29- SIEMPRE TE AMAREMOS
Bueno, cumplisteis con vuestra parte y yo cumplo con la mía. Aquí os dejo un nuevo capítulo.
Sé que muchas estareis deseando matarme, pero al final siempre acabais queriéndome. Jejejeje.
Si quereis que actualice este fin de semana, ya sabeis comentarios y votos por un tubo. No voy a poneros límite. Si me convence lo que veo, el sábado o domingo tendreis capítulo. Si no me convence... bueno, tendré que esperar a que me convenza lo que veo jejeje.
Lo sé, soy malvada.
AVISO: La primera parte igual os parece un poco fuerte.
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LENA
Arrastré a Maxwell hasta la cama, tras guardarme la pistola en el bolsillo. Como pude, le subí y le quité la ropa, atándole después de pies y manos con lo primero que encontré. Luego me puse algo de su ropa para no manchar la mía, me dediqué a buscar por la casa y recogí algunas cosas: Un cuchillo, unas tijeras, alcohol, cerillas, una botella de whisky... Cuando tuve todo lo que quería, volví a la habitación, dejé las cosas cerca de la cama y me senté en una silla, con la pistola en una mano y la botella de whisky en la otra. Empecé a beber directamente de la botella, mientras esperaba que Maxwell se despertara.
-Lena: Por fin despiertas... - Dije, cuando le vi abrir los ojos. Para entonces, ya me había bebido la mitad de la botella. - ¿Estás cómodo?
-Maxwell: Repito mi pregunta. Te gusta jugar duro, ¿eh? Seguro que a tu mujer la ponías muy cachonda con esa mirada de desquiciada que tienes ahora mismo.
Me levanté y dejé la pistola sobre la silla, cogiendo el cuchillo. Me acerqué a Maxwell y empecé a pasarlo lentamente sobre su pecho, en silencio. Le vi jadear un par de veces. El muy cabrón lo estaba disfrutando. Entonces, con un rápido movimiento, le hice un buen corte, ala altura del estómago.
-Maxwell: ¡¿Pero qué...?! ¡Ah, ya veo... ¿Vas a chuparme la sangre, es eso...?
-Lena: No, gracias, no quiero morir envenenada.... – dije, mientras bajaba el cuchillo, deslizándolo despacio hasta su entrepierna – Hay algo que no entiendo...
-Maxwell: ¿El qué..?
-Lena: ¿Cómo algo tan... pequeño como esto – dije, acariciando su miembro con el cuchillo – ha podido causar tanto daño?
-Maxwell: Bueno... Pequeñito pero matón. Ya sabes... Además, ahora está en reposo, dale tiempo a ponerse en pie de guerra.
-Lena: Ya sé... Claro... - dije, notando cómo empezaba a tener una erección mientras miraba mis pechos – No impresiona, Maxwell. Tampoco crece tanto. ¿Sabes...? Tener esto y no tener nada, sería lo mismo para ti.
-Maxwell: ¿A qué te refieres?
-Lena: Dime, ¿le tienes mucho aprecio a tu amiguito? Porque me temo que os voy a tener que separar....
-Maxwell: ¿Cómo que...? Eh, espera, ¿qué piensas hacer?
-Lena: Vaya... ¿Es miedo lo que veo en tus ojos, Maxwell? - dije, subiéndome sobre él. – No, no es miedo... Es terror. Estás aterrorizado. Bien... Parece que tú y yo nos vamos entendiendo. Así se sentía Kara contigo...Aterrorizada... - dije, empezando a hacer pequeños cortes sobre su pecho con la punta del cuchillo hasta escribir el nombre de Kara, mientras Maxwell intentaba no gritar.
-Maxwell: ¡Estás loca!
-Lena: ¿Loca...? No... - dije riéndome – Creo que estoy borracha – dije, bajando de nuevo al suelo y dando otro trago de la botella, mirándole después – Aunque... Sí, puede que también esté un poco loca. – Dejé la botella de nuevo en el suelo y cogí el alcohol, echándolo sobre los cortes de Maxwell.
-Maxwell: ¡Joder, eso duele!
-Lena: Ups.... Vaya... ¿duele mucho?
-Maxwell: Sí, duele mucho.
-Lena: No lo suficiente, por lo que veo.
-Maxwell: ¡Haré que pases el resto de tus días en un manicomio!
-Lena: Bbbfff... estás gritando demasiado, eso no me conviene. Veamos... ¿qué puedo usar para...? –dije, buscando en el armario de Maxwell – Esto servirá... - dije, cogiendo uno de sus calzoncillos, haciéndolo una bola y metiéndoselo en la boca – Así estás más guapo. Tu voz me molesta, suena como si estuvieran arañando una pizarra con las uñas... Debería hacerte lo mismo que tú le hiciste a Kara, pero no pienso meter mi miembro en tu asqueroso agujero. Además, Kara se enfadaría. - Maxwell empezó a revolverse, intentado soltarse. – Vaya... ¿quieres moverte un poco...? Está bien... A ver cómo saltas – dije, acercando el cuchillo al miembro de Maxwell y haciéndole un buen corte.
