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Capítulo 8: El reencuentro

Luffy no podía dejar de mirarla. Había cambiado mucho en esos dos años, pero en su mirada, seguía viendo a la misma chica que le susurró llorando que tenía miedo de ser un monstruo. Su rostro se había vuelto más afilado, más estrecho, más maduro. El pelo le había crecido, y le caía suavemente hasta la mitad de la espalda. Todavía conservaba ese rojo característico, del mismo color que el cabello de su padre. Se la veía más alta y más curvilínea. Sus ojos eran lo único que se habían mantenido igual durante esos dos años. Seguían siendo grandes y oscuros, y le imprimían un punto infantil a aquel cuerpo casi adulto. Y su sonrisa... su sonrisa le seguía quitando la respiración, como la primera vez que se la vio. Ni siquiera las vendas que le cubrían los miembros eran capaces de mermar su belleza. 

Bajó las escaleras con cuidado, con una mano apoyada en la baranda y la otra sobre el brazo de Chopper. Los ojos de Luffy no eran los únicos que la seguían mientras bajaba lentamente, todos la miraban, ansiosos de ver como se encontraba, ansiosos de como había cambiado su nakama, y en dos casos, ansiosos de ver en carne y hueso a la que estuvo en los Sombrero de Paja antes que ellos. 

Al llegar abajo, les dedicó a todos una amplia sonrisa de disculpa:

- Me gustaría daros un abrazo a todos, pero no creo que mis heridas me lo permitan -dijo con una suave risa, que terminó siendo un acceso de tos. Chopper se inclinó preocupado, pero Anais lo tranquilizó con un gesto de la mano. 

- Es genial volver a veros a todos... y es un placer conoceros, Franky "El Cyborg" y Brook "Huesos Muertos". He oído muy buenas cosas sobre vosotros -continuó, mirándolos a ambos con curiosidad. 

- ¡Conocerte es SUPER! -gritó Franky, haciendo su postura, a lo que Anais disimuló su risa poniéndose una mano en la boca. 

- Es un placer conocerte, Anais-san. ¿Me enseñaría sus pantis? -preguntó Brook, haciendo una reverencia ante ella. Anais lo miró extrañada.

- Si de verdad quieres... -Anais iba a levantarse el camisón de Nami que le habían dejado, cuando Nami golpeó a Brook en la cabeza, haciendo que Anais detuviera el movimiento. 

- ¡Cuantas veces te he dicho que eso no se pregunta! -chilló, furiosa. 

- ¡He echado de menos tus gritos, Nami! -exclamó Anais entre risas. 

- ¿Dónde has dejado a Salt? ¿No se suponía que era su turno de vigilarla? -preguntó Zoro, tumbado en el suelo con las manos detrás de la cabeza. 

- Estaba dormido y no he querido despertarlo... ¡¿Qué te ha pasado en el ojo?! -Anais se tapó la boca con la mano. Acababa de reparar en la cicatriz que atravesaba uno de los ojos de Zoro. 

- Es una larga historia -respondió él, evasivo. 

Anais dirigió su  mirada hacia Luffy por primera vez. Sus ojos se conectaron por un segundo, pero después los de Anais bajaron al pecho descubierto de Luffy y se entristecieron. Se acercó cojeando y le acarició la cicatriz con la yema de los dedos. 

- Aunque para cicatrices la tuya... -susurró-. ¿Te la hicieron en Marineford, me equivoco?

- No, no te equivocas -le respondió Luffy, con la mirada aún fija en los ojos de la chica. 

- Siento lo de tu hermano... -empezó a decir, pero Luffy la interrumpió agitando la mano. 

- No pasa nada. El pasado pasado está.

Anais asintió; tenía toda la razón. Con Chopper ayudando a Anais, fueron hasta la cocina, donde se sentaron alrededor de la mesa, mientras Sanji cocinaba algo para picar. Ahora era el momento de hacer las preguntas que le rondaban la cabeza. 

- Bueno... ¿cómo es que sabíais que había sido capturada?

- Salt vino en nuestra busca, para que le ayudáramos -empezó a explicar Robin, con la cabeza apoyada en la mano. 

