Baje cuidadosamente las escaleras, este vestido era muy incómodo pero era el único que me atreví a ponerme tenía un color lila muy bonito, era liso y suave pero aun así me sentía incomoda usando esto no era algo que yo usaría ni siquiera sabía cómo había llegado a mi closet.

Llegue al comedor y había una pareja de señores sentados en dos de las seis sillas.

—¡Oh Dios mío! —exclamo la señora le temblaban los labios me dio la sensación de que quiere llorar.

—Hola —le dije, no sabía muy bien que estaba haciendo pero me sentí obligada a decírselo.

La señora se paró de su asiento y camino rápidamente hacia mí para darme un fuerte abrazo. Sentí que no me conocía.

—Hace mucho tiempo que no te veía —susurro, podía sentir su cálido aliento en mi oreja no sabía si eso me molestaba o simplemente me hacía cosquillas.

—Siempre he estado aquí.

—Has crecido mucho —dijo separándose del abrazo.

—No creo eso.

—Oh claro que sí cuando te vi por última vez todavía eras una niña ni siquiera sé cómo es que te reconozco.

Sonreí con nerviosismo ¿Qué se supone que debería hacer o decirle? Estaba tan confundida, esta señora era mi abuela pero se sentía como si fuese un recuerdo debajo de espuma. Mire por encima de su hombro, había un señor con canas, muchas canas que me miraba serio era como si estuviese analizándome me sentí intimidada, incomoda y extrañada. Él no se paró ni me abrazo, ni siquiera sonrió.

Me senté a lado de él. No lo mire, ni le sonreí, ni lo salude no creía que él quisiera eso. La señora se sentó en frente de él no paraban de mirarme pero la manera en la que lo hacían era muy distinta, ella me miraba con amor, alegría e incluso sorpresa en cambio el me miraba con extrañeza, frio y... miedo.

Lana y mamá no tardaron mucho en aparecer, Lana se sentó a lado de la abuela y mamá en el final de la mesa quedando en medio de Lana y yo.

—¿Dónde está Savannah? —pregunto mamá.

Los señores regresaron a ver al pasillo y Lana solo sonrió mirando sus manos.

—Esa niña este cada día peor dijo que no vendría pero creí que lo decía de broma —dijo la señora se notaba enojada.

—Ya no es una niña —dijo el señor.

—Claro que sí, apenas tiene 18 años —protesto la señora.

¿18 años? mamá estaba a punto de llegar a los 55 años.

—No tiene 18 años tiene 40 Clara —dijo el señor su voz había tomado un tono mucho más serio.

—¡No eso no es verdad conozco a mis hijos! —exclamo la señora levantándose de la mesa.

—Menos a Nick —susurro mamá, fue tan silencioso que casi ni lo comprendí.

Mire a Lana en busca de respuestas ella solo sonrió y se levantó de la mesa la seguí hasta la sala, se escuchaban de fondo los gritos de los señores peleando por la edad de Savannah.

—Es Alzheimer.

—¿Qué?

—Alzheimer, la abuela tiene Alzheimer.

—Oh... yo no lo sabía.

—Claro que sí, solo que nunca pones atención.

No dije nada. ¿Si ya lo sabía porque me lo estaba diciendo? ¿Un recordatorio?

—Está avanzando rápido los médicos dicen que es muy probable que solo le quede 1 año o menos por eso es que mamá está haciendo estas comidas más a menudo es como una despedida a corto plazo.

No dije nada sentía que sobraba en esa mesa.

—Sé que esto debe ser difícil pero te acostumbraras.

—¿A qué te refieres?

—Yo más que nadie en este mundo se lo que te pasa.

¿Por qué esa frase había sonado tan sombría?

—¿Has pasado por esto antes? —pregunte, mis dedos empezaron a entrelazarse.

—No.

—No puedes saber lo que pienso.

—¿Qué es lo que piensas?

—Que nada de esto es real.

Llegue a esa conclusión justo en ese momento, antes no lo hubiera pensado.

Lana frunció el ceño, sus lentes estaban mal acomodados al igual que su cabello.

—Es tonto lo sé.

—No, es interesante.

—¿Interesante?

—Si.

Lana sonrió levemente y camino hacia mi sentándose en el sillón más cercano a mí.

—Dime ¿Sientes tristeza?

—No lo sé.

—¿Alegría?

—No.

Lana disminuyo su sonrisa pero eso no le impido seguir preguntando.

—¿Qué tal tu memoria?

—Bien... supongo.

Esta conversación se estaba volviendo extraña.

—Sabes... no estoy calificada para diagnosticar esto pero hay un trastorno llamado Trastorno de despersonalización consiste en que la persona cree que todo lo que pasa alrededor de él o ella es falso se siente como si estuviese fuera de su cuerpo ¿No es increíble lo que el cerebro humano puede crear con tal de sobrevivir?

—No creo que eso sea lo que me pase —conteste con franqueza.

—Lo sé pero ¿No crees que es increíble?

—Sinceramente no —No me podía entrar en la cabeza la idea de que no saber quién eres puede ser increíble.

—Oye llevo años estudiando al ser humano y sus capacidades y me doy cuenta de que el cerebro es lo único que necesitamos para sobrevivir, todo lo que pasa es gracias al cerebro.

—No estoy de acuerdo opino que todo el cuerpo es importante.

—Pero siempre hay uno más importante que otro.

—No estoy segura de que sigamos hablando de mis pensamientos.

A Lana no pareció importarle aquello y continúo hablando.

—Si pueda juntar 5 cerebros diferentes en una persona y sacarle todo su potencial ¿Qué crees que pasaría?

—No lo sé.

Mi espalda se pega con la pared, me doy cuenta de que he estado retrocediendo desde hace un rato.

—Pero y si creara una inteligencia artificial lo suficientemente lista como para...

—Ya basta Lana —dice una mujer saliendo del pasillo —, sé que eres inteligente guarda toda esa inteligencia para nuestro próximo proyecto.

—Si tía Savannah —dijo Lana con una sonrisa pero después se voltea y la sonrisa se transforma en unos labios apretados.

—Katherine —La forma en la que dice mi nombre me resulta curiosa es como si fuese una pregunta pero a la vez un análisis.

Me da miedo voltear después de la experiencia con Lana.

—Es un gusto verte de nuevo.

No digo nada, ella desaparece en dirección al comedor.

Cuando volteo Lana está mirándome de nuevo, ya no siento una tención ahora solo me siento incomoda.

—Vamos.

Se levanta del sillón y pasa a lado de mí. Me quede unos segundos más ahí tratando de entender lo más minino pero nada venía a mi mente. No tenía ni la más mínima duda que algo pasaba pero siendo sincera ¿Cuándo no estaba pasando algo?

Volví al comedor y mamá ya estaba empezando a poner los platos con ayuda de Savannah no parecía tener 40 años se veía muy joven pero no lo suficiente para tener 30.

Me volví a sentar en mi antiguo lugar Lana cambio de posición y se sentó en medio de los señores Savannah se sentó en frente de mí, podía sentir su mirada era como la mirada de esas muñecas que parecen estar poseídas por esa razón mantuve la mirada baja la mayor parte de la comida que consistía en espagueti con salsa de tomate mi espagueti estaba extremadamente tieso el de los demás no estaba así.

Savannah seguía mirándome, cuando casi terminaba mi espagueti levante la mirada para enfrentarme a ella, no quito la mirada en vez de eso sonrió y se relamió los labios.

—¿Por qué no hemos mencionado a Nick? —pregunto Savannah sin apartar la mirada de mí.

Fruncí levemente el ceño de pronto los cubiertos dejaron de sonar y mamá casi se atraganta.

—¿Por qué lo mencionas? —pregunto el señor en un tono serio.

—Porque Nick es mi historia de terror favorita.

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Holaaaaaa espero que les haya gustado este capítulo, no olviden comentar y votar