Capítulo 23
Anoche, después de que Marcus se quedara alrededor de una hora en casa de María tratando de calmarla y consolarla con éxito, el joven castaño se fue no sin antes darle unas palabras de aliento a la azabache de que no se dejara sumir en la preocupación y tristeza, que todo estaría bien y que su hermano iba a estar con ella pronto,cosa que se hizo una realidad ya que a la mañana siguiente, María se había despertado temprano gracias al sonido del teléfono de la cocina , la joven aún adormilada bajó las escaleras y fue directo hacia allá, tomó la llamada y al oír la voz de una enfermera diciéndole que su hermano había salido de peligro y que estaba despierto, su sueño se le había ido por completo y gritó fuertemente de alegría aún con el teléfono en mano, tanto así que pudo haberle roto los tímpanos a la pobre enfermera que se encontraba del otro lado del teléfono. María esperó a que fueran las doce del día que era la hora de las visitas a los pacientes, se alistó tan rápido como pudo y salió corriendo de casa rumbo al hospital, ella había estado rezando toda la noche para que porfavor lo que Marcus le había dicho fuera verdad y agradeció internamente la suertuda intuición del castaño.
Después de unos minutos corriendo , María llegó finalmente al hospital , se adentró en éste y fue directo a la recepción.
- Buenas tardes , vengo a ver a Tomás Salazar ¿Podría usted ser tan a amable y decirme en qué sala está?- dijo María cordialmente dirigiéndose hacia la secretaria.
- Déjeme ver...- la secretaria abrió un archivero que tenía al lado y comenzó a buscar entre los expedientes hasta que por fin sacó uno y lo abrió dandole un vistazo rápido para luego cerrarlo-Está en la sala quince del segundo piso- respondió mirando a María con una sonrisa.
- Gracias ,señorita- dijo María devolviéndole la sonrisa para luego irse a donde la secretaria le había indicado.
Ella subió unas escaleras que daban al segundo piso y al llegar ahí comenzó a buscar la sala en donde estaba su hermano.
- Doce...trece...catorce...¡Ajá!- se dijo a sí misma cuando por fin encontró la sala a un metro de ella.
María trotó en dirección a la sala y al llegar vió a Willie y a Marcus parados del lado izquierdo de la camilla charlando con Tomás, quien estaba recostado con el torso vendado en algunas partes,el primero en darse cuenta de la presencia de la azabache fue Willie.
- ¡Oh! Hola María- dijo él haciendo que tanto Marcus como Tomás la vieran.
- ¿Ves? Te dije que si vendría- le dijo Marcus a Tomás.
Tomás sonreía ampliamente al ver a su hermana , pero María por su lado frunció su ceño e hizo una mueca de enojo con sus labios lo cual tomó por sorpresa a los presentes.
- ¿María?- preguntó Tomás mirándola extrañado y la azabache comenzó a caminar rápidamente hacia él en dirección del otro lado de la camilla, ésta al quedar cerca de su hermano, levantó una de sus manos y le dió un zape a él en la cabeza- ¡Ah! ¿Y eso a qué viene?- dijo confundido mientras se sobaba la cabeza.
- ¡¿Porqué carajos te sacaste ese pinche pedazo de vidrio antes de que llegara la ambulancia?! ¡¿Eh?!- le reclamó María dándole otro zape a Tomás- ¡¿Qué pinches madres pensabas?!- le gritó ella mientras que Tomás seguía incrédulo a las reacciones de su hermana, nunca la había visto tan alterada.
- María...- dijo Tomás tratando de articular alguna palabra pero sus intentos fueron detenidos por el sorpresivo abrazo de María.
- ¿Acaso sabes el susto que me diste? Pendejo, pensé que morirías- decía María con una voz más calmada pero triste.
Los hermanos se separaron del abrazo sólo para dejar ver a una María con lágrimas en las mejillas.
- Lo siento, siento haberte gritado y no haber hecho las pases contigo- dijo María con la cabeza gacha, Tomás al ver así a su hermana la tomó del mentón e hizo que ésta lo viera.
- Ya, no tienes que pedirme disculpas, eres mi hermanita y aunque quiera nunca podría estar peleado contigo- dijo Tomás con una sonrisa- Así que deja de ser tan llorona y arriba esos ánimos, que estoy vivo y nunca te librarás de mi ¿Eh?- dijo colocando sus manos en el rostro de María y secándole las lágrimas con sus pulgares para después repartir pequeños besos por toda su cara haciéndola reír.
- Vaya, éste fue el reencuentro más tierno, bipolar y raro que he visto- dijo Willie mirando estupefacto la escena ganándose las risas y miradas de los hermanos Salazar.
- Concuerdo contigo- dijo Marcus apoyándolo mientras soltaba una risita.
•••
El reloj de la sala en donde se encontraban el cuarteto de adolescentes daba las tres de la tarde, María no se había movido ahí desde que llegó , pero por el lado de Marcus y Willie, ellos tuvieron que irse unos minutos después de que María llegara ya que tenían cosas que hacer. En fin, María estaba sentada en una silla al lado de la camilla de Tomás, éste último comía con asco una especie de almuerzo que el hospital le había dado y se preguntaran ¿Qué cosa le habrán dado de almorzar a Tomás que fuera tan horrible para que le diera asco comérselo? Pues la respuesta es un "puré de papa" acompañado de dos trozos de carne seca y agua, si bien la carne seca y el agua no sonaban mal pero el dichoso "puré", era lo más horrible que Tomás había comido en toda su vida.
- ¡Agh! Ya no más, si sigo comiendo ésto entonces si me moriré, pero intoxicado- dijo Tomás dejando la cuchara en el plato y apartándolo como si fuera algo maligno.
- Debes comer para reponer fuerzas , Tom, debes comer aunque la comida aquí...parezca vómito del mismo chamuco- dijo María tomando la cuchara y viendo con asco como el "puré de papa" estaba algo gris y pegajoso- Tú nomas espera a que salgas de aquí , prepararemos unos ricos tacos de chorizo con chile- le sugirió ella a Tomás y tan rápido como lo dijo el joven ojiverde sonrió de acuerdo con la idea.
- Órale, eso suena bien chingón- dijo Tomás tomando la cuchara y sumergiéndola en el puré de la muerte para luego ver a María- Ésta va por ti y por los tacos- dijo dramáticamente haciendo reír a María para luego llevar la cuchara a su boca.
María miraba con diversión como Tomás saboreaba aquella pasta con dificultad.
- ¿Está bueno o qué?- preguntó ella burlona.
- ¿Tú qué crees pendeja?- dijo Tomás y María soltó una carcajada recordando como ella le hacía lo mismo cuando eran niños.
Cuando ellos se enfermaban su madre siempre les daba una especie de jarabe de ajo con rábano y el que siempre hacía muecas de asco era él, oportunidad que María aprovechaba para preguntarle la misma pregunta que hizo anteriormente y a lo que Tomás siempre respondía como lo hizo hace unos momentos.
- ¿Te digo algo? De no ser por ese hijo de la chingada que me hizo desviarme del camino, tal vez yo me hubiera salvado de ésta mierda- dijo Tomás causando que María dejara de reír para verlo confundida.
- ¿De qué hablas? ¿Hubo alguien?
- Sí, creo que Marcus no lo vió pero yo si, ese graciosito parado en medio de la calle y vestido de payaso- dijo Tomás causando que María cambiara su rostro confundido a uno aterrorizado al oír la palabra payaso.
- ¿Cómo dices?- preguntó ella tratando de que su voz no sonara temblorosa- ¿Es neta? ¿Viste a un payaso?- María se levantó de la silla acercándose más a su hermano y tomando su mano con algo de fuerza.
- Eh...sí, si lo vi pero ¿Te pasa algo? Te veo pálida y tu mano tiembla- dijo Tomás viendo preocupado a su hermana, la cual apretó el agarre e intentó controlarse para que no le diera un ataque de asma en ese momento.
- Sí, no te p-preocupes- respondió María sonriendo falsamente y soltando la mano de Tomás- Oye, me acordé que debo ir a comprar mi inhalador que se me acabó y ¡Uy! La casa que está sola así que ,así que...nos vemos mañana ¿Bien?
- Eh...está bien , pero porfavor cuídate y no le abras a extraños ¿Eh? - le dijo Tomás dulcemente y María se le acercó para darle un beso en la frente para luego salir rápidamente de la sala.
Mientras ella bajaba las escaleras rumbo al piso principal pensaba en lo que le dijo su hermano, ese maldito payaso sicópata la había hecho cabrearse como nunca en su vida se había cabreado al tocar lo más sagrado para ella, un miembro de su familia, su hermano y ella no sabía cómo pero de que lo haría pagar , lo haría pagar. Ya estando fuera del hospital María comenzó a caminar de un lado a otro frente a éste pensando en cómo enfrentar a Eso , pero de pronto por alguna extraña razón el pensamiento de que algo malo podría pasarle a sus jóvenes amigos la invadió, por lo que sin pensarlo dos veces se echó a correr rumbo a casa de Beverly, la cual era la más propensa a estar en peligro ya que no sólo tenía a un monstruo detrás de ella, sino dos; uno vigilándola desde las sombras y otro en su propia casa.
~Continuará~
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