***
<<Ella>>
Esa pequeña niña.
Esa niña que quedó en el olvido.
Que con gritos y golpes se marchitó
Una vida llena de color se convirtió en una vida llena de dolor.
¿Por qué tenías que sacar a la luz los recuerdos que tanto me esmero en enterrar todos los días que sigo existiendo?
Me encerré en el baño. ¿Cómo habían encontrado ese recuadro? Tenía 12 años la última vez que lo vi. Si tú no recordabas no tenía sentido que apareciera de la nada en el local. Algo no andaba bien, algo no encajaba, alguien sabía que había regresado a la ciudad y lo quería dejar muy en claro. Me limité a pasar lo que restaba de tarde sentada en el retrete. No quise volver a ver a aquella niña. Ella quedó atrás, pisoteada, rota. Pero había que admitir que el inodoro no era muy condensador, y que rápidamente el aburrimiento me atacó. Me asomé ligeramente por la abertura de la puerta y salí de puntitas. No quería que los dueños del local se enteraran porque eso significaba regresar a mi casa, y no quería ver a las bestias enojadas por mi holgazanería en un espacio que ni mi respiración eran bienvenidos. Observe cómo aventabas el recuadro al basurero del parque y te marchabas irritado.

Mierda, me abofetee con la mano. ¿Qué había hecho? Había actuado como una completa idiota, delante del chico quien menos se merece mi actitud. Salí dando zancadas del baño dirigiéndome a paso decidida a recoger mis cosas y retirarme del local. Estaba furiosa conmigo misma, por mi actitud, por simplemente existir. Le avisé a los dueños de mi inesperada retirada del trabajo, nunca dejaba nada a medias, ni siquiera el acontecimiento del 12 de septiembre. Pero ¿de que valió? Sigo siendo la misma niña miserable de siempre. Guardaba mi uniforme en mi mochila cuando de esta ca un pequeño papel arrugado

<<Ahora que regresas te debo recordar que tienes deudas que pagar y una vida que arruinar. Se quien eres. Las sombras no te ocultarán por siempre. El mundo es pequeño y esta ciudad es minúscula. Cuidado Pelirroja>>

Palidecí, las manos comenzaron a temblarme sin control, tirando mi mochila al suelo. La ira se disipó dándole paso al temor. El pánico me abarrotó provocando que el aire se escaseara en mis pulmones.

Escuche
De nuevo
Esas voces
Los gritos del infierno

Me tape los oídos irritada, no quería escuchar, esos gritos que rasgaban el alma. Mis rodillas flaquearon haciendo por terminarme rendida en el piso.

No sabía de quién venía esa advertencia. Mi cabeza no reaccionaba. Las ideas no eran coherentes. Si sabían quien era, conocían mi pasado. No me quedaba mucho tiempo en esta ciudad. Huir era mi pasatiempo, la habilidad que desempeñaba a la perfección. El escape y la mentira me ha acompañado desde que tenía 9 años.

Esa persona me conocía, y a diferencia de él, si me recordaba.
Si recordaba esta pérdida
El abismo volvió a abrirse
Y la única cuerda de salvación era él y su corazón.