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Capítulo 13

- ¡Maldición!- dije para mi ¡¿Qué demonios fue lo que acabé de ver?! Esos niños estaban todos descompuestos, parecían zombies, pero ahora debía volver a la realidad, estaba sudado, asustado y cubierto de las sucias aguas grises de la cloaca , aparte de estar atrapado dentro de ésta siendo perseguido por quien sabe quién o qué ¿En qué maldito momento acabé aquí? No debí obedecer al imbécil de Henry, por mucho que luche para llevarle la contraria siempre termino perdiendo y además no puedo hacerlo así nada más, desgraciadamente estoy atado a él y a los idiotas de Belch y Víctor, no tengo ningún otro amigo y todo es por mi culpa.

Esas risas, no paro de oírlas y es como si estuvieran dentro de mi cabeza ¡¿Qué mierda quieren de mí?! ¡¿Quiénes son?!. Tomé una vara de hierro que estaba tirada por ahí y la sujeté firmemente esperando herir a cualquiera que quisiera venir a por mí, estaba más asustado que antes, mi respiración estaba entrecortada y sentía que mis piernas me dejarían de funcionar en cualquier momento, pero para empeorar todo, un maldito globo rojo se apareció en el fondo del túnel y el muy desgraciado venía hacia mí.

- ¿Qué demonios?- dije aún más asustado, todo mi cuerpo temblaba, aquel globo avanzó hasta quedar frente a mí, luego de giró dejando ver que decía "I ♡ Derry" - No, no- decía temblando, hasta que el globo explotó dejándome ver a un sujeto vestido de payaso el cual estaba manchado de sangre en su boca y en algunas partes de su extraño traje, lo peor fue cuando el tipo me sonrió, fue una sonrisa tan aterradora que nunca podré olvidarla.

Grité, grité tan alto como pude sabiendo que tal vez era mi fin, el sujeto se acercó a mi con rapidez y me tomó de cuello alzándome en el aire, mi respiración se iba, no sentía mis brazos o piernas, el sujeto me miraba con aquella sonrisa otra vez, me acercó a él y puso su rostro cerca de mi cuello, sentí como unos dientes afilados perforaban mi piel como jeringas, ya está, moriré aquí y ahora fue lo que pensé ,hasta que.

- ¿Patrick?- oí que alguien gritaba mi nombre- ¡Patrick! ¿En dónde estás?- y no era cualquier alguien, reconocía esa voz, era María.

Intenté gritar, su voz se oía muy cerca y provenía del mismo túnel sólo que algo alejado, pero con las gigantescas manos de aquel sujeto alrededor de mi garganta y el hecho de que estaba por devorarme, no pude, pero luego algo pasó, el sujeto dejó de morderme y alejó su rostro para después mirarme cara a cara, éste ya no estaba sonriente, sino molesto, muy molesto.

- ¡Patrick! ¡Patrick!- los gritos de María estaban más que cerca además que pude ver su sombra acercándose, el sujeto miró hacia atrás y luego volvió a mirarme a mi, sus ojos estaban de un color ámbar súper fuerte, su ceño estaba fruncido y su labios entreabiertos dejando ver sus dientes afilados, acercó su cara a la mía y me gruñó para luego soltarme dejándome caer en las aguas grises, mi vista se nubló por un momento pero al parpadear varias veces , vi que el sujeto ya no estaba.

Rápidamente me levanté de ahí mientras tomaba mi cuello, respiré varias veces para normalizar mi respiración y eché a correr de ese lugar esperanzado a poder encontrarme con María y en efecto a unos cuantos metros del túnel me la encontré, estaba ahí parada viéndome de arriba a abajo con la boca entreabierta, mis piernas estaban cansadas por lo que me tambalee un poco, cosa que hizo reaccionar a María quién se acercó a mi y me ayudó a salir de aquel espantoso lugar.

- ¿Qué te pasó?- me preguntaba ella desde la piedra en donde estaba sentada mientras me sumergía en el agua del riachuelo para poder sacarme las aguas grises de encima.

- Sólo me caí, estaba siguiendo a alguien- respondí mientras sumergía mi cabeza y me la restregaba con mis manos.

