Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8-DECISIONES

KARA

12 de Agosto de 2019

Eran las Diez de la mañana. Estábamos en la clínica a la que nos había mandado el médico. Yo no podía dejar de mover las piernas, estaba muy nerviosa. Lena estaba sentada a mi lado, mirándome y cogiendo mi mano.

-Lena: ¿Seguro que quieres hacer esto?

-Kara: Sí...

-Lena: Está bien.

La miré. Durante todo el fin de semana Lena había tenido que aguantar mis cambios de humor. Había veces que acababa gritándola por cualquier cosa. No sabía si era cosa del embarazo, del miedo que tenía, o una mezcla de ambas.

El sábado hablé con el doctor Kent por internet, como solía hacer. Le conté lo que ocurría y me pidió que lo pensara bien. Que una vez que lo hiciera, no habría vuelta atrás. Lena estuvo todo el tiempo conmigo, en silencio, sentada fuera del alcance de la cámara del ordenador. Tenerla cerca me ayudó y, cuando terminé mi sesión con Clark, Lena vino rápidamente a abrazarme.

También hablé con Alex, para tranquilizarla. Le dije que estaba mejor y seguí con la excusa que le había puesto Lena.

El resto del día lo pasamos metidas en la habitación del hotel, igual que el Domingo. Le dije a Lena que saliera, que se divirtiera, pero ella no quería.

**************FLASHBACK**************

-Kara: Lena, sal un rato, de verdad, no hace falta que te quedes aquí todo el día.

-Lena: No voy a dejarte sola, Kara.

-Kara: No voy a hacer ninguna tontería.

-Lena: Lo sé.

-Kara: ¡¿Entonces por qué no me dejas en paz?! ¡Lárgate, déjame sola, quiero estar sola!

-Lena: Kara...

-Kara: ¡No necesito una niñera, ¿vale? No tengo diez años! ¡Que yo decida quedarme aquí, no quiere decir que tú también tengas que hacerlo!

-Lena: Quiero quedarme, estoy cansada.

-Kara: ¡¿Cansada, de qué?! ¡¿De mí?! ¡Porque si es eso, hago las maletas y me vuelvo a casa en cuanto me saquen estas cosas de dentro!

-Lena: Deja de decir tonterías... - decía, en un tono calmado.

La situación se alargó durante horas. No quería ni que me hablase. Cuando sentí que me dolía la garganta de gritar, me quedé callada, mirándola.

-Lena: ¿Has acabado?

Asentí y Lena se acercó a mí, abrazándome con fuerza.

-Kara: Lo siento...

-Lena: Tranquila... Llevas dos noches sin dormir, intenta dormir un poco ahora.

-Kara: No puedo...

-Lena: Ven... - dijo tirando de mí hacia la habitación – Túmbate.

-Kara: No quiero dormir.

-Lena: Túmbate, Kara.- Ordenó. Me tumbé en la cama y Lena se tumbó a mi lado, abrazándome. Se acercó a mi oído y empezó a susurrar, mientras hacía pequeños círculos en mis manos con sus pulgares. – Cierra los ojos... Todo irá bien, yo estoy aquí, contigo... Intenta descansar, vamos... No puedes ir agotada a lo de mañana, podría ser peligroso para ti... Me quedaré aquí contigo hasta que despiertes, lo prometo...

Finalmente, el cansancio me venció y me quedé dormida, llorando el silencio, sujetando las manos de Lena con fuerza, como si pudiera evitar que se marchara.

************FIN FLASHBACK*************

-Enfermera: ¿Kara Danvers?

-Kara: Sí... - dije levantándome. Lena me acompañó al interior de la consulta, donde un médico me explicó todo el proceso, los riesgos que eso conllevaba, y que tendría que quedarme un par de días allí para asegurarse de que todo iría bien. Palidecí cuando me dijeron que Lena tendría que esperar fuera.

-Médico: Bien, vamos a prepararlo todo. Esperen fuera. La llamaremos dentro de diez minutos.

Salimos y volvimos a sentarnos. Lena volvió a coger mi mano.

-Lena: Estaré esperándote en la habitación.

-Kara: ¿Lo prometes?

-Lena: Claro que sí... - dijo abrazándome.

Diez minutos después, la misma enfermera de antes se acercó para decirme que podía pasar. Lena y yo nos levantamos y nos abrazamos.

-Kara: Me lo has prometido.

-Lena: Sí...

Me alejé con la enfermera y juraría que Lena había empezado a llorar. Entramos en una sala, donde me pidieron que me quitase la ropa, me pusiera un camisón y me tumbase.

El médico volvió a echarme un líquido frío sobre el vientre y a pasar el ecógrafo. No quería mirar, no quería verlo, pero pensé que había terminado y giré la cabeza, viendo dos pequeños puntitos en la pantalla.

-Kara: ¿Esos son...?

-Médico: Sí.

Me quedé mirándolos durante algunos segundos y de repente, mi corazón empezó a acelerarse. Los recuerdos de la noche que pasé con Lena vinieron de golpe a mi cabeza. Ella y yo nos habíamos acostado, Lena me había penetrado, se había vaciado en mí. No habíamos usado ningún tipo de protección. ¿Y si... eran suyos?

-Kara: Oh dios...

-Médico: ¿Se encuentra bien?

-Kara: No puedo hacerlo...

-Médico: ¿Cómo dice?

-Kara: No puedo hacer esto... Lo siento, yo...

-Médico: Tranquila, es normal, ¿está segura de que no quiere hacerlo?

-Kara: Yo... - dije, nerviosa - ¿Habría alguna forma de saber quién es el padre antes de que nazcan?

-Médico: Bueno, sí, pero son métodos muy arriesgados. Hay riesgo de infecciones, aborto...

-Kara: Entiendo...

-Médico: Aunque... Hay un proceso por el cual podríamos saberlo a través de una muestra de su sangre. No sería peligroso ni para usted, ni para sus bebés.

-Kara: ¿Cuándo puede hacerla?

-Médico: Para eso, tendremos que esperar un poco. Por lo que veo, usted tiene unas ocho semanas de embarazo. La prueba sólo puede realizarse a partir de las doce semanas.

-Kara: ¿Tengo que esperar cuatro semanas más para...?

-Médico: Así es...

-Kara: ¿Qué necesitan para saber de quién es el bebé?

-Médico: Una muestra de ADN del posible padre.

-Kara: ¿De qué tipo? – pregunté. No quería exponer a Lena, no quería revelar su secreto. Aunque debería hablar con ella de esto y preguntarle primero.

-Médico: Una muestra de sangre, de semen, un poco de saliva, un pelo... Cualquier cosa de la que se pueda extraer ADN.

-Kara: Bien... Vale, esperaré...

-Médico: Bien, entonces puede vestirse de nuevo y le daré cita para que entregue la muestra y le saquemos un poco de sangre.

-Kara: Sí... - dije levantándome y vistiéndome.

Cuando salí, vi a Lena sentada en una de las sillas, con la cara entre sus manos, llorando. Me acerqué a ella y toqué su hombro.

-Lena: Kara...

-Kara: No he podido hacerlo...

LENA

Estábamos en la sala de Espera. Kara estaba muy nerviosa. Había pasado un fin de semana horrible. Estaba muy asustada y acabó pagándola conmigo, gritándome. Pero no podía reaccionar mal, tenía que intentar ser lo más comprensiva posible con ella. Era lo que Kara necesitaba en esos momentos. Así que la dejé gritarme todo lo que quisiera, dejé que se desahogara tranquilamente y, cuando terminó, simplemente la abracé.

Una enfermera salió a llamar a Kara y entré con ella en la consulta. Le explicaron todo el proceso y los riesgos. Luego le dijeron que tendría que quedarse un par de días para asegurarse de que no había ningún problema. Sentí el pánico de Kara cuando le dijeron que yo no podría entrar con ella.

Yo también palidecí. No quería dejarla sola. ¿Y si le pasaba algo? Pero no podía hacer nada, aquí no podía imponerme como en National City, donde el hospital era propiedad de mi familia. Aquí sólo podía esperar.

Salimos y estuvimos esperando. Le prometí a Kara que la estaría esperando en la habitación. Vinieron a buscarla poco después.

La vi alejarse con el médico y no pude contener las lágrimas. Si a Kara le pasaba algo... Me juré a mí misma que mataría a ese desgraciado de Maxwell con mis propias manos si algo salía mal y perdía a Kara. No me importaría pasar el resto de mi vida en la cárcel. Si algo le pasaba a Kara, buscaría a Maxwell y a su hijo, les cortaría cierta parte de su anatomía y se la haría comer antes de...

Intenté pensar en otra cosa, eso sólo me ponía más nerviosa. Miré el reloj. Kara sólo llevaba ahí dentro dos minutos y tenía la sensación de que eran horas. Me levanté y di varias vueltas hasta que me volví a sentar. Entonces me puse a recordar en la fiesta de fin de las clases y en la noche que pasé con Kara. Cómo ella me pidió que nos acostáramos. Recordé su cuerpo, sus gestos... Recordé cómo... Mierda. Recordé cómo esa noche, yo me había corrido dentro de Kara y no habíamos usado protección. Y eso fue antes de que Maxwell y Mike... Oh dios, ¿y si los bebés eran míos? Existía esa pequeña posibilidad, ¿no? Y Kara estaba deshaciéndose de ellos en ese mismo momento. Me quedé sin aire y escondí la cabeza entre mis manos, llorando. Si los bebés eran míos... ¿Cómo no pensé en eso antes? Podría haberle pedido que no lo hiciera, que esperase un poco.

De pronto, noté una mano sobre mi hombro y alcé la vista.

-Lena: Kara... - dije sorprendida.

-Kara: No he podido hacerlo...

-Lena: ¿Qué...?

-Kara: Recordé algo en el último momento, Lena. Tú y yo...

Me levanté, mirándola.

-Lena: ¿También lo has pensado?

-Kara: ¿También...? ¿Qué has pensado tú?

-Lena: Que podrían ser... Míos.

-Kara: Sí, también pensé eso. Sé que la probabilidad es muy baja, pero...

-Lena: Si fuesen míos... ¿Los tendrías?

-Kara: Sí.

-Lena: ¿Sí?

-Kara: Sí.

-Lena: Oh dios... - dije, cogiendo el rostro de Kara entre mis manos y besándola con fuerza. Después la levanté y empecé a girar con ella. La idea de que esos bebés pudieran ser míos y Kara estuviera dispuesta a tenerlos me hacía enormemente feliz.

-Kara: Lena, para, por favor... Me estoy mareando...

-Lena: Lo siento... - Dije bajándola con cuidado y sujetándola.

-Kara: Está bien... - dijo apoyándose en mí.

-Lena: Vamos al hotel. Pero antes iremos a desayunar. Supongo que estarás muerta de hambre.

-Kara: Sí...

-Lena: Bien... - dije, con una gran sonrisa. Miré a Kara y volví a besarla. En ese momento, no era del todo consciente de lo que hacía y de que podría estar molestándola. Pero yo estaba enormemente feliz. No era así como quería hacer las cosas con Kara. Quería darle tiempo a superar todo esto, hacer que se enamorase de mí poco a poco, salir con ella. Si todo iba bien, en un par de años le pediría que se casara conmigo y entonces, hablaríamos de tener hijos. Kara no lo sabía, pero había pasado un montón de horas mirándola dormir y pensando en cómo sería estar con ella. La miré a los ojos, dejando escapar de nuevo algunas lágrimas. – Cásate conmigo, Kara.

-Kara: ¿Qué...? – preguntó, sorprendida.

-Lena: Cásate conmigo – repetí.

-Kara: Lena, yo... No quiero que te sientas obligada a...

-Lena: No me siento obligada a nada. – puse la mano sobre su vientre, todavía plano – Sean o no míos, quiero estar contigo. Quiero apoyarte, ayudarte...

-Kara: ¿Y si no son tuyos?

-Lena: No me importa. Son tuyos, con eso me basta.

-Kara: ¿Estás segura?

-Lena: Completamente.

-Kara: Lena...

-Lena: Escúchame, Kara. Dijiste que Maxwell quería casarte con Mike, ¿verdad? No podrá hacerlo si estamos casadas, ¿vale? Puedes tomarlo como una forma de protegerte de ellos, o... como quieras. Pero a mí me encantaría oírte decir que sí.

-Kara: Lena... - dijo poniendo su mano sobre mi mejilla – Yo... Esto es algo muy serio y.... ¿Puedo pensarlo?

-Lena: ¿Pensarlo? Sí, sí claro... Puedes... Puedes pensarlo, sí... - dije algo decepcionada.

-Kara: No quiero que nadie más sufra con esto, Lena.

-Lena: Vale... Lo... Lo entiendo...

-Kara: Eres maravillosa, y te agradezco mucho lo que estás haciendo por mí, pero no quiero que sufras. Si no son tuyos, no sería justo que tú...

-Lena: Ya te he dicho que no me importaría, Kara.

-Kara: Pero a mí sí. Si son de Maxwell, o Mike... Lena, quiero hacer una prueba de ADN.

-Lena: Pero... ¿Eso no es peligroso?

-Kara: No. Por lo visto, hay una forma de saberlo a través de una muestra de mi sangre. No hay riesgo, ni para mí, ni para los bebés...

-Lena: Vale... Claro, ¿y cuándo harás esa prueba?

-Kara: Hay que esperar cuatro semanas.

-Lena: ¿Cuatro semanas?

-Kara: Y necesitaré algo tuyo para compararlo. Pero Lena, no quiero... Tú llevas mucho tiempo manteniendo tu... sexualidad en secreto. No quiero ser yo quien te exponga. Así que... Bastaría una pequeña muestra de tu semen en un frasquito. No tienen por qué saber de quién es.

-Lena: Te la daré. Y si tengo que venir aquí a hacerla, no me importa que lo sepan.

-Kara: No... Nadie tiene por qué saberlo.

-Lena: ¿Te avergüenza? – pregunté.

-Kara: Claro que no, amor...- ¿Qué acababa de llamarme? –Pero es algo que debes hacer tú por que quieras hacerlo y cuando quieras hacerlo. No quiero exponerte si no son tuyos. No quiero que te miren y te traten como a un bicho raro. Porque no lo mereces, y la gente suele ser muy cruel con lo que desconoce.

-Lena: Está bien... Al menos podré acompañarte como tu... amiga.

-Kara: Me encantaría. – dijo sonriéndome – En cuanto al viaje... Deberías seguir buscando a tu madre. Yo me quedaré aquí, así no te retrasaré. Me reuniré contigo cuando...

-Lena: No. No vas a quedarte sola. Vamos a seguir con lo que teníamos planeado. Y dentro de cuatro semanas, volveremos aquí, haremos las pruebas, saldremos de dudas y ya veremos qué hacer.

-Kara: Pero tu madre...

-Lena: Kara. Llevo quince años pensando que estaba muerta. La mujer con la que me crié hasta los cuatro años, no era ella. Llevo diecinueve años sin verla. Puedo esperar unos meses más. Ahora me importas tú. Venga, vamos a desayunar...

Fuimos a una cafetería cercana al hotel, ya que la clínica estaba en medio de la nada y dejé que Kara pidiera todo lo que quisiera. Yo me conformé con un café y un par de tostadas.

-Maggie: ¡Danvers, ¿te parece bonito?! ¡No me has llamado!

-Kara: Maggie...

-Maggie: ¿Qué pasa, acaso tu novia te ha tenido secuestrada en el hotel hasta ahora o qué?

-Lena: Kara no es mi... – dije.

-Maggie: No, pero te gustaría ¿a que sí? Vamos, se te cae la baba cada vez que la miras. Y esos ojitos... - dijo, mirándome fijamente – Si brillasen más, podríamos iluminar toda Irlanda con ellos. Estás loquita por la pequeña Danvers, no lo niegues...

-Kara: ¿Qué haces aquí?

-Maggie: Dando un paseo. Mañana vamos a otro sitio y Siobhan quería comprar algunas cosas aquí antes de irnos. Le gusta recorrer las tiendas mirando posibles cosas que llevarse, y el último día, cuando ha decidido, vamos a buscarlas.

-Lena: ¿Y dónde la has dejado?

-Maggie: Está comprando postales... Como si no tuviéramos bastante con las fotos. Así que me adelanté a pedir el desayuno. ¿Podemos sentarnos con vosotras? – dijo, sentándose sin más.

-Lena: Claro, adelante... - dije.

-Maggie: Bueno, Lena... ¿Qué, ya le has metido mano a la rubia o no se deja? ¡Auch!

-Siobhan: No seas bruta... - dijo, cruzada de brazos, de pie, detrás de ella – Perdonadla. Pero me he dejado el candando en casa y no hay manera de cerrarle esa bocaza que tiene.

-Lena: Kara y yo sólo somos amigas.

-Kara: Sí..

-Maggie: Claro, lo que vosotras digáis, pero se ve que os tenéis ganas. ¡Au, Siobhan!

-Siobhan: Las estás incomodando, idiota.

-Lena: Siéntate, Siobhan... - dije – Y dime, ¿cómo la aguantas?

-Siobhan: La quiero...

-Maggie: ¿Habéis oído? Me quiere... - dijo besándola.

-Siobhan: Sí. Aunque la mayoría del tiempo deseo estrangularte...

-Maggie: Le va el sexo salvaje.

-Siobhan: ¡Margarita!

-Maggie: ¡No me llames así!

-Siobhan: Pues compórtate...

-Maggie: Sí, mamá...

Sonreí, y miré a Kara, que seguía tomándose su desayuno con ganas. Aunque sabía que antes o después, igual que entró, saldría. Así que me preparé para salir corriendo tras ella en cualquier momento.

-Lena: Así que os vais mañana. ¿Y dónde vais?

-Siobhan: A Galway... ¿y vosotras, vais a quedaros aquí más tiempo?

-Lena: No, nos iremos en un par de días.

-Siobhan: ¿Dónde vais?

-Lena: Pues por increíble que parezca, vamos al mismo sitio que vosotras.

-Maggie: ¡Genial! Podremos liarla en Galway, ¿eh Danvers? – dijo mirándonos – Vamos, tenemos que quedar y salir a tomar algo una noche. ¿Qué me decís?

-Lena: Ya veremos... - dije, mirando a Kara y cogiendo su mano por debajo de la mesa, sonriéndola.

Estuvimos hablando un rato más, hasta que nos despedimos de ellas. Fuimos al hotel a buscar las guías para planear el viaje y Kara fue corriendo al baño.

-Kara: Esto es horrible... - sollozó.

-Lena: Ya se pasarán... - dije ayudándola.

-Kara: Sí, dentro de varios meses... - dijo levantándose.

-Lena: No creo que duren tanto. ¿De cuánto estás, dos meses, más o menos?

-Kara: Sí... Oh dios...

-Lena: Eh... ¿Estás bien?

-Kara: Me he mareado... Creo que me he levantado muy rápido.

-Lena: Ven, túmbate... - dije llevándola a la cama. La ayudé a tumbarse y le quité los zapatos – Podemos esperar un par de días para irnos si quieres.

-Kara: No. No te preocupes...

-Lena: Te dejo descansar, estaré en el sofá.

-Kara: Vale...

La besé en la frente, cogí las guías de viaje, un cuaderno, un boli, el ordenador y salí. Me senté en el sofá de la suite y empecé a preparar el viaje a Galway. Veinte minutos después, miré hacia la puerta del cuarto y sonreí al recordar cómo me había llamado Kara en la clínica. "Amor" ¿había sido algo espontáneo, salió sin más, o querría decirme algo? Cuando quise darme cuenta, estaba buscando en internet un montón de información sobre embarazos y bebés. A Kara le esperaban unos meses muy largos. Bueno, a las dos nos esperaban unos meses muy largos.

7 de Septiembre de 2019

KARA

Habían pasado tres semanas, casi cuatro, desde que descubrí que los bebés que crecían dentro de mí podrían ser de Lena.

Durante esas semanas, seguí con las sesiones con el doctor Kent a través de internet, llamé a Nia y a Winn para decirles que pasaríamos algo más de tiempo viajando y que ese año no iría a la universidad. Al menos, no de forma física. Lena, a través de sus padres había conseguido que pudiera estudiar ese año por mi cuenta y presentarme sólo a los exámenes. La razón que les dio era que no me sentía preparada emocionalmente para ir a clases. Así que Nía se encargaría de grabar las clases y Winn me las enviaría por correo para que yo pudiera ir al día.

Alex me contó que apenas veía a Eliza y ahora, con las clases, la cosa se complicaría algo más. Pero que parecía estar bien. Al menos, físicamente. No parecía que Maxwell le hubiera hecho daño ni nada parecido. Eso me tranquilizaba, en parte.

Por mi parte, yo me sentía fatal. Seguía con vómitos y náuseas, tenía muchísima hambre, no paraba de ir a hacer pis y de vez en cuando tenía algún que otro mareo. Más de un día había tenido que quedarme en la habitación del hotel, mientras Lena seguía con la búsqueda de su madre. Habíamos abandonado Galway, sin resultados positivos y ahora estábamos en Limerick.

Curiosamente, Maggie y su prometida, parecían estar siguiendo el mismo rumbo que nosotras, las encontrábamos en todas partes. En Galway, Maggie se empeñó en salir a tomar algo una noche. Lena y yo tuvimos que aceptar, aunque yo no bebí nada. Lena me ayudó diciendo que llevaba un par de días con el estómago mal y que el médico sólo me dejaba beber agua. Como siempre, Maggie tuvo que soltar una de sus bromas diciendo que si no fuera porque Lena y yo éramos mujeres, pensaría que Lena me había dejado embarazada. Eso hizo que escupiera el agua que estaba bebiendo en ese momento sobre Lena, empapándola.

Y hablando de Lena, no me dejaba sola ni un momento. Excepto cuando iba a comprobar alguna de las direcciones de la lista, pero enseguida volvía al hotel. Más de una noche la hice bajar a buscarme algo de comer a la cafetería del hotel. Sabía perfectamente que estaba cerrada y sería imposible conseguir comida a esas horas, pero ella siempre volvía con lo que le había pedido entre media hora y una hora después.

Cada semana Lena me hacía ir al hospital para asegurarnos de que todo estaba bien. La verdad era que hasta que no supiera quién era el padre de los bebés, a mí no me entusiasmaba. Pero ella se preocupaba y yo no quería que lo pasara mal.

Me sentía terriblemente cansada, pero no quería que Lena se pasara los días encerrada en el hotel conmigo, así que le decía de ir a pasear, aunque fuese cerca del hotel, o ir en taxi a algún sitio. Ella no ponía ninguna pega y estaba siempre pendiente de todo. Aunque la notaba algo baja de ánimo. El no obtener ningún resultado en la búsqueda de su madre le estaba pasando factura.

Así que ese día, a pesar de que me encontraba algo mareada, quise acompañarla.

-Mujer: Lo siento, aquí no vive nadie con ese nombre.

-Lena: Vale, gracias... - dijo. Nos alejamos y no pude evitar abrazarla al ver sus ganas de llorar.

-Kara: Lena...

-Lena: No vamos a encontrarla...

-Kara: Aún faltan sitios por mirar.

-Lena: Quizás lo mejor sea volver a casa.

-Kara: No, no vas a dejarlo ahora. ¿cuántas direcciones quedan en esa lista? Déjame ver... - dije, cogiendo los papeles y contándolas – Veinte. Bueno, ¿qué puede llevarnos, otros dos meses?

-Lena: A ti tiene que seguirte un médico, Kara, no podemos seguir aquí.

-Kara: Ya me siguen aquí...

-Lena: Sí, cada vez uno diferente. Eso no es serio...

-Kara: Oye, yo estoy bien, ¿vale? Vamos a seguir buscando. Puerta por puerta, hasta la última calle de esa lista.

-Lena: Está bien...- dijo sonriéndome. - Tenemos que volver a Dún Laoghaire para las pruebas.

-Kara: Sí, lo sé...

-Lena: ¿Estás bien?

-Kara: No. ¿Y si son de Maxwell, o de Mike? ¿Sería tarde para decidir que no los quiero?

-Lena: Habría que preguntarlo. Pero, ¿crees que podrías hacerlo a estas alturas, cielo?

-Kara: No lo sé...

-Lena: Volvamos al hotel, Nos espera un largo viaje hasta allí mañana.

Cuando llegamos a la habitación, Lena se quitó la ropa para ponerse algo más cómodo. No parecía importarle ni lo más mínimo que la viese desnuda. Claro que yo debía reconocer que me había acostumbrado y disfrutaba de las vistas. Lena tenía un cuerpo increíble. Y a mí tampoco me importaba desnudarme delante de ella.

Lena ya se había quitado la camiseta que llevaba y, sin saber por qué, me acerqué a ella y le desabroché el sujetador.

-Lena: Gracias...

-Kara: Este siempre te da problemas...


-Lena: Sí... - dijo girándose y mirándome. Estábamos demasiado cerca y pude notar un leve movimiento en los pantalones de Lena.

-Kara: Realmente no puedes controlarlo, ¿eh? – dije, acariciándolo por encima de la ropa.

-Lena: No cuando se trata de ti...

-Kara: Lena...

-Lena: Lo sé... No te preocupes, no haré nada, Kara. Sé que tú sólo me ves como una... - Empezó a decir, hasta que la callé con un beso. Lena me cogió de la cintura con las dos manos y me pegó más a ella.

Cuando nos separamos, pegué mi frente a la suya y sujeté su cabeza con mis manos.

-Kara: Ya no sé cómo te veo, Lena...

-Lena: ¿Cómo?

-Kara: No me tratas como una amiga... Y yo no te lo impido. Me gusta cómo eres conmigo.

-Lena: No entiendo...

-Kara: Yo tampoco entiendo nada. Creo que... Ya no te veo como una amiga. Creo que... empiezo a sentir algo por ti..

-Lena: Kara...

-Kara: ¿Tú me quieres...?

-Lena: ¿Qué...? – dijo mirándome fijamente.

-Kara: ¿Me quieres... O sólo es cariño?

-Lena: Llevo queriéndote desde la primera vez que te vi en ese maldito pasillo del edificio de periodismo.

-Kara: ¿Cuándo fue eso?

-Lena: A principios de curso.

-Kara: ¿Tanto?

-Lena: Tanto... - dijo, llevando una de sus manos a mi pecho y acariciándolo.

-Kara: Cuidado... Me duelen...

-Lena: Lo siento... - dijo apartando la mano como si la hubiese regañado.

-Kara: ¿Por qué esperaste tanto para acercarte a mí?

-Lena: ¿Sinceramente? Winn y Nia me daban miedo. Parecían dispuestos a morder a todo el que se acercase a ti.

-Kara: Es una broma...

-Lena: No, no lo es.

-Kara: ¿Pero tú te has visto, Lena? Tú sí que impones. Cuando te pones seria pareces... Dios, dan ganas de salir corriendo.

-Lena: ¿Sí...?

-Kara: Sí... - dije acariciando su rostro.

-Lena: Deberíamos separarnos ahora... - jadeó.

-Kara: ¿Por qué?

-Lena: Porque si no, acabaré besándote.

-Kara: ¿y a qué esperas, Luthor? ¿A que te dé permiso?

-Lena: Sí... - dijo, rozando sus labios con los míos.

-Kara: Hazlo...

-Lena: Sí... - dijo besándome. Era un beso profundo, posesivo, pero dulce al mismo tiempo. Acarició mi cuello mientras me besaba y un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo. Cuando nos separamos para coger aire, los ojos verdes de Lena me miraban fijamente –Ahora sí deberíamos separarnos.

-Kara: ¿Por qué?

-Lena: Porque si seguimos así, no sé cuánto tiempo más podré controlar estas ganas de hacerte mía, Kara. Y no quiero hacerte eso. No quiero hacerte recordar nada doloroso. Aún no estás preparada...

-Kara: ¿No lo estoy?

-Lena: No lo estás. Sólo te haré mía si tú me lo pides.

-Kara: Lena...

-Lena: Necesito una ducha helada... - dijo apartándose y entrando en el baño. Cerró la puerta y yo me quedé ahí, mirando la puerta y pensando en lo que acababa de pasar.

No podía ser... ¿Acaso me estaba enamorando de Lena?

LENA

Entré en el baño y cerré la puerta con el seguro. Me quedé apoyada en ella, mirando al techo. ¿Qué acababa de pasar? Noté una fuerte presión en la entrepierna y me quité los pantalones, dejando mi miembro, completamente erecto, libre.

Deseaba a Kara, más de lo que ella se podía imaginar. Pero no quería hacerla recordar malos momentos, no quería que se asustara. No me importaba lo que tuviera que esperar. No la haría mía hasta que ella lo quisiera. Me mordí el labio, recordando el sabor de los labios de Kara sobre los míos hacía tan sólo unos momentos. Recordé sus ojos azules, mirándome ,sus manos en mi cabeza...

Empecé a masturbarme, intentando no gritar.

-Kara: ¿Lena?

-Lena: ¿Qué...? – dije, casi sin voz.

-Kara: ¿Estás bien?

-Lena: Sí... - dije, abriendo el grifo de la ducha y metiéndome debajo. El agua estaba helada, pero era justo lo que necesitaba en ese momento.

Cuando salí, Kara estaba sentada sobre la cama, mirando algo en el ordenador.

-Kara: Has tardado...

-Lena: Lo siento, estaba...

-Kara: Puedo imaginarlo.

-Lena: ¿Qué miras?

-Kara: Nada... Fotos de las que hemos ido haciendo. Las he pasado al ordenador, para verlas mejor.

Me senté a su lado, viendo las fotos con ella.

-Lena: Esa me gusta... Sales muy bien.

-Kara: No es verdad.

-Lena: Sí lo es...

-Kara: Si tú lo dices...En cambio tú, mira, sales bien en todas.

-Lena: En esa no.

-Kara: Eso es porque estabas haciendo el tonto...

-Lena: Eso es culpa de tu amiga Maggie. -En ese momento, Kara apartó el ordenador y se tumbó en la cama.- ¿Otro mareo?

-Kara: Sí...

-Lena: Van a darte guerra, ¿eh? – dije, tumbándome a su lado y acariciando su vientre, un poco abultado ya.

-Kara: Lena... - dijo sujetando mi mano.

-Lena: ¿Qué?

-Kara: ¿Y si no son...?

-Lena: ¿Míos? Ya te lo he dicho, no me importa. Voy a seguir contigo.

-Kara: ¿Entrarás conmigo?

-Lena: Claro... ¿Tienes hambre? Puedo ir a comprar algo.

-Kara: ¿Puedes traer cebollitas?

-Lena: Cebollitas...

-Kara: Sí, y unos donuts...y patatas fritas... Y pan de molde.

-Lena: ¿Algo más?

-Kara: Zumo de naranja. Me apetece mucho.

-Lena: Vale... - dije levantándome - ¿Estarás bien?

-Kara: Si no me muevo, la habitación deja de bailar...

-Lena: Vuelvo enseguida... - dije besando su frente y saliendo.

Fui a comprar todo lo que Kara había pedido a una tienda cercana. A la vuelta, me detuve frente a una joyería. Algo en el escaparate había llamado mi atención. Entré y salí diez minutos después. Cuando volví a la habitación, Kara estaba dormida. Dejé las cosas con cuidado sobre la mesa y guardé una pequeña caja en mi maleta. Me senté al lado de Kara con cuidado de no despertarla y cogí el ordenador para seguir mirando las fotografías que habíamos hecho en estas últimas semanas.

-Kara: Ya has vuelto... - dijo una hora después, despertándose.

-Lena: Sí. Ahí he dejado todo lo que has pedido.

-Kara: Gracias, me muero de hambre... - dijo, dándome un beso rápido en los labios y corriendo junto a la mesa.

-Lena: ¿Qué haces? – pregunté poco después, mirándola.

-Kara: Comer.

-Lena: Kara, eso es... ¿en serio te estás comiendo eso?

-Kara: Está muy bueno, ¿quieres?

-Lena: No gracias... - dije, mirando lo que Kara se estaba comiendo. Se había hecho una especie de bocadillo. Empezaba con una rebanada de pan, medio donut, patatas fritas, cebollitas, otra vez patatas, la otra mitad del donut y de nuevo el pan. Y lo iba remojando en el zumo de naranja. – Eso no puede ser sano...

-Kara: Puede, pero me da igual. Tengo hambre...

-Lena: Come, come... - dije. Al menos, comía.

Al día siguiente salimos bastante temprano. Kara fue dormida durante casi todo el viaje. Luego pasamos un par de horas paseando antes de irnos a dormir.

El domingo tampoco hicimos mucho. Kara estaba algo nerviosa por la prueba del día siguiente. Y eso que sólo iban a sacarle un poco de sangre. Pero la entendía. Yo también estaba nerviosa. Si esos bebés no eran míos, sería una pequeña decepción, pero seguiría apoyando a Kara tal y como le prometí. Seguiría con ella, y los cuidaría como si fueran míos, siempre y cuando ella quisiera seguir adelante con el embarazo.

9 de Septiembre de 2019

Nos levantamos temprano para ir a la consulta. Antes de salir, le di a Kara un pequeño bote con una muestra de semen para que lo entregase.

Cuando llegamos, sólo había una pareja delante de nosotras. Tuvimos que esperar un rato hasta que nos hicieron pasar.

-Médico: Señorita Danvers. Me alegra verla de nuevo.

-Kara: Sí, bueno...

-Médico: ¿Ha traído la muestra con la que quiere que comparemos el ADN de sus bebés?

-Kara: Sí, aquí está... - dijo sacándola, con manos temblorosas.

-Médico: Veo que su amiga la acompaña de nuevo.

-Kara: Sí...

-Médico: Bien, no tardaremos. Sólo tengo que sacarle un poco de sangre. ¿Le dan miedo las agujas?

-Kara: No.

-Médico: bien... - dijo levantándose y cogiendo una jeringuilla. Miré a Kara. Estaba pálida.

-Lena: Kara...

-Kara: No me encuentro bien...

-Médico: A veces pasa. Son los nervios. Venga, túmbese aquí – dijo ayudándola a tumbarse sobre una camilla y preparándola para la extracción de sangre. Me quedé al lado de Kara y cubrí una de sus manos con las mías. – Bien, ya está... Tendremos los resultados en unas dos semanas.

-Kara: ¿Dos semanas?

-Lena: No estaremos en la ciudad, ¿Podrían enviárnoslo con un mensajero? Yo correré con los gastos.

-Médico: Claro...

-Lena: Bien, gracias.

-Médico: Ya que está aquí, señorita Danvers, sería conveniente que se realizase la ecografía de las doce semanas.

-Kara: ¿Ahora?

-Médico: Es para confirmar que todo va bien...

-Kara: Sí, claro....

-Médico: Perfecto, levántese la camiseta. Ya sabe cómo funciona esto, ¿verdad?

-Kara: Sí... - dijo. Su tono no era precisamente alegre.

-Médico: Empecemos... - dijo echando el líquido y pasando el ecógrafo. – Vaya, han crecido mucho...

-Lena: Es verdad, mira cielo, están más grandes que la última vez...-Kara miró la pantalla, sin muchas ganas.

-Médico: ¿Quiere escuchar los latidos? – dijo, conectando el altavoz.

-Lena: Son fuertes... - dije sonriéndola. El médico me miró. Debió parecerle extraño que yo pareciera más emocionada que Kara. El médico apretó un par de botones y me tendió un par de impresiones de la ecografía y un disco con el vídeo de la misma.

-Kara: ¿Ha terminado?

-Médico: Un momento... Bien, según mis cálculos, sus bebés deberían nacer a finales de Marzo. Aunque pueden adelantarse. ¿Van a pasar mucho tiempo viajando por Irlanda?

-Lena: Un par de meses más. Si Kara puede, claro...

-Médico: Por ahora no veo problema... Ya puede limpiarse.

-Kara: Gracias... - dijo limpiándose y levantándose.

-Médico: Parece cansada, ¿duerme bien?

-Kara: Demasiado...

-Médico: Voy a mandarle hierro y algunas vitaminas. – dijo, haciendo las recetas – Bien, en quince días tendremos los resultados.

-Lena: Enviaré un mensajero a recogerlos. Gracias.

Cuando salimos, miré a Kara, acariciando su mejilla.

-Lena: ¿Estás bien?

-Kara: No. Hay que esperar dos semanas más.

-Lena: Dos semanas pasan enseguida, no te preocupes.

-Kara: Lena, dos semanas más quizás sea tarde para....

-Lena: No. No lo digas... Venga, vamos a desayunar...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro