Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26-TIEMPO EN CONTRA PARTE 1

Antes de empezar con el capítulo, varias cosas.

1) Este va dedicado a mi "hija" @FranchizRdz, que hoy es su cumpleaños. FELICIDADES!!!! Espero que te guste. Es un poco más largo de lo normal, disfrútalo (buneo, disfrutadlo todas)

2) Este capítulo será un poco difícil de leer, así que si no podeis continuar, lo entenderé.

3) Si decidís leer todo, por favor, quiero muchos comentarios. QUe no sabeis lo que me ha costado escribirlo jajajaja.

4) Mi "mujer"(por ahora) @Tazumin1 y yo queremos otra "hija" alguna voluntaria? jajajaja

5)Ya no os suelto más el rollo. A leer, y a comentar!!!


________________________________________________________________________________

KARA

16 De Diciembre de 2019

Me desperté nerviosa, no sabía bien por qué. Miré hacia mi izquierda y vi a Lena completamente dormida, relajada. Acaricié su rostro con suavidad, tratando de no despertarla. En ese momento, noté algo rozando mi pierna. Miré bajo las sábanas y pude ver la erección de Lena.

-Kara: ¿En serio amor, incluso dormida? – dije, riéndome. Volví a mirarla. Seguía profundamente dormida. Bajé la mano y acaricié su miembro. La noté tensarse, pero no se despertó. Seguí acariciando su erección y empecé a besarla en los labios y el cuello – Amor....

Debía estar realmente agotada, porque no se despertaba. Volví a intentando, rodeando esta vez su miembro con mi mano y empezando a moverla arriba y abajo.

-Lena: Kara.... – jadeó. Pero seguía dormida.

-Kara: Amor, despierta.... – dije, mordisqueando su labio sin hacerle daño.

-Lena: ¿Kara...? – dijo, mirándome.

-Kara: Buenos días, amor....

-Lena: ¿Qué...? Oh, joder... ¿qué haces...? – dijo, riéndose y mirándome.

-Kara: Una serpiente me despertó...

-Lena: ¿Una serpiente...? ¿Tuviste una pesadilla?

-Kara: No... -dije riéndome y moviendo mi mano más rápidamente – Creo que la serpiente tiene hambre....

-Lena: Oh, joder... Kara, cariño.

Volví a besarla e hice que se tumbara boca arriba, poniéndome sobre ella. La miré a los ojos y pude ver deseo en ellos. Sabía que Lena tenía ganas de hacer el amor conmigo, pero lo cierto era que yo no estaba muy por la labor. No sabía porqué. Tal vez porque llevar dos bebés dentro me dejaba tan cansada, que en lo que menos pensaba era en el sexo.

Pero Lena no decía nada, no se quejaba y no me presionaba. Alguna vez la escuché en el baño aliviándose. Pero no dije nada, no quería que se sintiera avergonzada. Ella estaba siendo muy paciente y comprensiva, así que esa mañana decidí recompensarla.

-Kara: Me encanta verte recién despierta- dije besándola y sentándome sobre su miembro poco a poco.

-Lena: Kara, cariño, ¿estás segura de que...?

-Kara: Ssssshhhh.... Te lo mereces... - dije, empezando a moverme. Lena apoyó sus manos en mis caderas y nos miramos a los ojos mientras yo aumentaba el ritmo.

-Lena: Esto sí que es una buena forma de dar los buenos días...

-Kara: Te he tenido algo abandonada, amor. Lo siento.

-Lena: No pasa nada....- dijo jadeando – Lo entiendo....

-Kara: Lo sé...

Poco después, las dos empezamos a gritar.

-Lena: Kara, tu madre está en casa....

-Kara: No pienses en eso ahora....

Seguimos así un rato más, hasta que sentí que Lena se vaciaba en mí con un grito de placer y yo hacía lo mismo. En ese momento, la puerta se abrió.

-Eliza: Kara, cariño, ¿ocurre al...? ¡Oh, perdón! ¡Lo siento! – dijo tapándose los ojos.

-Kara: ¡Mierda! ¡Eliza! – grité, tapando a Lena completamente con la sábana.

-Eliza: Lo siento, escuché gritos y pensé que.... Ya me voy – dijo cerrando.

-Kara: Mierda....

-Lena: Deja de decir eso, cariño.

-Kara: Pero es que...

-Lena: La próxima vez, asegúrate de ponerle el seguro a la puerta. O de gritar menos.

-Kara: ¿yo? ¿Tú te has escuchado? Creo que me has dejado sorda de este oído...

-Lena: Cielo, creo que ya puedes quitarme la sábana de encima, no me dejas respirar.

-Kara: ¿Qué...?

-Lena: Me estoy muriendo aquí debajo...

-Kara: ¡Oh, joder, perdona! – dije destapándola. Me quedé mirándola. Tenía el pelo revuelto, estaba completamente roja, no sabía si por el orgasmo de hacía unos momentos o por la vergüenza de que Eliza nos hubiera visto, y sus ojos brillaban. Brillaban muchísimo – Oh, dios....

-Lena: ¿Qué... qué pasa? – preguntó - ¿Los bebés?

-Kara: No, no te muevas...

-Lena: ¿Por qué?

-Kara: Deja que te mire un poco más...

-Lena: ¿Qué?

-Kara: No tienes ni idea de lo hermosa que estás ahora mismo, amor...

-Lena: ¿Ah, sí? – preguntó, sonriendo.

-Kara: Mucho...

-Lena: Tú también....

-Kara: ¿Yo? ¿Con este globo? – dije, señalando mi vientre.

-Lena: No digas tonterías... - dijo, haciendo que me tumbase a su lado. Después se movió, levantó mi camiseta y empezó a besar mi vientre, acariciándolo – No sabes las ganas que tengo de tenerlos ya en brazos...

-Kara: ¿Sí?

-Lena: Sí... Y creo que deberíamos ir pensando en nombres, cariño.

-Kara: Aún falta....

-Lena: Bueno, no creo que sea tan fácil como decir uno a la primera y que nos guste a las dos.

-Kara: ¿Y cómo los elegimos?

-Lena: Haciendo cada una lista con nombres de niño y de niña que nos gusten, y ver si coincidimos en alguno.

-Kara: ¿Y si no coincidimos?

-Lena: Miramos las listas y vemos si alguno nos gusta a las dos.

-Kara: Me parece bien....

-Lena: De acuerdo... - dijo mirando el reloj – Mierda, si no me doy prisa, no llegaré a tiempo con mi madre.

-Kara: Ve a ducharte. Le diré a Martha que vaya preparando el desayuno. – dije, volviendo a besarla, poniéndome el pantalón del pijama y saliendo.

Solía dormir sólo con la camiseta, porque el pantalón me apretaba y odiaba usar camisones. Me parecían incomodísimos. A Lena le gustaba dormir también sólo con una camiseta.

Bajé a la cocina, y de nuevo vi allí a Eliza. Había vuelto a hacer sus galletas y las estaba colocando en un plato.

-Eliza: Hola cielo. Siento lo de antes... - dijo avergonzada. – Iba a despertaros para desayunar, escuché gritos y...

-Kara: No pasa nada. Es culpa mía por no haber cerrado la puerta... - dije, cogiendo una galleta y dándole un mordisco – No tienes por qué hacerlas todos los días.

-Eliza: Pero quiero hacerlo... Sé cuánto te gustan y lo feliz que te hacen. Mírate, pareces una niña cuando las comes con esa sonrisa...

-Kara: Eliza...

-Eliza: Kara, lo sé... Sé que esto es difícil para ti. Y que lo será para Alex, que os fallé a las dos y...

-Kara: ¿Te hizo daño?

-Eliza: ¿Qué?

-Kara: Maxwell.... ¿Te hizo daño... alguna vez?

-Eliza: Sí...

-Kara: Él... Te... ¿te violó?

-Eliza: No, eso no...

-Kara: Dijo que... si le contaba a alguien lo que me había hecho, os haría lo mismo a Alex y a ti... - dije, empezando a llorar. No sabía por qué, pero necesitaba contárselo a ella – No quería que os hiciera daño. No quería que...

-Eliza: Kara, cariño... - dijo acercándose y abrazándome, esperando mi reacción, por si la rechazaba. Pero no lo hice. Apoyé la cabeza en su hombro y la abracé con fuerza, sin poder controlar el llanto. – Tranquila... No volverá a hacerte daño si yo puedo impedirlo... Si necesitas que yo también declare contra él....

-Kara: ¿Lo harías? – pregunté, mirándola.

-Eliza: Por supuesto.

-Kara: Gracias...

-Eliza: Tranquila... Ven, siéntate...

Cuando Lena apareció poco después, Eliza aún seguía abrazándome y tratando de calmarme.

-Lena: ¿Ocurre algo?

-Eliza: No... Kara sólo se estaba desahogando un poco.

-Lena: Cariño... - dijo arrodillándose delante de mí - ¿Qué pasa?

-Kara: Sólo... Le estaba contando lo que Maxwell dijo que les haría a ella y Alex si yo decía algo.

-Lena: Oh... - dijo, parecía sorprendida – Bueno, me alegro de que lo saques.... Llevabas mucho tiempo callándolo – dijo, acariciando mi mejilla – Se me hace tarde, tengo que irme, no puedo desayunar contigo...

-Kara: ¿Ni un café?

-Lena: No, cielo... Pero os invito a comer a las dos hoy... ¿vale? Donde tú quieras.

-Kara: Vale... Sacaré a pasear a Krypto y estudiaré un poco.

-Lena: Bien... - dijo levantándose.

-Kara: Da recuerdos a tu madre y mantenme informada.

-Lena: Lo haré. – dijo besándome y saliendo.

ALEX

Eran las ocho de la mañana. Entré con Sam en los juzgados. Helena ya nos estaba esperando allí con Mike. Llegábamos tarde, ya que un accidente en la carretera había creado un enorme atasco. Entramos en la sala y Helena nos miró, nerviosa.

-Sam: Disculpen, hubo un accidente en la carretera y eso hizo que nos retrasáramos... - dijo, mirando al juez a los ojos – Soy Samantha Arias, la abogada de la señora Kara Luthor. Ella no se encuentra en condiciones de estar aquí, así que su hermana hablará en su lugar. Aquí tiene un documento firmado por la señora Luthor, dando permiso a su hermana para hablar en su nombre.- Se acercó a tenderle el documento al juez, mientras yo me sentaba donde Helena me indicaba. Sam se sentó a mi lado.

-Juez: Bien... - dijo mirando a Mike – Señor Michael Lord....Aquí dice que viene a declarar en contra de su padre y a la vez declararse usted mismo culpable de haber violado y agredido a la señorita Kara Danvers... Ahora Kara Luthor.

-Mike: Así es. – dijo, poniéndose de pie.

-Juez: ¿Viene de forma voluntaria?

-Mike: Por supuesto.

-Juez: De acuerdo, empiece...

Mike nos miró y suspiró.

-Mike: Bien. Mi... Mi padre... Maxwell Lord... Siempre estuvo obsesionado con Kara. Estaba empeñado en hacerle la vida imposible y en que yo me casara con ella. No voy a negar que Kara me atraía. Es una chica agradable, y muy hermosa... Mi padre me metió tan adentro de la cabeza la idea de que ella y yo estaríamos juntos, que supongo que me dejé llevar demasiado por él y sus... planes para conseguirlo. Al parecer, él estaba enterado de la herencia que Kara recibiría si se casaba.... – Mike estuvo hablando durante casi una hora, con todo detalle, incluidas las amenazas y lo que le hacía a mi madre y a él. Se me estaban poniendo los pelos de punta y deseé golpearle varias veces, a pesar de que ya había escuchado todo eso el día anterior mientras lo preparábamos. O casi todo, ya que Sam me hizo salir de la habitación del hotel, porque empecé a ponerme realmente nerviosa.- ... Entonces, ese día mi padre me dijo que si quería que Kara se casara conmigo, tendríamos que hacerlo por las malas, ya que ella no parecía demasiado dispuesta. Me dijo que si... La violaba y la dejaba embarazada, su madre no se opondría a que nos casáramos y Kara, se sentiría obligada a casarse conmigo. Por ese entonces, mi padre ya había conseguido que yo estuviera locamente enamorado de Kara y perdiera la cabeza por ella. Pensó que sería más divertido si él también la violaba, y que así habría más posibilidades de... que se quedase embarazada – dijo mirándome, realmente arrepentido. – Yo... Sé que pude haberme negado, pero era mi padre, o eso creía, y no quería decepcionarle. Yo... Lamento mucho todo lo que le hicimos a Kara y... estoy dispuesto a pagar con el castigo que se me imponga.

-Juez: Bien... Señorita Danvers – dijo mirándome - ¿Está de acuerdo con todo lo que se ha dicho aquí, desea añadir algo más?