Maxwell empezó a gritar, o eso parecía, y a saltar como un canguro.
-Maxwell: ¡Fe foy a fafaf, fefa!
-Lena: ¿Perdona, decías algo? – dije, quitándole el calzoncillo de la boca.
-Maxwell: ¡He dicho que te voy a matar, perra!
-Lena: ¿En serio? Vaya, y yo que pensaba que estabas diciendo algo interesante... - dije, metiéndole los calzoncillos de nuevo - ¿Sabes? Tengo algo para ti. Ya que te gusta tanto el sexo con alguien que no puede defenderse... - dije, caminando hacia la puerta y abriendo. Dejé entrar a un par de hombres y cerré – Es todo vuestro chicos, podéis hacer lo que queráis con él, pero no le matéis. Él es mío, ¿entendido?
-Maxwell: ¿Fienef fon...?
-Lena: ¿Qué quiénes son...? Sólo unos amigos que quieren divertirse un rato, igual que hacías tú con Kara, ¿te acuerdas lo bien que lo pasabais? Ah no, espera... sólo tú lo pasabas bien, mientras Kara te suplicara que la dejaras... Parece que ahora han cambiado los papeles. Ellos serán quienes se diviertan y tú, quién suplique. Y créeme... Sus amiguitos no son precisamente pequeños. Podéis empezar cuando queráis – dije, alejando un poco la silla, cogiendo la botella de whisky, y sentándome a observar el espectáculo.
Miré cómo los dos hombres penetraban a Maxwell sin piedad, turnándose, haciéndole gritar de dolor mientras las sábanas iban poniéndose rojas con su sangre. Lex me había dicho que no tenían escrúpulos y que estaban dispuestos a todo por una buena cantidad de dinero. Sinceramente, no sabía cómo Lex tenía este tipo de contactos y, siendo sincera, en este momento eso era lo que menos me importaba.
Mientras los dos hombres seguían con lo suyo, me levanté y me acerqué.
-Lena: ¿Estás disfrutando, Max...? – pregunté, pegando mi cara a la de él. Podía ver el terror en sus ojos, en su rostro entero. Cogí las cerillas y encendí una, dejándola caer sobre su pecho. Maxwell gritó de dolor – Vaya, mira que estoy torpe... - dije, encendiendo otra y dejándola caer, esta vez sobre su hombro, cerca de la herida de bala que tenía. – Uy.... Otra vez... - dije mirándole - ¿Estás bien...? No tienes buena cara, ¿ya estás cansado de jugar, quieres que paren...?- pregunté. Maxwell asintió enérgicamente con la cabeza. –Pero es que ellos no quieren... - dije encendiendo otra cerilla y dejándola caer justo por encima de su miembro – Uiissss... Esa estuvo cerca....- Le miré y noté que quería decir algo. Le saqué el calzoncillo de la boca - ¿Quieres decirme algo?
-Maxwell: Lo siento... Por favor, para ya... Lo siento mucho...
-Lena: ¿Qué sientes?
-Maxwell: Todo... Todo lo que hice, todo lo que...
-Lena: Ah... ¿te refieres a lo que le hiciste a Kara?
-Maxwell: Sí... Siento haberla secuestrado, pegado, violado...
-Lena: Es un poco tarde para eso, ¿no crees? Porque no es a mí a quien debes pedir perdón Maxwell, es a Kara. Y ella está muerta... - cogí de nuevo el cuchillo, pasándolo por su rostro - No puedes pedirle perdón a un muerto, a no ser que tú también mueras y os encontréis donde sea que vaya la gente que muere. Pero... Dudo mucho que eso ocurriera. ¿Sabes porqué? Porque Kara era un ángel. Era un ser puro, sin nada de maldad, que sólo quería que la amaran, y amar... Sólo quería ser feliz y vivir su vida en paz, con su familia, sus amigos... En cambio tú... - dije, poniendo el cuchillo en su cuello y apretando hasta que salió un fino hilo de sangre. Los dos hombres se apartaron un momento. – Tú eres un monstruo... No, eres peor que eso. No tienes corazón, Maxwell, no tienes alma. No tienes nada... Así que no... No verás a Kara cuando mueras. Ahora ella está en un lugar donde tú ya no puedes hacerle daño nunca más. Y tú vas a pudrirte en el infierno.
-Maxwell: Entonces mátame ya....
-Lena: ¿Matarte? ¿Tan pronto...? Pero si aún no has sufrido ni una décima parte de lo que sufrió Kara por tu culpa. No... Es muy pronto para eso... Estoy pensando... que no sólo es el nombre de Kara el que debes llevar ahí escrito para que recuerdes lo que hiciste mientras sigas vivo. También deberías llevar el mío....Para que no te olvides quién te hizo pagar por todo lo que hiciste. – dije, escribiéndolo con la punta del cuchillo, haciéndole todo el daño que podía.- Y también deberías cargar con la muerte de nuestros hijos. Sí... La de ellos también... - dije, escribiendo los nombres que sabía que Kara habría elegido para ellos, sonriendo mientras lo hacía. No eran precisamente nombres cortos, Maxwell iba a pasarlo mal con esto. Cuando terminé, miré el miembro de Maxwell, completamente flácido - ¿Qué pasa, Maxwell, tu amiguito no se está divirtiendo? – Dije, acariciándolo lentamente con un dedo – Vaya... ¿Qué pasa, se ha muerto? Porque no se levanta... - Volví a acercar el cuchillo al miembro de Maxwell y empecé a realizar pequeños cortes – Sí, parece que está muerto – dije, mientras él gritaba – Entonces ya no vas a necesitarlo, ¿verdad?
-Maxwell: Espera... ¡No, para! – gritó, mientras lo rodeaba con fuerza con mi mano libre.
-Lena: ¿Debería cortar por aquí...? No, es muy poco... Por aquí...
-Maxwell: ¡No lo hagas!
-Lena: ¿Por qué? Una vez muerto, no va a servirte de nada tampoco, así que... ¿Por aquí...?
-Maxwell: ¡Acabarás en la cárcel si me matas!
-Lena: Es posible... Pero al menos habré vengado a Kara como se merece. Su muerte y la de nuestros hijos no habrá sido en vano. Pensándolo bien... Lo mejor es acabar con el problema de raíz – Dije, cortando el miembro de Maxwell justo desde el inicio.
-Maxwell: ¡Jodeeeer... Eres una maldita hija de pu...!
-Lena: ¿Quieres perder también la lengua? – dije, agarrándola y poniendo el cuchillo sobre ella. Maxwell negó con la cabeza. – Entonces estate calladito... - dije, cogiendo el alcohol – Vaya, eso puede infectarse, creo que lo mejor es echar un poco de esto justo ahí....
-Maxwell: ¡¡Mierdaaaaaa, te voy a matar, te juro que te voy a matar, Luthor!
-Lena: No lo creo... Mírate... Con toda la sangre que has perdido, y la que sigues perdiendo ahora, dudo que puedas ni siquiera levantarte de esa cama....
-Maxwell: Eres... una... - dijo, a punto de desmayarse.
-Lena: Ni se te ocurra desmayarte aún, ¿me oyes...? – dije, tirando de su pelo con fuerza – Mírame a los ojos, porque quiero que me veas bien. Quiero que veas a la mujer que tuvo más huevos que tú y te mató...- dije, clavando el cuchillo con fuerza en su vientre y retorciéndolo, haciéndole gritar de nuevo – Quiero ver cómo la vida se te va poco a poco... Quiero ver tu cara de terror mientras eso ocurre... y quiero que me veas sonreís mientras saboreo mi victoria. Yo gano, Maxwell....
-Maxwell: No verá... a tu querida Kara... Irás al infierno...
-Lena: Lo dudo... ¿Y sabes por qué? Porque yo no te he matado, Maxwell. Sólo me he encargado de devolver al infierno al demonio que se les escapó. Adiós, Maxwell.... – dije, hundiendo el cuchillo hasta el mango, mientras Maxwell empezaba a escupir sangre por la boca y caía en la cama, muerto. Me aparté de él y miré al os dos hombres.- Deshaceros de él y limpiar todo esto. Os pagaré cuatro veces lo acordado a cada uno. Pero aseguraros de que encuentren su cadáver en el vertedero, con la basura, donde debe estar. Y deshaceros de esa pistola– dije caminando hacia el baño. Me di una ducha para limpiarle la sangre de Maxwell que me había salpicado, me puse mi ropa y me dirigí hacia el aeropuerto, donde mi hermano me esperaba.
-Lex: ¿Cómo ha ido?
-Lena: No tendremos que preocuparnos por Maxwell nunca más. Vamos a casa.
-Lex: Bien...
Cuando llegamos a National City de nuevo, me despedí de mi hermano y me fui a casa. Una casa vacía. Había despedido a todo el mundo, no quería que nadie diera vueltas a mi alrededor diciéndome que debía pasar página y seguir adelante. Subí al cuarto y allí vi a Krypto, tumbado en la cama, en el lado de Kara. Como cada noche desde que ella murió. Él era mi única compañía. Kara le adoraba, y era lo único de lo que no había querido deshacerme. Me quité la Suspiré y me asomé a la ventana. Krypto levantó la cabeza y me miró, lloriqueando.
-Lena: Yo también la echo de menos...- dije acercándome y acariciándole las orejas. Después, saqué un cuaderno y escribí algunas cartas. Mandé un mensaje a mis madres para que se ocupasen de Krypto. Dejé las cartas sobre la mesilla y subí a la terracita del tejado.
Una vez allí, miré hacia arriba, llorando.
-Lena: Ya está, amor... Maxwell no volverá a hacer daño, va a pudrirse en el infierno, me he asegurado de eso. Te echo tanto de menos... Pero no te preocupes, ya voy de camino a reunirme contigo – dije, acercándome y subiéndome sobre la barandilla. Miré hacia abajo, y luego de nuevo hacia arriba, sonriendo. Cerré los ojos y me dejé caer. Entonces, una enorme paz me invadió. Iba a reunirme con Kara, cinco meses después.
¡LENA, NO!
Era la voz de Kara, podía escucharla tan claramente.
¡LENA, POR FAVOR!
En ese momento noté que tiraban de mí y un golpe contra algo duro. Abrí los ojos y la vi, mirándome, con esos hermosos ojos azules. Pero no parecía feliz. No, algo no iba bien. ¿Por qué Kara no era feliz, porqué su mirada seguía siendo tan triste?
KARA
6 de Enero de 2020
Abrí los ojos y miré el despertador. Eran las cinco y veinte de la mañana. Me di la vuelta para mirar a Lena, pero no estaba en la cama. Entonces noté movimiento cerca de la ventana. Lena estaba allí, de pie, cruzada de brazos y apoyada contra la pared, con la ventana abierta.
-Kara: Lena, amor, ¿puedes cerrar la ventana? Hace algo de frío – dije levantándome y acercándome. En ese momento, vi a Lena inclinarse hacia adelante, casi cayéndose por la ventana. - ¡Lena, no! – grité corriendo hacia ella como pude y sujetándola, antes de que cayera. Pero pesaba demasiado - ¡Lena, por favor! Cariño, pesas mucho, no puedo contigo... - dije tirando de ella y haciendo que cayera al suelo. Entonces me agaché frente a ella y Lena abrió los ojos, mirándome. Parecía confundida.
-Lena: Esto no está bien... - susurró.
-Kara: Lena, amor... ¿Estás bien?
-Lena: Kara... - dijo poniendo su mano sobre mi mejilla – Por fin, mi vida... Siento haber tardado tanto...
-Kara: Oh dios, creo que te empujé demasiado fuerte y te golpeaste la cabeza. ¿Estás herida, amor? Déjame ver... - dije, metiendo la mano con cuidado por debajo de su cabeza.
-Lena: ¿Herida...? ¿Puedes herirte en el cielo...?
-Kara: ¿En el cielo? Lena, este es nuestro cuarto. – dije preocupada.
-Lena: ¿Nuestro cuarto...?
-Kara: Casi te caes por la ventana. ¿Es que te dormiste de pie?
-Lena: ¿Qué...? – dijo medio incorporándose. - ¿Qué día es hoy?
-Kara: Seis de Enero, amor. Ayer organizasteis una tarde de juegos. Creo que bebiste demasiado, estás diciendo cosas muy raras.
-Lena: ¿Seis de...? Entonces... tú... Tú no...
-Kara: Yo no... ¿qué?
-Lena: ¿No te tiraste desde el tejado?
-Kara: ¿Tirarme desde el tejado? Lena, amor, ¿por qué haría tal cosa?
-Lena: Porque... estás destrozada y... tu hermana quiere desconectar a tu madre y...
-Kara: ¿Qué Alex quiere hacer qué con quién? No lo creo... - dije, cada vez más preocupada – Llamaré a un médico...
-Lena: Espera... - dijo sujetándome de la muñeca y acariciando mi vientre –Si tú estás viva... ¿los bebés también?
-Kara: Sí, claro... ¿viva? Lena, esto es...
Vi que Lena miraba a su alrededor, como si intentara orientarse. Se intentó levantar y yo me puse de pie para ayudarla. Luego me miró en silencio y me abrazó con fuerza.
-Lena: Ha sido una pesadilla... Una horrible pesadilla. Pero... Era tan real....
-Kara: Amor... ¿qué soñaste? – Dije, poniendo mi mano sobre su mejilla – Estás temblando, cielo, ven... - dije llevándola hasta la cama y haciendo que se tumbara. Luego yo me tumbé a su lado y nos tapé a las dos con la manta. La abracé, pegándola a mí. - ¿Qué soñaste....? Cuéntamelo.
-Lena: Yo... Soñé que... Alex y tú discutíais porque... Ella quería desconectar a Eliza y tú no y...
-Kara: Alex jamás haría algo así.... Pero sigue.
-Lena: Tú... Subiste a la terracita del tejado y... te tiraste. Caíste en el jardín y tú y los bebés... moristeis y.... – dijo, llorando con fuerza.
-Kara: Eh, Lena, no... mírame... Mírame amor, por favor – dije, haciendo que me mirase –Sé que no estoy bien, sé que... Debo dejar que me ayudéis y... Voy a intentarlo, ¿vale? Pero escúchame... Escúchame bien. Nunca. Lena, nunca, por muy rota que esté, por muy perdida que me encuentre, voy a dejarte sola. Tú y nuestros bebés sois la única razón por la que sigo adelante. Vosotros sois lo único por lo que vale realmente la pena luchar. Y si alguna vez yo.... Lena, yo jamás me quitaría la vida por voluntad propia. No ahora que te tengo a ti, y pronto los tendremos a ellos – dije, poniendo la mano de Lena sobre mi vientre – Hoy... Verte enfadada conmigo, saber que te estoy fallando, que te estoy decepcionando, a ti... A la persona que me ha querido desde el primer momento tal y como soy. Con mis cosas buenas, y sobre todo con las malas. La que se enamoró de mí cuando pasaba mi peor momento. La que estuvo a mi lado, la que me va a dar dos bebés maravillosos y la que se casó conmigo sin importarle y sin saber si estos bebés eran o no tuyos. Tú me has dado tanto, Lena. Y yo no he sabido agradecértelo como debería. Así que... Tal y como querías, después de desayunar, tú y yo hablaremos. Hablaremos de todo lo que quieras, me abriré a ti, te contaré todo lo que quieras saber. Y trataré de no encerrarme tanto en mí misma. Porque verte como te estoy viendo ahora... Me duele más que cualquier cosa que me haya hecho Maxwell hasta ahora. Y Lena... Te amo demasiado, no quiero que sufras por nada, por nadie... Y menos por mí. Así que a partir de mañana, intentaré ser fuerte por mí, pero sobre todo por ti y por ellos...
-Lena: Kara...
-Kara: Ven... - dije besándola. - ¿Sabes...? Hay algo que.... – dije, levantándome de la cama y caminando hacia el armario. Lo abrí y rebusqué en una caja.
-Lena: ¿Qué haces?
-Kara: Espera... Debería estar aquí... Ah, ya... - dije cogiendo lo que buscaba y volviendo a la cama y sentándome. Lena también se sentó, confusa–Quería haber hecho esto el día de nochebuena, con toda nuestra familia y nuestros amigos presentes, pero... - Abrí la mano, dejando ver una pequeña cajita roja. La abrí, mostrando un precioso anillo – Lena Luthor... ¿Querrías volver a casarte conmigo, celebrando una boda en condiciones, con toda nuestra familia y amigos presentes?
-Lena: Kara.... Cariño... - dijo, mirándome a mí, luego al anillo y luego a mí de nuevo - ¡SÍ! Dios, Kara, claro que sí, mi vida. Me casaría contigo mil veces. Cada día si pudiera.
-Kara: Bueno, creo que con una segunda boda será suficiente. Entonces... ¿Sí?
-Lena: Sí.... Sí, sí, y un millón de veces sí – dijo rodeando mi cuello con sus brazos y besándome.
En ese momento, notamos movimiento en la cama y Krypto trató de meterse entre nosotras, buscando atención.
-Kara: Eh, ahora no, baja al suelo.....
Pero Krypto no parecía por la labor. Después de conseguir que le prestásemos atención y unas cuantas caricias de nuestra parte, se bajó al suelo y se tumbó a dormir junto a la puerta. Lena y yo volvimos a meternos en la cama y volví a taparnos, volví a abrazarla y cerré los ojos, cansada. Aunque no pude dormir. Los abrí poco después y vi que Lena sí se había quedado dormida. Me volví a levantar cerca de las siete y bajé a la cocina. Martha ya estaba allí, haciendo el desayuno.
-Kara: Buenos días, Martha...
-Martha: Señorita Kara... - dijo. Parecía sorprendida - ¿Qué hace levantada tan temprano?
-Kara: Tengo hambre. ¿Podrías pedir que nos suban el desayuno a Lena y a mí a la habitación, por favor?
-Martha: Claro...
-Kara: Gracias... - dije volviendo al cuarto. Lena seguía dormida, así que la besé en la frente y fui a ducharme. Cuando salí de la ducha, me puse algo de ropa cómoda, me senté en la cama, junto a Lena, y besé su cuello – Amor...
-Lena: Kara...
-Kara: Hola... ¿Tienes hambre? Nos van a subir el desayuno a la habitación en cualquier momento.
-Lena: No mucha... - dijo mirándome y sonriéndome – Estás preciosa...
-Kara: Tú también... - dije, apartando el pelo de su rostro, justo cuando llamaban a la puerta – Adelante...
Martha entró con una buena bandeja con café para Lena, leche para mí, tostadas, algo de fruta y zumo de naranja para las dos.
-Lena: Gracias Martha... - dijo sentándose en la cama, mientras Martha dejaba la bandeja con cuidado sobre la mesa que teníamos allí y luego salía – Huele bien...
-Kara: Huele muy bien... - dije, levantándome y cogiendo sus manos – Vamos...
-Lena: Kara, cielo... Eh... - dijo levantándose – Agradezco que lo intentes. Pero poco a poco, no aparentes estar perfectamente bien en sólo unas horas. ¿Vale?
-Kara: No estoy fingiendo nada, Lena. Sólo estoy contenta de que hayas aceptado casarte conmigo de nuevo. No he olvidado que tenemos que hablar después del desayuno. Pero déjame disfrutar al menos de un rato de felicidad de verdad antes de volver a venirme abajo, porque sé que lo haré.
-Lena: Está bien... - dijo besándome.
Después del desayuno, Lena se duchó, se vistió y bajamos al salón. Me senté en el sofá y Lena se sentó a mi lado, cogiendo mis manos y acariciándolas.
-Lena: Habla cuando estés preparada.
-Kara: ¿Qué quieres saber?
-Lena: ¿Cómo estás, cómo te sientes, qué piensas....? Lo que quieras contarme.
-Kara: Estoy...Me duele todo. Los bebés no me dejan dormir bien y... - dije mirándola, sabiendo que no era sobre eso sobre lo que me preguntaba – Estoy mal, Lena. No puedo evitar sentirme culpable por lo que le ocurrió a Eliza. Si ella no hubiera estado allí, si no me hubiera buscado....
-Lena: Kara... No es culpa tuya. ¿De acuerdo? Eliza actuó como lo haría cualquier madre preocupada por su hija. Hizo lo que habría hecho cualquiera. Intentar protegerte.
-Kara: Pero Maxwell la hirió, y ahora ella está...
-Lena: Luchando por quedarse con vosotras. ¿Sabes? En mi... En esa pesadilla que tuve anoche, Alex era la que había perdido toda la esperanza de que Eliza se recuperase. Pero tú no. Insistías en darle un poco más de tiempo. Decías que sólo necesitaba un poco más de tiempo para volver. Y tenías razón, porque después de que tú... murieras... Ella despertó. Así que debes tener esperanzas y creer que se recuperará. Porque lo hará, estoy segura de que no querrá dejarte sola. Menos aún cuando nazcan los bebés y se convierta en abuela. Y tampoco quiere dejar a Alex. Así que deja de culparte, y piensa sólo en que va a recuperarse, ¿de acuerdo?
-Kara: ¿Podemos ir a verla?
-Lena: ¿Quieres verla? ¿Te sientes preparada?
-Kara: Si tú estás conmigo, sí.
-Lena: De acuerdo. Iremos esta tarde. ¿vale? Llamaré a tu hermana y le diré que vamos a ver a Eliza.
-Kara: Sí... - dije medio sonriendo.
-Lena: Bien... ¿qué más?
-Kara: Tengo miedo. Mucho miedo de que Maxwell vuelva y os haga daño a alguno de vosotros. A ti, a Sam, a Nia, a Winn... Maxwell es capaz de todo. No le importará si estoy sola o acompañada. Si quiere venir y hacer algo...
-Lena: No lo hará. Además, a partir de ahora siempre estaré contigo.
-Kara: No. Tú tienes que volver a clase. Tienes que acabar, Lena. Por favor. No quiero que dejes nada por mí. Además, es importante que acabes tus estudios para dirigir las empresas que voy a darte. Lo que le dije a tu padre, es cierto. Quiero ponerlas a tu nombre, quiero que sean tuyas. Y no importa lo que pase entre nosotras. Yo nunca voy a reclamártelas.
-Lena: Kara...
-Kara: No. Está decidido. Pero debes acabar tus estudios. Yo retomaré los míos en cuanto pueda.
-Lena: Está bien. Pero no vas a quedarte sola nunca. A partir de ahora, siempre habrá alguien contigo, aparte de Martha. Hay varios criados en esta casa, pero todos tienen que salir a diario a comprar materiales y cosas que necesitan para su trabajo y la casa. Eso os deja a Martha ya ti prácticamente solas.
-Kara: No quiero extraños en casa...
-Lena: No serán extraños. Te lo prometo.... – dijo sonriéndome – Bien, sigue hablando, ¿qué más?
-Kara: Quiero invitar a Winn y Nia a cenar. Ayer me porté fatal con Winn, le di un golpe bastante fuerte y... Pero es que me asusté, él se acercó por detrás y... - dije, nerviosa.
-Lena: Winn no está enfadado, si es lo que temes – dijo mirándome- él entiende por lo que estás pasando, Kara. Y quiere ayudarte.
-Kara: Lo sé. Y quiero disculparme con él. Después de todo, él y Nia me encontraron y me libraron de Maxwell y ni siquiera se lo he agradecido en condiciones...
-Lena: De acuerdo, le diremos a Martha que tendremos invitados a cenar. ¿Algo más?
-Kara: No... No lo sé...
-Lena: Bueno, por hoy es suficiente. Mañana vendrá el Dr. Kent y hablarás con él, ¿verdad?
-Kara: Sí. Pero quiero que estés conmigo.
-Lena: Lo estaré.
-Kara: ¿Podemos salir al jardín a jugar con Krypto?
-Lena: Claro... ¿No quieres que le saquemos a dar un paseo?
-Kara: Hoy sólo jugar. Tus hijos no me dejan dormir bien. Y si luego vamos a ir a ver a Eliza, quiero estar descansada.
-Lena: ¿Cómo que mis hijos? Dirás nuestros...
-Kara: No... Cuando estén guerreros serán sólo tuyos. Mamá Lena tendrá que encargarse. Nuestros serán cuando estén tranquilos – bromeé.
-Lena: Pero... ¿tendrás morro? ¿Piensas dejarme a mí la peor parte?
-Kara: ¿La peor parte? ¿Sabes lo que es tener dos bebés aquí dentro que no dejan de moverse y patearte? ¿Lo que es que no te dejen dormir, que te den calambres, que estés cansada sin haber hecho prácticamente nada...? El próximo lo tendrás tú.
-Lena: ¿Cómo que el próximo?
-Kara: Sí, porque quiero verte pasar por todo esto. Seguro que estás preciosa con una barriguita y un bebé dentro.
-Lena: ¿Hablas en serio?
-Kara: Sí... ¿Qué pasa, no quieres más?
-Lena: Sí, quiero, pero no sé si yo podré...
-Kara: ¿Por qué no ibas a poder? Tienes pene, pero también tienes útero y....
-Lena: Me encantaría, mi vida.... – dijo besándome de nuevo.
LENA
Kara y yo estuvimos hablando cerca de una hora más. Yo no podía dejar de mirarla. Saber que quería hacer planes de futuro conmigo, que quería más hijos, que volviéramos a casarnos.... Me tranquilizaba bastante. Y más después de esa horrible pesadilla.
Cuando terminamos de hablar, salimos al jardín y yo me senté en una silla, mirando cómo Kara jugaba con Krypto. Ella le lanzaba la pelota y él iba corriendo a buscarla y a devolvérsela para que se la lanzara otra vez. Kara parecía una niña en ese momento. Y eso me encantaba.
Aproveché para llamar a Alex y decirle que iríamos esa tarde al hospital para ver a Eliza.
Después de comer, nos preparamos y fuimos hacia allí. Kara estaba algo nerviosa. No dejaba de mover las manos en el coche, mirando por la ventanilla, en silencio.
Cogí sus manos, haciendo que parase y me mirara.
-Lena: Podemos ir en otro momento si no estás preparada.
-Kara: No... Sí estoy preparada. Quiero ir ahora.
-Lena: De acuerdo... Pero si ves que es demasiado...
-Kara: Estaré bien.
Cuando llegamos al hospital, Alex nos esperaba fuera de la habitación de Eliza. Sam estaba con ella. Kara fue a abrazar a su hermana y suspiré al ver la escena. Kara y Alex se adoraban, y bastaba con ver cómo se abrazaban para darse cuenta de que estaban muy unidas y su relación era fuerte.
Cuando se separaron, Kara miró hacia el interior de la habitación y cogió mi mano con fuerza, haciéndome entrar con ella. Llegamos junto a la cama de Eliza y Kara se sentó en la silla que había al lado.
-Sam: Esperaré fuera. Si ven a tanta gente aquí nos regañarán.
-Lena: Tranquila. No dirán nada... -dije, mientras miraba cómo Kara acariciaba la mano de su madre. E intentaba no llorar.
-Kara: Eliza... Hola... - dijo – Siento haber tardado en volver, no... No me encontraba muy bien....
Mientras Kara hablaba con Eliza, yo me aparté un poco para hablar con Alex y Sam. En estos días, ellas habían ido a hablar con Mike por si sabía algún otro sitio donde Maxwell pudiera esconderse.
-Alex: La policía le sigue buscando. Es todo lo que nos han dicho.
-Sam: ¿Cómo está Kara?
-Lena: Bueno... Intenta superarlo. Le está costando, pero... Confío en ella. –dije, mirándola y sonriendo.
-Alex: Si necesitas ayuda....
-Lena: Lo único que necesito, Alex, es que siempre estés a su lado. ¿vale? Pase lo que pase, prométeme que Kara siempre podrá contar contigo.
-Alex: ¿De verdad necesitas que te prometa algo así?
-Lena: Sí. Anoche... Tuve una pesadilla en la que le decías a Kara cosas terribles. Como que ella no era tu hermana, que Eliza y Jeremiah no eran sus padres, que ella sólo era una niña con una horrible cicatriz a la que recogisteis en un hospital, que vuestras vidas sólo empeoraron desde entonces y...
-Alex: Eh, eh, para.... – dijo, mirándome. Parecía molesta – Yo jamás le diría algo así a Kara. Ella ha sido, es y será mi hermana siempre. No importa si es adoptada, o si viene del espacio. Ella es mi hermana, y nuestras vidas desde que ella llegó han sido maravillosas. ¿Se puede saber qué narices bebiste tú anoche para soñar con algo tan estúpido?
-Lena: No lo sé. Fue todo... Muy raro... - dije – Sólo necesito oírte decir que siempre contará contigo.
-Alex: Pues claro que siempre contará conmigo.
-Lena: Bien... Gracias – dije abrazándola.
Volví a acercarme a Kara, que estaba poniendo la mano de Eliza sobre su vientre.
-Kara: ... Mira cómo dan patadas... Eso es porque quieren conocer a su abuela. Así que necesito que despiertes. Porque estos bebés van a necesitarte. Y yo también. Así que, por favor... Despierta .
-Lena: Cariño... - dije acercándome y apoyando la mano en su hombro – Tengo que salir un momento a hacer una llamada, no tardo ¿vale?
-Kara: Vale...
-Lena: ¿Estás bien?
-Kara: Sí... Además, Alex y Sam están aquí.
-Lena: No tardo... – dije, besándola en la cabeza y saliendo. Me alejé lo suficiente como para no molestar y que no me escucharan. Saqué el teléfono y llamé a mi hermano.
-Lex: ¡Lena! ¿Qué tal, Kara está bien?
-Lena: Si, está bien... Oye Lex, necesito pedirte un favor.
-Lex: ¿Un favor? Claro, dime...
-Lena: Tú conoces a mucha gente, tienes muchos contactos...
-Lex: Sí. ¿Qué necesitas?
-Lena: Alguien que encuentre a Maxwell Lord y me diga dónde está.
-Lex: ¿Quieres que le den una paliza de paso?
-Lena: ¿Tú con qué clase de gente te juntas? Espera, mejor no respondas, no quiero saberlo. Cuando le encuentren, hazme saber dónde está y ya me ocuparé yo del resto.
-Lex: ¿Qué vas a hacer, Lena? Oye, ese tipo es peligroso.
-Lena: Voy a enseñarle que nadie hace daño a la esposa de Lena Luthor.
-Lex: Oye... Te ayudaré a encontrarlo. Pero... Volveré mañana a la ciudad. ¿Quieres que quedemos y hablemos de esto tranquilamente?
-Lena: Mañana no puedo. Kara tiene una sesión con el doctor Kent y sabes que no le gusta estar a solas con él.
-Lex: Bien. Pues... Llámame cuando puedas quedar y me dices que estás pensando hacer. ¿de acuerdo?
-Lena: Claro. Tengo que dejarte. Gracias Lex.
-Lex: De nada hermanita... - dijo colgando.
Guardé el teléfono y volví a la habitación de Eliza. Alex se había sentado al lado de Kara y la abrazaba, mientras Kara lloraba.
-Lena: ¿Va todo bien?
-Kara: Sí, es que... - dijo secándose las lágrimas – No me gusta verla así. ¿Podemos irnos a casa ya, por favor?
-Lena: Claro... - dije ayudándola a levantarse. En ese momento, Kara se quedó completamente quieta, mirando a Eliza - ¿Qué pasa, Kara?
-Kara: Me ha... apretado la mano.
-Alex: ¿Qué?
-Kara: Me ha apretado la mano... - dijo, agachándose un poco – Eliza... Mamá...
En ese momento, Alex, Sam y yo, vimos cómo Eliza hacía un movimiento con su mano, apretando la de Kara.
-Alex: Mamá... - dijo cogiendo su otra mano.
-Sam: Iré a buscar a un médico.
En ese momento, Eliza abrió los ojos y miró a Kara, sonriéndola.
-Eliza: Kara... - susurró.
-Kara: Hola...
-Alex: Mamá... - dijo, haciendo que Eliza la mirase también a ella.
-Eliza: Alex....
Sam llegó poco después con un médico.
-Lena: Se ha despertado – Dije.
-Médico: Bien, apártense, déjenme ver. Alex y Kara se apartaron y Kara vino hasta mí. La abracé, igual que Sam hizo con Alex, mientras el médico atendía a Eliza y apretaba un botón. Una enfermera apareció poco después y el médico nos pidió que saliéramos un momento mientras comprobaba que todo estaba bien. Cuando salió, Kara y Alex casi se le echan encima.
-Alex: ¿Cómo está?
-Kara: ¿Va a ponerse bien?
-Médico: Parece que sí, que todo está bien. Esperaremos unos días para asegurarnos de que no hay complicaciones, ni recaídas, pero sí, parece que se pondrá bien. Pueden pasar a verla, aunque es posible que ahora le cueste hablar o esté algo desorientada. No se preocupen, es normal. Eso sí, no la agoten demasiado, ¿de acuerdo?
Kara me miró y, por primera vez desde hacía días, su sonrisa era de felicidad. Se acercó a mí, besándome.
-Kara: Va a ponerse bien...
-Lena: Lo sé, cariño, lo he escuchado.
-Kara: Han sido los bebés. Ellos le han hecho despertar.
-Lena: Es posible...
-Kara: Ven, vamos a verla... - dijo tirando de mí. La seguí, sonriendo. Así era como me gustaba verla.
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¿En serio? ¿De verdad pensasteis que Kara podría hacer algo así?
¿De verdad pensasteis que Alex sería capaz de decirle esas cosas tan horribles a su hermana? Vamos, son las hermanas Danvers.....
Espero que os haya gustado, que no hayais sufrido mucho y que me acabeis perdonando por asustaros jejejej
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