Capítulo: 5 2/2
Capítulo 5: 2/2
-Te reto a bailar la macarena sobre aquella mesa –Señala con su dedo índice la mesa que se encontraba justo en el centro de la habitación. Suelto el aire que estaba conteniendo, puedo hacer eso. Era sencillo, humillante pero sencillo. –Pero –Ay no. Los "peros" jamás son buenos. –En ropa interior.
Jadeo. – ¿Qué? –Espero que yo escuchara mal.
-Lo que has escuchado. –Se cruza de brazos mientras sonríe.
Me levanto de un salto. –Eso no va a suceder.
-Por supuesto que sí, querida. –Sonríe Scott. –Recuerda que tienes que cumplir todo lo que se nos imponga en el juego. Reglas son reglas. –Me guiña un ojo. – ¿O acaso no aceptaste seguir las reglas cuando iniciamos el juego? –Abro la boca para replicar, pero no me da tiempo. – Porque yo recuerdo que sí, ¿y ustedes chicos? –Pregunta. Todos asienten con la cabeza. Idiotas.
Le lanzo una mala mirada. –Lo sé. Pero el bailar en ropa interior sobre una mesa no es uno de mis sueños, así que no lo haré y no pueden obligarme.
-Eres tan aburrida. –Se queja. – ¡Bien! no lo hagas –Sonrío victoriosamente. -Pero si no haces eso tendrás que hacer otra cosa. –En estos momentos aceptare cualquier cosa para no bailar como una stripper la macarena. –Bueno, tienes dos opciones. –Levanta dos dedos de su mano derecha. -La primera, me das un beso aquí. –Señala sus labios. Hago una mueca de asco. ¿Y compartir gérmenes? No gracias. –La segunda, tienes que tomarte diez vasitos de estos. –Levanto un vaso de plástico con un líquido azul mientras bajar el último dedo de su mano derecha. –Si no acep...
No lo dejo terminar. Le arrebato el vaso de sus manos y de un solo trago me lo termino. Mala idea. Llevo una mano hacia mi boca para evitar vomitar.
¿Qué contenía ese vaso? ¿Lava de volcán o fuego del infierno?
-Oye, tranquila. –Dice mientras me pasaba otro vaso. –Tómatelo con calma.
Seis vasos después y yo me sentía en la luna. Todo a mi alrededor o daba vuelva, eso sin contar que todos en la sala ahora tenían dos cabezas. Me faltaban tan solo cuatro vasos más, tenía que lograrlo. Yo soy April Smith y nada es imposible para mí.
-Vamos cariño, solo te faltan cuatro vasos más –Me animo Scott mientras me tendía mi séptimo vaso –No tendrías que hacer esto, nada te cuesta darme un puto beso.
-Deja de decirme cariño. –Gruño. Lanzo en vaso que en me tendió anteriormente después de haberme tomado todo su contenido. –Además prefiero tomarme cien vasos de esta porquería a besarte –Limpio mi boca con el dorso de mi mano de una manera poco femenina y elegante.
Camila me sostiene de mi brazo derecho cuando pierdo el equilibrio. –Por favor April, deja de ser tan cabezona y dale el maldito beso para que no podamos ir. Ya no puedes estar ni de pie.
Frunzo el ceño. Nadie me dice que hacer a excepción de mi mamá. Si no quiero darle un puto beso y compartir saliva con media sala, no lo haré. –No. –Digo mientras tomo mi noveno vaso.
-Oh, dios. –Digo intentando tocar la segunda cabeza de Camila. – ¿Cómo le hiciste? –Pregunto acariciándole el cabello.
De un manotazo quita mi mano de su cabello. – No me toques maldita borracha. –Yo no estoy borracha ¿o sí? -Ven. –Me toma del brazo. –Tenemos que irnos ahora.
-No, Camila, suéltame. ¡Ayuda! –Comienzo a gritar. - ¡Tratan de secuestrarme! ¡Auxilio! ¡Policía! ¡Bomberos! ¡Me secuestran!
-Mis tíos me mataran. –Gruñe mientras me arrastra para salir. – ¡Maldita sea, April! –Grita cuando muerdo su brazo.
No pierdo tiempo y me echo a correr mientras escucho a Cam gritar mi nombre seguido de un millón de insultos.
Después de perder a Camila decidí mostrarles a todos en esa maldita fiesta mis excelentes pasos de baile y mi maravillosa voz.
Vivo mi día como si fuera el último,
Vivo mi día como si hubiera un pasado,
Lo hago toda la noche, todo el verano,
Lo hago de la forma en que quiero hacerlo.
