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Capítulo 16

Sarah durmió mal, se vistió rápido y salió del Colegio Ausias March sin desayunar. Si dejaba de ver a Fern en el comedor, ganaría algo de tiempo, ya que él se marcharía en la tarde para Madrid con sus padres. Con unos días de por medio, recuperaría algo del valor que necesitaba para hacerle frente.

Respiró hondo mientras caminaba en dirección a la Facultad. Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando sintió un golpe por detrás que la largó en la acera. Una bicicleta la había atropellado; en esta ocasión no había sido su culpa, ya que no se había colocado en el carril bici. El chico también se había caído al suelo, maldijo por habérsela topado, pero ni siquiera tuvo la delicadeza de levantarla del suelo. Sarah estaba bien adolorida, y comenzó a llorar. Su agresor tomó impunemente su bicicleta y se marchó en el acto, acusándola de torpe y de distraída como si hubiese sido su responsabilidad.

Sarah miró alrededor, intentando buscar ayuda para levantarse, y entonces lo vio. Fernando salía de la Politécnica casi corriendo. Cruzó la calle para acercarse a ella, y en un instante la levantó en sus brazos.

—¿Estás bien?

Sarah asintió, pero le dolía bastante una rodilla.

—No hagas peso tú, tu mano no debe estar bien aún… —atinó a decirle ella, cuando vio que la cargaba.

––Estoy bien ––le aseguró él, dejándola sobre un banco––. Déjame verte.

Fenr comprobó que tenía un raspón en la rodilla y que sangraba un poco.

––Imbécil ––murmuró de malhumor, refiriéndose al chico de la bici––. Sé quién es y cuando lo vea…

––No te preocupes, Fern, todo está bien… ––por un momento sus miradas se encontraron, y sintió que se ruborizaba por completo. El poema se sentía en medio de los dos, aunque ninguno dijese nada.

Fern enjugó las lágrimas de Sarah con las yemas de esos dedos, y eso la hizo enrojecer más.

––Te llevaré a la enfermería ––anunció él, apartándose un poco.

Ella asintió y caminó con cuidado junto a él, de regreso al colegio. Fern aguardó a que la curasen en la enfermería, y luego la acompañó a su habitación. Sarah solo tenía primer turno, así que decidió no asistir, pues de cualquier forma llegaría tarde. Fern subió con ella en el ascensor, en silencio, hasta que ella decidió hablar.

––¿No tienes que ir a la escuela?

––La verdad no. No quise comentártelo para que no te preocuparas, pero me suspendieron ayer por lo que sucedió con Marco.

––¡Fern!

––No me regañes ––prosiguió con una sonrisa––. No fue mi culpa, y luego aclaré las cosas con Marco. Pienso que me comprendió.

––Pero te vi saliendo de la Politécnica ahora en la mañana… ––razonó ella.

––Desayuné bien temprano y fui a llevar un trabajo que debía entregar; se lo dejé a Lucas para que lo hiciera por mí. De paso me llegué al cajero del campus para sacar algo de dinero para el viaje, me voy en la tarde.

Ella asintió. Las puertas del ascensor se abrieron en el piso correcto y Fern la acompañó a su habitación, incluso sin ser invitado. El estómago de Sarah rugió, y entonces él se dio cuenta de que tal vez no hubiese roto el ayuno.

––¿Has comido algo? Te estuve esperando en el comedor un rato, pero no apareciste y luego tuve que irme.

Ella no pudo mentirle, así que confesó que no había comido nada.

––Se me hizo algo tarde y decidí irme a la Facultad sin desayunar.

––Sarah, no puedes hacer eso ––le riñó––. Creí que ya habíamos hablado sobre las dietas…

“No era por hacer dieta, era por evitarte, pero aquí estamos, frente a frente una vez más” ––Sarah no compartió su comentario, se quedó en silencio.

––Iré a mi habitación a buscar algo en la nevera, porque de seguro que no has tenido tiempo aún de llenar la tuya tras la mudanza.

––Tienes razón, sigo siendo un desastre… ––luego de decirlo se ruborizó un poco al recordar la noche anterior.

Fern abrió la boca para decir algo, pero solo sonrió y cerró la puerta. “Me gustan los desastres” ––repitió su corazón, y aunque no lo dijo en voz alta, Sarah pareció comprenderlo y se ruborizó aún más.

Él regresó al cabo de unos minutos con una caja de zumo de naranja, un paquete de galletas de soda, y un frasco de jalea de fresa, pues sabía que a ella le gustaba.

––¡Qué rico! ––le dijo Sarah con una sonrisa cuando lo vio.

Fern y ella se sentaron en su cama. Sarah tomó el jugo y compartió las galletas con él. El chico tampoco había comido mucho, salvo por su café. Devoraron todo en menos de cinco minutos, pero quedaron satisfechos.

––¿Tú tampoco vas al colegio hoy?

––Tenía una única clase, y recién le he escrito a Elisa para decirle que no llegaría a tiempo. Además, trabajo en la tarde en el café, y preferiría descansar un poco.

––¿Todavía te duele la rodilla? ––quiso saber él, algo preocupado.

––Muy poco, seguro que menos que tu mano…

––Estoy bastante bien, de verdad. ¿En qué invertiremos el tiempo? Ya tengo mi mochila lista para el viaje y toda la mañana libre…

––Podemos ver una película o charlar ––propuso ella.

––Ya vimos una película ayer, mejor hablemos.

Fernando se recostó en la cama de Sarah, como si fuese la suya, y ella hizo lo mismo. Estaban muy próximos el uno al otro, ya que era una cama personal. Sus cuerpos se topaban y un suspiro salió de los labios de Sarah, inevitablemente.

––¿De qué quieres hablar?

––Juguemos a algo ––propuso él de pronto––. Por cada pregunta que me contestes, tienes derecho a hacerme una a mí…

Sarah giró la cabeza hacia él, al punto de que sus narices se toparon y sintió el aliento de Fern encima de sus labios. Se apartó un poco para poder contestar:

––¿Una pregunta? ¿Sobre qué?

––Sobre cualquier cosa.

––¿Qué pasa si no quiero contestar alguna? ––le interrogó Sarah.

––Te impongo un castigo ––repuso Fern con una sonrisa.

––Pongamos un límite de preguntas entonces ––meditó Sarah en voz alta, sabiendo que aquello podría ser peligroso––. Tres preguntas, de parte y parte.

––Me parece justo ––asintió él.

––Comienzo yo ––prosiguió Sarah––. ¿Cuál es tu más grande sueño?

––Ser feliz ––contestó él sin vacilar––. Tener mi propio estudio, ser exitoso en mi trabajo y formar una familia con la mujer que ame. Para mí, esa es la fórmula de la felicidad.

––Bonita respuesta ––repuso ella, su mano apenas rozó la de Fern y se colocó un poco de costado para ganar algo de espacio––. Espero que logres esos sueños, Fern.

––Yo también ––volteó la cabeza y la miró con sus ojos azules, profundos y enigmáticos––. Creo que es mi turno, ¿no? Muy bien, allá va mi pregunta: ¿cuántas veces te has enamorado?

Sarah se puso algo colorada antes de contestar.

––Una ––susurró, elevando la mirada al techo.

––¿Ya? ––Fern quería obtener más información––. ¿No piensas decirme más?

––No ––contestó ella––. Me preguntaste cuántas veces, y te respondí. Ahora es mi turno.

Sarah permaneció unos segundos más pensando antes de encontrar una pregunta adecuada.

––¿Cuál sería para ti la mujer ideal? ––la garganta se le cerró un poco al hablar, estaba nerviosa.

––Emma Watson ––rio Fern. Sarah también se rio de él, sabía que su amigo era fan de las películas de Harry Potter.

––¿Es en serio?

––No, pero no pude evitarlo ––volvió a sonreír––. Está bien, seamos serios. La mujer ideal ––repitió, como si saboreara las palabras en los labios––. Tiene que ser buena persona, es lo que más valoro en un ser humano: su corazón; que sea inteligente, pues admiro el talento y sagacidad. Creo que para amar hay que admirar, y me gustaría deslumbrarme completamente por esa mujer…

Sarah se quedó en silencio, pensando si encajaría ella en esa descripción.

––No has mencionado el físico ––le recordó.

––Porque no es lo más importante. En algún momento de mi vida lo fue, pero he madurado. Necesito sentirme atraído por ella, y amarla, pero con la persona correcta basta solo con una frase o una palabra, para lograr ese efecto, sin importar cuál sea su rostro o su figura.

Sarah se estremeció, recordando a la chica de los poemas, que era ella misma.

––Ya he respondido tu pregunta, así que me corresponde a mí hacerte otra ––meditó por unos segundos antes de formularla––. ¿Me has mentido alguna vez?

Sarah se quedó callada, pensando en qué responder; le parecía sospechosa la pregunta y tentada estuvo de cambiarla por un castigo, pero prefirió contestar, todavía con la mirada clavada en el techo.

––Ha sido en una única ocasión. No es propiamente una mentira ––confesó––, pero tampoco te he dicho la verdad.

––¿En qué ocasión? ––Fern se incorporó un poco sobre la cama para mirarla.

––Esa es otra pregunta ––repuso Sarah sentándose de golpe––, y no pienso contestarla.

––Se nota que serás abogada, me estás ahogando con las reglas ––replicó él, fingiendo disgusto.

Ella se encogió de hombros y suspiró.

––Me toca preguntar a mí.

––Piensa muy bien, es la última oportunidad…

Sarah asintió, y esta vez sí le sostuvo la mirada.

––¿Por qué me invitaste a salir, Fern?

––Creía que lo sabías…

––No, no lo sé. Has cambiado mucho últimamente y no sé qué pensar ––le dijo, abriéndole su corazón.

––Me gusta tu compañía y me siento muy bien contigo, Sarah; de pronto experimenté la necesidad de estar a tu lado, de tener una cita… Quería saber qué se sentía del otro lado de la línea.

Ella se quedó helada con sus palabras, aunque también emocionada. Ahora estaban sentados frente a frente en la cama, tan cerca el uno del otro que hubiesen podido tocarse.

––¿Por qué me dices eso, Fern? ––murmuró agitada.

––Esa es otra pregunta, Sarah, y es mi turno ahora ––ella tembló de pensar en cuál podría ser su última interrogante.

Fern demoró unos instantes en formularla, para reunir valor.

––¿Quién es Pilar Hernández, la chica de las poesías? ––dijo por fin.

Sarah ya lo imaginaba, pero no por esperada, la pregunta era menos difícil para ella.

––Prefiero no responder a eso ––dijo en voz baja, llena de cobardía.

––Ya conoces las reglas ––anunció Fern con una sonrisa que Sarah no percibió.

––¿Cuál es el castigo? ––quiso saber ella, para dar por terminado el asunto.

––Un beso ––contestó.

––¿Qué?

Y antes de que Sarah pudiese reaccionar, Fernando la atrajo hacia él en un movimiento certero y casi instintivo. Se inclinó sobre ella y la besó… El castigo había llegado, pero a Sarah le sabía a recompensa.

Espero que les haya gustado!!! 🥰😍
Muchas gracias a allison_ponce26 por las lindas portadas, me encantaron y las estaré utilizando todas. Gracias por la sorpresa!!!
Un beso grande 🥰😘

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