compraron lo peor que había en la mansión.

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