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32 -LIBERTAD


LENA

19 de Febrero de 2020

Estábamos volviendo a casa del hospital. Yo tenía a Marley y a Sarah, cada una a un lado. Y Kara se encargaba de Collin. Nos habían dejado traerle a casa, pero nos pidieron que estuviésemos muy pendientes de él y que si notábamos algo raro, fuéramos inmediatamente al hospital.

Kara seguía enfadada conmigo, a pesar de que contraté a una maquilladora y a un fotógrafo para repetir las fotos que nos hicieron en el hospital. Aunque la maquilladora hizo un trabajo maravilloso y apenas se notaban nada los golpes, Kara no estaba contenta. Decía que ya no era lo mismo y que ella siempre recordaría cómo eran en verdad esas fotografías. Aunque aceptó repetirlas y posó con la misma felicidad que la primera vez.

Cuando llegamos, J'onn nos abrió la puerta del coche y Martha se acercó para ayudarnos.

-Martha: Son preciosas... - dijo mirando a las niñas y luego a Collin – Y él muy guapo...

Lillian, Helena y Eliza salieron de casa en ese momento.

-Lena: ¿Qué hacéis todas aquí?

-Helena: Ayudaros... Trae, dame a mi nieta. ¿Quién es esta?

-Lena: Marley.

-Helena: ¿Cómo lo sabes? Yo las veo iguales.

-Lena: Sus ojos brillan más que los de Sarah.

-Helena: ¿Sus ojos...? Yo no veo la diferencia – dijo mirándolas.

-Lillian: No te preocupes. Mientras Lena y Kara sepan distinguir a sus hijas, todo estará bien... ¿os ayudo?

-Lena: Sí, toma, coge a Sarah... - dije, dándosela y acercándome a Kara, que esperaba aún dentro del coche – Dame a Collin, cariño. Te ayudaré a salir.

-Kara: Puedo salir sola.

-Lena: Kara, por favor... Te han dicho que te lo tomes con calma y no hagas esfuerzos. Dame a Collin para que pueda dárselo a tu madre y deja que te ayude.

-Eliza: No seas cabezota, hija...

-Kara: Está bien... - dijo dándome a Collin. Rápidamente se lo di a Eliza y ayudé a Kara a salir del coche y caminar hacia la casa, mientras J'onn se ocupaba del equipaje.

Krypto apareció en ese momento, corriendo hacia nosotras. Traté de evitar que se subiera sobre Kara o le golpease en la herida con las patas, parecía muy contento de vernos, sobre todo a ella, y no paraba de ladrar. Después de varios minutos de caricias, se alejó para olisquear curioso a los bebés, saltando para intentar llegar a ellos, mientras nuestras madres intentaban alejarlos de él con cuidado. Kara y yo nos dirigimos hacia la casa.

-Lena: ¿Estás cansada?

-Kara: Sí...

-Lena: Entonces te irás derecha a la cama.

-Kara: Puedo estar en el sofá.

-Lena: De acuerdo, el sofá entonces...

Nuestras madres venían detrás, sonriendo. Cuando llegamos al salón, tuve que sujetar a Kara porque casi se cae del susto.

¡¡SORPRESAAAAA!!

Kara se agarró a mí con fuerza, mirando toda la gente que estaba allí. Nia, Winn, Alex, Sam, Lex...

-Lena: ¿Pero qué...?

-Helena: Queríamos daros una sorpresa y recibiros en condiciones.

-Kara: Casi me matáis del susto.

-Alex: Eh, ¿estás bien? – dijo acercándose. Momento que Kara aprovechó para abrazarla y apartarse un poco de mí. - ¿Sigues enfadada con Lena?

-Kara: Sí – dijo mirándome.

-Sam: Tenemos una sorpresa para vosotras.

-Lena: ¿Otra?

-Sam: Sí, está arriba... Kara, ¿crees que podrás subir las escaleras?

Yo iba a responder, pero la mirada que me echó Kara hizo que me lo pensara mejor.

-Kara: Sí. Muy despacio, y con un poco de ayuda, pero sí, podré.

-Alex: Bien, vamos, con cuidado, apóyate en mí...

Sam, Nia y Winn iban delante, Luego Kara, apoyada en Alex. Yo iba detrás de ellas, por si Kara tropezaba o algo y tenía que sujetarla. Luego iban Helena, Lillian y Eliza con los bebés. Y por último, Lex. Krypto también se apuntó, subiendo las escaleras corriendo.

-Sam: Vale, cerrad los ojos.

-Kara: ¿Por qué?

-Alex: Tú ciérralos. Tranquila, no dejaré que te caigas.

-Kara: Lo sé. – dijo sonriendo a su hermana.

-Alex: Espera, se me ha enganchado la camisa en la puerta... - dijo, soltando a Kara y haciéndome un gesto para que me acercase y la cogiera yo. Asentí y la sujeté como la tenía Alex antes – Vale, vamos por aquí, con cuidado... - dijo indicándome el camino con gestos.

-Sam: Vale, parad ahí.... – dijo- Abrid los ojos.

Cuando lo hicimos, tuve que sujetar a Kara con fuerza. Ella me miró, pero no se apartó. Yo también la miré y luego volvimos a mirar la habitación.

-Lena: ¿Cuándo habéis hecho esto? – pregunté, viendo la habitación pintada de un azul muy clarito, con una cuna, un cambiador, un armario, ropa... Todo lo necesario para un tercer bebé.

-Alex: Mientras estabais en el hospital. Lo hemos hecho entre todos. Kara parecía bastante agobiada estos días con la idea de que sólo teníais dos cosas de cada.

-Kara: Pero... Vaya, es...

-Lena: ¿No te gusta, cariño?

-Kara: Sí, me encanta, es que... - dijo emocionada, empezando a llorar – Oh dios.... – dijo, escondiendo la cara en mi hombro. La abracé y acaricié su brazo.

-Lena: Gracias... - dije.

-Kara: Sólo hay un problema...

-Nia: ¿Cuál?

-Kara: No sé si quiero que duerman separados...

-Lena: Podemos tirar esa pared y hacer una habitación para los tres.

-Winn: ¡Eh, esa pared ni la toquéis! ¡¿Sabéis lo que me ha costado dibujar esos caballos?

-Kara: ¿Son caballos?

-Winn: Claro que lo son, ¿es que no lo parecen?

-Kara: Parecen cerdos.

-Winn: ¡¿Cerdos?!

-Kara: Sólo bromeaba... - dijo.

La miré y, aunque ella no decía nada, seguramente por no incomodar a nadie, noté que estaba cansada. Estos días habían sido agotadores, a pesar de estar en el hospital. Nos estuvieron enseñando a apañarnos con tres bebés. Kara tenía que dar el pecho a las niñas y luego sacarse leche para Collin, ya que hasta hoy le habían tenido aparte. Tras darles el alta, nos aconsejaron que Kara probase a darle el pecho al niño cuando llegásemos a casa. Si no lo cogía, tendríamos que seguir con el biberón.

-Lena: Os agradecemos todo esto, de verdad. Y me sabe mal, pero... Kara está cansada. Tiene que dar el pecho a Marley y a Sarah y luego intentarlo con Collin. Si no os importa volver mañana...

-Lillian: Claro que no, cielo. ¿Dónde dejamos a las niñas?

-Lena: En las cunas. Las llevaremos a nuestro cuarto hoy. A los tres – dije, abrazando aún a Kara.

-Alex: Si necesitáis algo, avisad.

-Eliza: Yo estaré con ellas, no os preocupéis.

-Helena: Volveremos mañana a veros.

-Lena: Pero poco a poco, por favor. Y... Mejor si nos dais unos días para adaptarnos. Esto va a ser una locura. No quiero sobrecargar a Kara.

-Kara: Lena... - medio protestó.

-Lena: No les estoy echando ni nada parecido, cielo. Pero tú aún tienes que recuperarte y necesitas descansar. Que vengan todos a la vez, no te ayudará.

-Nia: En eso tiene razón, Kara. Winn y yo esperaremos unos días para venir. Pero te llamaremos ¿vale?

-Winn: ¿Unos días? Yo quería morderles los mofletes a los tres....

-Nia: Ya lo harás. Será mejor que nos vayamos ya... - dijo acercándose para abrazar a Kara - ¿Os ha gustado la sorpresa?

-Lena: Mucho. Gracias Nia.

-Kara: Sí...

Poco a poco, todos se fueron marchando, hasta que nos quedamos solas con Eliza, Helena y Lillian. Ayudé a Kara a sentarse en nuestra cama mientras ellas se ocupaban de los bebés.

-Lena: ¿Seguro que quieres un pijama, no te rozará la herida?

-Kara: No me gustan los camisones.

-Lena: ¿Y una camiseta larga?

-Kara: No tengo ninguna.

-Lena: Sí, sí tienes. Que me haya quedado contigo estos días no quiere decir que no haya hecho nada. Le pedí a tu hermana que comprase algunas y las metiera en el armario. Veamos qué ha traído – dije, abriendo el armario – Vaya... Tenemos... Un pato jugando al golf – dije, sacándola para enseñársela – ¿No? Un oso comiendo miel... ¿Tampoco? Un unicornio sobre un arco iris... - la miré - ¿Tengo que enseñártelas todas?

-Kara: Sí. Y luego volver a guardarlas.

-Lena: ¿Me estás castigando?

-Kara: Sí.

-Lena: Está bien... Sigamos.... Dos... no sé qué es esto, parecen... ¿Qué es...? Bueno, dos lo que sea jugando al ajedrez. Un dinosaurio en patines.

-Kara: ¡Esa!

-Lena: ¿El dinosaurio en patines?

-Kara: Sí, esa...

-Lena: De acuerdo. Pero aún quedan más. Tu hermana se ha pasado.

-Kara: Déjalo para mañana. Dame ese dinosaurio....

-Lena: Está bien... Levanta, te ayudaré a cambiarte.

La ayudé a levantarse con cuidado y luego ella apoyó sus manos en mis hombros mientras yo le quitaba el pantalón. Luego le quité la camiseta y me quedé mirando su vientre.

-Kara: Otra horrible cicatriz que tendrás que ver.... – dijo.

-Lena: ¿Qué...? ¿Horri...? No, no es horrible, cariño. Es... Oye, nuestras hijas y nuestro hijo han salido de ahí. Eso es... Un recuerdo. Sólo la miraba porque... Bueno... - ¿te duele? – pregunté, pasando el dedo alrededor, pero sin tocarla, suavemente.

-Kara: Me molesta un poco...

-Lena: No vuelvas a decir que es horrible.- dije, besando su vientre por encima de la herida. – Es perfecta. Como tú.

-Kara: Lena...

-Lena: ¿Qué...? – dije, mirando esta vez sus pechos, bien redondos. Los acaricié despacio, sin rozar los pezones, intentando controlar la erección que sabía acabaría teniendo muy pronto.

-Kara: Lena, no... - dijo, tensándose.

-Lena: ¿Te hago daño?

-Kara: No. Pero no podremos hacer nada hasta dentro de unas semanas. Además, sigo enfadada contigo. Y si no me pongo algo de ropa encima, voy a quedarme helada.

-Lena: Claro, perdona... - dije cogiendo la camiseta y poniéndosela rápidamente – Te queda perfecta... Mi pequeña dinosauria.

-Kara: ¡Eh! Que no es cualquier dinosaurio. Es un Tiranosaurio.

-Lena: pues mi pequeña Tiranosauria. Así te llamaré a partir de hoy.

-Kara: Ni se te ocurra.

-Lena: Siéntate... - dije ayudándola – Y espera aquí un momento, no te muevas.

-Kara: ¿Dónde vas?

-Lena: Al baño. Ahora vengo...

KARA

Vi a Lena entrar en el baño y me quedé sentada, mirando al suelo. Escuché a Marley llorar y giré la cabeza hacia la puerta. Era asombroso, como ya había aprendido a diferenciar el llanto de mis hijas. Vi a Lillian entrar con ella en brazos.

-Lillian: Creo que necesita a su madre.

-Kara: Debe tener hambre. Dámela... - dije, alargando los brazos hacia ella y cogiéndola con cuidado.

-Lillian: ¿No estarás muy incómoda así?

-Kara: Lena está en el baño y yo sola no creo que pueda acomodarme en la cama.

-Lillian: Espera un momento... - dijo saliendo y volviendo poco después con Helena y Eliza. –Ayúdame a que se recueste un poco...

-Helena: Sí... Espera, vamos a dejar a Marley aquí en la cama y ahora... Así, con cuidado... Espera, te pondré un par de cojines detrás, estarás más cómoda – dijo, mientras Lillian me dejaba de nuevo a mi hija en los brazos, tras levantarme la camiseta. Marley enseguida buscó mi pezón y empezó a comer. Krypto subió de un salto y se quedó cerca, oliendo a Marley, curioso. - ¿Y Lena?

-Kara: En el baño...

-Helena: Iremos a buscar a los otros dos, no tardarán en pedir su comida también.

-Kara: Gracias... - dije. Ellas salieron y poco después, Eliza entró, acercándose a mí.

-Eliza: ¿Estás bien?

-Kara: No lo sé... No sé si podré con esto. Son tres y...

-Eliza: Tienes a Lena.

-Kara: Sigo enfadada con ella.

-Eliza: Kara, Lena sólo...

-Kara: Sé por qué lo hizo. Pero ahora tiene tres hijos que la necesitan. Yo la necesito. Más que a nada. Si le pasara algo, yo... No podría soportarlo. Creo que... Todo lo que sufrí por culpa de Maxwell no sería nada en comparación con perder a Lena, mamá.

-Eliza: Cielo...

-Kara: No quiero que haga ninguna estupidez, no por mí. Y sí, yo haría lo mismo por ella, lo sé, pero... Maxwell puede hacerme a mí lo que quiera. Puede golpearme, violarme de nuevo... Podría soportarlo. Pero no soportaría que hiciera daño a mi familia. A Lena y los bebés, no. Cada vez que veo esos golpes en su rostro, yo... - dije, intentando no llorar.

-Eliza: Sabes que Lena hará lo que sea por ti. Y aunque quieras, no podrás impedírselo.

-Kara: Sólo quiero... Hacerla feliz y darle lo que se merece.

-Lena: Yo ya soy feliz... - dijo, mirándome apoyada en el armario. – Krypto, abajo.

-Kara: ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

-Lena: El suficiente...

-Kara: ¿Sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?

-Lena: ¿Incluso cuando se habla de mí?

-Kara: Sobre todo esas...

-Eliza: Os dejo solas... - dijo besándome en la cabeza y saliendo – ¿os traemos las cunas?

-Lena: Sí, por favor.

Eliza salió y yo volví a centrarme en Marley, que seguía comiendo con ganas.

-Kara: Ya, cariño, deja algo para Sarah y Collin....

Eliza, Helena y Lillian, entraron empujando las tres cunas y dejándolas al lado de la cama. Marley dejó de comer en ese momento y Lena la cogió para sacarle los gases, mientras mi madre me tendía a Sarah, que enseguida se enganchó a mi otro pezón. Krypto se bajó de la cama y fue a olisquear las cunas. Parecía nervioso con la situación, aunque no parecía querer hacer daño a los bebés.

-Lena: En serio cielo, no voy a ganar para comida con vosotras.

Le saqué la lengua a Lena y me centré en Sarah.

-Lillian: Nosotras nos vamos ya.

-Lena: ¿No queréis ver comer a vuestro nieto?

-Helena: Bueno, no creo que a Kara le haga mucha gracia que estemos aquí las tres mirándola los...

-Kara: No me importa. Siempre que seáis vosotras. O Alex.

Sarah terminó de comer y esta vez fue Eliza quien la cogió para sacarle los gases mientras Lena me ayudaba con Collin.

-Lena: Espera, el brazo... - dijo – Ahora.

-Kara: Creo que no quiere...

-Lena: Espera un poco, dale tiempo...

-Kara: Nada... - dije unos segundos después – Creo que tendrás que traer esa cosa infernal para... Au...

-Lena: ¿Lo ves? Sí qué quiere. ¿Cómo va a poder nadie negarse a unos pechos tan perfect...?

-Kara: Lena, nuestras madres están delante.

-Lena: Bueno, no es ningún secreto para ellas que me encantan tus pechos. Que me encantas toda tú.

-Helena: No, no lo es, pero no necesitamos oírlo más. Será mejor que nos vayamos.

-Kara: Gracias por todo... Adiós. – dije sonriéndolas.

Cuando los tres terminaron de comer, se quedaron dormidos enseguida.

-Eliza: Os dejo descansar. Si necesitáis algo, ya sabéis donde estoy.

-Kara: Sí, gracias...

-Lena: ¿Así que me necesitas? – dijo, cuando se marchó.

-Kara: ¿Qué?

-Lena: Le has dicho que me necesitas.

-Kara: Pues claro que te necesito. Estoy enfadada contigo, sí. Pero ya no podría soportar el resto de mi vida sin ti a mi lado. Te quiero más que a nada, amor. Pero no me gusta que hagas locuras como la de ir sola a buscar a Maxwell.

-Lena: No estaba sola.

-Kara: Da igual. Con tu hermano. Maxwell podría haberos matado a los dos. – dije, intentando tumbarme.

-Lena: Espera...- dijo ayudándome - ¿Así?

-Kara: Sí.

-Lena: Lo siento... Cuando Lex me dijo que sabía dónde estaba, yo... Me dejé llevar por el odio. Kara, ese hombre te ha hecho sufrir tanto que...

-Kara: Ahora se pudrirá en la cárcel, ¿verdad?

-Lena: Posiblemente. El amigo de Lex consiguió recuperar la grabación de mi teléfono. Así que... ¿Vas a seguir enfadada mucho tiempo?

-Kara: No lo sé. Lena, no es sólo eso. Me... Me mentiste y... quedamos en que no habría más mentiras y...

-Lena: Sí, lo sé... - dijo tumbándose a mi lado y acariciando mi pelo – Duerme un poco, estás cansada. Te avisaré cuando les toque comer de nuevo.

-Kara: Sí... - dije cerrando los ojos.

Cuando volví a abrirlos, vi a Lena con Collin en brazos. Le acariciaba la carita con cuidado, sonriéndole.

-Lena: Tú también debes parecerte a mamá. Los tres debéis pareceros a ella.

-Kara: ¿Ya es la hora de que coman?- pregunté, medio dormida aún.

-Lena: No. Tuve que cambiar a Collin. Sigue durmiendo, yo me encargo.

-Kara: Vale.... Pero Duerme tú también... - dije, antes de volver a dormirme.

HELENA

Cuando salimos de casa de Lena y Kara, subimos al coche. Lillian fue la mayor parte del camino en silencio.

-Helena: ¿En qué piensas?

-Lillian: En las chicas. ¿Crees que podrán apañarse?

-Helena: Por supuesto. Pero no es eso lo que te preocupa, ¿qué es...? – dije poniendo mi mano sobre la suya, mientras con la otra sujetaba el volante con fuerza.

-Lillian: Me conoces bien... - dijo sonriéndome – Todo esto de Lionel...

-Helena: Con suerte, todo acabará mañana. Espero que entre en razón y quiera firmar los papeles sin poner más pegas.

-Lillian: ¿Tú crees que lo hará?

Suspiré, sin dejar de mirar a la carretera. La verdad, no sabía qué pensar y menos después de lo ocurrido estos últimos días.

****FLASHBACK****

17 de Febrero de 2020

-Lionel: No voy a aceptar estas condiciones... - dijo, tirando los papeles sobre la mesa, de mal humor, y mirando a Lillian – Acordamos que, en caso de divorcio, cada uno se quedaría con lo que tenía antes de la boda. Separación de bienes.

-Helena: Una cosa es lo que se acordó. Otra lo que se firmó, señor Luthor. En los papeles de matrimonio, ambos firmaron que se casaban con bienes gananciales.

-Lionel: Fue un error que descubrí más tarde.

-Helena: Bueno, debió haber leído bien lo que firmaba antes de hacerlo. Me parece un error imperdonable en un hombre de negocios como usted. Por lo tanto, según los papeles que firmaron, la mitad le corresponde a mi clienta.

-Lionel: ¿La mitad? Va a llevarse más que eso. ¿Qué me dice del coche... o la casa del centro... O de los laboratorios?

-Helena: El coche... Y la casa del centro son propiedad de mi clienta. Aquí, tengo unos papeles que demuestran que ambos fueron pagados de su propio dinero. Una cuenta que está sólo a su nombre, que ella ya poseía antes de casarse con usted y que, por lo tanto, a usted ni le afecta, ni le beneficia. En cuanto a los laboratorios... Bueno, usted fue quien quiso ponerlos a nombre de su esposa. Su nombre, señor Luthor, no aparece por ningún lado, y no veo ninguna cláusula en la que diga que usted obtendrá algún beneficio de ellos. Por lo tanto, no hay discusión sobre ese tema. El coche, la casa y los laboratorios son de mi clienta. El resto, deben repartirlo al cincuenta por ciento.

-Lionel: Esto no quedará así.

-Abogado: Estudiaremos lo que nos pide y mi cliente les hará saber su decisión dentro de tres días.

-Lionel: No tengo que pensarme nada. Me niego a...

-Abogado: Señor Luthor, no se deje llevar por la rabia. Será mejor estudiar y que se lo piense detenidamente – susurró.

-Lionel: Está bien. Pero no cambiaré de opinión.

****FIN FLASHBACK****

Cuando llegamos a casa, entramos y fuimos directas al salón. Lillian aún vivía conmigo. No quería estar sola en estos momentos y Lionel tenía un guardia de seguridad que le impedía a Lillian acceder a la casa que ella reclamaba, a no ser que entrase para buscar ropa o alguna cosa que necesitara. Pero era solamente, entrar y salir.

-Helena: ¿Quieres cenar algo? – pregunté, mientras dejaba mi bolso sobre el sofá.

-Lillian: Claro, me muero de hambre... Iré a darme una ducha primero.

-Helena: Perfecto. ¿Qué te apetece?

-Lillian: Sorpréndeme. Cualquier cosa que hagas, seguro que está buena. Me estás mal acostumbrando a comer bien.

-Helena: ¿Ah, sí? – pregunté sonriéndola.

-Lillian: Desde luego... Creo que nunca volveré a comer nada tan bueno como las cosas que estoy comiendo en tu casa... - dijo acercándose y acariciando mi mejilla.

-Helena: Me alegro... - dije mirándola a los ojos. Me estaba muriendo de ganas por besarla, pero sabía que Lillian no estaba preparada para eso. No aún. Pero quizás, las cosas cambiasen a partir de mañana. O eso esperaba. – Ve a ducharte, iré preparando la cena. Luego iré yo.

-Lillian: De acuerdo... - dijo alejándose y volviendo veinte minutos después. – Qué bien huele...

-Helena: Qué rápida.

-Lillian: La verdad es que tengo mucha hambre... - dijo mirando la comida y besándome en la mejilla – Qué buena pinta.

-Helena: Gracias... ¿Terminas tú mientras voy a ducharme? Sólo tienes que añadir eso dentro de cinco minutos y dejarlo hervir otros quince.

-Lillian: De acuerdo...

-Helena: Un día de estos, te prepararé algún plato típico de Irlanda. Seguro que te gusta.

-Lillian: Si la comida de allí, es tan buena como sus mujeres, estoy segura de que me gustará.

Cuando volví, Lillian estaba terminando de poner la mesa para las dos.

-Helena: ¿Te ayudo...? – pregunté, pasando a su lado y dejando que mi mano acariciase su cintura.

-Lillian: Ya casi he terminado.

-Helena: Entonces iré sirviendo la cena... - dije.

Cenamos en silencio, mirándonos de vez en cuando. Sabía que Lillian estaba nerviosa por lo que pudiera ocurrir mañana. Yo esperaba que Lionel no pusiera pegas y firmase de una vez los malditos papeles del divorcio.

-Helena: ¿Quieres algo de postre? – pregunté.

-Lillian: No, gracias...

-Helena: Entonces recogeré la mesa – dije levantándome y empezando a quitar los platos.

-Lillian: Te ayudo... - dijo.

Estaba terminando de aclarar un poco la olla que había utilizado, cuando noté la mano de Lillian rozando la mía.

-Lillian: Lo siento...

-Helena: No lo sientas... - dije cogiendo su mano. Dejé la olla y con mi otra mano cogí a Lillian de la cintura, pegándola a mí.

-Lillian: Helena...- jadeó.

-Helena: Sólo quiero besarte.

-Lillian: No sé sí... - dijo, intentando apartarse.

-Helena: Está bien... - suspiré – Mañana serás una mujer libre. ¿Me dejarás besarte entonces?

-Lillian: No sabemos lo que pasará mañana. Lionel puede seguir dando problemas.

-Helena: No me has respondido.

-Lillian: ¿A qué?

-Helena: ¿Podré besarte si Lionel firma los papeles?

-Lillian: Sí.

-Helena: Bien... - dije sonriéndola – Vamos a ver una película.

-Lillian: Pero no has terminado de...

-Helena: Luego lo meteré al lavavajillas – dije, sin soltar su mano, tirando de ella hacia el sofá. Me senté en el sofá, medio recostándome, e hice que Lillian se recostase sobre mí. La abracé y cogí el mando de la televisión. - ¿Qué quieres ver?

-Lillian: Lo que quieras...

-Helena: No. Elige. ¿Una película, un musical...?

-Lillian: ¿Por qué no vemos esa serie que tanto te gusta?

-Helena: Tú la odias.

-Lillian: No es verdad.

-Helena: Dijiste que era muy mala.

-Lillian: Bueno, tampoco es tan mala.

-Helena: ¿Estás segura?

-Lillian: Sí. Vamos, ponla.

-Helena: Está bien... - dije buscando el canal y poniendo Titans.

-Lillian: Es que esta serie no tiene ningún sentido... - dijo poco después, aún apoyada en mí - A ver, hay muchas cosas verdes en las que ese chico podría transformarse. Una rana, un lagarto, una serpiente... ¿Pero un tigre, en serio? No tiene sentido.

-Helena: Supongo que el tigre da más miedo que una rana...

-Lillian: Pero los tigres no son verdes. Es...

-Helena: Sólo es una serie, cielo.

-Lillian: Sí, tienes razón... - dijo suspirando. La noté quedarse dormida poco después.

20 de Febrero de 2019

La alarma de mi teléfono sonó a las seis y cuarto de la mañana. Abrí los ojos y traté de levantarme, pero algo me lo impedía. Entonces fue cuando vi que estábamos en el sofá del salón y Lillian estaba prácticamente, dormida casi encima de mí, con la cabeza sobre mi pecho y sus piernas rodeando las mías. Sonreí y acaricié su pelo.

-Helena: Lillian.... Eh, Lilli, cielo....

-Lillian: Humm...

-Helena: Tenemos que levantarnos. La firma de los papeles es a las ocho. Lillian...

-Lillian: ¿Qué... - preguntó abriendo los ojos y mirándome. Segundos después, sus ojos se abrieron como platos, se puso muy colorada y se intentó levantar tan rápido que acabó cayéndose de culo al suelo - ¡Auch!

-Helena: ¡Lillian! – dije ayudándola - ¿estás bien?

-Lillian: Sí, sólo...

-Helena: Prepararé el desayuno, ve a ducharte y a vestirte mientras.

-Lillian: Yo siento... ¿Por qué no me despertaste para ir a la cama?

-Helena: Parecías tan cómoda que no quise molestarte.

-Lillian: Pero tú estarás hecha polvo. Oh, dios, lo siento Helena.

-Helena: Tranquila. Por eso compré este sofá. Parecía cómodo y sabía que pasaría muchas noches durmiendo en él por temas de trabajo. A veces me quedo hasta tan tarde trabajando, que suelo quedarme dormida en él.

-Lillian: Sí, pero seguro que nunca habías tenido que dormir con otra persona encima.

-Helena: ¿Acaso me ves quejarme? Anda, ve a ducharte. – dije, dándole una palmada en el culo.

-Lillian: ¡Eh!

-Helena: Acostúmbrate. No sólo voy a besarte cuando firmes esos dichosos papeles. Tengo muchas cosas en mente que me gustaría hacer contigo.

-Lillian: ¿A qué te refieres?

-Helena: Ya lo verás... - dije caminando hacia la cocina.

A las siete y media estábamos ya de camino a Luthor corp. A las ocho en punto, entrábamos en la sala de reuniones, donde Lionel nos esperaba con su abogado. Lillian y yo nos sentamos. La noté muy nerviosa, así que cogí su mano y la sonreí.

-Lionel: Bien, hagamos esto rápido.

-Helena: Espero que haya recapacitado, señor Luthor.

-Lionel: Por supuesto. La casa, el coche, los laboratorios y el cincuenta por ciento de todo lo que ganamos tras casarnos será para ti, Lillian – dijo mirándola, mientras el abogado le entregaba los papeles. Lionel los firmó y se los pasó a Lillian.

-Lillian: ¿Dónde está la trampa?

-Lionel: No hay ninguna trampa, puedes leerlo todo si quieres, esperaré... - dijo, recostándose en la silla.

Vi que Lillian leía todo lentamente y luego me lo pasó a mí para que le diese el visto bueno.

-Helena: Firma y esto se habrá acabado – dije.

Cuando Lillian firmó, Lionel medio sonrió.

-Lionel: Enhorabuena, ya tienes lo que querías. Espero que a partir de hoy no me molestes más con tus tonterías. – dijo

-Lillian: Siempre y cuando tú no me crees problemas, yo no te los crearé a ti. – dijo levantándose.

-Lionel: Me parece justo.

-Lillian: ¿Entonces ya está, podemos irnos?

-Helena: Podemos irnos, sí.

Salimos de la sala de reuniones y nos dirigimos hacia el ascensor. Miré hacia atrás. No me fiaba de Lionel, había sido demasiado fácil. Había estado poniendo trabas reunión tras reunión y hoy, sin más, todo le parecía bien. Cuando llamamos al ascensor, apreté el botón y en ese momento, Lillian hizo que me girase hacia ella. Puso sus manos sobre mi rostro y me besó con fuerza. Un beso que duró lo que a mí me pareció una eternidad, pero que en realidad no debieron ser más que unos segundos, ya que una voz nos interrumpió.

-Lionel: ¿Lo ves? – dijo mirando a su abogado – Te dije que la desquiciada de mi mujer se tiraba a su abogada. Y luego soy yo el infiel.

-Helena: ¡¿Perdón?! – grité. Furiosa – Para que lo sepas, Lionel... Lillian no te ha sido infiel en ningún momento.

-Lionel: ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de vuestro tonteo durante las reuniones?

-Helena: Eso no quiere decir nada. Para tu información, Lillian sólo aceptó empezar algo conmigo cuando se convirtiera en tu ex mujer. Cosa que acaba de ocurrir.

-Lionel: Y para eso quiere el dinero – se dirigió de nuevo a su abogado – Para poder montarse un nidito de amor con su novia, quien resulta que también me odia y es la madre de mi hija.

-Helena: No metas a Lena en esto.. – dije, deseando golpearle.

-Lillian: Helena, cálmate... - dijo sujetándome – No merece la pena. Vámonos, venga. El ascensor ya está aquí.

-Helena: No, voy a partirle la cara por tratarte de este modo.

-Lillian: Helena... - dijo empujándome al interior del ascensor.

-Lionel: Volveréis a saber de mí muy pronto. – dijo, mientras se cerraban las puertas del ascensor.

-Lillian: Helena, cariño, tranquilízate... - dijo sujetando mi rostro entre sus manos. La miré al escucharla llamarme cariño – Ahora sé de dónde ha sacado Lena ese carácter guerrero. Pensaba que era de Lionel, pero me equivocaba. Tranquila...

-Helena: No puede hablarte así, no voy a permitirlo.

-Lillian: Ya no importa. ¿Por qué no vamos a casa? Me gustaría saber cuáles son esas cosas que pensabas hacerme cuando firmara los papeles.

La miré, en silencio.

-Helena: ¿Ahora?

-Lillian: Sí, ahora... - dijo, sin soltarme aún - ¿Estás más tranquila?

-Helena: Sí... - dije cuando se abría la puerta del ascensor.

-Lillian: Pues venga, vamos...

Cuando llegamos a casa, Lillian entró primero. Cerré la puerta y en ese momento, Lillian me aprisionó entre la puerta y ella, besándome y abrazándome con fuerza. Dejé caer mi bolso y mi cartera y la abracé, correspondiendo a su beso. Llevaba mucho tiempo esperando este momento.

-Helena: Lillian...

-Lillian: Sssshhh... no hables. Vamos a tu cuarto... - dijo tirando de mí, sin dejar de besarme.

-Helena: ¿A mi...? - pregunté, dejándome llevar – Cuidado, el... El sofá... A La izquierda...

Cuando llegamos al cuarto, sin dejar de besarnos, Lillian me apartó y empezó a quitarse los zapatos. Me quedé mirándola, confusa.

-Lillian: ¿Qué haces...? Quítate la ropa...

-Helena: Eh, eh, espera... - dije deteniéndola – Lillian, ¿qué haces?

-Lillian: Ganchillo... - dijo mirándome - ¡¿Tú qué crees?!No irás a decirme ahora que no quieres.

-Helena: Claro que quiero, cielo. Pero... ¿Estás segura? Acabas de firmar el divorcio con tu marido. Debes estar...

-Lillian: Estoy mejor que nunca. Y no había estado tan segura de nada en mi vida.

-Helena: Entonces... - dije acercándome y empezando a desabrochar su blusa lentamente – Vamos a tomárnoslo con calma. Disfrutémoslo... No somos dos adolescentes hasta arriba de hormonas que no pueden esperar. Podemos hacer esto... - dije, dejando caer su blusa al suelo y empezando a acariciar sus brazos y besar su cuello – Muy... Muy despacio...

-Lillian: Oh, dios... - Jadeó, mientras intentaba quitarme la ropa con las manos temblorosas.

-Helena: Lilli, cielo... - dije sujetando sus manos y mirándola al os ojos – Tranquila...

Me quitó la blusa y la dejó caer al suelo.

Cuando ambas terminamos de desnudarnos la una a la otra, empujé a Lillian suavemente sobre la cama, poniéndome encima.

-Lillian: Eres perfecta... - dijo, poniendo sus manos sobre mis caderas.

-Helena: Dejemos de hablar... - dije besándola y bajando lentamente con besos hasta sus pezones. Empecé a mordisquearlos, jugando con ellos, muy despacio. La escuché jadear y sonreí. Seguí jugando con sus pezones un rato más y luego volví a repartir pequeños besos por todo su cuerpo. Su pecho, su vientre, en el interior de sus muslos....

-Lillian: Helena...

-Helena: Tranquila, cielo. Quiero que lo disfrutes.

-Lillian: No lo estoy disfrutando, me estás torturando.... Haz lo que sea que tienes pensado hacer, pero hazlo... ¡YA!

-Helena: Está bien. Avísame si te hago daño... - dije, introduciendo un dedo en su interior y moviéndolo lentamente. - ¿Estás bien?

-Lillian: Sí, sigue... - dijo, tensándose.

-Helena: De acuerdo... Voy a introducir otro – dije, ya con dos dedos en el interior de Lillian - ¿Qué tal ahora?

-Lillian: Bi... Bien... Oh, joder...

Empecé a aumentar el ritmo y la profundidad, mirando a Lillian, que tenía los ojos cerrados y agarraba con fuerza las sábanas, apretándolas.

-Helena: Eso es, cariño... Joder, estás empapada... - dije riendo.

-Lillian: ¿Y tú...? ¿Cómo... estás tú...?

-Helena: Igual que tú... O más... - dije, introduciendo un tercer dedo y moviendo mi mano más rápido y más profundamente.

-Lillian: Oh, joder.... No creo que pueda... aguantar más... Helena... aaahhhh.

-Helena: Pues no te aguantes, mi amor. Vamos, quiero sentir cómo te corres para mí.

-Lillian: Está bien, si es lo que quieeeeeeee.. ¡Joder, Helena! – gritó. Noté sus espasmos durante algunos segundos, a la vez que yo tenía mi orgasmo junto a ella y luego me tumbé a su lado, besándola y abrazándola.

-Helena: ¿Estás bien?

-Lillian: ¿Dónde has estado toda mi vida? Oh joder, ni siquiera Lionel me hizo gritar tanto nunca.

-Helena: Bueno, Lionel tampoco es la gran cosa – Dije, y ella me miró - ¿Qué? Ya que ambas lo hemos comprobado, podemos ponerle verde. Y más si estamos de acuerdo de que en la cama Lionel deja mucho que desear.

-Lillian: Desde luego que sí... - dijo, apoyando la cabeza sobre mi pecho. - ¿Iremos luego a ver a las chicas?

-Helena: Claro... Luego las llamamos. – dije, cerrando los ojos y durmiéndome.

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