-Alex: Sí. Quiero que la condena para Maxwell Lord sea mayor que para su hijo. El estado en el que encontré a mi hermana, y todo lo que ha pasado y aún está pasando... Ese hombre no merece volver a pisar la calle. En cuanto a Mike... Creo que está realmente arrepentido y... Bueno, sólo espero que esto se tenga en cuenta – Dije. Era mi hermano después de todo y me gustaría conocerle mejor. No podría hacerlo si pasaba toda su vida en la cárcel. Además, él sólo había sido una víctima más de Maxwell. Sólo lo hizo para proteger a mi madre.

-Juez: Bien. Iré a tomar una decisión. Volveré en una hora.

El hombre hizo un gesto y un par de policías se llevaron a Mike, detenido. Mike me miró, como diciéndome que todo estaba bien y que no me preocupara.

-Sam: Bien, esto se acabará pronto.

-Helena: ¿Estás bien, Alex?

-Alex: Sí. Kara por fin podrá estar tranquila y dejar de tener miedo a que Maxwell le haga algo en cualquier momento.

Una hora después, el juez nos dijo la sentencia. Mandaría detener a Maxwell y posiblemente pasara el resto de su vida en la cárcel. A Mike, le condenaba a diez años de prisión.

Decidimos ir a contárselo a Kara.

LENA

Llegué a casa de mis padres a las nueve y cuarto y llamé al timbre. Una de las sirvientas me abrió y entré.

-Lena: Lo siento, mamá... Kara se despertó hoy más cariñosa de lo habitual...

-Lillian: Tranquila. Tu padre está hablando por teléfono. Esperaremos a que acabe.

-Lena: ¿Estás bien?

-Lillian: Un poco nerviosa. Me da miedo cómo pueda reaccionar.

-Lena: Bueno, bien no se lo tomará, eso está claro. Pero no creo que sea para tanto.

-Lillian: Nunca has visto a tu padre enfadado, ¿verdad? Realmente enfadado.

Mi padre tardó casi una hora en terminar esa llamada telefónica. En ese momento, vimos a un hombre entrar en su despacho. Mi madre y yo habíamos estado tan absortas en nuestra conversación, que no vimos que mi padre tenía visita.

Cuando mi padre salió de su despacho, una hora y media después, me miró, sorprendido.

-Lionel: Lena... Cariño, ¿qué haces aquí?

-Lena: Bueno, he venido a...

-Lionel: Me alegro de que estés aquí, porque quiero hablar contigo de algunas cosas. ¿Recuerdas que me pediste que alguien revisara si las cuentas de las empresas que le dejaron a Kara sus padres estaban en orden? Pues no tenéis que preocuparos, todo está correcto.

-Lena: Bien, pero...

-Lionel: Y hay algo más de lo que quiero hablar contigo. Por cierto, ¿no deberías estar en clase?

-Lena: Papá...

-Lionel: Bueno, supongo que podrás tomarte un día libre. Cuando puedas, quiero que te pases por la empresa para...

-Lena: Papá, ahora no....

-Lionel: Si todo sale bien, puede que dentro de un par de años, tú estés al mando de todo y...

-Lena: ¡Papá, por favor! Estoy aquí porque mamá quiere decirte algo.

-Lionel: ¿Tu madre? – preguntó, mirando a Lillian.

-Lillian: ¿Puedes sentarte?

-Lionel: ¿Ocurre algo?

-Lillian: Sí... Por favor, siéntate – repitió, tendiéndole una carpeta.

-Lionel: ¿Qué es esto? – preguntó, cogiéndola y leyéndola - ¿Es una broma...?

-Lillian: No, no lo es. Son los papeles del divorcio. Sólo falta que los firmes.

-Lionel: ¿Podemos hablar de esto primero?

-Lillian: No. Lionel, te vi saliendo de un hotel con otra mujer. No pienso volver a pasar por eso. Además, desde que Helena volvió, las cosas entre nosotros ya no son como antes. Apenas estás en casa, y si vienes, es de madrugada.

-Lionel: No estoy con ella.

-Lillian: Lo sé. Pero estás con otras, que es peor.

-Lionel: Estás loca si piensas que voy a darte todo lo que me pides aquí...

-Lillian: Sólo pido lo que me corresponde, según nuestro acuerdo.

-Lionel: ¿Quién es tu abogado?

-Lillian: Helena.

-Lionel: ¡¿En serio?! ¡¿Qué esto, algún tipo de venganza contra mí?!

-Lena: Papá...

-Lionel: ¡¿Te pones de su parte, por qué?! ¡Ni siquiera es tu madre!

-Lena: ¡Para mí sí lo es! ¡Y no vuelvas a decir algo así de ella! ¡Sí, estoy de su parte, porque lo merece!

KARA

Cuando Lena se marchó, yo me quedé a solas con mi madre. Durante un rato nos quedamos en silencio. Era como si, con Lena, todo fuera más fácil. Era como, si mi madre y yo tuviéramos miedo a decir algo de lo que pudiéramos arrepentirnos y Lena no estaba ahí para detenernos.

-Kara: Te he echado de menos... - dije por fin.

-Eliza: Y yo a ti....

-Kara: Tengo miedo...

-Eliza: ¿Por Maxwell? Cielo – dijo pegándose a mí y abrazándome – Si la declaración de Mike sale bien, Maxwell pasará encerrado el resto de su vida y no podrá volver a hacerte daño.

-Kara: No es por Maxwell.

-Eliza: ¿Y por qué es?

-Kara: Por los bebés...

-Eliza: ¿Los bebés...? ¿Pasa algo, están bien? ¿Tú estás bien?

-Kara: Sí, están bien. Y yo también, pero... ¿Y si no soy una buena madre, y si no sé cuidarlos?

-Eliza: ¿Has hablado de esto con Lena?

-Kara: No. No quiero que ella también se asuste. Si es que no lo está ya...

-Eliza: Cariño... - dijo pegándome a ella y acariciando mi pelo – Vas a ser una madre maravillosa. Las dos vais a serlo.

-Kara: Pero somos muy jóvenes para...

-Eliza: Oh, por dios Kara, tu cuerpo puede tener diecinueve años, cielo. Pero aquí... - dijo, tocando mi cabeza – Siempre has tenido muchos más. Vais a poder con esto. Y con más... Y yo voy a estar ahí para ayudaros, a las dos. Si me dejas.

-Kara: No sabes cómo necesitaba oír eso... - dije, empezando a llorar. Después del desayuno, fui a ducharme. Mi madre hizo lo mismo en su cuarto y luego bajamos las dos al salón con ropa cómoda. Busqué el álbum de fotos que Martha me dio la primera vez que fuimos a la casa y me senté con Eliza a verlo. Mis primeros años, los que no había vivido con los Danvers. También hablamos de todo lo ocurrido con Maxwell y Mike y Eliza me contó que Mike sólo quería protegerla.