- Eso lo sé, te seguí a ti y a tus idiotas amigos ¿No les basta con molestar niños todo un año que ni siquiera los dejan en paz en el verano?- dijo ella y la miré.

- ¿Porqué yo?- pregunté y María me vio confundida- ¿Porqué me seguiste a mi y no a los demás?- ella quedo pensativa ante la pregunta.

- Fuiste el primero que apareció en mi vista panorámica, supe que andabas en algo raro y te seguí- respondió yo seguí sumergiéndome en el riachuelo cuando ella habló de nuevo- Odio decir esto, pero me preocupaste cuando te perdí de vista y mucho más cuando te oí gritar- dijo mirando a otro lado, yo sonreí, sonreí ya que aquello fue lo menos ofensivo que ella me había dicho, entonces me levanté y salí del riachuelo.

- Así que te preocupaste por mi- ella me miró por unos momentos para luego suspirar.

- Me tengo que ir, adiós- dijo ella levantándose de la piedra en donde estaba sentada y cuando oí eso, el miedo que había sentido instantes atrás en la cloaca volvió, el solo hecho de quedarme solo en ese lugar me asustaba.

- Espera- le dije tomando su mano, ella me miró confundida y entonces lo hice, la halé hacia a mi y la abracé, no quería que me correspondiera pero aún así lo hice, fue un abrazo de agradecimiento- Gracias, gracias por no dejarme solo- ya en esos momentos mis ojos se habían cristalizado y estaba llorando en silencio en el hombro de María sin que ésta lo notara , gracias a ella aquel sujeto no me mató , fue como si yo fuera un alma a punto de ser castigada por el diablo y que María fuese el ángel que bajó del cielo para salvarme, le debía mi vida a la chica mexicana que tanto me confundía.

- De nada Pat- dijo ella abrazándome también dando palmadas en mi cabeza, su voz me tranquilizó, nadie tenía el don de tranquilizarme salvo mi madre pero ahora descubrí a otra persona capaz de hacerlo.

Los dos salimos de aquel lugar quedando los dos en el puente de los besos ,nos despedimos, ella se fue por su lado y yo por el mío.

•••

Despues de aquel extraño encuentro en las cloacas ,María caminó por las calles de Derry algo confundida, era fácil saber que ella no se había tragado ese cuento de que Patrick sólo se cayó y ella lo supo gracias a la expresión de terror que tenía cuando lo encontró en la cloaca, sus ojos estaban abiertos y sus manos temblaban, justo la misma expresión y el mismo comportamiento de Ben cuando lo vió salir de biblioteca, era tan raro, luego recordó el sorpresivo abrazo que el pelinegro le dió, a pesar de que éste estaba empapado en agua del riachuelo ella le correspondió al abrazo, fue lo más cerca que ella estuvo de Patrick desde aquella noche en que él la salvó en la fiesta alocada de hace un año y ella no quería aceptarlo pero le gustó tener tan cerca al joven.

María siguió caminando hasta llegar a una pequeña plaza en Derry, ella vió una pequeña farmacia, justo ahí recordó que sus días ya estaban cerca por lo que caminó hasta la farmacia y entró, fue directo al pasillo de implementos para dama y ahí se encontró con Beverly, quien estaba parada frente al estante de tampones.

- ¿Beverly?- dijo ella, la mencionada se asustó pero después suspiró de alivio al ver que era María.

- Hola María- dijo la pelirroja.

- ¿Días difíciles?- preguntó y Beverly rió.

- Si ¿Tú también vienes por eso?- preguntó y María asintió, después de unos segundos Beverly se decidió y tomó una cajita de tampones, María imitó su acción solo que tomando otra que estaba más arriba- Y...¿Qué te trae por aquí? Aparte de ésto- dijo señalando su caja.

- Solo quise salir un rato a divertirme, ya sabes, es verano- respondió María, las dos chicas caminaban juntas hacia la caja hasta que se encontraron con nada más ni nada menos que Bill, Eddie y Stan, María notó que Beverly escondió su caja detrás de ella algo avergonzada, mientras que éstos se quedaron mirando a la pelirroja estáticos sin percatarse de la presencia de María.

- ¿Estás b-bien?- preguntó Bill a Beverly.

- Estoy bien ¿Qué te ocurrió?- preguntó la pelirroja.

- No es asunto tuyo- respondió Stan y María lo miró sorprendida.

- Qué grosero- dijo la azabache con desaprobación captando la atención de los chicos quienes se sorprendieron al verla, ella se fijó que Eddie tenía en sus brazos implementos de curación- ¿Quien está muriendo?- preguntó y ellos se miraron entre sí- Porfavor chicos, quiero ayudarles y creí que confiaban en mí.

- Hay un niño que querían matarlo- soltó Eddie rápidamente.

- Necesita a-antiséptico pero no te-tenemos dinero- siguió Bill.

María sacó todo el dinero que tenía en sus bolsillos pero lastimosamente solo le alcanzaba para sus tampones, Beverly hizo lo mismo pero ella tampoco tenía, ellas se miraron en busca de una solución.

- Tengo una idea- dijo Beverly y tomó a María del brazo llevándola directo a la caja, de pronto el hombre que antendia se acercó rápidamente hacia ellas con una mirada para nada agradable.

- ¿En qué les puedo ayudar ,señoritas?- dijo él con una sonrisa inquietante.

- Me gustan sus lentes señor Keene, es idéntico a Clark Ken- dijo Beverly con una voz seductora, María miró confundida a Beverly.

- Oh, no estoy seguro- dijo él acomodando sus lentes , María al principio no entendía lo que sucedía pero después al ver las expresiones del hombre y como se reía nervioso, "Oh no puede ser, éste cabrón es un asco" pensó María.

- Quisiera probarmelos- dijo Beverly y el hombre se quitó sus lentes y se los entregó a ella, Beverly se los puso y lo miró- ¿Qué dice?

- Qué te parece, eres idéntica a Louis Lane- dijo él con una mirada de verdad escalofriante y digna de un maldito pedófilo.

Beverly se quitó los lentes dispuesta a darselos al señor Keene pero María los tomó rápidamente y ahora el hombre dirigió su mirada a ella.

- Vaya, que lindos lentes ¿No cree?- dijo María con el mismo tono que Beverly había usado fingiendo verlos y el hombre miró embobado a María, Beverly aprovechó la situación para fingir que veía algo y tumbaba unas cosas que estaban encima de la caja a propósito.

- Oh, lo lamento tanto- dijo Beverly.

- Descuida Bevie- dijo el hombre sonriéndole otra vez y agachándose para recoger todo, la pelirroja miró hacia atrás y le hizo señas a los chicos para que se fueran y éstos obedecieron escapando con éxito.

- Deja el dinero de tus tampones y ve con ellos- le susurró María a Beverly y la pelirroja le obedeció para luego salir de la farmacia- Aquí está el dinero de mi amiga y el mío, ella compró lo mismo que yo- dijo poniendo el dinero en la caja junto con los lentes y el hombre hizo como si se le fuera la mano tocando "accidentalmente" la mano de María, mala idea.

- ¿Sabes? Me habían contado de ti pero nunca pensé que fueras tan hermosa- dijo él mientras sacaba cuentas.

- ¿Ah sí?- preguntó ella con una sonrisa fingida y el asintió- Vaya, es raro ¿Sabe? Los que me lo dicen normalmente son personas de mi edad y no gente más grande que yo- dijo y el hombre tomó la mano de María descaradamente- Normalmente la gente más grande está casada o con hijos ,pero hay algunos descarados que ponen sus ojos en menores de edad- en ese momento el hombre miró a María algo asustado y quiso quitar su mano pero María la tomó rápidamente apretándola y dedicándole una mirada seria- Y supongo que usted no es uno de esos descarados ¿Oh sí?

- No c-como crees -dijo el hombre nervioso y María apretó su mano aún más fuerte haciendo que éste gruñera de dolor.

- Me alegra oír eso ¿Me da la factura?- dijo María sonriendo y el hombre le entregó la factura con su mano temblorosa desocupada- Gracias y lindo día señor- fue lo último que dijo ella para después soltar la asquerosa mano de aquel hombre y salir de la farmacia.

~Continuará~

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