Si, voy a bailar como una loca hasta el amanecer,
Pero no habré terminado cuando llegue la mañana.
Lo hago toda la noche, todo el verano,
Voy a pasar como ningún otro.
Canto mientras muestro mis pasos de baile subida en una mesa. Todos en la fiesta me animan y cantan conmigo. Vaya. Me siento como Lady gaga.
Fue un flechazo,
Yo seguía diciendo que estaría en contacto,
Pero esa cosa se fue a pique,
Así que abandone.
Sin trucos, sin engaños,
Estoy mejor sin sus esposas,
Si, el sol no se pondrá sobre nosotros.
Cantaba y baila subida en una mesa mientras todos me aplaudían y me silbaban. Toda la adrenalina que eso causaba en mi hacia que cantara con más fuerza y mis movimientos fueran más rápidos. Por un momento el sentimiento de tristeza me embargo.
Así era como me sentía años atrás en los recitales de violín, la adrenalina que sentía minutos antes de subir al escenario, la euforia de ver a todas aquellas personas disfrutando mis melodías y la plenitud y excitación que sentía al tocar.
Seguí con mi concierto hasta que sentí unas manos en mi cintura, no le di mucha importancia, simplemente me di la vuelta y sin mirar a la persona comencé a bailar de nuevo arriba de la mesa mientras todos seguían animándonos.
-April Elizabeth Smith Steele. –Oh. Oh. La bruja me encontró. - Baja ahora mismo de esa mesa.
-No –Le saque la lengua mientras seguía bailando.
- ¿No? –Creo que la bruja se enojó.
Antes de que la bruja me atrapara di un gran salto para bajarme de la mesa. No se cómo no termine en el hospital con todos mis huesos rotos por saltar con tacones desde una mesa.
Todo mi público abucheo el hecho de que no siguiera con mi show. Mientras corría grite un
"VOLVERÉ" Mi huida no duro mucho pues Camila logro alcanzarme tomándome del cabello.
Di un grito mientras la fuerza que Camila aplicaba en mí, me hacía ir hacia atrás. -¡Me vas a dejar calva! –Grite mientras intentaba zafarme de su agarre.
-Que bien. –Me arrastro unos metros hasta que apareció un príncipe encantador me librero de la bruja malvada. La bruja no parecía muy feliz porque el príncipe la alejara de mí. – ¡Suéltame! ¡Zack! ¡Suéltame ahora!
Suelto un suspiro soñador mientras miraba como el príncipe y la bruja se alejaba. Me encantan los finales felices.
Cuando ya no pude ver a la bruja gruñona ni al príncipe sexy decido continuar con mi baile.
Meneo las caderas de un lado a otro mientras revuelvo mi cabello e intento seguir el ritmo de la música y de las demás personas a mi alrededor, no tengo ni idea de lo que estoy haciendo, y estoy un noventa y cinco por ciento segura que no haría este baile estando sobria.
Como minutos antes vuelvo a sentir unas manos en mi cintura, solo que en esta ocasión no intentan bailar conmigo sino llevarme escaleras arriba. El pánico comienza a apoderarse de mí, puedo estar ebria pero no estúpida.
Comienzo a retorcerme para que las manos me suelto, mis movimientos solo hacen que presione con más fuerza sus manos en mi cintura, el pánico que sentía segundos antes se intensifica así que giro mi cabeza un poco y lo muerdo con fuerza.
Las manos en mi cintura se alejan seguido de un gruñido.
-Maldita sea. –No reconozco la voz de la persona lo que solo hace que mi pánico aumente aún más.
-Suéltame idiota. –Digo cuando el vuelve a agarrarme con más fuerza.
-Ella te ha dicho que la sueltes. – ¡Bendita sean las voces conocida!
-Este no es asunto tuyo hermano, así que no te metas –El chico tiro con fuerza de mi haciéndome casi caer.
-Ayúdame, Connor –Sollozo. No puedo evitar que algunas lágrimas se formen en mis ojos por el dolor que causo el tipo extraño al jalarme con tanta fuerza. Genial. Ahora soy una ebria llorona.
-No soy tu hermano así que ahora suelta a la chica. –La voz de Connor me hacía saber que estaba más que enojado, y que no volvería a repetirle al chico que me soltara.
- ¿Y si no lo hago? –El tipo desconocido me tomo del brazo con fuerza y tiro de mí hacia atrás. Se situó delante de Connor.
Solté un grito ahogado al ver como Connor se abalanzaba sobre el chico. El chico le dio a Connor justo en la mandíbula haciéndolo retroceder unos pasos. Pánico en estado puro era lo que sentía, no podía permitir que siguieran golpeándose como dos animales así que hice los más estúpido del mundo: Me metí entre ellos dos, justo cuando el otro chico soltó un puñetazo.
Por suerte no logro darme con tanta fuerza para lastimarme tanto, pero vaya que si dolió. La fuerza del golpe hizo que cayera directo al suelo como un triste saco de papas borrachas. Oh, maldición ¿Esas son estrellas las que veo? ¿Por qué siento sueño de repente?
Siento como alguien de un tirón me levanta en brazo mientras dice mi nombre. Pero todo se siente como si estuviera sucediendo a cientos de kilómetros de distancia. Entre abro los ojos para encontrarme con los intensos ojos azules de Connor. –Joder April, ¿Estas bien?
Estoy casi segura que le dije "mamá" antes de ver como Scott se daba de golpes con el tipo que intento llevarme escaleras arriba. Después todo se volvió negro.
(Presente)
Eso fue lo poco que logre recordar. Nada más, nada menos. Y eso solo me hace sentir frustrada porque nada de lo que recuerdo hace que estar esposada tenga sentido.
El dolor de cabeza no dejaba que me concentrase mejor. Cierro los ojos con fuerza cuando el dolor se intensifica. De un momento a otro la puerta se abre de par en par haciendo un fuerte sonido cuando las puertas de madera azotan en las paredes. Maldición. Eso no ayuda con mi dolor.
Abro los ojos de nuevo solo para encontrarme a una Camila que no parece muy feliz.
-Eres una total estúpida. –Escupe con enojo. Abro los ojos con asombro al escucharla. –No puedo creer todo lo que hiciste anoche ¿sabes cuantos psicólogos tendré que visitar por este trauma? –Su voz chillona solo me hace querer apuñalarla.
-Ya basta. –Me quejo al no poder soportarla más. –Tu voz solo hace que mi dolor aumente.
Me lanza una mirada indignada. –No, no me detendré y créeme que si no supiera todo el sermón que mis tíos nos darán, te mataría. –Oh, diablos. Mis padres nos mataran. –Quiero que sufras conmigo.
-Cállense las dos. –Camila se paraliza en su lugar al escuchar a la voz que proviene del bulto junto a mí. Uh. Creo que alguien no lo había notado.
Camila gira su cabeza tal cual niña poseída para ver a la persona que aparece de debajo de las sabanas.
-Que carajos.
-Santo aguacate. –Decimos Cam y yo a la vez.
El individuo mira el reloj junto a la cama y nos ve con mala cara. –No puedo creer que ambas estén gritando a las diez de la mañana. –Dicho esto se deja caer de nuevo a la cama.
Una vez salgo de mi asombro le doy un tirón a nuestras manos esposadas. Él se queja. –Despierta. –Gruño. – ¿Acaso no ves que estamos esposados?
-Ya dejen de gritar. –Vuelve a quejarse.
- ¡Que no estamos gritando! –Gritamos. Bueno, quizás solo un poco.
Zack lleva sus ojos hacia nuestras manos esposadas. –Emmhm. ¿Por qué estamos esposados?
-En serio. –Digo con incredulidad. – ¿Hasta ahora te das cuenta de ese pequeño detalle?
-Da igual. –Le resta importancia. –Solo dame la llave y problema resuelto.
Abro los ojos. –Yo no tengo la llave, creí que tú la tenías. –Ahora Zack luce igual de asustado que nosotras dos, pero después de unos segundos esta cambia por una sonrisa. ¿Qué? Algo anda más con este chico.
-Ya basta de gritos, no puedo dormir. –Todos giramos para ver de dónde provenía la voz ¿Del armario? ¿Del baño?
-Scott ¿eres tú? –pregunta Zack. Oh.
-No estúpido, soy La princesa Diana –Dice saliendo del armario. Diablos, yo realmente quiero saber cómo todos terminamos en esta situación.
- ¿Qué hacías durmiendo en el armario? –Quizás el experimento tenga una idea de lo que sucedió anoche.
-No tengo ni la menos idea. –Le sonríe a Zack. –Pero sabes lo que significa eso, ¿cierto?
-Claro que se lo que significa, hermano. –Sonríe de vuelta.
Camila levanto la mano como que si estuviera pidiendo permiso para hablar. ¡Ja! ¿Dónde quedo su enojo?
-Yo no sé lo que significa –Habla con voz de niña inocente. Casi ruedo los ojos.
-Ven cariño, yo te explico - ¿Acaso a nadie en esta habitación le preocupa que Zack y yo estemos esposados? Camila se sienta al lado de Zack. –Bien, lo que eso significa es que la fiesta estuvo fenomenal, no es una buena fiesta si no te despiertas al día siguiente con la más mínima idea de lo que sucedió ni cómo llegaste al lugar donde despertaste.
-Bien. –Digo alargando la "e" –Creo que ya es momento de irnos. Scott por favor las llaves.
-Sí, bueno. –Scott se pasa una mano por su cabello despeinado. –Hay un pequeño problema, yo no las tengo.
Señor necesito paciencia, mucha pero mucha paciencia. Y si de una cosa estoy segura es que jamás de los jamases volveré a tomar o incluso a jugar verdad o reto. Veo el reloj en la mesita de noche y eso solo hace que el pánico aumente en mí, ya son más de las diez y media, seguramente soy chica muerta una vez llegue a casa. –No puede ser, no puede ser, no puede ser. –Creo que me dará un ataque. -Me van a castigar de por vida, no me van a dejar salir jamás. –Lloriqueo. –Me quitaran mis libros y me encerraran en mi habitación hasta que tenga cuarenta y cuando tenga cuarenta nadie me va a querer, y entonces moriré sola con ocho perros...
Camila me calla golpeando su mano contra mi mejilla.
-Gracias –Agradece Scott. -Si no la hacías tú, lo terminaría haciendo yo. –Su atención se centra en mí. –Ya cálmate mujer, encontraremos la llave.
-Maldición. Eso dolió. –Me acaricio mi mejilla. Joder con ella y su mano pesada.
-Por qué perros y no gatos. –Pregunta con interés Zack. Le lanzo una mirada de incredulidad ¿En serio pregunta eso?
El sigue viéndome con curiosidad así que no tengo más que responder. –Porque soy alérgica a los gatos. –Respondo de mala gana.
- ¿Siempre es así de amargada? –Le pregunta a Cam.
-Nah –Se encoge de hombros. –Solo cuando tiene hambre y en las mañanas.
-Ya par de tarados, busquemos la llave. –Habla Scott. Uf. Al fin dice algo coherente.
Y así la gran búsqueda comenzó. El cuarto de Scott era estúpidamente enorme así que nos tomó un buen tiempo buscar. Después de un rato la desesperación estaba aumentando en mí, no la encontrábamos por ningún lado y los chicos no tenían ni la menor idea de donde podría estar.
Me arrodille junto a la cama para ver si por alguna razón la llave estaba allí. – ¿Connor? –Pregunto. De manera lenta le toco la mejilla para despertarlo. –Despierta.
- ¿Eh? –Abre los ojos un poco para verme. – Dios mi cabeza. –Se queja mientras se arrastra para salir. Me hago a un lado para que él pueda pararse, a mi lado Zack está sentado en la cama.
- ¿Qué haces debajo de la cama? –Pregunta Scott.
-Solo denme un segundo y les explicaré todo.
-Bien, ya pasó el segundo ahora cuéntanos. –Le doy un codazo a Zack.
-Solo siéntense, esto será una historia larga.
Todos tomamos en consejo de Connor y nos sentamos en el suelo mientras en se acomoda en la cama. Creo que parecemos niños de preescolar esperando que la maestra les cuente una historia.
- ¿Se recuerdan de la pelea? –Pregunta. Todos asentimos. –Después de eso Zack, con la ayuda de otros, lograron separar a Scott del chico mientras tanto yo seguía junto a April asegurándome que todo estuviera bien. Un rato después la señorita aquí presente. –Me lanza una mirada de reproche. Ay dios. ¿Y ahora que más hice? –Despertó para el alivio de todos, claro, no por mucho tiempo pues aún estaba muy ebria y con una energía de diez niños.
Entonces algunos recuerdos comienzan a aparecer. Yo corriendo como una desquiciada por toda la casa mientras cantaba que era una linda mariposa. Ay dios, que vergüenza. –Por favor díganme que no cante que era una mariposa. –Ruego cerrando los ojos.
-Shshsh. –Me callan todos.
-Deja terminar a Connor, pero si, corriste por toda la casa diciendo que eras una mariposa muy hermosa. También mencionaste algo sobre un payaso con piernas de pollo convirtiéndose en un ser libre.
Ahora por favor que alguien me dispare. –Bien, como decía. –Continua Connor. –Zack junto conmigo intentábamos detenerte mientras Scott intentaba controlar a Camila para que no te arrancara la cabeza, lo cual termino mal porque Camila termino dirigiendo su enoja a Scott por darte un reto tan estúpido. –Camila luce apenada por eso y le lanza una mirada de disculpas. –Después de un rato Zack y yo nos cansamos de seguirte por toda la casa así que decidimos descansar un rato, no duro mucho porque Zack tuvo que ayudar a Scott. –Tanta información va hacer que mi pobre cabeza estalle. Bueno, quizás no sea tan malo después de la vergüenza que pase anoche. –Cuando todo se calmó volvimos a buscarte, solo que esta vez si logramos atraparte y para sorpresa de todos fue Camila y Zack quienes te detuvieron. –Les lanza una mirada de reproche. Creo que esa es su especialidad, matarnos a todos mentalmente por idiotas. –Solo que de una manera extraña. Ella. –Señala a Cam. –Decidió que la mejor forma de detenerte era esposándote a él. –Señala al chico junto a mí. Por lo menos ambos tienen la decencia de lucir apenados.
-Un momento. –Lo detengo. - ¿Dónde consiguieron las esposas?
Todos ruedan los ojos como si mi pregunta fuera la más estúpida del mundo.
-April, es obvio que en toda buena fiesta las personas traen esposas. –Todos asienten de acuerdo. Raros.
Abro la boca para decirles que eso no es normal pero después la cierro. No tiene caso discutir con ellos sobre eso.
-Después de un rato April se quedó sin energía así que comenzó a vomitar por todas partes. –Hace una mueca de asco. Que alguien termine con mi vida ya. –Y como Zack estaba esposado a ella, comenzó a llorar para que alguien la separara de él. Así que en lo que ellos dos intentaban contener a vómitos locos Smith, Scott y yo decidimos descansar un poco, pero para ambos el descansar tiene distintos significados. –Le lanza una mirada a Scott. –Así que después de unas horas tuve a un muy ebrio Harries a mi cuidado, y para mi mala fortuna Camila tuvo la brillante idea de emborrachar a Zack para que dejara de quejarse de April.
Bien. Creo que nadie en esta habitación, a excepción de Connor, está muy cuerdo.
- ¡Tú tampoco supiste cuidar muy bien de Scott! –Recrimina Cam.
- ¡Pero yo no fui quien le dijo que se emborrachara! –Tiene un punto. –Como sea, tuvimos que cuidarlos porque eran peor que niños corriendo por todas partes. A eso de las tres de la madrugada se les acabó la pila a los tres, así que decidimos subirlos a una de las habitaciones para recostarlos.
Camila hace una mueca. –Oh sí. Recuerdo esa parte. En lo que Connor se encargaba de las personas de la fiesta yo decidí tirarle agua fría a Scott para encontrar su habitación. Lo siento. –Susurra lo último.
-Cuando llegamos a la habitación Scott dijo que se cambiaría así fue hacia su armario, pero nunca salió de ahí. –Mi único consuelo es que no fui la única que hizo idioteces. –Así que Camila y yo decidimos acostarlos. –Nos señala a Zack y a mí. –En lo que ella iba a llamar a un taxi, pero en eso April comenzó a llorar porque había perdido un pendiente así que tuve que meterme debajo de la cama para buscarlo. –Cierra los ojos. –Pero cuando iba a salir por accidente me golpee con la cama y creo que me quede ahí toda la noche. –Llevo mi mano de manera disimulada a mis orejas. Creo que no sería buen momento para decirle que yo no huso pendientes. –Es todo lo que recuerdo, chicos.
-Oh. Miren, esta rojita como un tomatito –Scott pellicas una de mis mejillas.
-Si bueno, eso explica casi todo –Digo ignorándolo. –Pero aún falta una cosa, Camila si tú fuiste a llamar un taxi para ir a casa ¿Por qué nunca nos fuimos?
-Simple. –Se cruza de brazos. –Cuando regrese me lleve la sorpresa de que estaba cerrada así que decidí mejor irme a otra habitación a dormir porque estaba muy cansada por todo. Hoy en la mañana encontré un juego de llaves en uno de los muebles del pasillo.
-Casi lo olvido. Estas son las llaves de las esposas.
Tomo las llaves para liberarnos a Zack y a mí. Dios. Definitivamente esta fue la fiesta más loca a la cual asistí. Y si de algo estoy muy segura es que jamás en mi vida volveré a jugar verdad o reto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro