Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Catorce

—Ven, voy a limpiarte esa herida hasta que llegue Suni.

Declan suspiró y se dejó caer en el sillón de la sala, esa que siempre me iba a recordar el conflicto con Marcus y su beso. Fui al baño para quitarme los ruleros en mi cabello, luciendo un poco más decente y saqué el botiquín de auxilios para llevárselo al rubio. Él tenía los ojos cerrados y se notaba en las expresiones de su rostro que le dolía el golpe. Me daba pena que estuviera golpeado por mi culpa, pero también había sido la suya por provocar a su hermano. Fui a la cocina por el hielo que usábamos para desinflamar los golpes.

—¿No tienes una buena relación con Marcus?

—¿Quién la tiene? —me preguntó y yo fruncí el ceño mientras abría el botiquín, dispuesta a limpiarle la herida—. Marcus es insoportable, no puedo creer que sientas cosas por él. Es egoísta, mandón, solo piensa en dinero y es tan estructurado que no puede perderse una comida nunca.

Hice una mueca porque lejos estaba el chico que yo había conocido tres años atrás. Creía que yo era la que había cambiado, pero se notaba que en realidad Marcus había sido quien se había alejado de la persona que era. Yo recordaba a un chico divertido, un jefe con todas las letras, pero un hombre que le gustaba viajar, andar en moto y jugar con su perro en el parque. Que me dijera que ahora era esa persona me hacía preguntarme si realmente quería volver a estar con él.

—No era así cuando lo conocí —le conté y humedecí mis labios mientras le ponía alcohol a una gasa. Poco, porque sabía que iba a chillar como un niño cuando lo hiciera y no quería despertar a todo el vecindario—. Era un hombre increíble que me ayudó a crecer mostrándome las cosas que yo no veía. Me enseñó cosas, me hizo reír mucho, me mostró lugares a los que no habría ido jamás... era realmente una persona con mucha energía y colores.

—Ahora es gris y mucho más desde que murió nuestro padre —me explicó y asentí, porque era cierto—. Entiendo que debe ser más fuerte para él la muerte de un padre tan influyente en su vida, pero a veces me pone en evidencia, ¿sabes? Creo que a Marcus le enoja que no pueda sentir dolor por la muerte de nuestro padre... pero yo tampoco lo conocía mucho. Recién lo conocí cuando mi madre enfermó y decidió traerme a su vida, pero antes era un tipo que nos daba dinero y parecía odiarme. ¿Cómo voy a echar de menos eso?

El padre de Marcus para mí siempre había sido una persona extraña, una capaz de dejarme dudando de todo lo que creía correcto o estaba bien. Había visto sus buenas acciones, como también sus actos totalmente egoístas. ¿Era buena persona? A veces creía que nadie lo era totalmente, simplemente tratábamos de serlo todo el tiempo.

—Y lamento haberle contado a tu madre lo del compromiso falso... pero no sabía qué hacer. Había visto el auto de Marcus y solté esas palabras. Si quieres le digo que tengo demencia y digo tonterías.

—No es bueno burlarse de las enfermedades mentales, Declan —lo regañé y él se rio divertido, más que nada porque lo había regañado. Vaya chico extraño. Extendí mi mano con el alcohol y él soltó una queja innecesaria, haciendo que yo pusiera los ojos en blanco—. Pero creo que es bueno decírselo a mi madre. No quiero crearle falsas esperanzas de una boda que será.

—¿No? Maldición, yo ya estaba viendo un futuro juntos —se burló y me reí junto a él. Declan seguía siendo un chico divertido, con ese brillo que echaba de menos en Marcus y me recordaba a los viejos tiempos—. ¿Cuándo le dirás la verdad? Quiero prepararme para el enojo.

—Trataré que sea pronto, te lo prometo —respondí con sinceridad porque la mentira no podía seguir adelante. Sobre todo porque no podía pelear por él cuando tenía a Declan en mi mano. Me quité el anillo que me había regalado y se lo alcancé junto al hielo para la cara. Suspiró, pero asintió y se llevó el hielo hacia el rostro con una pequeña mueca de dolor. Declan era un buen chico, pero estaba segura de que le faltaba un gran camino todavía y muchas emociones por conocer—. Tal vez se lo puedes dar a Suni...

