- ¡AAAAAHHH!- ¿Qué rayos fue esa conversación?.

"Lo que sea por tí, Alex.", "¿Tengo tu amistad de forma incondicional?", "Te quiero, Alex".

Las palabras de Yeli se repetían en mi cabeza una y otra vez. ¿Por qué me está pasando esto? No es que sea la primera vez que me dice cosas así, ella es muy propensa a decir todo lo que pasa por su mente. Sin embargo, esta vez se sintió muy diferente a ocasiones anteriores. Algo con la forma en que sus palabras parecían salidas al calor del momento, y al mismo tiempo llevar muchos pensamientos detrás.

Me tumbé sobre mi cama boca abajo, ahora todo era oscuridad. Escuché alguna vez que, de todos los sentidos, la vista es el que más energía usa; por consecuencia, suprimir los estímulos visuales aumenta la capacidad para percibir todos los demás. Es por eso que las personas cierran los ojos al abrazarse.

No sé si hice bien en hacerlo, esta nueva perspectiva solo hizo más evidente dos hechos que me esforzaba por negar: mi corazón estaba muy acelerado, y sentía cómo la sangre de mi cuerpo se dirigía a mis mejillas. Esto es malo... muy malo. Todo es culpa de Yeli, fue ella quien empezó a decir cosas extrañas.

Espera un momento...

...

"Lo que sea por tí, Yeli"...

...

...

...

... ¡FUI YO! Yo fui quien empezó a decir cosas extrañas. Nadie a quien culpar más que a mí. ¿Tan desesperadamente quiero mantener a Yeli a mi lado? Sí, creo que así es.

Mas el que fuera yo quien inició no cambia un hecho: Yeli correspondió a lo que dije. Después de eso, ella empezó a actuar extraña también. Estaba un poco alterada, no sé si por incomodidad o nerviosismo, pero ella estaba dispuesta a estrechar la distancia entre nosotras.

Me pregunto, si me comportara más de forma extraña en el futuro, ¿Yeli me seguiría el juego?. Su estrategia para acercarse a mí siempre ha sido por medio de una relación de iguales, por lo que tal vez la respuesta es sí. ¿Cuán extraña me permitiría ser con ella? ¿Y qué tan extraña está dispuesta a ser ella conmigo? Me dan ganas de explotar su amabilidad.

¿Pero qué estoy pensando? Suena como... como si estuviera... No, Alexandra. Algo dentro de mí me decía que no debía completar esa oración. Por muy obvia que sea la continuación, debo dejarla ambigua sin importar qué, o no habrá vuelta atrás.

Para empezar, si hiciera algo así hay una certeza: las cosas entre nosotras cambiarían. De hecho, las cosas entre nosotras ya parecen estar cambiando. Y eso no me gusta.

Yeli es una humana y tiene sus límites, los cuales eventualmente alcanzará, y ya no podrá fingir como lo hace ahora. Pero si son mis acciones las que hacen que termine alcanzando ese límite, nunca podré perdonármelo a mí misma. Además, aprovecharme así de las intenciones de Yeli sería muy poco ético, y no quisiera traicionar su confianza.

Pude sentir calor en mis mejillas, este no era el calor de antes, que me provocaba mariposas en el estómago. Este se sentía desgarrador, desesperante, hacía que me costara respirar, y siguieron los gimoteos. Eran lágrimas, que la almohada presionsaba contra mi rostro.

Vine directo a mi habitación tras llegar a casa. No me he cambiado, no me he quitado el maquillaje, no me he tomado el pelo, y las lágrimas estaban mojando mi almohada. Pero no tenía la energía para moverme y hacer algo al respecto. Dejé que me envolviera la oscuridad y me dormí así como estaba.

•-•-•-•-•

— Buenos días.— Me saludaron Cecilio y mi padre.

— Buenos días.— Respondí como de costumbre.

Me había lavado la cara y arreglado antes de bajar para que se me notara la crisis de anoche. Aunque me sigue doliendo todo por dormir en una mala posición.

— ¿Te divertiste ayer?— Me preguntó mi hermano.

— ¿Qué te da esa impresión?

— No es usual que llegues a casa más tarde que yo.— A juzgar por su reacción, las palabras de Cecilio tomaron por sorpresa a mi padre por un momento. Por su trabajo, él siempre llega mucho más tarde que nosotros, y ayer no fue la excepción; así que es ahora que él recién se entera.

— Bueno, quién sabe.— Dije reservadamente.

— Qué aburrida.— Soltó mi Cecilio como suspiro de decepción.— ¿No le harás preguntas o algo, padre?

— No.— Respondió nuestro padre sonriéndole.

— ¿Por qué quieres saber qué hice ayer?

— No es eso. Cuando tenía tu edad se la pasaban interrogándome, ¿no lo recuerdas?— Ahora que lo pienso, es verdad, nuestro padre siempre fue muy estricto con Cecilio.— Así que, ¿por qué esa discriminación?— Preguntó dirigiéndole una mirada acusadore al hombre sentado a nuestro lado.

— No sé de qué me hablas.

— Es que soy más responsable que tú.— Me jacté. Y, si me preguntan, no lo hacía sin fundamento.— En fin, estaba con Yeli y Roselyn, ya las conoces.

— Yo no conozco a esa tal Roselyn.— Dijo mi padre. Ains, ¿Por qué la mencioné?

Tras una breve conversación convencimos a mi padre de que Roselyn se trataba de una compañera de clases de Yeli, que es una buena amiga y que es alguien confiable. No quería imaginar tener que explicarle la verdadera situación. Cecilio pareció haber llegado a la misma conclusión que yo, y me cubrió durante la conversación.

— Bueno, siéntete libre de invitar a tus amigas a la casa. Tú también Cecilio, los empleados siempre me dicen que están preocupados de que nunca traen a nadie.

— Ay no, qué vergüenza.— Concuerdo con mi hermano, es incómodo cuando con tan solo ver la casa la impresión que tus amigos tienen de tí cambia tan drásticamente. Después están intentando aprovechar cualquier oportunidad para invitarse a venir.

— Y tú le dices a tu hermana aburrida...— Lo molestó nuestro padre.— Aprovechen ahora que van a iniciar las vacaciones de verano.

— ¡Por fin!— Suspiró Cecilio, mostrando el entusiasmo y alivio que siente por este hecho. Él está en su primer año de universidad, sus clases terminarán en unas tres semanas.

Hablando de vacaciones de verano, a Yeli le falta incluso menos para iniciarlas. Su escuela siempre termina el año un poco antes que la mía. Ahora mismo, a mí me faltan dos semanas para salir, esta y otra más; mientras que Yeli termina al final de esta misma semana.

Mientras estábamos en eso, mi padre recibe una llamada.

— Discúlpenme.

Mi padre se levantó de la mesa y salió del comedor a atender la llamada.

— Y ahí va de nuevo.— Comentó Cecilio.

— Ya se estaba tardando. Jeje.— Ambos reímos de la situación. Es algo triste el poco tiempo que podíamos compartir con nuestro padre, a pesar de que vivimos en la misma casa. ¿Pero qué más vamos a hacer? Intentamos tomarlo de forma positiva y con humor. Al menos podemos pasar mucho más tiempo con él que con nuestra madre.

— Tengo noticias, chicos.— Dijo mi padre, volviendo a entrar en la habitación tras un rato. Algo inusual, normalmente una vez que atiende una llamada, significa que tiene que salir de inmediato, y no lo volvemos a ver por el resto del día.

— Eso fue rápido.— No realmente, unos minutos más y Cecilio y yo ya habríamos salido a la escuela. Pero como ya mencioné: fue rápido para sus estándares.

— Sí, la persona que llamó estaba muy ocupada para hablar por más tiempo. Ah, por cierto, esa persona les manda saludos.

— ¿No será...?

— Así es, ¡era su madre! Dijo que va a venir de visita el fin de semana.

La cara de Cecilio repentinamente se iluminó. No tenía forma de saberlo, pero estoy segura que la mía también debió de hacerlo. No son muchas las oportunidades que tenemos de ver a nuestra madre. Sobra decir, la noticia nos hace mucha ilusión.

— ¡Qué gran noticia!— Dije emocionada.

— Ah, Alex, con respecto a lo que hablábamos antes: Tal vez quieras invitar a Nayeli, tu madre le tiene mucho cariño.— Es verdad, Yeli es probablemente la única de mis amigas que mi madre conoce, consecuencia de que seamos amigas tan unidas desde hace tanto tiempo.

¿Traer a Yeli a casa? Estará bien, ¿no?. Ya lo he hecho varias veces en el pasado. Lo de ayer debe haber sido algo de una vez, las cosas volverán a la normalidad entre nosotras a partir de ahora, ¿no?

[Alexandra]
Nos vemos otra vez hoy? Hay algo que debo preguntarte

[Nayeli]
Ok

•–•–•–•–•

— ... Y eso es lo que ocurrió.— Yeli escuchaba atentamente a mi explicación.— ¿Así que qué dices?

Al igual que ayer, estábamos en el jardín del parque. Después de todo, ya habíamos discutido ayer que deberíamos pasarnos por allí más a menudo a visitar a Roselyn. Esperé a que esta se despidiera de nosotras y quedáramos solas para empezar a contarle la situación de mi madre.

En cuanto a Yeli, se comportó más o menos como siempre. Cuando llegué noté que estaba algo nerviosa, tartamudeó un poco al saludarme, pero rápidamente volvió a ser la de siempre. Además de eso, cuando me senté a su lado en la banca y le dije que quería hablar sobre algo importante ella se sobresaltó, incluso emitió un pequeño chillido y rápidamente se cubrió la boca con las manos avergonzada.

Pero creo que todo eso era de esperar. Después de lo extraña que se puso la situación ayer, es normal si estaba un poco incómoda. Seguramente pensó que la invité para hablar de eso con ella, lo que debe haber magnificado su incomodidad. Una vez que se dio cuenta de que solo quería invitarla a casa ya que venía mi madre, fue claro que se relajó muchísimo.

— ¡Claro! !Qué bueno que pueda venir ¿no?! Pero... No quisiera ser la quinta pata en su reunión familiar...— Incluso Yeli estaba algo emocionada por la noticia, aunque dudaba de si en verdad estaría bien ir.

— Tranquila. Mi madre también quería verte a tí.

— ¿Y a tí te parece bien?

— ¿Eh?— Bueno, la respuesta es obvia.— Claro que me haría feliz si estuvieras allí.

— ¿Estás segura?

Yeli puede notar que estoy dudando en algo. Pero no es como que pueda decirle los motivos y las emociones que causan inseguridad en mi interior. Aun así, si quiero que me crea debo ser más sincera.

— Estar contigo me hace feliz, Yeli, a eso es a lo que me refería, no lo decía solo para ser educada. Así que obviamente me haría muy feliz que estuvieras allí conmigo. Además... ya eres como parte de mi famili- ¿Eh?

No pude mantenerme mirando a Yeli a los ojos mientras me abría tanto, por lo que bajé la mirada mientras hablaba. Cuando estaba por terminar, decidí volver a mirarla para ver su reacción, pero no tuve oportunidad. Antes de que pudiera verla, ella había rodeado mi cuello con sus brazos, y me estaba abrazando con fuerza.

Esta vez fui yo quien se sobresaltó por un instante y emitió un chillido. Yeli al ver retrocedió un poco.

— Lo siento...— Dijo con la cabeza gacha.

Pero esta vez fui yo quien la abrazó antes de decir nada.

— No. Solo me tomaste por sorpresa. Esta bien, ¿ves?

Pude sentir que el cuerpo de Yeli se relajó y ambas reímos. Mientras la abrazaba, podía sentir el calor de Yeli. Este era otra vez el tipo de calor que me generaba mariposas en el estómago. No podía haber estado más en lo correcto, estar con Yeli me hace feliz.

Al igual que ayer, caminamos por el camino de regreso tomadas de la mano. Me sentí feliz, mucho más feliz de lo que me había sentido en mucho tiempo. Mi madre, mi padre, Cecilio, Yeli... Quiero atesorar las oportunidades que tenga para pasar tiempo con personas tan importantes para mí, mientras me sea posible.

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Gracias por leer el capítulo 5

Nunca entendí muy bien a los autores que se preguntan, ¿Quién es el protagonista de mi historia? Desde mi perspectiva como lectora, siempre me ha parecido clara la respuesta a esa pregunta en las historias de otras personas. Eso es hasta que termino este capítulo y me encuentro preguntándome: Bueno, ¿Quién es la protagonista de esta historia? xD

En fin, bye~