Capítulo 15
- No me jodas- se dijo María sacudiendo su cabeza en forma de negación mientras veía a la persona frente a ella.
- Vaya, tú...tienes mano pesada- decía nada más ni nada menos que Patrick ,quien estaba tirado en el suelo y tenía una de sus manos puesta en su nariz tratando de evitar la hemorragia que el golpe de María le había causado.
- Al parecer no me equivoqué- se dijo María a sí misma mientras le extendía su mano a Patrick, el pelinegro tomó la delicada pero mortal mano de María y se levantó del suelo.
- ¿De qué hablas?
- No es nada, siento lo de tu nariz- dijo ella y Patrick asintió aún con su mano en la nariz , María miró con algo de incomodidad y preocupación al pelinegro, por lo que sin pedir permiso ella apartó la mano de Patrick y colocó las suyas en las mejillas del mencionado.
Patrick miró algo sorprendido a María, pues no esperaba que ella reaccionara de tal forma, su mirada se suavizó al ver cómo ella inspeccionaba cuidadosamente su nariz, los dedos índice y corazón de la mano derecha de María se deslizaban suavemente por la nariz teñida de roja de Patrick, hicieron una leve presión en el tabique lo cual hizo que el pelinegro se quejara un poco.
- Duele si tocas- dijo Patrick y María lo miró directamente a los ojos.
El pelinegro imitó la anterior acción de la azabache, puso su mano derecha en la mejilla de María y procedió a admirar como la luz del sol hacía que los ojos avellanas de María se vieran tan hermosos que te hipnotizaban por completo, de pronto María volvió en sí y quitó apartó sus manos del rostro de Patrick.
- Hay que quitarte la sangre de la cara- dijo ella comenzando a ir nuevamente hacia la orilla del lago siendo seguida por el pelinegro.
- Te preocupas por mí ¿Eh?- decía Patrick con picardía.
- No hables y camina más rápido- dijo María ignorando el comentario.
Ambos llegaron y la azabache le pidió al pelinegro que se sentara en una de las rocas.
- ¿Qué hacías por aquí?- preguntó María a Patrick mientras se quitaba su pañoleta de la cabeza y la mojaba en el agua del lago.
- Nada, sólo salí como todos los días y el sonido de las voces chillonas de tus amigos pre-adolescentes me guiaron hasta aquí- respondió Patrick viendo cómo María se colocaba frente a él y comenzaba a pasar la pañoleta mojada por las áreas manchadas de sangre.
Patrick miró con detenimiento los movimientos de María y como la pañoleta azul marino con puntos blancos se tornaba de un color carmín por la sangre.
- ¿Dónde están Henry y los otros? Pensé que estaban contigo- preguntó María y Patrick hizo una mueca de dolor al sentir nuevamente la pañoleta en su tabique.
- No lo sé, deben estar viendo traseros de chicas por las calles o tal vez molestando a tus amiguitos.
- Me extrañas, siempre estás con ellos.
- Pues desde ayer en la tarde no los he visto y no pienso verlos , si salí era porque quería ver a otra persona- dijo Patrick posando su mirada azulada en María, que sólo asintió sin importancia ya que estaba concentrada en lo que hacía.
María enjuagó la pañoleta ya que había terminado su labor, el pelinegro se levantó de donde estaba sentado y se estiró soltando un gruñido al sentir su espalda crujir.
- Auch, parece que el nene risueño no durmió bien- dijo la azabache con una mueca fingida de dolor, Patrick suspiró pesadamente.
- Me atrapaste- dijo el pelinegro admitiéndolo.
Él no había dormido bien anoche ¿Y todo porqué? Por el maldito payaso que le dió el susto más grande de su vida ayer , no pudo pegar ni un ojo en toda la noche pensando en si esa cosa lo estaría vigilando o esperando a que se durmiera para poder terminar lo que no hizo en las alcantarillas, Patrick por un momento tuvo deseos de contarle todo a María pero lo más probable era que ésta lo tomaría por loco y no querría acercarse más a él y eso era algo que no quería, ya que él quería acercarse más a ella.
- Bueno, todos tenemos malas noches aveces- dijo María recordando sus pesadillas del año pasado, ella se acercó al pelinegro para ver cómo había quedado su rostro- No quedaste nada mal, tal vez tu nariz se inflame un poco pero nada grave.
- Gracias por golpearme y luego limpiar la evidencia de lo que me hiciste- dijo Patrick fingiendo estar ofendido.
- No seas tonto- dijo María rodando sus ojos- Si te hace sentir mejor, mi nudillos están lastimados- la azabache le mostró a Patrick su mano derecha con los nudillos enrojecidos que pronto se tornarían morados, el mencionado se acercó a ésta quedando cara a cara.
- Bueno, a lo mejor si me das un beso, pueda olvidarme de todo ésto- dijo Patrick juguetón posando su mano derecha en el rostro de María.
- ¿Qué pedo?- dijo ésta sin poder creer lo que dijo Patrick y mirándolo como si estuviera loco- ¿Qué te hace creer que haré eso?- volvió a decir acompañada de una risita seca.
Patrick rió ante la reacción de la chica.
- Sabía que dirías eso, por lo que si no puedo tener un beso tuyo pues...
Los ojos avellana de la pelinegra se abrieron sorpresivamente al sentir los labios cálidos de Patrick en su mejilla, en ese momento ella no supo cómo reaccionar, sólo se quedó ahí parada como un tronco mientras el pelinegro separaba su rostro del suyo para luego mirarla sonriente.
- Tu tendrás uno mío- dijo Patrick terminando la frase que había dejado abierta, separando su mano del rostro de la azabache y yéndose del lago desapareciendo entre los árboles.
- Qué acaba de pasar...- se dijo a sí misma una vez estuvo sola sentándose de nuevo en una roca con una mano en la frente.
•••
María llegó a casa unas horas después, ya eran las siete de la noche y justo cuando llegó recibió una llamada, corrió directo hacia la cocina al oír el teléfono sonar, lo tomó y contestó.
- ¿Bueno?
- ¿María e-eres tú?- se oyó a Bill del otro lado del teléfono.
- Oh, hola Bill ¿Qué sucede?
- Hola, bueno sucede que ésta ta-tarde fuimos a casa de Ben y me dijiste que te co-contará lo que averiguara- dijo Bill y María atrajo una silla de madera que estaba cerca y se sentó cerca del teléfono para seguir oyendo.
- Si , lo recuerdo ¿Averiguaste algo?
- Si y la verdad , es algo i-i-inquietante lo que te tengo que decir- los dos quedaron en silencio por unos momentos hasta que María alentó a Bill para que siguiera- Ben nos contó que Derry era u-un campo de trampas para castores, años después,noventa y un pe-personas habían firmado el acta constitutiva de Derry, pero ese invierno desaparecieron si-sin dejar rastro.
- ¿Todos?- preguntó María con asombro.
- Si, hubo ru-rumores de que fueron los indios, pero no hubo señales de ataques y al final to-todos creyeron que fue una plaga o algo así- hizo una pausa para después seguir- Y e-eso no es lo peor, un día todo el mundo so-solo despertó y se fue ,la única huella que encontraron fue un rastro de ro-ropa ensangrentada al co-cobertizo del pozo- terminó de decir todavía anonadado desde la tarde.
- Madre de Dios...- dijo María igual de impactada- Y...¿Sábes dónde queda ese cobertizo?
- Sólo se que e-está aquí en Derry, pero no se en qué lugar exactamente- explicó Bill- Siento que ése lugar po-podría ser la pista que tanto hemos bu-buscado.
- Tienes razón, tal vez ésto por fin me saque del hoyo en dónde he estado estancada- dijo María- Gracias Billy Willy y buenas noches.
- De nada y buenas noches a ti t-también María- se despidió Bill y ambos chicos colgaron el teléfono.
•••
María no se pudo nisiquiera levantar de la silla, aún estaba noqueada por la información que había recibido ¿Será que había un lugar en el que las personas desaparecían? . En fin, dos horas pasaron y en esas horas Tomás y Darío regresaron a casa , la familia cenaba y mientras lo hacían compartieron lo que habían hecho en el día, bueno, todos menos María.
- Y bueno, resultó que la chava con la que Willie salió resultó ser un travesti- dijo Tomás y Darío río junto con él, mientras que María sólo miraba su comida y jugaba con ella con su tenedor.
- Bueno mijo, ya ve porqué le digo que tenga cuidado- dijo Darío pero después dirigió su mirada por tercera vez hacia su hija y algo preocupado decidió preguntarle que le sucedía- María ¿Qué te pasa mija?
Ésta lo miró y fingió una sonrisa.
- Nada, estoy bien pa', es sólo que tengo algo de sueño- respondió ésta y Darío asintió no muy convencido- Hasta mañana- dijo María levantandose y despidiéndose de éstos para luego irse a su habitación.
María tan pronto como se acostó a dormir, se durmió, no sabía porque se sintió tan cansada de repente.
>Pongan la música para ambientarse<
De pronto , María abrió sus ojos despertándose como si nada , pero no en su cama, sino en el medio del bosque , de noche y con mucho viento en el área.
- ¿Pero qué pedo?- se dijo ella y se miró a si misma, llevaba una mini falda negra de cuero, botines negros de tacón corto, una camiseta blanca y una chaqueta negra de cuero, lo cual era extraño ya que lo que llevaba puesto no era su estilo precisamente.
Ella echó un vistazo a su alrededor, sólo estaban ella, el viento, los árboles que danzaban a la par del anterior y la luna llena , pero ésta última en vez de verse hermosa y resplandeciente como en teoría debían de verse, se veía opaca y tenebrosa, no era una luna normal.
De pronto María extrañamente comenzó a tener una sensación de miedo y angustia inexplicables, tanto así que sentía que su corazón se le iba a salir de su pecho, ella de repente comenzó a correr con desesperación por todo el bosque en busca de una salida ,como si estuviera escapando de algo o alguien y lo más extraño era que no podía parar, como si no tuviera control de su propio cuerpo. De repente mientras corría, tropezó y cayó cuesta abajo por un relieve algo alto y cada vez que rodaba sentía como sus extremidades eran golpeadas por las rocas y ramas que habían por ahí.
Finalmente ella dejó de rodar y cayó fuertemente contra el suelo donde se quedó inmóvil por unos segundos, su cabeza le dolía y eso más el frío de las ventiscas de la noche la hacían desorientarse ,pasaron unos segundos hasta que decidió levantarse, ella se ayudó apoyándose de un árbol ya que sentía sus piernas y rodillas demasiado lastimadas y adoloridas, luego como pudo comenzó a caminar hacia una luz que no se veía tan lejos y al estar casi cerca de ésta luz, vió que por fin salió del las oscuridades del bosque y que llegó a una calle solitaria la cual era alumbrada por aquella luz perteneciente a un poste.
- Debo largarme de aquí- dijo María y echó a correr nuevamente sólo siguiendo el camino sin importar que sus piernas le dolieran.
María poco a poco reconoció aquella calle y vió que era la calle en donde Lana vivía, corrió aún más rápido hasta llegar a casa de Lana y abrir la puerta de golpe, allí vió a Lee y a Gao, los hermanos de Lana quienes estaban sentados en el sofá viendo la televisión y no se habían percatado de la llegada de la azabache a pesar de que el sonido de la puerta abriéndose fue muy notable.
- ¡Lee! ¡Gao! ¡Ayúdenme!- les gritó pero éstos ni siquiera se inmutaron- ¡Oigan, escuchen...-María se les acercó con desesperación y dejó de hablar al ver que éstos miraban aquel programa extraño de la mujer con los niños- ¿Qué?...
Pero se espantó aún más al ver que los ojos de los hermanos Chong estaban blancos, como si estuvieran cegados, esta con algo de desconfianza agitó su mano en las caras de los asiáticos pero estos no reaccionaban.
- No me jodas...¡¿Qué mierda está pasando aquí?!- María espantada y sin control en su cuerpo nuevamente, corrió escaleras arriba para ir al baño.
Al llegar a éste, ella se quedó viendo en el espejo como en su cara habían rastros de tierra y sangre por las cortadas producidas por la caída, aún tenía esas sensaciones de miedo y angustia , tanto así que sus manos les temblaban incontrolablemente, quiso abrir el grifo del lavamanos para poder limpiarse la cara pero no salía agua , intentó abrir el de la bañera que estaba ahí pero tampoco le resultó.
- ¿Qué está pasando?...
~Hola...niña escurridiza~
María se quedó paralizada al oír nuevamente aquella tétrica voz, ésta se reincorporó rápidamente y volteó a verlo, ahí estaba esa cosa, mirándola con sus ojos ámbar, su sonrisa inquietante y más imponente que nunca.
~Veo que encontraste tu camino a casa ¿Verdad?~
María no pudo articular ninguna palabra ante lo que sea que estaba delante de ella.
~No importa cuanto corras...Nunca vas a poder escapar de mi...y ahora es tú tiempo de flotar...flotar con todos los que flotamos aquí...Lana~
María se extrañó al oír el nombre de su difunta amiga y lo más extraño era que esa cosa dejó de ver a María para luego mirar algo detrás de ella.
- No...- un sonido desagradable como de un hueso quebrándose sonó detrás de la azabache y cuando ésta se giró para ver que era ,vió la horrible escena que Lee y Gao tuvieron la desgracia de ver.
Vió a Lana desnuda y colgada del techo con su mirada enrojecida directo en ella.
~Lana ya está flotando con nosotros...ahora es tu turno...María~
Dijo aquella cosa para luego reír y María no pudo evitar gritar de terror y frustración al ver a su amiga muerta y oír esa horrible risa que taladraba su cabeza.
Y...¡Puff! Todo se tornó negro.
María despertó nuevamente, pero ésta vez afortunadamente en su cama,ella estaba sudada y con la respiración agitada la cual desafortunadamente se convirtió en un ataque de asma, la azabache se sentó en el borde de la cama y tomó su inhalador de la mesita de noche , procedió a usarlo pero se había acabado.
- Mierda...no-dijo con voz entrecortada por la falta de aire, ella se levantó para ir por otro pero rápidamente sus piernas extrañamente debilitadas flaquearon y la hicieron desplomarse en el suelo de su habitación.
María intentó levantarse pero no pudo, su respiración se volvió más y más agitada, sintió lágrimas salir de sus ojos por la angustia de no poder respirar, con sus brazos comenzó a arrastrarse por el suelo de su habitación para poder ir a la puerta.
- Tomás...- dijo en sólo un pequeño hilo de voz , como un susurro.
Siguió arrastrándose hasta que de pronto vió entre las sombras de una esquina de su habitación,dos pequeñas esferas que brillaban en un tono ámbar ,pero lo más raro era que parecían observarla.
- Que...
- María, papá dijo que viniera a ver cómo est- dijo Tomás abriendo la puerta de la habitación de María.
Éste al ver tirada a su hermana en el suelo con sus ojos llorosos e intentado respirar, corrió hacia ella asustado y la tomó en brazos.
- Mierda...¡Papá! ¡Ven aquí en chinga! - gritó Tomás llamando a Darío, él dejo por unos segundos a María y fue rápidamente a la mesita de noche de María y tomó el inhalador que la azabache anteriormente había usado, éste lo tomó y quiso usarlo para su hermana pero se dio cuenta de que estaba vacío- ¡Y trae otro inhalador!- gritó lo último dejando el inhalador y yendo nuevamente hacia María tomándola entre sus brazos.
Después de unos segundos, Darío llegó corriendo a la habitación de María con el inhalador y rápidamente se lo dió a Tomás, quien se lo colocó en los labios a su hermana y ésta con la poca fuerza que le quedaba tomó el inhalador con una de sus manos y lo usó.
- Válgame Dios, debemos tener más cuidado- dijo Darío aliviado al ver como la respiración de su hija comenzaba a normalizarse.
- ¿Estas bien María?- preguntó Tomás preocupado y ésta alzó su dedo pulgar en señal de sí.
~Continuará~
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