Noté confusión en su mirada y me di cuenta de que estaba equivocada al creer que ahí había algo. Me sorprendió que él me mirara como si aquello fuera imposible en su cabeza y me sentí un poco avergonzada por haberme equivocado. ¿Esa era su relación normal? No entraba en mi cabeza que Suni viajara hasta mi casa solo porque Declan se lo había pedido. No eran horas para trabajar y aun así ella me gritó al teléfono que iría volando.

—Suni seguramente se case con un príncipe coreano o algo así —aventuró a bromear y, al mostrarle confusión, se aclaró la garganta, dispuesto a contarme—. Su familia es asquerosamente rica. Su padre es un empresario coreano que llegó a Estados Unidos y compró la editorial. La madre es una cirujana estética superfamosa en su país... ¿no sabías esas cosas?

—¿Te crees que me importa el dinero de tu asistente, Declan?

—No, no, lo que me refiero es que por más que suceda algo... su familia es superconservadora y tienen a Suni en una cajita de cristal. La primera vez que fue a un bar fue conmigo y creo que quieren un compromiso arreglado con alguien rico —me explicó y se encogió de hombros como si aquel fuera su destino. Me sorprendía que dijera esas cosas con tanta tranquilidad, como si casarse de ese modo siguiera siendo algo normal—. La dejan trabajar, pero en unos años seguramente la casen. A veces las relaciones funcionan así, no existen las historias de amor que escribes, Lizzie. Lamento decirte.

Me quedé en silencio pensando en aquellas palabras, pero decidí no decir nada con respecto. Todos los días aprendía algo nuevo sobre el amor y a veces no estaba segura cuando sabía o no las cosas.

—De todos modos, quiero ayudarte. No solo porque la susodicha me convenció con sus ideas del amor puro y bueno. Sino porque quiero que mi hermano esté contigo. No me preguntes por qué... pero siempre he creído que Portia y él tienen una relación vacía —me contó y levanté una ceja interesada—. Parecen esos famosos donde todo es perfecto. Son guapos, con dinero y exitosos. Algo tiene que estar mal, ¿no crees? Algo tiene que haber entre ellos que podamos arruinarlo.

—¿Y qué sugieres? La conversación de hoy salió bastante mal...

—Investigaré a Portia y tal vez trate de seducirla —soltó totalmente convencido y me reí al escucharlo. Definitivamente, ese chico estaba loco y yo pensaba que Suni era la que creía que estábamos en un cuento de rosas.

La susodicha llegó a mi casa casi corriendo y chilló como de costumbre cuando vio a Declan herido, diciendo que iban directo al hospital. Los despedí rápido porque Suni realmente estaba chillando sobre la salud de Declan y cosas así. La vi llevando a Declan con la mano mientras él me saludaba con una sonrisa divertida. Muy en el fondo le encantaba esa atención que la chica le daba y entendí que deseaba eso. Atención.

¿No buscábamos todos eso?



Al día siguiente me tocó lo más complicado, enfrentar a Portia. Teníamos una reunión junto a mi agente, pero ella me dijo que a último momento tenía que volver a Nueva York y que me tenía que enfrentar a esa mujer yo solita. A la mujer que me había escuchado gritar que quería quedarme con su prometido. Traté de no parecer una persona malvada o simplemente una loca que quería cumplir sus planes enfermos.

Me recibió en su oficina, una más pequeña que la de los demás y con portadas de sus libros en las paredes. Una foto de ella con Marcus en un evento sobresalía en el escritorio, pero luego estaba totalmente prolijo. Mi libro estaba en su biblioteca, pude verlo desde que entré por su color rosado particular, pero no dije nada con respecto. Tranquilamente, podría haberlo puesto antes de que entrara. No le creía sus palabras, nadie podía ser tan agradable. Tenía uno de esos trajes femeninos que se estaban usando mucho y le quedaba impecable, como si hubiera sido confeccionado para ella.

—Hola, Elizabeth, gracias por reunirte conmigo —me saludó y yo asentí, porque a fin de cuentas no tenía muchas posibilidades. Era eso o comportarme como una niñita caprichosa. Así que cumplí lo que me habían pedido en la editorial, tratar de encarar mi profesión con ellos—. Estoy muy contenta de editar tu futuro libro. Sea cual sea.

¿Cómo le iba a decir que mi libro se basaba en mi relación con su novio y que para una segunda necesitaba seguir con mi plan?

—Seremos cuñadas además, me pone muy contenta...

—¿Esto es real? —pregunté, cansada de tanto elogio. Con el tiempo había aprendido a recibir elogios, sobre todo cuando el libro salió y no paraba de ir a eventos en donde la gente comía de mi mano en muchas ocasiones. Pero no me entraba en la cabeza que ella fuera así. Nadie era tan bueno, ni Suni. Bueno tal vez Suni sí—. Me gustaría que si estamos atrapadas en esto seamos sinceras.

Ella se tensó al instante, pero no dijo nada cuando yo demostré que no iba a fingir una amistad inexistente. No iba a decirle algo que no era cierto, no iba a crear una relación con alguien que no deseaba ver nunca más. No tenía sentido fingir, yo no era de esas. Se notaba que Portia trataba de mantener la calma, que no quería hacer un escándalo en su lugar de trabajo.

—Mira, Elizabeth, escuché tu audio... y no entiendo que es lo que quieres. No voy a juzgarte porque tendrás tus razones y sé que tu relación con Marcus fue fuerte. Por años él me comparó contigo, con la chica que estuvo un solo mes —me recordó y yo puse los ojos en blanco, porque eso no significaba que fuera menos—. Pero no busco una competencia, no soy la mala de película que estás buscando encontrar aquí. Tu libro es muy bueno, me llenó de lágrimas verdaderas y puedes ir a mis redes sociales para ver que no te miento. Siempre me ha interesado tu trabajo, no estoy mintiendo.

Refunfuñé porque tenía razón, solo que yo no quería verlo en ese momento. Portia tenía un Instagram impresionante lleno de fotos de ella luciendo bella y hermosa, pero también leyendo libros que yo también leería. Podía hasta ser mi amiga, una chica como Laura o alguna de mis amigas de Nueva York. En una de sus imágenes antiguas, de hacía dos años, tenía una imagen con mi libro, mucho antes de empezar a subir fotografías con Marcus.

—Tenerme aquí es un peligro, lo sabes. Estás teniendo a la ex de tu prometido bajo el mismo techo. Una ex que amenazó con arruinar el casamiento de tu novio de manera casi pública... ¿Por qué tomas mi libro? ¿Por qué no me mandas con una editora en Nueva York? Tendría más sentido —acoté lo obvio. No podía descifrar a Portia. O era una chica superinteligente o una gran tonta. No lo sabía y tal vez nunca lo sabría.

—Porque no tengo ninguna competencia contigo, Lizzie. No quiero tenerla. Confío en mi relación con Marcus y sus valores.

Lo dijo con tanta seguridad que me dio envidia, como si estuviera demostrándome que no había manera de romper eso. ¿Había dinero, un hijo? No lo sabía y que se comportara de ese modo me molestaba porque la hacía inquebrantable. La hacía una oponente tan fuerte que me parecía una tarea imposible arruinar esa boda. Pero estaba decidida a hacerlo.

Tomé aire, puse mi mejor sonrisa profesional y comenzamos a hablar sobre las ideas que tenía para mi novela. Le conté a Portia como quería escribir una segunda parte de mi novela, en donde la pareja volvía a estar junta gracias a que ella interrumpía en su casamiento. Con una sonrisa me di cuenta de que Portia tendría que aceptar mi historia, una que no quería que fuera contada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro