10. Plantado.
Luz:
El dolor en mi cabeza y el pitido en los oídos me hizo abrir los ojos una milésima antes de volver a cerrarlos por la pesadez, me removí y eso me hizo soltar un quejido, me dolia cada fibra del cuerpo. Volví a intentar abrir los ojos una rendija de luz se colo entre mis pestañas antes de volver a cerrarlos y caer dormida de nuevo.
Voces.
Muchas de ellas se escuchaban susurrando cosas ininteligibles, se escuchaban que hablaban en mi cabeza, ¿Era algún tipo de conciencia? Pues que se esforzará más ya que no comprendía ni una sola palabra. Un grito me hizo abrir los ojos de forma abrupta sintiendo un ardor en mi garganta, comprendi que aquel grito salió de mí, temblaba y me abrace a mi misma.
Parpadee consecutivamente hasta adaptar mi vista a la poca iluminación que el lugar donde me encontraba tenía, no sabía que pasaba, donde estaba, porqué me dolía tanto el cuerpo y la cabeza me palpitaba. Me encontraba en una habitación de paredes grises con una tenue iluminación de luces amarillas, todo lo demás era negro como el armario, la ropa de cama, las mesitas de noche incluso la ropa que andaba puesta era una enorme camisa negra con un pantalón de buso del mismo color.
El lugar estaba en completo silencio, no había nadie a mi alrededor y la habitación era tres veces mas grande que la mía, me lleva ambas manos a la cabeza confundida el movimiento hizo que se me escapara un jadeo de dolor, ¿Qué hacia aquí? ¿Dónde estaba? La puerta se abrió como una respuesta a mis preguntas.
Al ver a Mike caminar hacia mi con el ceño fruncido y las manos en sus bolsillos fue como si me dieran una bofetada para que reaccionara, los recuerdos vinieron a mi con un tornado, salir del trabajo con Serena, llegar al edificio, llegar al departamento ver a un hombre salir de mi baño, los golpes, la pelea, el miedo, la adrenalina, luego la furia al enterarme que fue todo obra de Alessandro.
Tu padre te manda saludos, Lutza Dmitriev.
Esas fueron sus últimas palabras antes de colgar la llamada, eso me desestabilizo, me dejó sin fuerza, completamente derrotada y destruida, tumbó los muros que tanto me había costado levantar, y odiaba eso, que unas simples palabras botara a la basura todo mi esfuerzo por llevar una vida alejada de lo que odiaba. Todo este revoltijo me llevo a ese momento con Mike.
Mike se sentó en la orilla de la cama, buscando cada herida en mi rostro, luego me dió una sonrisa pequeña insegura, suspiré y me quite las cobijas de encima para sentarme a su lado, cada movimiento dolía recordándome que alguien se había infiltrado en nuestro apartamento con mucha facilidad. Cruce las piernas y recosté mi cabeza en su hombro.
-¿Cómo te sientes?- preguntó luego de un segundo en silencio.
-Como sí me hubieran lanzado de un acantilado y hubiera sobrevivido al impacto- hice una mueca-¿Está es tu habitación?
- Sí ¿Te gusta?- hice un mohin.
-No, está horrible- el soltó una risa y luego se puso serio.
-¿Qué pasó? ¿Quien te hizo esto?
-¿Tu me cambiaste?- ignore por completo sus preguntas.
-No, fue Agatha, ahora responde- exigió.
-¿Agatha? ¿Está aquí?- me levanté de la cama ignorandolo de nuevo, hice una mueca al sentir el escozor, ví mis pies vendados sobre la alfombra azul marino y luego me dirigí hacia la puerta cojeando.
-Solo responde, Luz, ¿Quién hizo esto?- me alcanzó, tomo mi brazo y me giro hacia el.
-Alessandro- respondí con los dientes apretados, el se quedó helado viendo fijamente buscando la mentira en mis palabras, pero no lo había.
-¿Regreso? ¿Tu padre...?- se quedó callado.
-Sí, el mejor que nadie lo sabe- forme mis manos en puño, la ira regresaba cada vez que recordaba lo que había sucedido, la facilidad con la que me había doblegado-. En una semana es mi fiesta de compromiso.
-¿Qué? ¿Estás loca? ¿Te casarás con ese demente?
-No tengo opción Mike, me amenazó, ni siquiera me importa mi vida- me golpee el pecho, se sentía oprimido y el oxigeno me faltaba poco a poco-. Se metió con Serena y Sean. Nadie va a pagar por mi.
-Maldicion - soltó luego puso sus manos en la cadera-. Haremos algo para evitar eso a toda costa, no te casarás con ese demente.
-¿Qué harás?- una sonrisa amarga se dibujo en mis labios-. Solo retrasaras lo inevitable.
- Entonces lo retrasaremos hasta encontrar una solución- suspiro luego se adelantó y abrió la puerta para mí -. Ahora vamos todos deben saber esto.
-¿Todos?- pregunté extrañada.
Una sonrisa se formó en sus labios, me recordó al Mike al que yo admiraba. Mi historia con Mike se remontaba a muchos años atrás cuando yo apenas era una niña, el era algo más que el hermano de mi mejor amigo, era alguien a quien admiraba, era inteligente, guapo y siempre hacia todo bien, yo siempre andaba detrás de el como una garrapata queriendo saber todo y haciendo miles de preguntás, tuve un crush inocente era inevitable que eso sucediera.
Luego el se fue a la universidad y aunque lo miraba muy pocas veces la admiración y el cariño que sentía por el no murieron, me apoyo junto con Luke cuando pase por momentos difíciles cuando me fui de casa, me escucho mientras lloraba y me derrumbaba, me sorprende no haberme enamorado de él, pero era como un hermano más.
Luego un tiempo despues me entere que el y mi hermana mayor estaban saliendo, al principio no sabía cómo sentirme con esa información, estaba confundida dos personas a las que amaba estaban juntas lo cual debía hacerme feliz, pero me sentía horrible principalmente porque Agatha estaba casada y tenia una hija.
Estaba traicionando a su esposo y a su hija, ninguno merecía eso, hablé con ambos, les dije lo que esa relación me hacia sentir y que no era justo para los demás involucrados, Agatha me prometió que haría algo, que le contaría a su esposo, me dijo muchas cosas que al final no hizo, un día me cansé de eso, de ser la tapadera, porque eso es lo que me había convertido para ellos, una simple tapadera a la que podían utilizar cada vez que querían encontrarse, el respeto y la admiración que sentía por Mike se esfumaron dejando paso a una enorme decepción, con Agatha fue peor, que me utilizará y sintiera de esa manera me rompió el corazón, yo estaba destrozada.
Así que un día fui y le conté todo a su esposo, ya no quería cargar eso en mi conciencia tenía muchos monstruos encima para adquirir uno que no era mío. Fue mi error ir con el, el hombre entro en furio me corrió de su casa diciendo que una arrastrada al igual que mi hermana, no sabía la horrible persona era porque apenas habiamos hablado dos o tres veces.
Esa misma noche obligó a Agatha a revelarle la verdad, la golpeó así que ellos no tuvo más remedio que confesar que estaba embarazada, algo que yo no sabía y por lo que aún sigo culpandome, Mike me reclamo eso, me dijo que todas las desgracias que estaban pasando en su vida era culpa mía, cuando intenté detenerlo para que no se fuera y me dejara explicar me golpeó de forma inconsciente, me quedé tirada en el suelo llorando por horas, estaba devastada muchas cosas habían pasado en tan poco tiempo, sentia que lo habia perdido todo y que era solo mi culpa y de nadie más.
Había pasado por mucho no sabía cómo pude levantarme de esa acera y llegar a casa, todo fue un borrón, esa noche la idea de desparecer cruzó mi mente, yo era el centro de todos los problemas esa mi mejor solución así que fui a la cocina y tome un cuchillo pero fui interrumpida por Sean con apenas cuatro añitos, me preguntó con sus ojitos inocentes que hacía y luego sin esperar respuesta me abrazo y me dijo que me había extrañado. Me aferre a ese pedacito de vida y no lo solté, gracias a el puedo decir que sigo aqui.
Luego de eso intenté incansablemente ir tras el perdón de Mike, fue un año difícil ya que en la empresa era bien sabido que el me odiaba y no lo disimulaba, muchos rumores corrieron, principalmente que yo me acostaba con ambos hermanos, que los había hecho pelear entre ellos, me llamaron muchas cosas, pude con eso, pude con muchas cosas mientras los muros que retenían mis sentimientos estaban arriba.
En ese punto me obsesiones con mi trabajo, fui unas cuantas veces a terapia, aprendí poco a poco que sí bien yo tenía culpa ellos también eran culpables en igual o mayor medida, no me perdone a misma, pero si los perdone a ellos, eso no quería decir que iba ser la misma tonta de antes, por eso los intentos fallidos de Mike para acercarse nuevamente a mí. No había vuelto a hablar con mi hermana desde entonces.
Dos años era el tiempo que no la había visto y al entrar a la sala fue la primera que ví. Estaba sentada con las piernas cruzadas, la espalda recta con esa elegancia que la caracterizaba, iba vestida con una blusa de tirantes negra, un falda de paletones verde y unos tacones de aguja del mismo color, a su lado había una niña de diez años de tez morena, carita redonda, ojitos grises al igual que los de su mamá, cabello morocho en dos coletas, iba vestida con un overol y un suéter rosa.
Ambas se voltearon a verme cuando nuestros pasos fueron audibles. Sue, mi pequeña sobrinita al verme abrió ampliamente los ojos y vino corriendo hacia mi, envolviendo sus bracitos en mi cintura, yo me quedé helada en mi lugar no porque no quisiera abrazarla, estaba muy feliz de volver a verla, pero ellas no eran las únicas en la sala.
Allí frente a mí estaban todos mis hermanos, desde el mayor hasta el último, los cuatro estaban ahí. Kilian, Agatha, Sasha y Dixon. No eran los únicos, había una gran reunión aquí y yo ni enterada. Kilian estaba entremedio de Levy y Dixon en el mismo sofá que Agatha y Sue. Sasha estaba sentada con un hombre al qué no conocía de nada en un sofá para dos y Serena estaba sentada en el sofá individual con Sean dormidos en sus brazos.
Mi familia completa estaba allí, pase la vista de uno en uno sin poder creerme que estaban aquí, Mike paso por mi lado y se sentó en la orilla del sofá donde estaba Agatha. No comprendía que estaba pasando, me quedé parada en el centro sin poder reaccionar. Todos estaban en silencio expectantes a lo que yo tuviera que decir.
Al no obtener respuestas Kilian volteo los ojos, se levantó, vino hacia mi y me envolvió en un abrazo aplastando en el proceso a la pequeña Sue, luego Agatha se unió, luego Sasha y al final también Dixon. Fuimos una sola masa de seis personas, los ojos se me inundaron de lágrimas que me costó contener, los abrace con fuerzas tratando de que ellos fuera el salvavidas que salvará, en ese momento todo desapareció, el dolor, los golpes, los problemas, todo se esfumó, mil emociones me revoloteaban en el pecho.
-Me ofende que no fuera yo a quien buscarás- me reclamo Kilian.
-Se supone que estás ocupado con una campaña electoral- me excuse.
-Nada es más importante que mi familia, Luz- me aleje de ellos y acaricie el cabello morocho de la pequeña Sue, ella me regaló otra sonrisa y luego regreso al sofá sentándose con Levy que sonreía con suficiencia.
-Crei que aún estabas en Estados Unidos- le dije a Sasha.
-Regrese hace unos meses- respondió, me dolió escuchar eso y que ni una sola vez haya ido a buscarme.
-Dix, estás más alto- sonreí y me acerque para acariciar su rostro.
-Es lo que pasa cuando cumples dieciocho, hermana- me devolvió la sonrisa.
-Te descuido unos meses y ya pareces un poste- el soltó un carcajada ante mi comentario.
-Hola- hablo Agatha tocando mi hombro, la mire y luego a todos los demás preguntándome si sabrían todo sobre Mike y ella.
-Hola - respondí en un susurro, un silencio se pronunció entre nosotras, ella no sabía cómo acercarse a mi.
-¿Nos contras que fue lo que pasó?- Kilian tomo la voz de mando.
Di un asentimiento y me acerque al sofá donde estaba Serena cojeando, ella tomo mi mano y le dió un beso, le mostré una sonrisa y luego les conté a todos cada detalle de lo que sucedió, sus caras pasaron del enojo a la incredulidad cuando le conté la parte del compromiso y que era posible que "nuestro" padre estuviera involucrado.
Absalón:
Me di un vistazo una última vez en el espejo, vestía con un traje azul marino a la medida y una camisa negra por dentro, sin corbata porque las odiaba, arregle los gemelos mil veces, pase las manos por mi cabello desordenandolo, estaba realmente nervioso por verla de nuevo. Los tic's nervios no paraban, incluso trone mis dedos para calmarme, aplique un poco de loción y me di por listo.
Salí a la sala donde Mamá estaba con Nia viendo Buscando a Nemo su película favorita, al verme entra en la sala mi niña salió corriendo en su pijama de dinosaurio de esas que eran una sola pieza y tenían un zipper en el centro, abrí mis brazos para recibirla y alzarla, ella rió y di besos en sus mejillas regordetas.
- ¿Vas a traer otro premio, papi?-pregunto con sus hermosos ojitos de Bambi.
-No, Chispita, papi tiene una reunión importante - apreté su nariz entre medio de mi dedo índice y medio.
-¿Puedo ir contigo?- se aferró a mi cuello asi que di besos en su cabecita.
-Lo siento, cariño, papi debe ir solo- hizo un perchero que me hizo sonreír - ¿Que parece si mañana nosotros tres hacemos una maratón de tus películas favoritas?
-¡Sí! Vamos a ver a los pingüinos de magadascar, también a los pitufos y Barbie - brinco entre mis brazos e inevitablemente una sonrisa adorno mi rostro.
-Todo lo que mi chispita quiera- me acerque al sofá donde mamá nos miraba con una sonrisa.
-¿Promesa?- extiende su dedo meñique hacia mi y lo envuelvo con el mío sellando su promesa con el pulgar.
Mi familia no era pública, solo mis amigos lo sabían, principalmente porque no quería que Nia creciera en medio del reflector de muchas polémicas, las redes son peligrosas y más para seres tan inocentes como los niños. La decisión de revelarse sería suya cuando ya tenga una edad para decidir.
-Promesa- respondí, la deje en el suelo de nuevo para que pudiera a seguir viendo su película.
Mamá se levantó del sofá, se acercó y me apretó en un fuerte abrazo que devolví, era de expresar que me amaba con contacto físico y no me molestaba en lo absoluto, ella y Nia eran las personas que mas amaba en el mundo. Di un beso en su cabeza y luego aparte con suavidad.
-Vendre en unas horas, te quiero y no dejes que Nia coma comida chatarra ni chucherías.
-Diviértete en tu "Reunión"- hace unas comillas con sus dedos al decir la última palabra.
-Tu diviértete viendo caricaturas - le sonrió de lado y me da un golpe en el brazo.
-Por supuesto que lo haré, me encanta- se arremanga su bata de seda color gris y luego se da la vuelta para regresar al sofá -. Ten cuidado al conducir.
-Claro, mamá - se que lo dice para que evite beber en exceso.
Luego de eso me acerco a la caja donde tengo las llaves de mis autos, tengo varias colecciones pero uso muy pocas, así que me decido por mi auto favorito un Jeep Grand Wagoneer color negro. Presione el botón para el ascensor y sus puertas se abren, pulse el botón del garage, en pocos segundos estaba allí, tomo el control de mando y abri las compuertas para salir, me subo al auto y enciendo el motor.
Observo la hora en mi reloj y me dí cuenta que iba temprano, llegaría veinte minutos antes. Podía hacer una parada para no llevar las manos vacías, pero ¿Qué podría llevarle?. Pensé en flores pero recordé que Nia era alérgica a las glicinias y los girasoles ¿Si era alérgica? Eso sería horrible sin contar que podría terminar en el hospital, ¿A lo mejor un peluche? pero había escuchado que dan mala suerte en la primera cita, ¿Algo dulce tal vez? ¿Y sí era diabética?, ¿Si llevaba un libro pensaría que le estoy diciendo estúpida?
Mi mente no dejaba de pensar en los pro y contra de cada cosa que se me venía a la mente así que en un intento desesperado marque el número de la única persona que podía ayudarme en esa situación. Al tercer timbre contesto con vos adormilada.
-¿Que quieres?- Lana soltó un bostezo.
¿Estaba dormida tan temprano?
-Necesito información importante.
-A ver, ¿Para que soy buena?- se escuchó el quejido de alguien más en su habitación, así que supuse que tenía compañía.
-¿Recuerdas que le gustaba a Lutza cuando eran amigas?- me mordí el labio nervioso esperando su respuesta.
-Muchas cosas le gustaban así que se más específico.
-¿Que sugieres que pueda regalarle en una primera cita?- veo el GPS y se que estoy a unas cuantas calles de llegar a la ubicación que ella mando.
-Le encantaban las flores, principalmente los tulipanes morados, también los peluches y las galletas de mantequilla, odia el chocolate negro así que ni se te ocurra comprar algo como eso- me reprendió sin siquiera haber dicho nada-. En realidad odia los sabores amargos, es más por una combinación de salado y dulce, le gustaban los libros sobre historia de la música.
-¿Sobre música?- pregunté extrañado, no me parecía alguien a quien en su tiempo libre se sentará a escuchar música.
-Amaba la música cuando era una mocosa- se rio como si fuera un chiste viejo que hace tiempo no contaba-. Aunque hace mucho no la miro puede que muchas cosas hayan cambiado así que vete por lo seguro y lleva unas galletas de mantequilla.
-Gracias- le dije con sinceridad- fuiste de mucha ayuda.
-¿Cuál gracias?- preguntó con indignación -. Mañana debes traerme un paquete de gomitas de gusanitos y que sean ácidas.
-¿Algo más que desee su alteza real?- inquirí con ironía.
-El Empire state sí no es mucha molestia - soltó con sarcasmo.
-Puedo conseguirte un piso si es lo que deseas - respondí airoso, claro que podía conseguirlo eso estaba a mi alcancé.
-Olvido que estás podrido en dinero y que lo que es broma para los pobres para ti es una realidad- se quejo.
-Tu te aprovechas de mis beneficios- una risa escapó de mí.
-Porque eres mi mejor amigo, tengo que sacarle provecho a esta amistad en la que yo arriesgo mi vida buscando información para ti- podia imaginar la cruzando los brazos y frunciendo el entrecejo.
-No frunzas el entrecejo se te hará una arruga- la moleste.
Aparque el auto en una pastelería que se miraba de buena calidad, tome el teléfono y se desconecto automáticamente del parlante del auto, tome el audífono de llamadas lo coloque en mi oreja derecha y se conecto al celular dejando escuchar la terminación de los que al parecer era un insulto.
-Yo también te amo- apague el auto y sali hacia la pastelería.
-Eso no quita que seas un idiota, pero eres mi idiota favorito, asi que no vuelvas a llamarme vieja.
-Nunca lo he hecho- abrí la puerta y las campanitas resonaron en el lugar anunciado a mi llegada.
Un chico de al menos quince años salió al mostrador, tenía el cabello pintado de azul y lo llevaba en rastas.
-Como sea, mucha suerte en tu cita y no olvides decirle que se ve linda.
-Lo sé, ella es preciosa - una media sonrisa surco mis labios.
-Buenas noches, ¿Desea pedir algo?- hablo el chico.
-Te llamo luego, cuídate y por favor no te ilusiones- se despidió antes de finalizar la llamada.
Pedí las galletas de mantequilla y fueron arregladas en una fina caja de madera con tapa de cristal que tenía escrito en letras cursivas y de color dorado el nombre de la panadería, pague y di la gracias al chico. Revise de nuevo el reloj y aún faltaban quince minutos para las ocho, volví a estar en marcha, me sorprendió al llegar al edificio y ver afuera dos patrullas de policía.
Aparque el auto y busque en la guantera un cubrebocas, siempre llevaba una caja por cualquier emergencia porque era lo único que cubría mi identidad cuando salía a la calle; ajuste las correas a mis orejas y cubrí hasta mi nariz con la tela, amarre mi cabello en un moño y salí del auto.
Camine hasta una pequeña aglomeración de señoras que se encontraba un poco alejada de las patrullas, el edificio estaba cerrado y había una mujer con un niño en brazos que hablaba con un policía, a la mujer solo podía verle la espalda y el niño que llevaba en brazos estaba dormido o al menos dormitando porque tenía su cabeza escondida en el hueco del cuello y las manos al rededor de este.
-Escuche que unos matones se metieron a robar a su departamento - comento una señora regordeta y con cara de ser una abuelita que te hacia comer toneladas cuando decías que no habías almorzado.
-Creo que la otra muchacha fue secuestrada- le respondió la otra que era parecida a cruella de vil porque tenía el pelo negro bañado de canas y era alta y delgada con el rostro demacrado y esquelético.
-Que Dios las ampare, eso pasa cuando vives en la cosas mundanas, hay que buscar de Dios todo los días- comento otra señora.
-Por favor Agustina, esas chicas no se metían con nadie, eran muy tranquilas, no creo que Dios las castigará por no hacer ruido- cruella de vil le respondió.
-Dios todo lo hace con un propósito - comento la señora Agustina que al parecer era religiosa-. Tal vez el sabe que esas chicas no son puras, el diablo tiene sus almas.
-¿No crees que exageras un poco? No es justo para esas chicas que las juzgues de tal manera, ha de ser horrible estar en una situación como esta- la señora abuelita se cruzó de brazos indignada.
Era interesante la plática de las señoras pero yo debía encontrarme con alguien así que me aleje y lleve el teléfono a mi oreja marcando su número, el teléfono al otro lado sonó y sonó hasta que me llevo al buzón de mensajes, extrañado corte la llamada.
Las señoras se dispersaron luego de varios minutos, la policía abandonó el lugar y la muchacha con el niño desaparecieron también, volví a llamar a su número obteniendo el mismo resultado. Espere alrededor de una hora fuera del edificio esperando que saliera, recibir una llamada de disculpa por algún retraso o incluso cancelar la cita de último minuto.
Pero nada de eso paso, la decepción me golpeó como un bate de béisbol al aceptar finalmente que había sido plantado, no esperaba que esto pasara, no esperaba que ella fuera del tipo de personas que les gustaba huir y desaparecer en lugar de dar una explicación o al menos decir que no podía.
Regrese al auto resignando, lo primero que ví al entrar fue la caja de galletas de mantequilla que había comprado para ella descansar en el asiento del copiloto ¿Ahora que hacía con eso?
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