13
***
<<Él>>
Sábado, aleluya, se sentía muy bien no tener que probar el repugnante helado, pero también se sentía horrible no ver tu sonrisa, me preguntaba ¿Que estarías haciendo mientras yo me concentraba en patear el balón hacia el arco? En toda la práctica de fútbol no hubo un instante en que tu sonrisa no pasara por mi mente. ¿Acaso eras una especie de bruja o hechicera? ¿Me habías colocado alguna poción en las raciones del postre de toda esta semana? ¿Por qué provocabas esto que aún no sabía describir en mi interior?. Aunque para ser sinceros no me quejaba, para nada, sentía un sentimiento nuevo, distinto, una emoción que parecía haber enterrado hace mucho y ahora con tu mirada quisiera salir del agujero en donde la olvide. Al terminar la práctica, camine a la cafetería, hoy no acostumbraba a pasar por el local pero un extraño impulso hizo que ahora estuviera observándote por la ventana antes de entrar. Ahí estabas con esa rara cabellera azulada, con esos ojos color miel emitiendo un brillo con solo ver el helado que tenías que entregar. Con esa sonrisa, aquella que en tu rostro no podía faltar porque era un vacío. Inconscientemente dirigiste tu mirada a la ventana, notando mi presencia como acosador. Tu sonrisa ocupó casi todo tu rostro, ampliándose hasta ocupar tus mejillas. Sin darme cuenta de cómo pasó, terminé sentado de nuevo en la mesa de la esquina, en esa mesa al lado de la ventana de cristal, contigo sirviéndome uno de los números helados que vendían en el local, para ser sinceros este helado no sabía tan mal, pero no te emociones seguía siendo asqueroso. Intente adivina su sabor, por su color verdiazul deduje que sería ese que a Pamela tanto le gustaba, sabor a Chicle. Volví a dejar la misma servilleta rosa pastel con tu letra plasmada en el papel. Te esfumaste dejándome con la alocada conclusión que podías llegar a tener poderes de invisibilidad.
<<Pensé que no vendrías. Felicidades te has comido 6 helados seguidos>>
Sonreí al leerla, era cierto,me había comido 6 helados un logro para un chico que desde pequeño odia la clásica crema fría. Pero menos importante había ganado 6 inyecciones seguidas por comerlo y volver a ver esa sonrisa que escapaba de tus labios al ver como terminaba de degustarlo. Extrañamente sentía que era una necesidad verte reír, era egoísta pensar que solo hace 6 días no encajabas en mi vida y ahora solo quería que tú sonrisa fuera solo para mi. Eras la misteriosa, sonriente y hermosa chica del helado, que se empeñó en servirme helado aprovechándose de sus dotes físicos para convencerme. Eras esa chica, pero quería considerar que eras MI CHICA DEL HELADO.
Me fui de la cafetería con una sonrisa guardando la nota de congratulaciones que habías escrito para mi.
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