Perdí la noción del tiempo, no sabía qué hora era cuando llamaron a la puerta. Alex, Sam y Helena entraron en el salón. Corrí a abrazar a mi hermana.

-Alex: Tienes los ojos rojos, ¿por qué tienes los ojos rojos, has llorado? – miró a Eliza - ¿Qué le has dicho?

-Kara: Alex, tranquila, está bien... Todo está bien. Yo... La he perdonado. Y las dos hemos llorado, no sólo yo.

-Alex: Si te ha molestado...

-Kara: No lo ha hecho. Me ha ayudado a sentirme un poco mejor.

-Eliza: Alex...

-Alex: Vale sí, la creo... - dijo.

-Kara: ¿Qué hacéis aquí, ha pasado algo? ¿Qué ha pasado con Mike?

-Sam: De eso veníamos a hablarte. Siéntate.

-Kara: ¿Van a dejarlos libres? – pregunté, empezando a temblar.

-Sam: No. El juez ha ordenado que busquen a Maxwell inmediatamente para detenerle y meterle en prisión. Y con suerte, no volverá a pisar la calle. A Mike sólo le han caído diez años.

-Kara: Supongo que son suficientes. Después de todo, él estaba protegiendo a Eliza, ¿no?

-Eliza: Si necesitáis más pruebas contra Maxwell, yo también podría declarar.

-Helena: Con la declaración de Mike debería ser suficiente. Pero cuanto más aportemos en contra de Maxwell, más fácil es que esté encerrado de por vida. Sería de gran ayuda, señora Danvers.

-Eliza: Entonces contad con ello.

Durante una media hora, estuvimos hablando del juicio, de lo que Mike había dicho, como Alex habló algo en su favor... Suspiré, recostándome en el sofá.

-Helena: ¿Estás cansada?

-Kara: Un poco, sí...

-Helena: ¿Y Lena, está en clase?

-Kara: No. Ha ido con Lillian. Iban a decirle a Lionel lo del divorcio.

-Alex: ¿Divorcio?

-Helena: Lillian va a divorciarse de Lionel. – dijo, quedándose pensativa unos segundos – Mierda... ¡van a decírselo!

-Kara: Sí.

-Helena: No, no es buena idea.... Lionel se pondrá furioso, se... Tengo que ir.

-Kara: ¿Qué pasa?

-Helena: Lionel no es ningún santo, Kara. Si pierde los nervios es capaz de cualquier cosa, lo sé. Tengo que ir a buscarla.

-Kara: Voy contigo. Lena también está allí.

-Helena: No creo que sea buena idea en tu estado, Kara.

-Kara: Quiero estar con Lena. Y no vas a hacerme cambiar de idea. Vamos... ¡J'onn, necesito el coche ya!

Salimos de camino a la mansión Luthor. Llamamos a la puerta y una criada nos abrió. Escuchamos gritos en el salón y Helena y yo fuimos hacia allí, corriendo. Bueno, Helena corrió. Yo... Lo intentaba.

Al entrar, vi a Lionel discutiendo fuertemente con Lillian y Lena. Lena le gritaba a su padre, realmente furiosa. Nunca la había visto así. Daba miedo. Miedo de verdad. Lillian tenía la marca de una mano en su mejilla. Seguramente, eso fue lo que alteró tanto a Lena. Cuando vi que Lionel levantaba su mano para darle un bofetón a Lena, me puse en medio, deteniendo su mano.

-Kara: No la toque....

-Lena: Kara.... Cariño, ¿qué...?

-Kara: ¿Estás bien?

-Lena: Sí, pero...

-Kara: Lillian... - dije mirándola.

-Lillian: Sí, estoy bien.

-Lionel: ¡No vais a saliros con la vuestra, ¿me oís?! ¡Me encargaré de que ese acuerdo quede anulado! ¡No vas a ver ni un solo céntimo, Lillian, voy a dejarte en la ruina! ¡Y en cuanto a ti...! – gritó, mirando a Lena - ¡Ve olvidándote de dirigir la empresa. Voy a dejársela a tu hermano!

-Lena: ¡A Lex no le interesa la empresa, la arruinará!

-Lionel: ¡Bien! ¡Prefiero que la arruine un inútil antes que entregársela a una traidora. Voy a dejaros sin nada!

-Kara: ¡No necesitan nada de usted! – rugí. Puse a Lena detrás de mí, protegiéndola.

-Lionel: ¿Cómo dices?

-Kara: ¡Que no necesitan nada de usted! ¡¿Quiere dejarlas sin nada?! ¡Bien, hágalo, no necesitan nada suyo!¡Por si lo ha olvidado, estoy casada con su hija, y todo lo mío, ahora también es suyo. Y eso incluye MI dinero, MIS empresas y MIS propiedades. Desde el momento en el que acepté casarme con su hija, eso pasó a convertirse en NUESTRO dinero, NUESTRAS empresas y NUESTRAS propiedades! Aunque en ese momento yo no tuviera casi dónde caerme muerta, pero lo que quiero decir es que... ¡Pondré alguna de mis empresas a nombre de Lena, y sé que las sacará adelante con facilidad! ¡Cuando Lena acabe sus estudios, levantará esas empresas de tal forma, que de aquí a diez años, habremos doblado nuestra fortuna, lo que nos convertirá en las millonarias más jóvenes del país, por encima de usted!

-Lionel: ¿Eso crees?

-Kara: ¡Sí, lo creo! – dije, mirándole. Su cara era... - Claro, eso es.... ¡Ha encontrado la excusa perfecta! – Lena me sujetaba del brazo. Podía notar que estaba preocupada, pero necesitaba soltarlo todo - ¡Le revienta que dos "niñas" que no superan los veinte años tengan más dinero que usted si juntamos lo mío, con la parte que le corresponde a Lena! ¡Pues como ya le he dicho, ella NO NECESITA NADA SUYO! En cuanto a Lillian, puede venir a vivir con nosotras el tiempo que haga falta hasta que...

-Helena: Eso no será necesario, Kara.

-Lillian: Helena... - dijo, sorprendida. Al parecer, nadie había notado que había llegado conmigo.

-Helena: Lillian se quedará conmigo, como ha estado haciendo estos días.

-Lionel: ¿Ha estado quedándose contigo?

-Helena: Sí. Pero eso ahora no importa. Puede que tengas un ejército de abogados, pero voy a encargarme de que Lillian reciba hasta el último tornillo que le corresponde de vuestro acuerdo. No voy a ser débil, Lionel. Esta vez no. Voy a ir a por todas. Y no me importa tener que enfrentarme a ti, o a treinta como tú. No dejaré que arruines la vida de Lillian y Lena como arruinaste la mía. ¿Me oyes?

-Lionel: ¿Acaso crees que tienes alguna posibilidad?

-Helena: Sí. ¿Y sabes por qué? Porque ya no te tengo miedo, Lionel. Ni a ti, ni a tus abogados, a ni a tus trucos o mentiras. Sé quién eres, sé cómo eres, y sé cómo destruirte. Y pienso hacerlo. Y si vuelves a ponerle una mano encima a Lillian, o a MI hija, te juro que será lo último que hagas.

-Lionel: ¿Me estás amenazando?

-Helena: Sí. Y puedo decírtelo más alto si quieres, pero es imposible decirlo más claro. Ah, y antes de que te enteres por terceros, porque te enterarás.... – dijo, acercándose a Lillian, cogiéndola por la cintura y besándola con fuerza – Nosotras ahora estamos juntas.

-Lionel: ¿Pero qué...?

-Helena: ¿Sorprendido?

-Lionel: ¡Esto es...! ¡¿Con ella, Lillian, en serio?!

-Lillian: Sí. Me echaron del hotel en el que estaba porque nos besamos. Y es lo mejor que me ha pasado nunca.

-Lionel: ¡¿Sabes lo que has hecho?! ¡Cuándo la gente se entere...!

-Lillian: ¿Se reirán de ti? Ya imagino las portadas de las revistas. "La mujer de Lionel Luthor le engaña con la madre de su hija" Será interesante ver qué sale de todo eso.

-Kara: Entonces, creo que todo ha quedado lo bastante claro. Ni Lena ni Lillian le necesitan. – Cogí la mano de Lena con fuerza y miré a Lionel a los ojos – No se le ocurra acercarse por nuestra casa. Si le veo por allí, llamaré a la policía. Usted, ya no es bienvenido. Vámonos, amor... Helena, Lillian, vamos.

Salimos de allí rápidamente y subimos en el coche. Le ordené a J'onn que nos llevase a casa y, cuando nos alejamos de la mansión de los Luthor, casi me desplomé sobre Lena.

-Lena: Kara, cariño... Eh... - dijo mirándome preocupada, tocando mi rostro – Cielo...

-Helena: Kara...

-Kara: Estoy bien... Sólo un poco mareada... - dije apoyándome en Lena.

-Lillian: Debe ser por el arranque de rabia que has tenido ahí dentro – dijo, abriendo un poco la ventanilla para que entrara el aire.

-Lena: Sí... Nunca te había visto así. Es más, pensaba que sería imposible verte así alguna vez.

-Kara: Ya... Pues no es tan... - dije, rozando sin querer la erección de Lena. ¿En serio? – Amor...

-Lena: ¿Sí?

Me acerqué a su oído, contándole lo que estaba viendo. Lena se sonrojó y trató de disimularlo, poniendo su brazo delante.

-Helena: Tarde, cariño, ya lo hemos visto.

-Lillian: Sí, no es la primera vez... Lo que pasa es que nunca he querido decirte nada para no avergonzarte...

-Lena: ¿Qué...?

-Helena: Dios mío, hija, ¿pero qué tienes ahí?

-Lena: ¡Mamá! – dijo, poniendo la otra mano delante. Para eso, tuvo que soltarme.

-Kara: Eh, dejad de mirarlo. Eso es sólo mío.

-Lillian: Creo que ver a Kara defendiéndote de esa forma te ha puesto un poco....

-Lena: ¡Mamá!

-Helena: ¿A quien de las dos le estás hablando? Porque te recuerdo que ahora tienes dos- dijo ronroneando y dándole a Lilian una mirada seductora mientras la subía a su regazo, dándole un gran beso solo para molestar un poco a Lena.

-Lena: ¡Oh, por dios, desde luego, sois la una para la otra!- protestó- ¡Y por favor conseguiros una habitación!

-Lilian: Pero ¿Por qué? Si tú cuando lo haces con Kara nadie te dice nada. Además tu madre es taaan sexy que me la voy a comer aquí mismo- y volvió a besar a Helena, esta vez con más pasión, mientras se toqueteaban sin parar. Lena miraba todo esto con cara de asco y trauma. Y yo... Bueno, yo, no podía hacer nada más que reírme de su cara.

-Kara: ¿Te importa no gritar, cielo? Y dile a J'onn que vaya un poco más despacio, por favor.

-Lena: ¿Te encuentras mal?

-Kara: Un poco... - dije cerrando los ojos. De verdad, esa descarga de furia me había dejado para el arrastre. Lena volvió a rodearme con sus brazos. Escuché que Lillian hablaba con J'onn y que ella y Helena cogían mis manos.

-Lillian: Gracias Kara... Por defender así a Lena.

-Kara: Es lo menos que podía hacer. Ella siempre me ha protegido a mí... - dije, aún con los ojos cerrados.

-Lena: Será mejor si no la hacéis hablar ahora... ¿Sigues mareada, cariño? Estás muy pálida.

-Kara: Uhum...

-Lena: ¿Quieres vomitar? ¿Le pido a J'onn que pare?

-Kara: No... - dije acomodándome.

-Lena: Túmbate... - dijo, haciendo que me tumbase y apoyara la cabeza sobre sus piernas. Empezó a acariciarme el pelo y el rostro, muy despacio. – Relájate. Te avisaré cuando lleguemos a casa.

-Kara: Uhum... - dije de nuevo. Creo que me quedé dormida, y que Lena debió pedir a J'onn que me subiera al cuarto. Porque cuando abrí los ojos estaba allí, en la cama. Krypto estaba tumbado a mi lado. Cuando le miré, empezó a lamer mi mano y a ladrar.- Hola, chico... - dije acariciando su cabeza. Entonces se bajó de la cama y salió del cuarto - ¡¿Dónde vas?!

Le vi aparecer poco después, con Lena. Krypto tiraba con cuidado de su camiseta, haciéndola entrar.

-Lena: Vale, ya la veo, está despierta. ¿Piensas soltarme ahora? – preguntó, acariciando la cabeza de Krypto, que la soltó y se sentó, mirándonos. Lena se acercó y se sentó a mi lado - ¿Estás mejor?

-Kara: ¿Cuánto llevo durmiendo?

-Lena: Un par de horas...

-Kara: Mierda, querías invitarnos a comer... Lo he estropeado.

-Lena: No... Si te encuentras mejor, iremos a cenar. ¿Ves? Tiene fácil solución.

Me moví con cuidado, sentándome en la cama. Lena me miraba.

-Kara: Sí, me encuentro mejor. ¿Tú cómo estás?

-Lena: Bien. –dijo, rodeándome con su brazo y haciendo que me apoyase en esa – Lo que le dijiste a mi padre...

-Kara: Lo dije en serio, Lena. Todo. Quiero poner algunas de las empresas a tu nombre. Todo lo que ganes con ellas, será tuyo.

-Lena: Será de las dos.

-Kara: Escúchame – dije seria, cogiendo el rostro de Lena entre mis manos – Quiero que quede una cosa clara. Si alguna vez tú y yo nos separamos, cosa que espero que no pase nunca.... Todo lo que yo ponga ahora a tu nombre, será tuyo. No pienso reclamarte nada. ¿Lo entiendes? Te lo has ganado, Lena. Por todo lo que has hecho por mí. Será de las dos si quieres mientras estemos juntas. Pero si dejamos de estarlo... Quiero asegurarme de que al menos tienes algo, que no te quedas sin nada por culpa de tu padre.

-Lena: Kara, cariño, eso es...

-Kara: No me lo rechaces...

-Lena: No lo haré. – dijo besándome – gracias...

23 de Diciembre de 2019

Los días fueron pasando. El embarazo cada vez me dejaba más agotada. Por suerte, Martha y J'onn se encargaban de las cosas de la casa. Lena pasaba las mañanas en la universidad, momentos que yo aprovechaba para intentar estudiar. Nia y Winn estaban un poco agobiados con los exámenes y apenas pasaban por aquí, pero Nia me enviaba todos los ejercicios y lo que había que estudiar por correo a diario. Mi madre seguía viviendo con Lena y conmigo. La razón era que, Maxwell, de alguna forma se había enterado de la declaración de Mike y de que le buscaban para detenerle. Y había desaparecido por completo. Lo cual me tenía aterrada, ya que sabía que él no se conformaría simplemente con desaparecer.

Alex solía venir todas las tardes. Nuestra confianza con Eliza estaba volviendo a la normalidad, era algo que las tres necesitábamos. Lena aprovechaba para ir con sus madres, ya que Lillian no lo estaba pasando nada bien con el tema del divorcio y ella y Helena intentaban animarla. Lillian se estaba quedando con Helena y, según Lena, cada vez las veía más unidas. Según ellas, no eran nada más que buenas amigas y esos besos que se habían dado delante de Lionel y Lena eran nada más que para enfurecer al primero e incomodar a la segunda. Pero Lena no se lo terminaba de creer. Y, sinceramente, yo tampoco.

Ese día, Eliza había salido con Alex a comprar los regalos de navidad. Les pedí que compraran el de Lena, ya que yo no tenía muchas ganas de salir y me dolía la cabeza. Lena también estaba con sus madres comprando los regalos, y las cosas que necesitaríamos para la fiesta de nochebuena que celebraríamos al día siguiente, así que estaba sola en la casa con Martha y Krypto, que no se separaba de mi lado.

Estaba viendo la televisión cuando llamaron a la puerta. Martha abrió y escuché una especie de golpe, como si algo se cayera.

-Kara: ¡¿Martha?! ¡¿Quién es?! – pregunté - ¿Martha?!

-Maxwell: Hola, Kara...

-Kara: ¿Qué haces aquí...? – pregunté, levantándome rápidamente y poniéndome tras el sofá. Mierda, levantarme así no había sido buena idea.

-Maxwell: Tenía ganas de verte... Vaya, esas cosas han crecido mucho – dijo, señalando mi vientre, mientras se acercaba. Retrocedí, asustada, buscando algo con lo que poder defenderme.

-Kara: No te acerques...

-Maxwell: ¿O qué? Mírate, si apenas puedes moverte. Dudo mucho que pudieras correr. - Cogí un libro que tenía cerca y lo lancé contra Maxwell, que lo esquivó - ¿Eso es todo lo que tienes? Me decepcionas, Kara.

Al ver la situación, Krypto se puso delante de mí, empezando a ladrar y enseñándole los dientes a Maxwell.

-Kara: Krypto...

-Maxwell: Vaya... Parece que a tu saco de pulgas no le caigo bien... - dijo riéndose - ¡Aparta, chucho!

Krypto siguió ladrándole y Maxwell le dio una patada, tirándole al suelo.

-Kara: ¡NO! ¡No le hagas daño, por favor!

-Maxwell: Ese chucho no me interesa... - dijo, acercándose de nuevo. -¡Ah, joder! – gritó.

En ese momento vi que Krypto le estaba mordiendo en la pierna, intentando evitar que avanzase hacia mí. Maxwell empezó a mover la pierna con fuerza, e hizo que Krypto se golpease con la pared, dejándole inconsciente en el suelo.

-Kara: ¡Krypto! – grité asustada - ¡Martha!

-Maxwell: Se está echando una siesta. Y ahora, tú y yo vamos a dar un paseo – dijo, cogiéndome del pelo con fuerza y sacando una pistola, con la que apuntó a mi vientre – Si no te importa, claro...

Me llevó casi a rastras hasta el coche que había traído y me metió dentro, esposándome a la puerta para que no pudiera escapar.

-Kara: Por favor, Maxwell, los bebés... - dije, llorando con fuerza.

-Maxwell: ¡Cállate!- dijo, entrando en el coche y arrancando.

Llegamos a nuestro destino casi una hora después. Un edificio viejo, con pinta de abandonado. Maxwell me sacó del coche a empujones y me introdujo en el edificio. Recorrimos los pasillos hasta llegar a una puerta que Maxwell abrió.

-Kara: Por favor, Maxwell.

-Maxwell: Entra ahí.. – dijo empujándome dentro y entrando él después. Señaló una vieja cama de hospital con unas correas – túmbate ahí.

-Kara: No.

-Maxwell: No estás en condiciones de elegir... - dijo, apuntando de nuevo con la pistola a mi vientre.

Fui a la camilla y me tumbé, asustada. Maxwell se acercó y ató mis manos con las correas, haciendo lo mismo con mis pies después.

-Kara: ¿Qué quieres...?

-Maxwell: Arruinar tu vida. Voy a quitarte a tus hijos.

-Kara: Aún falta para eso. ¿Piensas tenerme aquí encerrada dos meses más?

-Maxwell: ¿Dos meses...? – dijo acercándose y acariciando mi rostro. Intenté apartar la cara, pero sin poder moverme, era imposible. – No, cariño. Voy a encargarme de que tus bebés nazcan hoy...

-Kara: ¡Espera.. ¡¿Qué?! ¡NO! ¡Maxwell, por favor, no sobrevivirán, son muy pequeños aún!

-Maxwell: Bueno, me da igual que nazcan vivos o muertos, la verdad. Si nacen muertos, al menos me ahorraré el tener que matarlos yo mismo después.

-Kara: Maxwell... - supliqué – No lo hagas, por favor... ¿Por qué me odias tanto?

-Maxwell: ¿Por qué? Porque si Jeremiah y Eliza no te hubieran adoptado, posiblemente se habrían separado y yo me habría quedado con ella mucho antes. No habría tenido que quitar de en medio a mi amigo para poder quedarme con la mujer que amaba.

-Kara: Si amaras a Eliza, no la habrías tratado como lo has hecho.

-Maxwell: Se encariñó demasiado con Jeremiah, por desgracia. Si se hubieran separado cuando tenían que hacerlo, las cosas habrían sido diferentes. Además, Jeremiah se tiró a mi mujer y la dejó embarazada. – dijo mirándome - ¿Qué, sorprendida? ¿Pensabas que era tan imbécil como para no darme cuenta? Por favor, ese estúpido no se parece en nada a mí.

Vi que Maxwell se acercaba a una mesa y cogía una jeringuilla.

-Kara: ¿Qué es eso...?

-Maxwell: Tranquila, cariño. Necesito que la persona encargada de ocuparse de ti, llegue. Pero mientras, no quiero escuchar tus gritos, así que vas a dormir un ratito. ¿vale? – dijo, inyectándome el contenido de la aguja.

-Kara: Maxwell, no... - dije, empezando a ver borroso – Por... por fav... - Ya no veía nada.

ELIZA

Poco a poco iba recuperando la relación con mis hijas. Tenerlas alejadas de mí y sentir su odio era terriblemente doloroso e insoportable. Pero si mantenerlas lejos de mí, también las mantenía lejos de Maxwell y seguras, sería capaz de volver a pasar por esa tortura mil veces más.

Esa mañana había ido con Alex a comprar el regalo de navidad que Kara nos encargó para Lena. Y algo para la celebración de mañana en casa de Kara y Lena. Alex me dejó en la entrada de la casa y se alejó. Me despedí de ella con un beso en la mejilla y fui hacia la casa. Me extrañó ver la puerta principal abierta.

-Eliza: ¿Hola? – pregunté, tropezando con algo. Cuando miré, vi a Martha en el suelo. Dejé las bolsas que llevaba a un lado y me agaché. - ¿Martha? – dije, intentando despertarla - ¡Martha!

-Martha: Señora Danvers... - dijo abriendo los ojos y mirándome, aturdida.

-Eliza: ¿Qué ha pasado?

-Martha: No lo sé... - dijo, tocándose la cabeza – Le abrí la puerta a ese hombre y...

-Eliza: ¿Hombre? ¿Qué hombre?

-Martha: Creo que era su esposo...

-Eliza: ¡¿Maxwell?! Oh, dios mío... ¿dónde está Kara? ¡¿Kara?! – grité, incorporándome y dejando a Martha sentada en el suelo. Corrí hacia el salón y vi a Krypto en el suelo. Parecía muerto. Me acerqué a él y vi que aún respiraba. Seguí buscando a Kara por toda la casa, pero no había rastro de ella. Su móvil estaba sobre la mesa del salón. Estaba claro que Maxwell se la había llevado. Volví hacia donde estaba Martha, que se levantaba despacio. Me acerqué a ayudarla - ¿Está bien?

-Martha: Un poco mareada, pero creo que sí... - dijo, tocándose aún la cabeza.

-Eliza: Escúcheme bien... Llame a Lena y a la policía. Dígales que Maxwell se ha llevado a Kara, ¿me entiende?

-Martha: Maxwell se ha llevado a la señorita Kara, sí...

-Eliza: Bien... Creo que Krypto está herido. Asegúrese de que está bien. Kara no lo soportaría si le pasa algo.

-Martha: ¿Dónde va?

-Eliza: A ayudar a mi hija. Algo que debería haber hecho hace mucho – dije saliendo. Pedí un taxi y luego busqué en la agenda de mi teléfono, marcando.

-Maxwell: ¡Eliza, cariño! ¿Dónde estás? Me tenías preocupado, cielo.

-Eliza: ¿Qué le has hecho a Kara?

-Maxwell: ¿A quién?

-Eliza: ¡¿Dónde la tienes, Maxwell?!

-Maxwell: Tranquila, tu pequeña está bien. Aunque no sé por cuanto tiempo.

-Eliza: No le hagas daño, por favor.

-Maxwell: Es un poco tarde.

-Eliza: ¿A qué te refieres?

-Maxwell: Bueno, ahora mismo tengo aquí a alguien que va a ayudar a tu hija a tener a sus bebés en brazos antes de lo esperado.

-Eliza: ¡¿Qué?! ¡¿Maxwell, qué demonios vas a hacer?!

-Maxwell: Tranquila, no dejaré que tu hija muera. Aunque no puedo asegurar lo mismo de tus nietos.

-Eliza: Maxwell... Escucha. Por favor... Dime dónde estás. Me quedaré contigo, haré lo que quieras, pero a ella déjala, por favor...

-Maxwell: Lo siento, cariño, es un poco tarde. El doctor ya ha empezado con el proceso.

-Eliza: Maxwell, por favor...

-Maxwell: Cuando todo acabe, te diré donde puedes encontrarlos. Adiós, cariño... - dijo colgando.

Guardé el teléfono justo cuando el taxi llegaba al a entrada de la casa. Me metí dentro, temblando.

-Taxista: ¿A dónde?

Buena pregunta. ¿A dónde...? No tenía ni la más mínima idea.

-Eliza: No lo sé.

-Taxista: ¿Está usted loca, señora?

-Eliza: No, espere un momento, por favor... - dije, pensando en la llamada. Se escuchaban algunos ruidos de fondo y traté de ver si reconocía alguno. Se escuchaba un tren a lo lejos, o eso parecía. Pero eso podía ser cualquier parte de la ciudad. No era... Un momento... Recuerdo un viejo edificio que Maxwell quería comprar para convertirlo en no sé qué. ¿Dónde era...?

-Taxista: ¿Y bien...? No tengo todo el día.

-Eliza: ¡Un momento, mi hija está en peligro, ¿Vale?! ¡Intento recordar dónde ir!

-Taxista: Vale... - dijo, callándose.

-Eliza: No recuerdo la dirección, pero puedo indicarle por dónde ir. Arranque. – dije, mirando por la ventanilla. Poco más de una hora después, tras varias vueltas de más, porque había perdido al conductor en tres ocasiones, vi el edificio - ¡Aquí, pare!

-Taxista: ¿Aquí, está segura? Es un edificio abandonado.

-Eliza: Lo sé – dije pagándole – Quédese el cambio...

Salí del taxi y me dirigí al edificio. Entré y empecé a recorrerlo, preocupada. Poco después, escuché la voz de Maxwell y a Kara gritar. Corrí todo lo que pude, abriendo la puerta y entrando al cuarto. Vi a Kara atada de pies y manos en una cama, gritando que le dolía. A su lado, estaban Maxwell y otro hombre, mirándola, sin hacer nada.

-Maxwell: Eliza, cariño... - dijo mirándome y acercándose – Vaya, qué sorpresa. ¿No querías perdértelo? Mira Kara... Tu madre ha venido para el nacimiento de tus bebés.

-Kara: Mamá... - sollozó, mirándome.

-Eliza: ¿Qué le has hecho?

-Maxwell: Nada... Sólo tengo ganas de ver a mamá conocer a sus pequeños. ¿Tú no? – preguntó, cogiendo mi rostro y haciendo que le mirara. De pronto, me golpeó con fuerza, haciéndome caer al suelo - ¡¿Qué haces aquí?!

-Kara: ¡Mamá! ¡No la toques , maldito hijo de... aaaahhh!

Maxwell se volvió hacia Kara, besándola con fuerza.

-Maxwell: Cariño, céntrate en tus hijos y no te preocupes por tu madre. Yo me encargo de ella. – dijo, volviéndose de nuevo hacia mí y levantándome del pelo. - ¿Crees que podrás detenerme? Llegas tarde... He hecho que este médico, amigo mío, provoque el parto de tu querida Kara. Lo pasará mal durante algunas horas, pero... Dejaré que estés con ella si quieres – dijo, lanzándome contra la camilla y haciendo que me golpease con ella – Por dios, cielo, mira que eres patosa. Así no podrás ayudarla mucho, ¿no crees?

-Kara: Déjala...

-Maxwell: Cállate... - dijo, volviendo a centrarse en mí – Maldita sea, Eliza. Sabes cuánto odio que me interrumpan cuando estoy haciendo algo. Y más aún cuando lo estoy disfrutando – dijo, dándome una patada en las costillas.

-Eliza: Deja que Kara se vaya... Por favor...

-Maxwell: ¿Quieres que la deje irse? ¿Tal y como está, con esos dolores? Pero mira que eres mala madre, Eliza. ¿No será mejor que esté aquí, controlada, hasta que todo acabe?

-Eliza: Llévala a un hospital...

-Maxwell: Lo haría, pero... Me temo que ya no podrían detener esto. Esos bebés nacerán hoy sí o sí. Lo siento. Qué demonios... ¡No, no lo siento! – dijo, riéndose con maldad y volviendo a golpearme. No puedo decir con exactitud el tiempo que estuvo golpeándome. De vez en cuando escuchaba a Kara llamarme o gritar. Podía verla tensarse y apretar con fuerza las sábanas de la cama. Maxwell se volvió hacia el supuesto médico - ¿Y bien?

-Médico: Creo que habrá que aumentar la dosis. No parece estar funcionando.

-Maxwell: Vaya... - dijo, girándose hacia Kara – Eso es porque mamá no se está esforzando lo suficiente... A ver, Kara, cariño... La idea es que los saques fuera, no que se queden ahí dentro, ¿lo entiendes? No te oigo...

-Kara: Sí.. – susurró.

-Maxwell: ¡Pues hazlo!

-Médico: No es tan sencillo, señor Lord. Esto lleva su tiempo, la primera fase puede tardar entre seis y ocho horas, pero...

-Maxwell: Pues haz que vaya más rápido. Aumenta la dosis.

-Médico: Pero... Podría ser peligroso para los bebés y... ella.

-Maxwell: ¿Acaso me ves cara de que me importe? Quiero que sufra. Y cuanto más, mejor...

-Eliza: Maxwell, por favor...

Maxwell me miró y miró a Kara.

-Maxwell: Pues claro... ¿cómo no lo pensé antes? – me levantó, lanzándome contra el médico, que me sujetó para que no cayese. No podía mantenerme en pie, sangraba por varios sitios y me dolía muchísimo la cabeza. En ese momento, me apuntó con una pistola – Verás, Kara, la cosa es así.... O te esfuerzas en traer a esas cosas al mundo, o la mato, así de fácil...

-Kara: No puedo...

-Médico: Ella no puede hacer más de lo que hace, Es el medicamento el que debe funcionar bien, y no lo está haciendo.

-Maxwell: Ya te lo he dicho... Aumenta la dosis...

-Médico: Eso la mata....

¡¡PUM!!

Escuché el disparo y el médico se desplomó detrás de mí, con un disparo en la cabeza. Tuve que agarrarme a la mesa que tenía delante para no caerme yo también.

-Maxwell: Supongo que tendré que hacerlo yo. Sólo es un pinchacito, no es tan difícil.

-Kara: Maxwell, no, por favor... Esto... duele mucho...

-Maxwell: No lo suficiente, por lo que veo.

En ese momento, sin saber de dónde, saqué fuerzas y traté de lanzarme contra Maxwell, al ver cómo cogía la jeringuilla y la llenaba con algo, acercándose a Kara.

-Kara: No...

-Maxwell: Tranquila... No te dolerá... O tal vez sí...

-Eliza: ¡Déjala, maldito hijo de...! – dije, haciendo que tirase la jeringuilla al suelo y se rompiera.

¡¡PUM!!

-Kara: ¡NO! ¡MAMÁ!

Caí al suelo, sintiendo un terrible dolor en el pecho. Vi a Maxwell arrodillarse delante de mí, mirándome.

-Maxwell: Vaya... Lo siento, cariño, no quería llegar a esto. – dijo, mirando mi herida – Bueno... Tardarás en morir... Bien, quizás eso ayude a tu hija a darse prisa. – se volvió de nuevo hacia Kara.- Por cada hora que tardes, le pegaré un tiro para que se vaya desangrando poco a poco, ¿qué te parece?

-Kara: No puedo...

-Maxwell: A lo mejor un poco de ayuda, no te vendría mal. Tengo entendido que tener relaciones ayuda... - dijo, desabrochándose el pantalón.

-Kara: ¡No! ¡Otra vez no, por favor!

Estaba agotada. Intenté moverme, pero no pude. Sentía un terrible dolor. Escuché un golpe fuerte, como si hubieran abierto la puerta de una patada. Después, vi a Maxwell caer al suelo y todo se volvió negro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro