Capitulo 11
Me sobresaltó al escuchar un grito. Intento levantarme apresuradamente pero solo termino cayendo al piso.
-¡Camila! ¿Cuál es tu problema? –Me quejo aun tirada en el suelo. –Las personas normales no entran gritando como locas a las habitaciones de otros.
-No me hables así engendro del mal –Me señala. –Yo solo quería saber cómo estabas. –Se cruza de brazos. –Pero ya veo que estas más que bien.
-¿Qué sucede contigo?
-¿Qué sucede conmigo? Sucede que vengo a ver si sigues molesta y ¿Qué me encuentro? Pues a ti y al causante de su tu molestia en la misma cama, eso sucede.
Abro los ojos como platos y dirijo la vista a mi cama. Veo una mata de cabello negro sobresalir de debajo de las sabanas. Me levanto de un salto. Veo con incredulidad como Scott duerme pacíficamente en mi cama. Ni siquiera nuestros gritos han logrado perturbar su sueño. Genial.
-Cam, yo no...
-No hables. –Dice saliendo de la habitación. –Solo sácalo sin que tus padres lo vean.
-No Camila, no es lo que crees. –La sigo. –Te lo juro que no sabía que él seguía aquí, ayer por la noche entro en mi habitación para pedirme disculpas, está claro que no las acepte, así que volví a dormirme creyendo que se iría. –Hago una mueca. –Pero creo que no fue así.
-Como sea –Dice igual de molesta. –Solo sácalo antes que mis tíos se den cuenta. Tú y yo somos muy jóvenes para morir. –Dicho eso sale de la habitación.
Oh. Alguien morirá, y no seremos Camila y yo. Lo mató, si, lo mato. Llevo años viendo series de asesinatos, estoy segura que esconder un cadáver no será un problema. ¿Cómo se le ocurre al inepto este quedarse a dormir? ¿Tendrá problemas mentales? Seguro y es de esas personas que desean morir jóvenes.
Me debato entre ahogarlo con una almohada o hacerlo algo más personas y ahogarlo con mis propias manos. En lugar de cometer homicidio salgo de mi habitación y voy hacia la cocina, saco una de las ollas que mi mamá usa para cocinar, la lleno de agua y unos cuantos hielos y también porque no unos cuántas cosas más del refrigerador. Total, me tocara lavar mis sabanas después de saber que el experimento durmió en ellas.
Me dirijo de nuevo a mi habitación y verificó que aún siga dormido. Me acerco silenciosamente de puntillas con la olla en mis manos. Una vez estoy junto a él vierto el contenido de la olla. Su grito de sorpresa es amortiguado cuando este cae de la cama enredado en mis sabanas. Dejo el recipiente sobre mi mesita de noche y me cruzo de brazos intentando controlar mi risa. Fracaso rotundamente cuando él me lanza una mirada mortal desde el suelo. Suelto una carcajada. Llevo ambas manos a mi estimado intentando controlarme, pero me es imposible.
-¡Oh, Dios! –Exclamo al no poder controlar mi risa.
-No es gracioso. –Refunfuña intentando levantarse del suelo, pero fracasando en el intento. Todo el líquido que esta sobre el solo hace que se resbale y caiga de nuevo. MI risa aumenta al verlo. –Deja de reír o yo hare que pares de hacerlo.
Intento poner mi mejor rostro serio, pero vuelvo a fracasar.
-Lo....lo si...lo siento –Digo entre risas.
-Bien –Es lo único que dice antes de dar un salto y estar de pie a pocos centímetros de mí. -Qué te parece si te doy un abrazo de oso –Abre sus brazos hacia mi acercándose aún más.
-No –Dejo de reír. –Aléjate de mí. –Extiendo mis brazos para que no se acerque.
-Ven. –Una sonrisa maliciosa se apodera de su rostro. -Dame un abrazo de oso -dice acercándose más.
-¡No! –Grito. Salgo corriendo para el baño.
Veo la puerta del baño cerca y estoy a punto de entrar cuando unos brazos me atrapan y me eleva mientras comienza a dar vueltas conmigo.
-N...n..no no –Digo entre risas –Bájame. –Pido. –No me toques, estas todo sucio –Intento liberarme de su agarre, pero es inútil.
-No te soltaré -Dice aun dando vueltas conmigo.
Sigue dando vueltas hasta que tropieza con uno de los muebles. Caemos al suelo. Suelto un quejido cuando mi espalda choca contra el piso.
-Sal de encima de mí.
-No.
-Oh, dios. Apestas. –No puedo evitar hacer una mueca.
-No es cierto –Frunce el ceño cuando olfatea su camisa. -¿Qué diablos tenía esa agua?
-Es algo que nunca sabrás. –No puedo evitar la sonrisa que se escapa de mis labios.
-¿Si? –Eleva una de sus cejas. Muerdo mi labio inferior para ocultar mi sonrisa. –Entonces atente a las consecuencias.
Abro la boca para decir que no le tengo miedo cuando el comienza a hacerme cosquillas. Sin querer estallo en una carcajada incontrolable. Me retuerzo en el suelo como un gusano con epilepsia. – ¡Para! –Grito sin aliento.
-No.
-De acuerdo. De acuerdo. –Mis ojos se llenan de lágrimas de tanto reír. –Te diré. Te diré. ¡Para!
-Te escucho. –Dice deteniéndose.
Hago una mueca. –Bueno. Creo que agregue algo de huevos. –Suelto una risita, él solo sonríe. Entonces caigo en cuenta de lo cerca que estamos.
-Aja.
-Harina.
-¿Si? –Nuestras narices se rosan. Dejo de sonreír.
Vamos April reacciona, chica. No lo veas con ojos de boba, aléjate de él.
-Chocolate. –Susurro. ¿Por qué susurro?
-Claro –Se acerca aún más a mí.
Un recuerdo fugaz viene a mi mente. Me tenso cuando sus labios rosan los míos. Justo antes de que pueda besarme giro mi cabeza hacia un lado. Un silencio incomodo se hace presente. Él se levanta lentamente y me extiende su mano para ayudarme también.
-Gracias –Es lo único que digo por haberme ayudado. No soy capaz de verlo a los ojos así que me concentro en las hojas del árbol frente a mi balcón.
-April... lo siento, no fue mi intención... yo lo siento.
-Si. Si... bueno creo que te debe... yo creo que estamos a mano. –Jugueteo con mis manos. No sé qué decir. Esto es incómodo.
-Si... bueno, adiós. –Pasa al lado mío. –Creo que me iré. –Camina hacia el balcón de mi habitación.
-Scott. –Lo llamo.
-¿Si? –Dice girándose rápidamente.
-Creo que sería mejor si salieras por la puerta. –Le doy una sonrisa. –Ya sabes, como las personas normales.
-Oh. Sí, claro. Lo siento.
Antes de salir de mi habitación él da media vuelta para verme. Elevo una ceja cuando se queda un rato en silencio. –Yo solo quería decirte que ayer te veías hermosa, no puedo justificarme por lo que te dije ayer. –Pasa una mano por su cabello despeinándolo aún más. –Y creo que decir que soy un idiota no es excusa suficiente. Yo lo siento realmente. –Después de decir eso el sale prácticamente corriendo de mi habitación.
Suelto un suspiro cansado mientras me tiro en mi cama. –Ay, no. –Cierro los ojos al sentir mi ropa humedecerse. –Idiota.
No hago el intento de levantarme pues ya es demasiado tarde. Veo hacia el techo de mi habitación ¿Qué fue todo esto que acaba de suceder? Paso ambas manos por mi rostro para intentar despejas mi mente.
Tienes que dejar de analizar todo April. De nada te sirve atormentarte con los recuerdos.
-¿Me puedes explicar que acaba de pasar? –Suelto un gruñido al escuchar la voz chillona de Camila.
-Basta. –Digo aun sin levantarme. –Solo cállate y ven.
Siento la cama hundirse a mi lado. –Dios, que asco. ¿Qué es ese olor?
Muerdo mi labio inferior. –Bien, te contare todo así que cállate y escucha ¿sí?
Ella no responde. Solo se limita a hacer un gesto con su mano indicándome que no hablara. Comienzo a relatarle lo que sucedió en la noche y el cómo creo que Scott amaneció al lado mío. No omito nada, ni siquiera el casi beso ni lo que me ha dicho al salir. Si quiero su opinión ella necesita saber toda la información.
Termino de relatarle todo y ella solo me observa en silencio.
-¿Y bien?
-¿Te gusta Scott?
Su pregunta me toma desprevenida. Abro los ojos con horror
-Claro que no me gusta. –Frunzo el ceño, molesta con ella por pensar eso. –No puede gustarme alguien que acabo de conocer, además, él no ha sido precisamente un solecito conmigo desde que nos conocimos. –Camila sigue viéndome el silencio. –Es egocéntrico y seguramente un mimado. No me gustan los chicos así y tú lo sabes así que no vuelvas a insinuar eso. –Bajo la mirada hacia mis manos. –Además sabes que no es tan fácil para mí fiarme de las personas y muchos menos enamorarme.
Camila suspira.
-April, sabes que te quiero. Lo último que me gustaría es verte sufrir, pero no te puedes encerrar en esa burbuja anti-chicos toda la vida. –Toma una de mis manos. –No te estoy diciendo que estés enamorada de él ni tampoco de que lo hagas. –Hace una mueca. –Realmente Scott es el último en la lista de chicos con quien quiero que salgas, sin embargo, eso no quiere decir que no puedas divertirte un rato, Scott no es Liam. No puedo cerrarte a todo el mundo por miedo a salir herida de nuevo, lamento infórmate que eso es imposible en esta vida, pero eso no quiere decir que no haya chicos buenos. –Me regala una sonrisa. –Algún día encontraras al chico que se desviva por ti, que te amé con todo su corazón, pero no lo encontraras si te cierras a todo el mundo y no te atreves a experimentar. El no llegara hasta tu puerta montado en un caballo, con una armadura reluciente. –Le da un pequeño apretón a mi mano. –Date la oportunidad de ser feliz, de volver a amar sin miedo y si por algún dado caso alguien te rompe el corazón sabes que siempre estaré yo para romperles la cara. –Mis ojos se humedecen ante sus palabras. –Y para cuidar de ti y volver a unir ese lindo corazón que tienes.
-Te quiero. –Susurro antes de abrasarla.
-Oh, querida. Claro que me quieres, es imposible no hacerlo.
No puedo evitar reír. –Cállate, arruinas nuestro momento.
Camila me abraza con más fuerza. –Siempre juntas.
-En las buenas y en las malas.
-Hasta que la muerte no separe. –Ríe.
-Bien con esa promesa si quieres nos casamos.
-Cállate. Ahora tú lo arruinas.
La abrazo más fuerte mientras cierro los ojos. Sin importar cuán difícil sea mi día sé que siempre puedo contar con Cam, ella siempre está para mí y no sé qué haría sin ella. Es una de las personas más importantes en mi vida y me atrevería a decir que es una de las personas que se encargan de mantenerme cuerda la mayor parte del tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro