Un ruido la despierta, le parece extraño no percibir ningún hedor, y el closet le parece mucho más estrecho. Está sumergida completamente, pero no se está ahogando, es como si no necesitara respirar. Todo a su alrededor es muy extraño, diferente, nuevo en todos los sentidos. Siente un latido desde afuera a uno de los lados, y tambores aceleran el ritmo de la expectación, la piel se electriza y su espalda se llena de pálpitos continuos. El armario parece no tener esquinas y las paredes parecen de carne y venas. Las paredes muy traslúcidas, dejan penetrar la luz del exterior. Mira a su alrededor y no ve a sus compañeros de celda; los insectos no están allí,  ni los ratones, ni los gusanos, ni las arañas. Ella está sola. 

Se escuchan voces. Ellas siente el calor que aumenta con el ritmo de tambores. Todo se estremece y se sacude bruscamente, al punto de que ella termina rebotando contra las paredes.  Intenta sujetarse pero no tiene manos, ni brazos, ni piernas... se mira y ella es solo una bola humana deforme. Sujeta por un cable a la pared, rebota como un yoyo dentro de una caja y duele terriblemente. Los tambores enmudecen y escucha voces que gritan, pero no es como los gritos de antes, estos gritos no son de dolor o angustia, hay música e invocación en ellos. Deben ser unas seis personas las que gritan y cantan; sus voces giran alrededor de ella, mientras algo golpea las paredes desde fuera. Esquiva tantos golpes como puede, pero no tiene como moverse a voluntad, es una suerte que no la aplasten las compresiones de las paredes. Algo candente refulge fuera de su celda, una figura con puntas arde aproximándose a ella. Siente el olor a carne quemada y al armario gritar mientras se sacude todo, marcado por el ritmo de tambores, cuyos cueros marcan el frenesí de la angustia que sienten las paredes de su closet. 

El líquido que la rodea se vuelve negro, y símbolos candentes queman por fuera las paredes de su armario, una y otra vez ella siente el dolor de su celda, el grito, el desgarro, el temor y el rechazo. Es como si veneno fluyera por la soga que le ata, comiendo su cuerpo por dentro y haciendo arder su cerebro. Entonces ve como se abre un grieta debajo de ella y un ser inmundo penetra llenando todo el espacio, un espíritu infernal ha venido a habitar con ella. El ser es inmenso, amarillo putrefacto y le arrulla con canciones terribles, capaces de asustar al miedo. Ella no entiende porque estando tan comprimida, él se mueve libremente ¿Cómo puede hacerlo? Es como si no estuviera realmente allí, pero aún así lo llena todo con su horrenda figura. Afuera no dejan de cantar, los tambores lo animan, los golpes lo divierten, las voces le encantan, se nota que el demonio disfruta que lo invoquen. 

Abre los ojos y vuelve a su acostumbrado closet, su dueño esta allí, aunque todo está en tinieblas ella siente su respiración en su rostro. Él sintiéndole consciente de su presencia, le lame el cuerpo con su larga y babosa lengua. Recorre todo y no es comprensible si su intención es limpiarla o corromperla aún más. Ella cierra las piernas y se acurruca de espalda, protegida solo por su largo pelo, que ha vuelto a crecer, y siendo su propio abrazo su único refugio. La inmunda lengua recorre toda la espalda desnuda de la chica, desde lo más bajo y hasta su cuello, regresando lentamente por el mismo camino para luego volver a emprenderlo una y otra vez. La sangre coagulada en la piel de la chica se disuelve en la saliva del monstruo, y ella sienta la punta ardiente violar su piel; pero permanece inmóvil, inerme, sabiéndose indefensa y sola, tiembla. El monstruo mastica un poco del pelo de ella, le gusta el sabor, disfruta las cucarachas que aún en él estaban escondidas. Los tambores cesaron hace rato, pero los símbolos aun siguen en las paredes. Parece ser un día especial del año. 

El monstruo la deja, ella siente ruido a su espalda y aunque teme mirar, lo hace de soslayo. ¡Es ella! se ve y piensa que una vez más está reflejada en el ojo del unicornio, pero no es eso, el monstruo ahora tiene su forma. El asombro y el miedo de la chica se alían, mientras el frío toma el armario acompañado de una espesa niebla, que a su paso congela todo menos a ella y al demonio. El closet, iluminado por los símbolos candentes, gime de dolor y ella siente el tormento en todos sus huesos. Entonces el clon demoniaco de la chica  se le acerca y se sienta a su lado mirándola. Ella tiene miedo mirar al demonio, la cálida piel que le roza le agrada ante el frío que domina el armario, pero tiene miedo mirar y no soportar la experiencia. Realmente no hay nada que no tema allí, aunque a veces solo quiere dejar de existir, pero no sabe como acabar con su existencia. Entonces siente la mano cálida del demonio que recorre su muslo y se estremece todo su cuerpo, le aparta el cabello y escucha la misma voz que atormenta sus oídos - "Mírame". A ella le tiembla el alma, se le muere todo por dentro y su piel se escama de miedo. Esa palabra arde en su mente y está paralizada del pavor, su espalda es devorada por un escalofrío y la expectación del dolor le aterra. Entonces el demonio le gira la cabeza a la chica y como si fuera un reflejo, ella queda frente a un ser que adoptó su forma y ahora la mira como si fuera su reflejo.

- "Falta poco", le dice el demonio.  Ella siente que su cabeza duele cada vez que lo escucha. Su voz es como un trueno que retumba en el armario. El eco, sumiso a las tinieblas, repite muchas veces sus palabras, mientras a varios ratones le explotan los oídos. - "Falta Poco", le repite, y cada vez que lo hace es más desesperante. Vuelven los tambores y las voces girando afuera del armario, vuelve el sonido y el pitido con olor a alcohol y orina, vuelven los olores de las flores y el azufre, siente frío por fuera y se le derrite todo por dentro. - "¡Falta Poco!", grita la bestia y con ese grito los espíritus de las paredes huyen y los símbolos desaparecen, Todo queda en tinieblas, pero las manos del demonio la toman por el pelo y la acercan a él. Le abre la boca a la fuerza y ella siente como entra dolorosamente dentro de ella, desgarrándola por dentro mientras se acomoda en su vientre. 

Ahora siente al closet fuera y dentro de ella. Se siente doblemente prisionera. Los recuerdos vuelven y ve una luz que se abre y unas manos que le toman y le sacan hacia fuera. La luz no le deja entender lo que pasa, sus ojos están deslumbrados y pasa de mano en mano, de uno a otro, le toman y la transportan. Siente un fuerte golpe y su garganta grita de dolor, y se escucha a sí misma llorar como un bebe desconsolado. Una fría roca le sirve de cama y una daga parece lista a desgarrarla, cuando destellos de luces de colores llenan el lugar y gran revuelo hace huir a todos dejándole olvidada. Siente un cálido abrazo y un beso, olor a pino fresco, música country y suaves sacudidas que le invocan el sueño. Pero vuelve al closet, a las tinieblas y al silencio, a la angustia y la tortura del terror, mientras la voz que retumba en su interior, le dice continuamente -"eres mía" y "falta poco".