Cristina

Me quedé pensando en Rodrigo. No he sido capaz de contárselo a Montce pese a que nos contamos todo.

Esto es distinto. Quiero que sea algo para mi . Algo que nadie pueda destruir.

Rodrigo es el chico más dulce que he conocido. Si sé que lo acabo de conocer pero hay cosas que no necesitan tiempo para saber que son. De él no tengo dudas.

Es tan transparente.

Salgo de mi habitación y me dispongo a ir a la cafetería. Como todos los viernes hemos quedado en vernos con Montce para seguir evaluando opciones de talleres para este verano.

Solemos meternos en clases de baile tipo zumba o en clases de idiomas. Lo llevamos unos meses y luego lo dejamos pero nos encanta compartir tiempo juntas haciendo algo productivo también.

Nos encontramos en el café y Armando tiene nuestra mesa separada y  no solo

Se acerca con una pequeña cajita con un moño rojo  recuerdo que Montce me menciono que nos había comprado un regalo de graduación que no pudo entregármelo.

A Montce le regaló una agenda. Ama anotar y registrar todo.

Mi regalo parece no ser una agenda. La caja es rectangular, alargada y angosta.

Lo abre y me enseña un collar. Uno con un dije de niño. Siempre le había dicho que mamá llevaba uno con 2 dijes. Niño y niña por mi hermano y por mi.

Le había contado que yo soñaba con tener uno que me permita llevar cerca al corazón a Toño. Mi hermano pequeño. 

Me encantó el collar. Se ofreció a ponermelo y aunque su propuesta me resultó un poco incómoda termine aceptando.

No quiero que él se haga ilusiones.  Yo lo considero solo mi amigo y no quiero que él guarde ilusiones de que podamos ser algo más.