*Extra: La cena*
Nota: Todas las palabras que estén en cursiva, es porque están dichas en español ya que el idioma original de los personajes es inglés.
EZRA
Me preparo mentalmente para lo que le diré a Mar hoy en la noche, hace dos días que ella andaba deprimida por lo sucedido y no la juzgaba, sabía que en el futuro eso ya no le afectaría tanto por lo cual ahora le daba su espacio.
Pero hoy, hoy era el día perfecto, no tendría que acordarse más de esa maldita e hipócrita disque familia, solo eran un montón de enfermos mentales; ahora entendía porque hacían sentir a Marina así de mal, cuando los malos eran ellos.
-¿Amor?- su dulce voz me saca de mis pensamientos, me di cuenta que andaba en mitad de cambiarme-. ¿Me puedes ayudar?
Sale del baño y yo volteo a verla, acomodándome el pantalón y la correa, pero me quedo anonadado al ver la hermosura en persona. Traía puesto un vestido rojo vino, unos tacones negros y un peinado precioso; ella me traía a sus pies.
-Mi amor... estás hermosa, no no; perfecta.- murmuro, acercándome a ella; su sonrisa pequeña y sonrojada me hace sonreír a mi-. Eres tan hermosa amor mío, mi océano.
-Así me decía mi madre.- susurra, a lo cual suspiro-. No te disculpes, contigo suena diferente.
Beso su frente y aspiro ese leve aroma de ella, un perfume exquisito; acaricio su ya abultado vientre y aunque todavía faltaba estar totalmente formado, ya se notaba. Ella acaricia mis brazos, pasa sus manos por mi espalda y besa mi hombro.
Había empezado a trabajar hace unos días en un restaurante, y aunque Marina aún no terminaba los papeles para trabajar en la librería, yo ayudaba con algunas cosas a mi tía y seguía ahorrando para irnos del país. Por lo que pedí hoy si podían darme el restaurante por la noche, solo para nosotros dos y les comenté mi situación, aceptaron enhorabuena.
Me terminé de cambiar en lo que Marina iba al primer piso con Laura, ella había pedido unos días libres para poder ver sobre el cambio total a otro país, ella tenía ese plan en mente desde hace mucho y se que a mi tía también le hará bien irse de aquí.
Al estar ya listo, me fijo una vez más en el espejo de cuerpo completo, me aplico colonia y tomo mis cosas personales para ir al primer piso, donde mi futura novia y mi tía charlan sobre nuestro bebé. Admito que me gustaría que fuera mujer, pero si es varón también sería genial así tendríamos una pareja en el futuro.
-Estoy listo amor, ¿nos vamos?- me acerco a ella y le beso la mejilla-. ¿Qué tal nos vemos, Lau?
-Preciosos, sin duda alguna.- mi tía sonríe espléndida-. Disfruten muchísimo su noche, la merecen después de todo lo que pasaron. Ay mi niño, creces tan rápido.
Ella sabía sobre mi sorpresa para Marina, lo conversamos muy bien ya que analice todos los pro y contras, siempre debía estar seguro ante todo ello. Los tres caminamos hacia fuera de la casa para ir yo por el auto.
Le abro la puerta a Marina y al subir yo nos despedimos de mi tía para irnos hacia el restaurante, no la llevaría caminando en la vida. El corto viaje luce tranquilo y aunque no hablamos mucho el ambiente es calmado, se que ella hace su esfuerzo por no pensar en todo eso, y no queremos que nada le suceda al bebé.
Al llegar, hago el mismo gesto para ayudarla a bajar del auto; tomo su mano y siento que los nervios me empieza a consumir, no era muy nervioso de por si pero esta noche todo sería diferente para los dos.
Llegamos al segundo piso, había una mesa iluminada y muy bien arreglada, había pedido que trasladen a mi amigo Peter para esta oportunidad, aquel muchacho si que la pasaba mal y quería darle un aire diferente hoy.
-Peter, que sorpresa.- Mar le da una sonrisa gentil y lo saluda-. ¿Cómo has estado?
-Bien, si... gracias, por cierto los dos lucen muy bien hoy.- nos halaga, y Marina le soba el hombro en modo de agradecimiento-. Me avisas Ezra para traerles sus platillos.
Yo asiento, ya que yo había venido temprano para preparar la comida favorita de Marina, tallarines en salsa verde; aunque yo detestaba esa comida para Marina era un manjar. Y si a ella le gustaba, lo haría sin dudarlo.
Le ofrezco a Marina ir un momento a la azotea, ya que allí había decorado todo para que se viera hermoso y un momento único, agradecía que justo daba frente al inicio del muelle y por los faroles de este, se veía el mar oscuro, al igual que se podía oír sus oleajes.
Ahora que me fijaba bien, la decoración combinaba con su vestido, las coincidencias de la vida eran increíbles la verdad. Antes de entrar a la azotea, le cubro los ojos y ella se sobre salta ligeramente.
-Ay amor... sabes que las sorpresas me ponen nerviosa.- ríe por lo bajo, caminando con mi ayuda-. ¿No me caeré, verdad?
-Confía en mi.- susurro en su oído.
Ella camina segura de mis pasos, yo la llevo hasta el inicio del camino y le susurro que mantenga sus ojos cerrados, saco mis manos y me coloco delante de ella, tomo las suyas para ayudarla a caminar conmigo por el camino de la alfombra roja.
-Puedes abrir tus ojos.- si, yo estaba totalmente decidido.
Sus preciosos ojos enfocaron su vista al ser abiertos, ella mira todo con emoción que empieza a llorar, me arrodillo tembloroso ante ella, ante la mujer que me hechizó. Me estiro un poco para apretar el reproductor de música, donde "Contigo" de Carla Morrison empieza a sonar de fondo.
-Marina Laurence, mujer de mi alma y cuerpo.- hablo en español, ella luce sorprendida y emocionada-. ¿Me darías el increíble honor de convertirme en tu esposo y tu en mi esposa? Se que en la habitación todo fue muy improvisado; pero estoy seguro de que quiero dar este gran paso contigo. Quiero despertarme y verte a mi lado, que nuestro o nuestra bebé venga a nuestra habitación cuando crezca para despertarnos, quiero un futuro contigo y cuando seamos mayores, decirte que no me equivoqué al elegirte como el amor de mi vida. ¿Te casarías conmigo?
-Si, Ezra ¡Si amor!- su español era una melodía total, me levanto con los ojos llorosos para ponerle el anillo que compré para ella, el cual le puse aquel día pero no se había fijado-. Es muy hermoso.
-Tanto como tus ojos.- me acerco a ella para besarla con amor, con puro amor. Ella corresponde hasta quedar sin aire los dos-. Mi océano...
-Mi todo.- concluye ella y nos envolvemos en otro beso.
Aquella noche transcurrió de la mejor manera, nos enamoramos una vez más, con más intensidad; Peter nos sirvió la comida y le agradecí por el apoyo, obviamente le pagaría luego por esto. Nos reímos, dijimos palabras preciosas y admiré a mi prometida casi toda la noche, sin duda me pasé de copas porque con cada vez que bebía vino, la chica frente a mi se me hacía mil veces más guapa.
-Preciosa... ¿y tú novio?- pregunto a esta bella mujer-. ¿Donde anda?
Su risa me llena de vida, le tomo la mano para dejar un pequeño beso sobre esta, y ella estalla en risas sosteniendo su vientre abultado.
-¿Tan gracioso le parezco?- ella asiente riendo, se levanta para sentarte en mi regazo y besarme-. La amo y la acabo de conocer, que chulada de mujer, madre mía.
-Estás ebrio, amor mío.- su español era tan perfecto como su sonrisa-. Debemos irnos ya a casa, estás ebrio corazón.
Solo recuerdo que Peter nos trajo y le agradecí, saqué para pagarle y él sonrojado aceptó el dinero, lo abracé para decirle que todo andaría bien y que yo me quedaría con la preciosa chica que ya es mi prometida. Al entrar a la casa vi a mi tía dormida en el sofá.
-Hey, preciosa.- mi prometida voltea a verme con sus tacones en sus manos-. ¿Podrías traer una manta para tapar a mi tía?
-Amor allí hay una.- me señala con su cabeza a la silla que estaba en la esquina, camino a paso torpe para cubrir luego a mi tía, hasta terminó cubriéndole la cabeza-. Ay amor...
Marina niega con gracia y me ayuda a subir a nuestra habitación, yo andaba algo desorientado, ¿La chica preciosa era Marina o mi prometida? Creo que mejor me iré a dormir.
-Descansa, bobo.- mi novia me ayuda a acostarme y mis ojos se cierran de golpe, cansados-. Te amo.
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