Estúpido.

Tarado.

Tonto.

Idiota

Engendro.

Experimento genéticamente mal diseñado... bien ese estuvo muy largo, pero ese imbécil se lo merece.

Estiro mis piernas sobre la cama y veo hacia el techo. No puedo creer que se atreviera a decirme eso. Bueno no es que me afectara mucho lo que me dijo, pero vamos, a nadie le gusta recibir ese tipo de comentarios y aunque no lo voy a admitir en voz alta nunca, hirió mis sentimientos un poco al decir eso. Soy consciente que no soy una belleza digna de aparecer en revistas de modas y pasarelas como Devon Parker, pero sé que tengo lo mío.

Bien April, es momento de olvidar lo que ese idiota dijo. No importa ya.

Solo yo tengo el poder sobre mí, no él, no sus comentarios. Respira y déjalo pasar.

Cuando Camila me siguió para "tranquilizarme" se fue a su habitación no sin antes decirme que mañana nos reuniremos de nuevo con los tres chiflados. Está claro que me negué, no quiero ver a ese idiota, pero está más que claro que ella insistió y termine accediendo siempre y cuando mantuviera a Scott lejos de mi vista. Soy muy joven para ir a prisión.

Después de un rato de divagar decido que es momento de dormir un poco. Cambio mi ropa por algo más cómodo, unos simples short de tela cortos y una camisa de tirantes con unicornios.

Cierro los ojos una vez estoy cómoda en mi cama. Estoy por caer en un lindo sueño cuando unos toquecitos en la puerta de mi balcón hacen que abro los ojos de inmediato. Los toquecitos cesan por un momento, pero segundos después regresan y aún más fuertes que antes. ¡Joder! Me cubro con mis sabanas como si eso fuera mi salvación.

Sabanas; fieles protectoras de niñas indefensas que temen a fantasmas, asesinos y monstruos desde tiempo inmemorables. Porque está más que claro que si el asesino logra entrar a mi habitación dirá "Oh. Diablos, esa chica se cubrió con las sabanas y no puedo contra tal poder, así que no podre matarla."

Lo único que lograre es que me atrapen ensabanada.

-Phis. Phis. –Hay dios. Si es un asesino. –April. -¡El asesino sabe mi nombre! –Hey. April, soy yo. –Sigue susurrando la voz. –Scott.

De un tirón aparto mi sabana ¿El idiota? Qué diablos hace en mi balcón a la... ¡Una y media de la madrugada! Eso no lo hace una persona normal ¿Es posible que si sea un experimento fallido de un laboratorio secreto del gobierno? Eso explicaría muchas cosas.

Camino hacia la puerta de mi balcón y descorro la cortina para poder verlo. Él sonríe al verme. Oh, Jesús. Cuanto daría yo por acariciar su mejilla con mi puño y dejar un lindo morado.

-Abre. –Susurra. –Me estoy congelando.

-No, largo de mi casa. –Digo en voz baja. –No quiero ver a alguien que no es lo suficientemente bonito ¡Oh, espera! Si esa soy yo ¿no es cierto? –Suelto con sarcasmo.

Puedo ver como rueda los ojos. –Deja de ser infantil y abre la puerta.

-No.

-No me iré hasta que abras

-Bien. –Digo mientras cierro la cortina.

-¡April! –Descorro la cortina con rapidez.

-No grites. –Susurro. –Mis padres te escucharan.

-Bien, bien. Pero abre la puerta.

-No.

Camino hacia mi cama y me tiro. Seguramente se aburrirá y se ira pronto. No creo que sea tan estúpido para pasar toda la noche afuera. O eso espero.

Me retuerzo en mi cama al sentir un piquete en mi mejilla. Vuelvo a sentir el mismo piquete y gruño. Malditos mosquitos. Me cubro con mi sabana y me recuesto de lado. Vuelvo a sentir el piquete solo que esta vez más fuerte. Me siento de un salto.

-Hola. –Sonríe.

Abro los ojos con horror. -¡Pero qué te pasa! –Grito-susurro.

-No me abrías.

-Quizás porque no quería. Dios. Realmente estas mal si entras a mi casa por la madrugada.

-Lo siento. –Ni siquiera luce apenado al decirlo. –Por cierto, duermes como un tronco, creí que nunca despertarías.

Lo veo con incredulidad. –Solo lárgate de mi casa.

-Por favor solo escúchame y prometo que me iré.

-¡No! Solo vete, no te escuchare después de que me insultaras y entraras a escondidas a mi casa que por cierto ¿Cómo lo hiciste?

-Ya te dije que me iré una vez me escuches.

-Eres insoportable. –Me cruzo de brazos. –Te escuchare solo porque no me la estas poniendo fácil al irrumpir en mi casa.

-Créeme esto no es fácil para mí tampoco. –Se toma la libertad de sentarse en mi cama. Que descaro. –Te quería pedir perdón. –Hace una mueca. -Por lo de hace rato, me comporté como un idiota y créeme que me arrepiento de haberte dicho esas cosas que son completamente falsas en realidad te mirabas hermosa y realmente no sé porque dije eso, tú eres hermosa con o sin toda esa basura

Elevo una ceja hacia su dirección ¿Escuche bien o es que aún sigo dormida? Veo cómo se remueve incomodo en su lugar y sé que no está acostumbrado a pedir disculpas. Ruedo los ojos. Seguramente Zack y Connor lo obligaron. Pobrecito.

-¿Terminaste? –Pregunto sin ninguna pisca de emoción en mi voz. Si el piensa que con unas simples disculpas todo está solucionado, está muy equivocado. Así no funciona el mundo, no reparas algo con solo pedir perdón. Quizás si más personas entendieran eso dejaríamos de hacernos daño unos con otros.

-No –Gira su cabeza para que yo no lo pueda verlo. -Te traje esto –Me extiende algo.

Instintivamente me alejo de su mano. ¿Qué diablos? Lo veo entre asombrada y un poco enfadada al darme cuenta los que tiene en sus manos. Creo que aún estoy dormida y esto es un sueño.

-Las arrancaste de mi jardín, cierto. –Más que una pregunta es una afirmación. Tomo las flores como si fueran algún tipo de insecto venenoso. Diablos. Mamá me matara si se da cuenta que faltan flores en su jardín y que estas mágicamente aparecieron en mi cuarto.

-En mi defensa no hay ninguna florería abierta a las dos de la mañana.

-Estaba la opción de esperar hasta mañana ¿sabes?

-Bueno es que no podía dormir sabiendo que mis palabras te lastimaron.

Una pequeña risa sale de mí sin poder evitarlo. –No te creas tan importante, tus palabras no me afectaron en lo más mínimo, lo que me molesto fue que lo dijeras delante de todos. –Digo mientras dejo las flores en mi mesita de noche. –Realmente lo que hiciste me molesto más que lastimarme.

-Sí y la verdad lo siento, sé que me comporté como un cretino.

-Bien, ya pediste tus disculpas ahora ya lárgate de mi habitación.

-No, espera no me has dicho que me perdonas.

-Porque no lo hago y no lo haré así que no gastes más tú tiempo y vete de mi habitación.

-Por favor, April. –Se arrodilla junto a mí. –Tienes que perdonarme.

-No, ahora vete quiero dormir.

-No me iré de aquí hasta que me perdones ya te lo he dicho.

-No, tú has dicho que no te irás hasta que te abriera la puerta, no hasta que te perdonara.

-Pero si no me abriste la puerta. –Hace un puchero. –Yo tuve que forzar la cerradura.

-¡Que hiciste qué!

-Lo siento es que tú no me abrías y no pensaba quedarme a fuera por más tiempo me da terror.

-Mira, si no te largas de mi casa en los próximos 5 minutos te denunciaré a la policía por invasión a propiedad privada.

-No te atreverías.

-¡OH! Claro que me atrevería.

-No. –Dice mientras vuelve a sentarse en mi cama.

-L.A.R.G.O.

-No.

Suelto el aire exasperada. –No tendré esta discusión ahora, lárgate que yo me dormiré. –Digo mientras vuelvo a recostarme.

-Por favor no te duermas. Perdóname. -Dice mientras mueve mi brazo.

-Basta. –Digo enojada.

-Haré lo que quieres para que me perdones.

-¿Lo que quiera? –Pregunto viéndolo.

-Si. –Dice con firmeza.

-Bien, pues largo.

-Eso quiere decir que me perdonas.

-Solo lárgate de mi casa. –Vuelvo a decir mientras me cubro con mis sabanas para poder dormir al fin.

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Scott

La veo con incredulidad. Joder. ¿Acaso una persona puede dormirse así de rápido?

Es enserio se volvió a dormir, tiene que estar bromeando.

No trepe un árbol ni forcé una cerradura para que no me perdonará y encima de todo eso se vuelva a dormir ignorándome por completo, con el trabajo que me costó despertarla.

Bien, creo que tendré que insistir más y no me daré por vencido hasta que no salgan de su linda boquita que me perdona.

La veo dormir por unos minutos. Se mira adorable incluso quisiera tomarle una fotografía. Se mira como un lindo conejito durmiendo. Una pequeña risa se me escapa al imaginar cómo tomaría el que dijera conejita. Saco mi teléfono y le tomo una fotografía. –Adorable. –Murmuro mientras veo la foto. Frunzo el ceño. Maldición. Realmente dejo estar enfermo si le tomo una fotografía a una chica durmiendo. Antes de que vuelva a hacer algo estúpido me dirijo hacia la puerta de su balcón, analizo unos minutos el silencioso jardín. Diablos. Me da un poco de miedo que su jardín se vea tan tenebroso de noche, bien un asesino podría estar escondido.

Creo que April me va a matar por esto, pero prefiero que lo haga ella y no fantasma o un asesino.

Me dirijo de nuevo hacia su cama y me acuesto a su lado.

Bueno, díganle a mi familia que siempre los ame.