06. Una nueva vida empieza
MARINA
Ha sido la mejor semana de mi vida, Ezra hizo que olvidara toda esa tensión del juicio y sobre mis padres; aunque con ellos hablaba de vez en cuando, pero igual Ezra no le gustaba esa idea, lo entendía, sin embargo, no podía dejarlo de lado del todo. Laura me engrió un día entero al prepararme antojos que tenía, y con el dinero que ganamos al vender nuestras cosas, Ezra decidió empezar a ahorrarlo para arreglar el cuarto del futuro bebé, el cuarto de invitados.
-Hola preciosa.- me rodea con sus brazos por detrás, estaba parada en el balcón de nuestra habitación ya que esta daba vista al mar-. ¿Hoy que deseas hacer? Estoy a tu disposición para cualquier cosa, quiero complacer a mis dos amores.
Reparte besos por mi mejilla, clavícula y cuello, mientras yo sonrío suavemente y dejo que sus manos vayan a mi vientre, toda la semana se la pasaba tocándolo con amor. Mi mano va hacia su cabello para acariciarlo.
-Tal vez deberías ir a cortarte el cabello, ya está más grande.- reí por lo bajo, volteándome para tenerlo en frente-. Vamos, te acompaño. Dijiste que quieres complacerme ¿no? Entonces vamos mi amor.
-Bien... pero ojalá me corten bonito sino pareceré un no sé que.- farfulla, yéndose a poner los zapatos; yo sabía que Ezra era muy eticoso con su cabello y su gusto por la ropa.
Por suerte, yo ya estaba lista; vestía unas sandalias blancas y un vestido amarillo floreado, eran de mis favoritos, mi vientre se avecinaba ligeramente aún más, y yo lo amaba. Solamente me hice un amarre con el gancho para el cabello, dejé caer dos mechones a los lados y limpié mi rostro con mis manos.
En unos días era fin de mes, Ezra había conseguido un trabajo en un restaurante donde le pagarían más, lo cual me hacía muy feliz porque también se había inscrito en un instituto donde acabaría sus estudios más rápido.
Yo también había decidido retomar ello, tuve una conversación profunda ayer con Laura, era algo que nos estaba empezando a gustar y ser parte de la rutina nocturna. Además, de que empezaría a trabajar el próximo mes en una librería donde ya había ido por mi entrevista y me aceptaron gustosos.
-Vamos amor, estoy listo.- sin duda tenía a un hombre muy guapo a mi lado, Ezra hasta con las ropas más simples era atractivo-. Luego me admiras preciosa, vamos cariño.
Me saca de los pensamientos y me hace sonreír ligeramente para mis adentros, lo sigo hasta el primer piso para tomar las llaves y salir de la casa. Laura hoy se había ido en la mañana al trabajo, y no regresaba hasta mañana por la noche; tenía turnos pesados en la clínica.
Caminamos tomados de la mano, ya que la peluquería quedaba cerca de aquí, mi pulgar acariciaba el dorso de su mano con suavidad; dirijo mi mirada hacia su rostro el cual luce algo distraído, pero al verme sonríe y besa mi frente.
Al llegar tomo asiento en el sofá de espera mientras Ezra va a cortarse el cabello en la silla, saco mi teléfono para revisar los mensajes y demás sobre el trabajo, pero ninguno de mis padres; me llega un correo sobre la fiscalía para citarme sobre las pruebas que mostré sobre Kane, ya que parecían carecer de hechos que lo lleven preso el tiempo que se definió.
-Oh no...- suspiro con pesadez, echándome hacia atrás y dejando el teléfono en mi regazo, Ezra me mira de reojo y me hace una seña de querer saber-. Luego te cuento, no te preocupes.
Contesto con un "Está bien, iré mañana por la tarde con mi pareja."
Intento distraerme mirando mis redes sociales y lo logro por un momento, hasta que al rato Ezra me avisa que ya nos vamos, que ya pagó. Guardo mi teléfono y tomo su mano para levantarme y salir junto a él.
-¿Vas a decirme?
-Parece que dejarán libre a Kane o le reducirán la condena por falta de pruebas.- suspiro, él se detiene de golpe y lo miro-. ¿Estás bien?
-¿Que si estoy bien? Ese idiota será liberado y lo dices como si nada.- me habla con molestia, yo me siento como una niña-. Carajo Marina, debemos hacer algo.