- ¿Y cómo es que él sabía dónde encontrarme? ¡Podría haber estado en cualquier punto del Nuevo Mundo! Excepto en el final, claro -terminó con una sonrisa, mirando a Luffy. Aquel final era el que él ansiaba encontrar. 

- Jamás te habló sobre su pasado, ¿verdad? -esta vez fue Sanji el que habló, mientras daba la espalda a los fogones y la miraba mientras daba una calada a su cigarro. 

- Sólo me contó que sus padres murieron en una epidemia en aquella isla... y que su hermano gemelo también murió... pero... -sintió una punzada de dolor en la cabeza al recordar a aquel hombre. El hombre que era idéntico a Salt, pero con los ojos negros como la noche- Creo que Salt... me mintió... ¿sobre su hermano? -la cabeza volvió a punzarle. Todos le miraron con preocupación en el rostro, pero ella intentó tranquilizarlos con algo parecido a una sonrisa. 

- Será mejor que te lo contemos todo -comentó Robin, seria. 

Durante los próximos minutos, Anais escuchó sorprendida la historia sobre la infancia de Salt, como una tragedia lo llevó a separarse de su hermano para siempre. Como una tragedia lo convirtió en el hombre que ahora era. Entendió quién era el hombre que la había apresado, y por qué era como era. Todo comenzó a tener sentido, hasta que algo resonó en su mente.

- Pero... ¿cómo es que Salt vino a pediros ayuda para rescatarme? -interrumpió cuando le explicaron cómo lo habían encontrado-. Desaparecí en una misión. El Ejército Revolucionario no rescata a los soldados que desaparecen por la causa. ¿Cómo consiguió el permiso?

- No lo conseguí -respondió una voz desde la puerta. Salt estaba apoyado en la puerta, y nadie se había dado cuenta de que había entrado en la habitación. Tenía el pelo despeinado y la camisa ligeramente abierta, mostrando una parte del pecho. Parecía descansado, pero levemente tenso-. Pedí una especie de "vacaciones", para poder salvarte, aunque fuera por mi cuenta. El segundo al mando me prestó un barco, aunque todavía no sé porque. Pero bueno, las razones nunca me han importado demasiado -terminó, encogiéndose de hombros y sentándose en una de las sillas. 

- Bueno, y después, ¿qué ocurrió? -Anais no podía aguantar la curiosidad. Aquella historia le parecía demasiado interesante. 

Continuaron contándole como, mientras los demás entretenían a los soldados frente al portón de la fortaleza, Nami, Usopp y Sanji se infiltraron disfrazados como soldados para sacarla de ahí. Después, Salt, con voz apagada le relató la lucha entre Luffy y Wilhelm III, y la suya propia con Pepper, y la muerte de ambos contrincantes. Contó como trató de impedir que su hermano se quitara la vida, a pesar de todo lo que había hecho. Cuando relató eso, apenas podía aguantar mirar a Anais a los ojos, y ésta veía la culpabilidad en los ojos de su Capitán. 

Tras terminar el relato, un tenso silencio envolvió el comedor, a excepción del sonido de Luffy comiendo, pues Sanji hacia rato que había servido la comida, aunque el capitán era el único que había probado bocado. 

- Bueno, Anais debería descansar -propuso Chopper de repente, levantándose de un salto. Se transformó y le tendió el brazo a Anais-. Te ayudo a la enfermería -se ofreció, recibiendo una mirada agradecida de Anais. A pesar de que llevaba horas durmiendo, todavía se sentía agotada. 

Con la ayuda de Chopper, caminó hasta la enfermería. En cuanto su cabeza tocó la almohada, se quedó dormida. 

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Pasaron unos días tranquilos, mientras Anais se recuperaba de sus heridas, que sanaban a una velocidad sorprendente gracias a las habilidades de Chopper como médico. 

Anais pasó el tiempo hablando con sus antiguos nakamas, y conociendo a los que no había tenido tiempo de conocer. Nada más conocerlos, vio lo que Luffy había visto en ellos. Le contaron las aventuras de las que no tenía noticia, como la de Thriller Bark, y se sorprendió todavía más al ver que Luffy había derrotado a otro Schichibukai, aunque en secreto. 

Salt se mantuvo bastante alejado de ella y de los demás, sintiéndose culpable de sus acciones, y Luffy no había hecho ningún acercamiento ni insinuación sobre lo que habían tenido hace dos años, aunque bueno, Luffy nunca había sido bueno con las insinuaciones. Siempre había sido muy directo. Anais tampoco dijo nada. ¿Para qué? Tarde o temprano ella se volvería a marchar

Una noche, cuando todos se habían ido ya a dormir, salió a cubierta a tomar un poco el aire. Últimamente, los espacios cerrados le ponían nerviosa si estaba sola. Se encontró a Salt apoyado en la baranda del barco, con los ojos clavados en el mar, que estaba oscuro y calmado. 

- Hola -susurró ella, haciendo que Salt se sobresaltara. 

- Hola -respondió él, dirigiéndole una fugaz mirada, antes de volver a clavarla en las olas. 

- ¿Estás bien? Te he notado ausente estos días... y preocupado -la preocupación de Anais era real. Durante esos dos años, Salt había sido su mejor amigo, y casi el único. Todavía no se le daba bien confiar en los demás. 

- Ah, sí, claro... No te preocupes, estoy bien. ¡Ay! ¿Por qué has hecho eso? -exclamó Salt, frotándose la nuca, pues Anais le había pegado una colleja. 

- No me mientas, Salt -lo regañó Anais-. Te conozco bien. Creía que confiabas en mí como yo confío en ti. 

- Tampoco es que tú confíes tanto en mí... -murmuró Salt. 

- ¿Qué?

- Que tú no confías en mí -Salt se giró a mirarla. Sus ojos tenían una chispa de rabia en ellos, pero era mejor que el sentimiento de culpa que le había visto durante aquello días-. Si lo hicieras me habrías contado que tuviste algo con Luffy. 

- ¿Cómo sabes tú eso? -Anais se quedó de piedra. ¿Luffy se lo había contado?

- Me lo han dicho los demás. Lo supusieron hace dos años. 

- Salt, eres mi amigo y mi capitán, y te aprecio, pero no tienes derecho a saber todos los detalles de mi vida. Hay cosas de mí que no sabes, de la misma manera que yo no sabía cosas de ti hasta que los demás me lo contaron. Y te recuerdo que tú me mentiste diciéndome que tu hermano estaba muerto. ¿Crees que no lo habría comprendido? ¿Qué no habría comprendido que tu hermano estaba en contra de los Revolucionarios? Yo también tengo cosas en mi pasado de las que no me enorgullezco, pero sé que tú las comprenderías -Anais se sentía dolida. Salt era la persona en la que más confiaba en el mundo, que traicionara su confianza de esa manera le dolía-. Ahora, si de verdad me aprecias, y si de verdad confías en mí, cuéntame lo que te pasa. Lo comprenderé, lo prometo. 

Salt suspiró hondamente, calmando la rabia que lo llenaba, y volvió a clavar la mirada en el mar. Pasaron los minutos y Salt seguía en silencio, y Anais se temió que realmente no confiara en ella lo suficiente como para contarle qué era lo que lo mantenía preocupado. Hasta que, tras varios minutos, Salt habló.

- Mi hermano era un desgraciado. Tras la muerte de Jannisse-san, perdió el rumbo. Sus parámetros de bien y mal estaban completamente confundidos. Debería haberme mantenido a su lado, hacerle ver qué era lo correcto, pero lo dejé marchar. 

- Él hizo su elección, Salt. No es tú culpa. 

- Ya sé que no es mi culpa, pero cuando cada uno nos fuimos por nuestro lado, me engañé a mí mismo prometiéndome que me daría igual qué era de él. Que seguiría mi vida, y que si nuestros caminos se cruzaban, mientras seguíamos siendo enemigos, lucharía contra él. No te mentí cuando te dije que mi hermano estaba muerto. Lo estaba para mí. O eso creía. Pero cuando lo vi ese día en el borde de la baranda, lo olvidé todo. Olvidé que era mi enemigo, que era un malnacido, que te tenía retenida y que te estaba torturando... Toda la rabia que sentía contra él se esfumó en un segundo. Sólo era mi hermano en ese momento, el hermano que me sacó de la depresión cuando Jannisse-san murió. Y no quería que muriera, no así. Por eso traté de salvarlo, y me siento mal por ello, pero eso no es lo peor. Lo peor es que estoy triste por su muerte. Que le hecho de menos. Que me gustaría poder volver a hablar con él, una vez más, una última vez. Me siento como si hubiera perdido la mitad de mi alma. Debería sentir alivio porque una alimaña como él ya no está ensuciando el mundo... pero no puedo -Salt apretaba con tanta fuerza la barandilla que los nudillos se le estaban poniendo blancos. Anais puso una mano sobre la suya, y el joven se relajó instantáneamente. 

- Salt, no puedes pretender que no fue nadie en tu vida. Era tu hermano. Es normal que sientas lástima, culpabilidad. Pero no debes sentirlo. No debes dejar que su fantasma te ronde. Debes recordarlo como el joven que era, el que te ayudó, y no como el adulto en el que se convirtió. No creo que Jannisse-san quisiera que te sintieras culpable. Ella querría que recordaras a tu hermano con cariño, de la misma manera que la recuerdas a ella. ¿De acuerdo? -le miró con una leve sonrisa, mientras lo obligaba a mirarla a los ojos. 

- De acuerdo -rió levemente, y los ojos se le iluminaron levemente-. Eres increíble.

- ¿Por qué dices eso?

- No lo sé... Simplemente lo eres. Eres capaz de entender cosas sobre mí que ni siquiera yo comprendo. 

- Es mi sexto sentido femenino -respondió ella con una sonrisa divertida. 

- Ya, claro, eso no existe -respondió él entre risas.

- ¿Cómo que no? -Anais intentó golpearle en el brazo entre risas, pero Salt se apartó dando un paso atrás, se resbaló en un charco de agua de mar que había ahí y se cayó al suelo de golpe. Anais se echó a reír y le tendió la mano para ayudarle a levantarse-. ¿Estás bien? Eso ha sido el karma por decir que mi sexto sentido no existe.

Salt agarró su mano haciendo un mohín, molesto por haber quedado mal delante de ella, pues la conocía lo suficiente como para saber que se pasaría bastante tiempo burlándose de él por ello. Pero todo se olvidó cuando se levantó, pues como sus manos seguían unidas, sus cuerpos se encontraron de pronto muy cerca. El corazón de Satl comenzó a latir demasiado deprisa, demasiado fuerte. 

- ¿Salt? ¿Te encuentras bien?

POR FAVOR, LEED ESTA NOTA FINAL

Y ahí lo dejo, en un momento intenso!!! El capítulo me ha salido larguísimo, no sé como lo he hecho xD Bueno, me da a mí que ya os estáis temiendo lo que le pasa a Salt... No lo voy a decir, pero creo que es bastante obvio. Y que pasa con la relación de Anais y Luffy??? Lo veremos en el próximo capítulo, mis queridos ponycornios!!! (Sí, ahora os llamaré ponycornios xD)

Hoy no os pongo ninguna pregunta, porque quiero que seáis vosotros quiénes me hagáis preguntas. ¿Por qué? Pues porque me voy de vacaciones y tardaré bastante tiempo en actualizar, así que tendré tiempo para que pongáis todas vuestras preguntas (tanto a mí como a mis personajes originales como Anais, Salt, Pepper, la familia de Anais... Prefiero que no preguntéis a los personajes de Eiichiro Oda, porque no puedo responder por ellos xD), y probablemente haga un especial preguntas y respuestas cuando termine la historia. Sí, sé que muchos escritores de Wattpad hacen eso, así que no me adjudicó para nada la idea, pero me parecía divertida xD. Tenéis lo que queda de julio y todo agosto para preguntarme cosas. Ese especial probablemente lo haga después de escribir el/los último/s capítulos, más o menos a principios de septiembre.

Ya falta poco para que termine la historia, mis ponycornios (genial, pongo un mote a los lectores al final de la novela xD) No os pongáis tristes por el final de esta historia, que no dejaré de escribir, y probablemente mi próxima novela será otra fanfic de One Piece, aunque completamente paralela a esta. 

Bueno, y eso es todo por hoy!!! No olvidéis votar, comentar y preguntar!!! Gracias por leer :-*

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