21-REVELACIONES
KARA
11 de Noviembre de 2019
Habían pasado dos semanas desde la fiesta de Halloween. Hoy era Lunes. El viernes habían terminado las obras en la casa que me dejaron mis padres y aprovechamos el fin de semana para hacer la mudanza, con ayuda de amigos y familiares. Lena y su madre biológica pasaban todo el tiempo que podían juntas, conociéndose. A veces, Lena me pedía que me quedase con ellas porque se sentía más segura así. Otras, solía dejarlas solas diciendo que estaba cansada y necesitaba dormir.
Helena había llamado a Barry, el hijo de su amiga, para que se encargase de la educación de Krypto. Al parecer, por algún motivo, Krypto estaba celoso de Lena y por eso no permitía que se acercase a mí. Además de oler el miedo que Lena le tenía. Eso lo complicaba un poco.
Esa mañana, Lena y yo estábamos desayunando tranquilamente. Aún teníamos un montón de cajas que colocar. Entre ellas, todas las que tenía en casa de Nia. Seguramente Nia ahora estaría bailando de alegría por su salón despejado de cajas invasoras.
-Lena: Buenos días, ¿dormiste bien?
-Kara: Más o menos. Se me hace un poco raro dormir en esa cama. Me gustaba la tuya.
-Lena: Podemos traerla. – dijo sentándose a mi lado.
-Kara: Hazlo, tráela.
-Lena: Como tú digas, cariño... - dijo, dando un salto cuando Krypto se acercó a ella, olisqueándola.
-Kara: Debes dejar de tenerle miedo, amor. No te hará nada.
-Lena: Barry lleva dos semanas trabajando con él y no ha conseguido nada.
-Kara: Ha conseguido muchas cosas. Mira. Krypto, túmbate – dije, y él obedeció enseguida – Krypto, salta... Gira... Dame la pata... Dale un beso a Lena.
-Krypto: Grrrr....
-Kara: Vale, mejor no. Ve a tu sitio, vamos...
-Lena: ¿Lo ves?
-Kara: Si le sigues teniendo miedo, él seguirá portándose así contigo. Tienes que enseñarle quién manda.
-Lena: él...
-Kara: No amor. Tú. Tú mandas. Krypto, ven aquí.
El cachorro se acercó, con ganas de jugar. En estas dos semanas había crecido bastante y tenía mucha fuerza. Entendía el miedo de Lena a que me hiciera daño, así que evitaba que se subiera de un salto al sofá o la cama. Yo tampoco me fiaba mucho, la verdad.
-Lena: ¿Para qué le llamas?
-Kara: Acaríciale.
-Lena: ¡¿Qué?! ¡NO!
-Kara: Vamos, hazlo. Te ayudaré – dije cogiendo su mano y acercándola despacio a la cabeza de Krypto. Noté que Lena temblaba – Tranquila... Deja que te huela.
-Krypto: Grrr...
-Lena: Me va a morder...
-Kara: No lo hará. Mi mano está sobre la tuya. Deja de temblar.
-Lena: No puedo...
-Kara: Sí que puedes. – La solté y cogí su rostro entre mis manos. –Pudiste enfrentarte a Maxwell y a Mike.
-Lena: No es lo mismo....
-Kara: No, claro que no. Maxwell podría haberte matado, Lena. Dame la mano – dije, cogiendo su mano de nuevo – Cierra los ojos. ¿confías en mí?
-Lena: Ahora mismo... No lo sé.
-Kara: Eso me ofende.- bromeé.
-Lena: Lo siento.
-Kara: Tranquila... Respira... - dije, mirándola – eso es... Piensa que delante tienes... No sé, una oveja.
-Lena: ¿Una oveja?
-Kara: ¿También te dan miedo?
-Lena: No, pero....
-Kara: Pues una oveja. Una oveja... poco lanuda, pero una oveja.
-Lena: Vale...
-Kara: No abras los ojos... - dije, acercando su mano al hocico de Krypto, que enseñó los dientes y empezó a gruñir. Lena quiso retirar la mano, pero se lo impedí, sujetándola con fuerza– Krypto, no. Vale, es una oveja poco lanuda y muy enfadada... - Dije, viendo cómo Lena sonreía y parecía relajarse un poco. Krypto la olisqueó, despacio – No va a morderte. Mi mano está sobre la tuya, me mordería a mí primero. Y sabes que no hará eso. Tranquila, amor...
Krypto me miró y empezó a lamer la mano de Lena.
-Lena: No me gusta que me chupe...
-Kara: Sólo será un minuto, amor, tranquila... - dije, sujetando aún su mano con firmeza. En ese momento, Krypto puso la cabeza bajo la mano de Lena, dejando que le acariciase – Eso es... Le gusta aquí, detrás de las orejas. Despacio.... Así, muy bien. Abre los ojos... - dije soltando su mano.
Lena los abrió y siguió acariciando a Krypto con cuidado. Él parecía contento con las caricias. No la gruñía y no intentaba morderla.
-Lena: Mira esto...
-Kara: Lo veo... - dije sonriéndola – Ahora, pon la mano sobre mi vientre.
-Lena: No, eso sí que no le gusta.
-Kara: Hazlo. Sin miedo.
Lena me miró fijamente a los ojos y puso sus dos manos sobre mi vientre. Krypto se quedó sentado, mirándonos. Entonces debió comprender que Lena no me haría daño, porque se levantó y fue a tumbarse a su cama, tranquilo.
-Lena: No se ha echado sobre mí.
-Kara: ¿Ves...?
-Lena: Kara, cariño... - dijo rodeando mi cuello con sus brazos y mirándome –Vas a ser una madre maravillosa.
-Kara: Tú también lo serás. Terminemos de desayunar... - dije, justo cuando me llegaba un mensaje al móvil – Oh, es tu madre.
-Lena: ¿Cuál de ellas?
-Kara: Helena. Dice que ella y Cat pasarán esta tarde por aquí. Al parecer, hoy por fin podré tener el resto de la herencia.
-Lena: ¡Eso es estupendo!
-Kara: Sí... ¡Martha!
-Martha: ¿Sí, señora?
-Kara: Deja de llamarme así, llámame Kara.
-Martha: Claro. ¿Quieres algo, Kara?
-Kara: Esta tarde la madre de Lena y la señora Grant vendrán a visitarnos. ¿Tenemos algo que ofrecerles?
-Martha: Por supuesto. Puedo hacer unas galletas.
-Kara: Eso sería genial. Gracias. – dije, mientras se alejaba. Terminé de tomarme mi vaso de leche y me levanté.
-Lena: ¿Dónde vas?
-Kara: A vestirme y a sacar a Krypto a hacer sus cosas.
-Lena: Voy contigo.
-Kara: Vale, podemos pasarnos por la universidad para ver si aún puedes incorporarte y...
-Lena: Volveré cuando vuelvas tú.
-Kara: No. Lo harás ahora. Por favor, necesito que te ocupes de los laboratorios, Lena, yo no tengo ni idea....
-Lena: Está bien...
-Kara: Mientras... ¿podrías pedirle a tu padre que nos ponga en contacto con alguien de confianza para que revise las cuentas? Quiero asegurarme de que todo está al día.
-Lena: Claro....
LENA
Miré a Kara dirigirse al cuarto. Había momentos en los que aún no podía creer que estábamos casadas. No entendía que había hecho para merecer a alguien como Kara.
A menudo escuchaba comentarios de la gente. Que éramos muy jóvenes, que cómo podía querer a alguien que se había quedado embarazada de un hombre... Si supieran....
Volví a mirarla mientras subía las escaleras. Kara tenía razón. Debíamos acabar nuestros estudios si queríamos poder dirigir las empresas que sus padres le habían dejado. Iríamos a la universidad y hablaríamos con el director para ver si podía incorporarme a las clases, o estudiar en casa.
Por suerte, mi relación con mi padre en esas dos semanas había vuelto a ser casi como antes. No me gustaba cómo había hecho las cosas, que me mintiera sobre mi madre. Eso aún me dolía. Pero en parte, le entendía. Si alguien me dijera que mis hijos estaban en peligro, haría cualquier cosa por protegerlos.
De pronto, algo me sacó de mis pensamientos.
-Kara: ¿No vienes?
-Lena: Sí... - dije siguiéndola.
-Kara: ¿Va todo bien, amor? – dijo acariciando mi mejilla.
-Lena: Mejor que nunca... - dije besándola.
Nos vestimos y Kara cogió la correa de Krypto que, en cuanto la vio, corrió hacia ella, contento.
-Kara: Hoy le llevarás tú – dijo, dándome la correa.
-Lena: ¿Yo? – dije mirándola - ¿Se supone que debo ponérsela? Me morderá.
-Kara: No lo hará. Además, así también te relacionará con algo que le gusta. Salir a pasear y a jugar. Venga... A mí me cuesta agacharme, amor...
-Lena: Está bien... - dije agachándome – Krypto, ven aquí...
El cachorro me miró y se acercó, dejando que le pusiera la correa con tranquilidad.
-Kara: Ya le gustas...
-J'onn: ¿Van a salir? ¿Necesitan que las acerque a algún sitio?
-Kara: ¿Acercarnos? ¿Quieres decir... como nuestro chófer?
-J'onn: Sí, claro, también es mi trabajo.
-Lena: La universidad queda demasiado lejos para ir andando. Te cansarías demasiado, cariño.
-Kara: De acuerdo.
-Lena: Luego nos quedaremos en el parque que hay al lado jugando con Krypto.
-Kara: Me parece bien.
-Lena: Te lo agradecemos J'onn. Necesitamos ir a la universidad de National City.
-J'onn: Iré a por el coche, Denme un par de minutos. Pueden esperar en la puerta principal.
-Kara: J'onn. No somos tan viejas. Dejad todos de tratarnos con tanta formalidad. No me gusta.
-Lena: Estoy de acuerdo.
-J'onn: Como queráis... - dijo sonriéndonos y saliendo.
Cuando llegamos a la universidad, dejamos a Krypto con J'onn y Kara y yo entramos a hablar con el director.
-Director: Bien, señorita Luthor... - dijo mirándome poco después-Lo que me pide es... En el caso de la señorita Danvers no creo que hubiese mucho problema en que siguiera sus estudios desde casa y sólo viniera a los exámenes si su estado se lo permite.
-Kara: Luthor. Kara Luthor...
-Director: Perdón. – dijo mirándola y mirándome de nuevo a mí – Pero en su caso... Sus estudios requieren de ciertas clases prácticas que deberían realizarse bajo la supervisión de un profesor.
-Lena: Bien... Asistiré a las clases prácticas cuando sea necesario.
-Kara: Asistirá a todas las clases. Y yo también.
-Lena: ¿Qué? No, tú no.
-Kara: ¿Por qué no?
-Lena: ¿Y si te pasa algo?
-Kara: ¿Prefieres que me pase estando sola en casa?
-Lena: No estás sola. Está Martha, y J'onn y... el resto de sirvientes.
-Director: Podría llamar a los profesores si tiene alguna duda. Suelen quedarse una o dos horas por aquí tras acabar las clases. No creo que les importe atenderla – dijo, mirando a Kara.
-Kara: Está bien... - aceptó, poco convencida, haciendo uno de sus pucheros.
-Lena: Cariño...
-Kara: Sólo quiero que todo sea como antes, Lena. Si quiero olvidar y superar lo que pasó, debería volver a lo que hacía antes.
-Lena: Está bien. Probaremos durante un par de semanas. Si es demasiado para ti, lo harás en casa.
-Kara: Está bien...
-Director: ¿De cuánto está?
-Kara: Veinte semanas.
-Director: ¿Y no preferiría esperar a que nazca el bebé y volver a las clases el próximo curso?
-Kara: Bebés. Y no. Necesito mantener mi cabeza ocupada en otra cosa. Y esta es la mejor opción.
-Director: Está bien... Pero cuando nazcan sus bebés, no tendrá apenas tiempo para los estudios. Perderá el año igualmente.
-Kara: ¿Cree que no puedo hacerlo?
-Lena: Puede hacerlo – dije – ¿O acaso tiene algún problema en que una estudiante embarazada venga cada día a su universidad, señor? Porque, en ese caso, podría hablar con mi padre. Todas las ayudas de mi familia a esta universidad serían retiradas de inmediato. Y no creo que eso le convenga.
-Director: ¿Problema con...? No, no, ninguno. Yo sólo lo decía por... ¿cuándo quieren empezar?
-Lena: El próximo lunes. Acabamos de mudarnos y tenemos que terminar de colocar cosas en la casa. Mientras, Kara puede ponerse al día con ayuda de Nia. Son amigas, y van a la misma clase. En cuanto a mí, no se preocupe, me pondré al día por mi cuenta. No me llevará demasiado tiempo. Aunque agradecería si alguien pudiera enviarme lo que se ha dado estos días a este correo. – dije, escribiéndolo en un papel y tendiéndoselo.
-Director: Por supuesto.
Cuando salimos, nos acercamos a J'onn, que esperaba fuera, y cogí la correa de Krypto.
-Lena: Puedes irte a casa. Daremos un paseo. Te llamaremos para decirte dónde debes recogernos.
-J'onn: Por supuesto. – dijo alejándose.
-Lena: ¿Dónde quieres ir?
-Kara: Hay un parque para perros aquí cerca. Podemos ir ahí con Krypto y....
-Winn: ¡Ey, ¿Qué hacéis por aquí?! – dijo acercándose y abrazándonos.
-Lena: Hola Winn. Hemos venido a hablar con el director para incorporarnos a las clases a partir del próximo Lunes.
-Winn: ¿En serio? ¿Volveremos a vernos cada día? Eso es genial...
-Kara: ¿Dónde está Nia?
-Winn: Pues... Supongo que llegando. Había quedado con ella en... Mira, ahí está. ¡Nia!
-Nia: ¡Chicas! – dijo acercándose - ¿Venís de visita?
-Winn: No. Van a volver a clase a partir del próximo Lunes. ¿No es genial? Los tres juntos de nuevo en los descansos. Bueno, los cuatro.... – dijo mirándome – Perdona Lena, la costumbre.
-Lena: No pasa nada. – dije sonriéndole. Me gustaba Winn. Era alegre, divertido, y siempre sabía cómo hacer sonreír a Kara. Se notaba que la quería mucho, y que Kara le tenía un gran cariño a él.
-Kara: Nia, necesitaré que me dejes los apuntes de lo que habéis dado esto días y...
-Nia: No hay problema. Me pasaré esta tarde.
-Kara: No, esta tarde no... Cat y la madre de Lena vendrán a casa. Hoy me dan el resto de la herencia y puede que nos lleve un buen rato.
-Nia: Oh, bien. Mañana entonces. ¿Queréis venir a tomar algo a la cafetería?
-Lena: No creo que nos dejen entrar con Krypto – dije señalándole – Íbamos al parque de perros que hay por aquí.
-Winn: Pues os acompañamos. Podemos saltarnos una o dos clases, ¿verdad Nia?
-Nia: Claro...
-Lena: Genial. Vamos entonces.
Caminamos hasta el parque y Kara soltó la correa de Krypto, dejando que corriera para jugar con otros perros. Nos sentamos en un banco y Winn llegó con unos batidos. Estuvimos un par de horas hablando, poniéndonos al día de lo que pasaba en la universidad y demás. Winn y Nia nos habían ayudado con la mudanza. Pero apenas los podíamos ver entre semana y sabía que eso entristecía a Kara. Eran sus mejores amigos y estaba acostumbrada a pasar mucho tiempo con ella, y podía notar cuánto los había echado de menos, sólo con verla hablar con ellos.
-Nia: Deberíamos volver... ¿Nos vemos mañana entonces?
-Lena: ¿Por qué no venís a comer?
-Winn: ¿Va a cocinar Kara? Porque entonces, ni de coña.
-Kara: No cocinaré, no.
-Lena: Cocinaré yo.
-Kara: ¿Tú? Pero tenemos una cocinera...
-Lena: Oye, Winn y Nia son invitados especiales. No vamos a dejar que les cocine cualquiera. Se merecen lo mejor. Yo me encargo.
-Kara: Está bien... - dijo besándome.
Tras despedirnos, fuimos a dar un paseo y a mirar escaparates. Pasamos por una tienda de bebés y Kara se quedó mirando la ropita, en silencio.
-Lena: ¿Qué piensas? – dije, rodeándola con la mano que tenía libre.
-Kara: Deberíamos comprar cosas ya...
-Lena: No podemos entrar con él. Haremos una cosa. Volveremos a casa, nos reuniremos con mi madre y Cat por lo de tu herencia, y mañana vendremos con Helena y Lillian a mirar cosas para los bebés.
-Kara: ¿Con las dos? ¿Estás segura?
-Lena: Bueno... Tendrán que aprender a compartirme y a llevarse bien. Y qué mejor forma que mirando cosas para sus nietos.
-Kara: Vale... - dijo agachando la cabeza.
-Lena: ¿Qué pasa?
-Kara: Me gustaría que mi madre también viniera.
-Lena: Lo sé... - dije besándola – Bueno, hagamos una cosa. Te presto a una de las mías... - dije riéndome.
-Kara: Idiota... - dijo, riéndose también.
Seguimos caminando un rato más, pero Kara empezaba a cansarse y llamamos a J'onn para que viniera a buscarnos. Una vez en casa nos pusimos algo más cómodo, y fuimos a comer. Después, nos sentamos a ver la tele hasta que mi madre y Cat llegasen. Cuando llamaron al timbre, fui a abrir.
-Lena: Hola. Pasad...
-Cat: Lena... ¿Está Kara?
-Lena: Sí, en el salón.
-Cat: Bien – dijo dirigiéndose hacia allí. Saludé a mi madre y la seguimos. Me senté al lado de Kara y mi madre y Cat lo hicieron frente a nosotras. – Bien, intentaremos no entreteneros demasiado.
-Kara: No importa, tenemos tiempo.
-Cat: Está bien... - dijo abriendo su maletín y dejando una enorme carpeta sobre la mesa– Aquí tienes todo. Este es el banco donde está el dinero. Puedes cambiarlo al tuyo, o dejarlo ahí si lo deseas.
-Lena: Creo que lo más seguro es que de momento se quede donde está. Ya sabes, Maxwell podría querer meter las narices.
-Kara: Sí...
-Cat: Bien pensado. Esto son todas las propiedades y empresas que tenían tus padres. Ya están a tu nombre, así que puedes tomar control de ellas cuando quieras...
Martha nos sirvió algo para merendar y Cat estuvo casi tres horas hablándonos de las propiedades, las empresas, los coches.... Nos explicaba con detalle la situación actual de cada una. Lo que me recordó que Kara me había pedido que llamase a mi padre para que nos recomendase a alguien que pudiera encargarse de eso. Lo haría en ese mismo momento o se me olvidaría.
-Helena: Eso es todo... Sólo tienes que firmarlo todo y listo.
-Kara: Bien...
-Lena: Disculpad un momento, tengo que hacer un par de llamadas.
-Cat: Claro...
Fui al cuarto, y marqué el número de mi madre.
-Lillian: ¿Diga?
-Lena: Mamá... Hola. Oye, Kara y yo queremos ir mañana a ver cosas para los bebés y queríamos que nos acompañaras. ¿Puedes?
-Lillian: Claro que sí, cariño. Me encantará acompañaros.
-Lena: ¿Sí, de verdad? Genial... Esto... También vendrá mi ma... Helena. Espero que no te importe.
-Lillian: Es tu madre... Supongo que también tiene derecho y creo que ambas deberíamos conocernos mejor.
-Lena: Me alegra oírte decir eso. ¿A las diez?
-Lillian: Claro.
-Lena: Bien... ¿Está papá contigo, puedes pasármelo?
-Lillian: Claro, espera un segundo...
-Lionel: ¿Lena?
-Lena: Hola papá. Quería pedirte un favor. Kara me ha pedido que te pregunte si conoces a alguien que pueda llevarnos al día las cuentas de todas las empresas que le dejaron sus padres y...
-Lionel: Claro. Pero necesitaré algunos datos.
-Lena: Bien... ¿porqué no venís mamá y tú pasado mañana a comer y te damos lo que necesites?
-Lionel: Me parece bien.
-Lena: Bien... Por cierto, Kara y yo vamos a volver a la universidad la próxima semana.
-Lionel: ¿Os han puesto alguna pega?
-Lena: No, todo bien... Sólo quería que... lo supieras.
-Lionel: Me parece una gran idea. Si Kara cree que puede hacerlo...
-Lena: Kara es más fuerte de lo que todos pensamos, papá.... Bueno, tengo que colgar. Adiós.
Cuando volví al salón, Sólo estaban Kara y mi madre. Y Krypto, que se había tumbado al lado de Kara para que le acariciase.
-Kara: Cat tenía prisa... - dijo, antes de que pudiera preguntar.
-Lena: Oh, bien... Mamá, ¿te quedas a cenar?
-Helena: Claro...
-Lena: Iré a avisar a Martha.
HELENA
Las últimas semanas habían sido un lío de emociones y sentimientos.
Cuando Cat me dijo que Kara Danvers se había casado y teníamos que ir a entregarle la herencia (conocía su historia, ya que Cat había querido que trabajase con ella en este caso desde que llegué a National City. La historia de esa chica me había conmovido y acepté rápidamente), lo que menos esperaba era que estuviese casada con mi hija. Cat no había querido decirme el nombre de la persona con la que se había casado Kara. Sólo me dijo que era una mujer. Cuando llegamos a la casa y Cat dijo el nombre de Lena Luthor, mi corazón se detuvo durante unos segundos. Ver a mi hija, ahí, delante de mí, sin que ella supiera quién era yo.... Y ver a Lionel intentando evitar que yo le dijese quien era... Entendí todo cuando Lena dijo que pensaba que yo estaba muerta. Eso le había dicho Lionel. Mi hija creció pensando que su madre había muerto. Creo que nunca podré olvidar su expresión al enterarse de quién era yo.
Unos días después, me sorprendió que Lena fuera a buscarme al despacho para invitarme en persona a la fiesta de Halloween que ella y Kara iban a celebrar. Por desgracia, yo me encontraba fuera por asuntos de trabajo, así que ella me llamó. Cuando respondí al teléfono, no me lo podía creer. Estaba temblando. Al parecer, mi hija quería darme una oportunidad.
La noche de la fiesta fue maravillosa. Al principio, Kara se quedó con nosotras. Lena parecía sentirse más segura así. Además, me gustaba verlas juntas. Aunque tenía la sensación de que Lena estaba mucho más interesada en esa relación que Kara. Me preocupaba que sólo estuvieran juntas por el embarazo de Kara. Pero me fui tranquilizando según pasaba el tiempo y veía las miradas que se daban una a la otra, el cariño con el que Kara trataba a Lena y al revés. Luego vinieron los juegos, y disfruté como nunca junto a mi hija. Nos habíamos conocido un poco más esa noche. Volví a sorprenderme cuando me invitaron a quedarme a dormir.
Las dos semanas siguientes Lena y yo intentábamos quedar a diario. Kara a veces nos acompañaba. Me contaron cómo se conocieron, lo que había pasado con Kara. Y entendí muchas cosas. Veía que Kara quería a Lena, pero necesitaba un poco más de tiempo para adaptarse y sentirse realmente bien.
Hoy, había vuelto con Cat para darle a Kara el resto de su herencia y me invitaron a cenar. Me gustaba pasar tiempo con ellas, así que no pude negarme.
-Kara: Perdonar un momento... - dijo, cuando su teléfono empezó a sonar, levantándose y alejándose.
-Lena: Quería hablar contigo de algo... - dijo, mirándome seria.
-Helena: ¿Ocurre algo, cariño?
-Lena: Sí... - dijo levantándose a coger un libro. Cogió una hoja de papel de su interior y me la tendió, volviendo a dejar el libro en su sitio. – Encontré esto en la biblioteca de Jeremiah en Midvale. Aún no se lo he enseñado a Kara, no quiero preocuparla. Es una carta de Jeremiah, para Kara.
Cogí la carta y la leí, quedándome de piedra.
-Helena: ¿Kara ha leído esto, sabe esto?
-Lena: No – dijo – Cuando la leí, no tuve tiempo de ponerla en su sitio, así que me la guardé. Sé que debería habérsela dado en ese momento, pero... Kara ya tiene bastante. No quiero que sufra más, no quiero que le pase nada a ella o a los bebés. Lo que dice esa carta... Podría alterarla demasiado y...
-Helena: Creo que deberías dársela, Lena – dije devolviéndosela –Kara debe saberlo.
-Kara: ¿Saber qué? - Preguntó, entrando en ese momento en el salón.
-Lena: Yo... -empezó a decir.
-Helena: Será mejor que os deje solas.
-Lena: Pero la cena...
-Helena: Esto es más importante. Es algo que debéis hacer juntas. – dije, despidiéndome de ellas y saliendo.
Kara
Cuando Helena se fue, miré a Lena, después de sentarme en el sofá.
-Kara: ¿Pasa algo? ¿Qué debo saber?
-Lena: Kara... - dijo sentándose a mi lado. - ¿Recuerdas cuando me llevaste a Midvale? Yo... Estaba mirando los libros de la biblioteca y, esto se cayó de uno de ellos – dijo, tendiéndome un papel – Es para ti. Debí habértelo dado antes, pero...
-Kara: ¿Una carta? – dije abriéndola y leyéndola.
"Kara.
Me gustaría que nunca tuvieras que leer esta carta y poder contarte esto en persona cuando llegue el momento. Pero temo que ese momento no llegue y he decidido dejarlo por escrito.
Hay algo que debes saber. No llegaste a esta familia por casualidad. Una amiga, Cat Grant, me contó tu historia y fuimos a aquél hospital con la idea de adoptarte, aunque Alex y Eliza no sabían nada.
Cat y yo somos amigos desde hace mucho tiempo, nos criamos juntos, estudiamos juntos...
Ella era la abogada de tu familia y se puso en contacto conmigo cuando tus padres murieron, al ver que nadie quería adoptarte.
Tus padres eran una familia muy rica de National City. Te dejaron una gran herencia. Cat se encargó de hacer creer que tú habías muerto junto a tus padres para evitar que la prensa te acosara y te impidiesen vivir una vida normal. Ya habías sufrido mucho con sólo tres años.
Tus padres dejaron escrito que si alguna vez les ocurría algo, tú recibirías su herencia cuando cumplieras lo veintiuno. O, si te casabas antes, la recibirías en ese momento.
No quería decirte nada, estabas siendo una niña feliz, te habías adaptado bien a la familia, apenas recordabas nada de tus padre y no quería torturarte haciéndote recordar esas cosas otra vez.
Nadie debía saber nada de esto. Ni Eliza, ni Alex... Tus padres quisieron que todo lo de tu herencia se supiera tiempo después de haberte adoptado. Querían asegurarse de que la familia que te llevase con ellos, te querían realmente por ti, y no por todo lo que tendrías en un futuro. Sólo yo conocía el tema de tu herencia.
Pero, una noche de borrachera, cometí un gran error.
Le conté todo a Maxwell Lord, un viejo amigo. Él estuvo con Eliza antes que yo, pero su familia lo obligó a dejarla para casarse con otra mujer que, según ellos, le convenía más. Aun así, la amistad entre nosotros tres, siguió y Eliza y yo nos casamos. Pero en el fondo, sabía que Maxwell estaba enfadado porque yo me quedé con ella. Aun así, como ya te he dicho, seguimos siendo amigos.
Una noche, me invitó a tomar algo con él. Bebí demasiado, y le conté lo de tu herencia. Desde ese día, Maxwell empezó a actuar de forma extraña conmigo. Además, notaba cómo intentaba acercarse de nuevo a Eliza, a pesar de estar aún casado con su esposa. Pero era mi amigo, no tenía motivos para desconfiar de él. Hasta que un día, estuvo a punto de tirarme desde la azotea de su oficina. Había ido a pedirle que dejase de tontear con Eliza, discutimos y perdió el control.
Estuvimos peleando y él estuvo a punto de tirarme, pero por suerte, conseguí marcharme de allí. Esa misma noche llamó para pedirme perdón y decir que no sabía lo que le había pasado, que estaba agobiado, que no podía más con su matrimonio...
No le creí, le dije que no quería volver a verle y que no se acercase a Eliza. Amenazó con matarme en ese mismo momento. Desde entonces, sólo pasaban cosas extrañas a mi alrededor. Creo que, realmente, intentaba matarme de alguna forma. Si estás leyendo esta carta, es porque finalmente lo consiguió, Kara.
No confíes en él, no dejes que se acerque a ti, no dejes que se acerque a Eliza. Estoy convencido de que piensa que si se casa con ella, podrá tener acceso a tu dinero, pero no es así. Nadie, excepto tú, puede tocarlo. Cat es la encargada de administrarlo hasta entonces. Busca a Cat Grant. Trabaja para la misma firma que yo, pero ella lo hace en National City. Búscala y pídele que te cuente todo.
Mereces ser feliz, Kara, mereces tener lo que te corresponde por derecho. No dejes que nadie intente arrebatártelo, no dejes que nadie intente engañarte.
No les digas nada a Eliza ni a Alex, no es necesario preocuparlas. Pero prométeme que cuidarás siempre de ellas. Sé que lo harás.
Espero que siempre seas feliz, Kara. Te quiero.
Jeremiah"
Miré a Lena, que me miraba en silencio.
-Kara: ¿Lo leíste, sabías lo que decía?
-Lena: Sí.
-Kara: ¡¿Y me lo ocultaste?! ¡Lena, debiste decirme esto!
-Lena: Lo siento... Kara, ya tienes demasiado encima, no quería meterte más presión.
-Kara: ¡Esta carta era para mí, no tenías derecho a leerla!
-Lena: No quería alterarte. Los bebés...
-Kara: ¡Deja de ponerlos como excusa, Lena! ¡Ni ellos ni yo somos de porcelana, no me voy a romper por cualquier cosa, maldita sea!
-Lena: Kara, cariño... - dijo acercándose.
-Kara: No me toques. –dije mirándola - ¿Acaso pensabas que te dejaría si me enteraba de esto, de la herencia? Ya la he recibido y sigo a tu lado. Me importa una mierda el dinero.
-Lena: Lo sé...
-Kara: ¡¿Entonces por qué me lo ocultaste?!
-Lena: Ya te lo he dicho, no quería añadirte más problemas Kara. Tienes demasiado encima, no estás bien.
-Kara: Estoy perfectamente.- dije, caminando hacia el cuarto y sacando una maleta del armario. Noté que Lena se quedaba en la puerta, mirándome.
-Lena: ¿Qué haces?
-Kara: Ahora mismo no quiero estar aquí, Lena.
-Lena: ¿Dónde vas?
-Kara: No lo sé.
-Lena: Kara, es tarde, cariño... - dijo sujetándome del brazo.
-Kara: Pediré un taxi.
-Lena: Vamos a hablar de esto, por favor. Sólo intentaba ayudarte. No quería que sufrieras más.
-Kara: No debiste ocultármelo, Lena. Podría haber entregado esto a la policía. Posiblemente Maxwell seguiría en la cárcel y habría podido hablar con Eliza, hacerle ver cómo es...
-Lena: Kara...
-Kara: ¡No! No.... – dije llorando – No estabas pensando en mí. Pensabas en ti, en cómo te afectaría. Soy... Tengo casi tanto dinero como tu familia, ¿por qué iba a necesitarte ya, verdad?
-Lena: ¿Qué? No, jamás pensaría algo así.
Cerré la maleta y fui hacia la puerta, pero Lena me impedía el paso.
-Kara: Déjame pasar.
-Lena: Por favor, vamos a hablar...
-Kara: ¡Déjame pasar, Lena! – grité, empujándola – Ahora mismo, no quiero hablar contigo.
-Lena: Cariño... - dijo, mientras me alejaba – Al menos dile a J'onn que te acerque donde sea que vayas.
-Kara: ¿Para que me tengas controlada? No, gracias.
-Lena: Kara...
-Kara: ¡Basta, no quiero oírte decir ni una palabra más, ¿entendido?!- bajé las escaleras y me dirigí a la puerta, mientras llamaba a un taxi. De nuevo, Lena intentó impedirme salir. Déjame salir, Lena.
-Lena: No.
-Kara: ¡Quítate de en medio!
-Lena: No voy a quitarme.
-Kara: Esto se acabó, Lena.
-Lena: ¿Qué...? ¿Qué quieres decir?
-Kara: No quiero seguir con esto...-dije, quitándome el anillo y dejándolo en su mano – Te agradezco lo que has hecho por mí, has sido un gran apoyo todo este tiempo.
-Lena: Kara, no... - dijo mirando el anillo –Por favor, no hagas esto. Sabes que te quiero demasiado.
-Kara: Déjame salir, Lena.
-Lena: Kara....
-Kara: ¡Aparta de una maldita vez! – grité, intentando no llorar.
Lena se apartó, mirándome. Abrí la puerta y salí, cerrando de golpe. Volví a llamar al taxi y le di la dirección para que me recogiera. Iría a casa de Alex, ella lo entendería. Y también Sam.
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