-Lo sé... pero iremos mañana, yo necesito estar relajada para esto.- murmuro, acariciando mi vientre-. No me hace bien renegar por alguien que no vale la pena.
-Ya lo sé, ya lo sé.- repito bajo, mirando a otro lado, observaba a un niño pequeño jugar con su madre en el parque-. ¿Crees que así sea?
-¿Que sea que?- se voltea Ezra hacia la dirección que veo-. Oh... claro que si amor, serás una buena madre.
-¿Mejor que la mía?- Ezra me mira-. No sé qué sería de mi si le hago daño por mis traumas no sanados...
-Mar, no estás mal de la cabeza como Samantha.- lo miro directo a los ojos-. Tú eres diferente, yo lo sé; eres increíble en todos los aspectos.
-No te refieras a mi madre así, por favor.- Ezra rueda los ojos y le doy un manotazo en el brazo-. No me hagas ese gesto.
-Ya Marina cálmate.- me dice extrañado pero algo fastidiado-. Lo siento ¿vale?
-Haz lo que quieras Ezra.- me doy vuelta y camino hacia la casa.
-¡Marina, espera!- Ezra corre detrás mío-. Amor, hey, hey; espera lo siento en verdad.
-Me vale mierda, Ezra.- me detengo y me pongo delante de él, Ezra me mira expectante-. Me da igual lo que digas, pero ellos son mis padres después de todo, y merecen algo de respeto; mi madre me ama y yo a ella, mi padre puede ser una mierda pero no quita que no sea mi padre. Así que por favor, PRIMERA Y ÚLTIMA que te escucho hablar así de ellos.
Ezra se queda algo pasmado ante mi reacción enojada con sus comentarios, no era la primera vez que lo hacía y la verdad me tenía cansada total. Al no tener respuesta de él, simplemente me doy media vuelta y camino hacia la casa, dejándolo allí.
Al llegar, me acuerdo que él cargaba con las llaves, por lo cual me siento en la acera con cuidado y suspiro, soltando mi cabello para que no me duela más la cabeza de lo que ya me duele.
-Perdona a tu padre, es un idiota con traumas; igual que yo.- murmuro a la nada-. Espero tu si salgas bien de la cabeza.
Pasé el rato en mi teléfono, pero este se murió y Ezra no llegaba, podía ir al hospital para pedirle las llaves a Laura ya que las mías estaban allá adentro. En eso, pasa una chica atrás mío y se detiene al verme sentada.
-Hola cari, ¿andas perdida?- su voz es muy femenina, pero nada exagerada-. ¿Todo bien?
-Si, si; todo bien gracias.- le sonrío levemente-. ¿No tendrás un cigarro?
-¿Estas loca? Estás embarazada amiga.- se sienta a mi lado y niega-. No puedo creer que me hayas pedido eso.
-Lo siento... no sé, lo dije sin pensar.- murmuro, negando levemente-. Lo siento...
-No te preocupes, todas pasamos por esos momentos, bueno.- me toma la mano, lo cual me sorprende por su nivel de confianza-. Primero, todo va a estar bien, sea el problema que tengas; segundo, tu novio debió ser un total idiota para dejarte acá con frío y con un bebé en camino.
-A veces lo es, pero así lo quiero.- suspiro-. Se cruza de vez en cuando, pero al final todo lo que hace para mi es por mi bien, me cuida, me ayuda y nos apoyamos mutuamente.
-Ya... bueno, entonces ve y habla con él.- me dice, como si fuera lo más simple-. Debo irme, pero siempre me tomo el tiempo de aconsejar.
-Ajá, que gran ayuda.- digo irónica, mientras nos ayudamos a levantarnos de la acera-. Bueno, gracias...
-Lilianne, corazón; así me llamo.- responde a mi duda, yo la miro extrañada, ese nombre me sonaba familiar-Bueno, tarde ya se me hizo; bye besitos.
Me regala una sonrisa y se aleja sin más, su cabello rojizo se movía con el viento; pero antes de que mis pies reaccionen para ir tras ella y preguntarle miles de cosas, escucho pasos atrás mío y volteo, viendo a Ezra caminar hacia mí con un ramo enorme de girasoles.
Quitando el pensamiento de que como ella sabía que estaba embarazada si no me había visto el viente, Ezra se acerca con un rostro avergonzado pero lo detengo.
Me acerco a él y tomo el ramo de girasoles, las huelo y sonrío para mis adentros, tienen su colonia y una mezcla deliciosa de aromas; lo miro a los ojos y niego levemente.
-Te perdono, que no suceda otra vez.- me acerco más a él y lo miro directamente a los ojos-. Te amo y odio eso de ti, pero... acepto este bonito regalo de disculpas.
-Entonces.... ¿estoy perdonado?- pregunta, rascándose la nuca.
-Tengo frío, abre la maldita puerta y te perdono.- le digo, chasqueando la lengua.
Se apresura a abrirla, lo cual me causa una pequeña risa, camino detrás de él admirando el hermoso regalo que tengo en mis manos y lo llevo a la mesa para ponerlo en el jarrón y cambiar las antiguas flores.
Ezra cierra la puerta y deja todo para venir hacia mi y abrazarme por detrás, esconde su rostro en mi cuello y yo recuerdo que aún no se ha bañado por su corte de cabello.
-Amor... anda lávate la cabeza.- me río por lo bajo, dejando mi celular en la mesa-. Anda amor.
-Mmmm no, no quiero.- me carga como princesa y me agarro fuerte a él-. No te preocupes, no te dejaré caer.
Reímos los dos y nos besamos profundamente, le tomo el rostro entre mis manos y caemos al sofá, él encima mío con cuidado de aplastarme el vientre; sus manos van a mi cintura y las mías a su espalda, donde le quito la camiseta.
-Te amo, chica del océano.- susurra contra mis labios, lo miro extrañada unos segundos-. la del amor eterno.
Sonrío ante sus palabras, así me decía su tía cuando hablábamos por las noches, Ezra me quita el vestido con cuidado y yo reparto besos por toda su clavícula hasta su pecho.
Lo terminamos haciendo en el sofá, en la habitación, en el patio, baño, cocina y en el auto; acabamos en la habitación, agitados, deseosos, amándonos cada vez más. Nuestros ojos se conectan y entrelazamos las manos, beso su dorso, y me echo encima de él con cuidado.
-¿Crees que seré un buen padre?- me pregunta, al rato-. Tengo miedo, te soy sincero, de ser como el mío; de irme al no poder con tanto y cuando quiera volver que sea tarde y morirnos.
-Ay amor, eres un trágico, no nos vamos a morir.- lo miro y beso sus labios-. Tendremos una vida por delante, con nuestro o nuestra bebé; y muchos más.
-¿A si?- ríe Ezra, abrazándome a él-. ¿Cuantos más?
-Dos más, serán tres hijos.- sonrío emocionada-. Tu tía los amará sin duda, y tendremos una mascota, un perro, le pondremos Dani ¿si? Y nos casaremos.
Ezra ríe ante mi último comentario, el cual me hace rodar los ojos y alejarme de él echándome a su lado y dándole la espalda, me cubro con la manta y sonrío por lo bajo con gracia.
-Amor, quítate eso.- me intenta jalar pero pongo fuerza y me rio-. ¿Quieres ver algo?
-¿Tu pene? no.- me río sin más y él también se ríe, a lo cual me quito la manta y me volteo para verlo.- ¿Que quieres que...
Estaba sentado, se cubría con la manta pero en sus manos llevaba una cajita, abriéndola y viendo el anillo más hermoso que he visto en el mundo, uno de compromiso.
-Marina Laurence...- habla con nerviosismo, yo solo lo miro con asombro y ojos llorosos-. ¿Me harías el honor tan maravilloso de hacerme tu futuro esposo? ¿Del pasar el resto de mis días junto a tu lado, verte cumplir tus sueños, metas, crear una familia contigo? ¿Tú podrías... concederme aquel honor?
-Dios mío... ay yo... Ezra...- lo miro con ojos llorosos-. Yo....
Mi teléfono suena, y volteo por inercia a verlo; era Laura, frunzo el ceño para contestar y lo que oigo me deja con un manojo de emociones muy fuerte.
-Hija, es Kane, lo dejaron libre por falta de pruebas.- solloza del otro lado, y yo siento que mi mundo se viene abajo, volviéndose todo negro.
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