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17- REENCUENTROS INCÓMODOS

KARA

28 de Octubre de 2019

Eran las cinco de la mañana y estaba en la cama, mirando al techo. No podía dormir. Ese día vendría toda la familia de Lena, la mía y mis amigos a comer. Íbamos a anunciar que nos habíamos casado y mi embarazo. Y estaba muy nerviosa. Cogí el móvil que estaba sobre la mesilla y miré de nuevo el mensaje que le había mandado a Eliza antes de acostarme, tras varias llamadas que no respondió.

"Mañana celebraremos una comida en casa de Lena. Tengo algo importante que deciros a todos. Me gustaría que vinieras. Te esperamos a las dos. Te mando la dirección."

Eliza no había contestado. Volví a dejar el teléfono en la mesilla, aguantando las ganas de llorar. La echaba de menos. Me senté en la cama y me volví para mirar a Lena, que dormía tranquilamente.

Me levanté y fui a la cocina, preparándome un vaso de leche y cogiendo un par de magdalenas. Me moría de hambre. Luego fui al salón y me tumbé en el sofá a ver la televisión mientras disfrutaba de mi desayuno.

La televisión me aburrió enseguida, así que me dediqué a dar vueltas por la casa, prestando atención a las cosas de Lena. Miré los libros de la estantería, viendo que le gustaba leer un poco de todo. Desde fantasía y ciencia ficción, hasta biografías y libros de física.

También me fijé en que las paredes estaban prácticamente vacías. A excepción de tres o cuatro fotografías de su familia.

Apenas había figuras o adornos en los muebles. A pesar de todo su dinero, Lena era una chica sencilla. Y esa, era una de las cosas que más me gustaban de ella.

En ese momento, recordé que tenía todas mis cosas en casa de Nia. Noté que Lena me abrazaba por detrás y me besaba en la mejilla.

-Lena: Buenos días... ¿Qué haces levantada tan pronto?

-Kara: No podía dormir... -Me di la vuelta, quedando frente a ella y la besé – Buenos días.

-Lena: ¿En qué pensabas?

-Kara: ¿Cómo sabes que pensaba en algo?

-Lena: Bueno, empiezo a conocer tus gestos y tu lenguaje corporal... ¿Estás bien?

-Kara: Sí, sólo estaba pensando que... Sólo tengo ropa aquí. Todas mis cosas siguen en casa de Nia. Y ahora que estamos casadas...

-Lena: Esta tarde les diremos a Winn y Nia que pasaremos a recoger todo esta semana.

-Kara: Gracias, amor...

-Lena: Tus cosas deben estar aquí... - Dijo.- Pero hay algo más que te preocupa.

-Kara: Estoy nerviosa por lo de hoy. ¿Y si no se lo toman bien?

-Lena: ¿Quién?

-Kara: Tu familia. Bueno, Alex y Sam y lo saben. Nia y Winn también. Y Eliza dudo que venga, así que...

-Lena: ¿No te ha contestado?

-Kara: No.

-Lena: Lo siento – dijo abrazándome – Por mi familia... Yo me encargo. Kara, cariño, no me importa si les gusta o no. Yo te quiero, contigo soy más feliz de lo que nunca he sido. Y pronto lo seré aún más – dijo acariciando mi vientre. –Si a mi familia no les gusta que estemos casadas y vayamos a tener dos bebés, que se jodan.

-Kara: No. Lena, no quiero que dejes de hablar con tu familia si....

-Lena: Ya te lo he dicho, Kara. Ahora tú y los bebés sois mi familia.

-Kara: Vale... Voy a darme una ducha – dije besando a Lena en los labios y alejándome.

-Lena: Bien... - dijo mirándome.

-Kara: ¿No vienes?

-Lena: ¿Quieres que vaya? – preguntó, medio sorprendida.

-Kara: Necesito un poco de ayuda...

-Lena: Entonces vamos.

Estuvimos más tiempo del deseado en la ducha. Pero, por suerte, teníamos tiempo de sobra para preparar la comida.

Habíamos comprado todo lo necesario cuando volvimos de Midvale.

Tardé algo más que Lena en arreglarme, ya que mi tripa me empezaba a impedir moverme con total libertad. Cuando bajé a la cocina, ella estaba con un pantalón deportivo, una sudadera, y el pelo recogido, y ya tenía todos los ingredientes preparados.

-Lena: ¿Quieres ayudarme?

-Kara: No sé... Con el hambre que tengo últimamente, creo que me comería todos los ingredientes antes de que pudieses preparar nada.

-Lena: Entonces descansa un rato mientras ves la televisión, o dibujas, o... algo.

-Kara: Creo que me quedaré aquí, mirándote cocinar.

-Lena: ¿Ah sí? ¿Por qué?

-Kara: Porque me gusta mirarte.

-Lena: Eres un encanto... - dijo besándome.

-Kara: Tú también. Por eso te quiero.

-Lena: Me encanta oírtelo decir.

-Kara: Me alegro, porque es verdad... - dije, cogiendo su mano y se acercase a mí. Rodeé su cuello con mis brazos y la besé, apartándome poco después y mirándola a los ojos – Te quiero.

-Lena: Kara, cariño... Si sigues así, acabaré llevándote a la cama y no dará tiempo a hacer la comida.

-Kara: Aguafiestas... - dije riéndome y dándole un golpecito en el hombro – Vamos, cocina, yo te miraré desde el sofá.

LENA

Después de preparar la comida, Kara y yo fuimos a prepararnos. Yo me puse unos vaqueros y una camisa y Kara optó por unos pantalones tipo deportivo y una camiseta. Teniendo en cuenta que no tenía demasiadas cosas aún aquí, era la mejor opción.

Decidimos que Kara se quedaría en la habitación para que mis padres no viesen lo que queríamos decirles antes de tiempo.

Faltaban diez minutos para las dos cuando el timbre sonó. Kara se levantó del sofá para ir al cuarto.

-Lena: Son tu hermana y Sam – dije, mirando por la mirilla y abriendo – Hola.

-Alex: Hola Lena... - dijo saludándome y entrando casi corriendo para abrazar a su hermana - ¡Kara! ¿Cómo estás? ¿Y cómo están mis sobrinas?

-Kara: Yo cansada. Y ellos o ellas, bien.

-Sam: ¿Aún no sabéis lo que van a ser? – preguntó, entrando tras saludarme.

-Lena: Aún falta tiempo para eso. Además, Kara no quiere saberlo. Lo que me recuerda... Kara, cariño, debemos buscarte un médico aquí.

-Kara: Sí, es verdad.

-Lena: Mañana a primera hora nos ocuparemos de eso...

-Kara: Bien – dijo. El timbre volvió a sonar y Kara se preparó de nuevo para ir al cuarto.

-Lena: Son Winn y Nia – dije abriendo tras comprobar quién era.

-Winn: ¡Eh! ¡Hola! ¡He traído vino! Sé que a Lena le gusta – dijo, entrando como un vendaval – Lo siento Kara, te habría traído cerveza, pero como no puedes... Te he traído un zumo de naranja – dijo, sacando la botella de la bolsa que traía – Lo he exprimido yo...

-Kara: Gracias, Winn... - dijo sonriéndole y abrazándole.

-Nia: Sí, pero luego me ha tocado a mí recogerlo todo. Hola Lena – Dijo abrazándome – Kara...

-Lena: Iros sentando. ¿Queréis tomar algo?

-Alex: ¿Tienes cerveza?

-Lena: Desde luego, Kara se encargó de que no me olvidase de ella. Dijo que sin cerveza, no te quedarías a comer.

-Alex: ¡Oye!

-Kara: ¿Habrías bebido agua, Alex?

-Alex: ¿Agua? Eso es para las ranas. ¿Me ves cara de rana acaso?

-Kara: Bueno... A veces se te ponen los ojos saltones y...

-Alex: Ya, pues a ti se te están poniendo saltonas otras cosas – dijo, señalando los pechos de Kara.

-Winn: Anda, es verdad, no me había fijado en... ¡AU! ¡NIA!

-Nia: Deja de mirar los pechos de Kara. No seas maleducado.

-Winn: A Kara no le importa, ¿verdad? Somos amigos, hay confianza.

-Kara: Sólo hay una persona en esta habitación con derecho a mirarlos. – dijo, sonriéndome.

-Lena: Así que ya sabéis. Si vuelvo a ver a alguien mirando los pechos de mi esposa, le arranco los ojos con un palillo.

-Winn: Ouch, eso debe doler... - dio, soltando la bolsa que traía

-Lena: ¿Quieres comprobarlo?

-Winn: ¡No! Mejor miraré al suelo... - dijo, agachando la cabeza.- El baño es por allí, ¿verdad? Voy a...

-Kara: Winn, será mejor que mires al frente si no quiere cho...

-Winn: ¡Au! ¿Qué es esto? Ah, la pared. Mierda... Sí, mejor miro donde tengo que mirar y... Ahora vuelvo.

Mientras Winn iba al baño, el timbre volvió a sonar.

-Kara: Ahora sí son tus padres.

-Lena: Sí – dije mirando y susurrando – Ve al cuarto.

-Alex: ¿Por qué tiene que irse al cuarto?

-Kara: Porque sus padres aún no saben nada y queremos darles la sorpresa.

-Alex: Ah, vale...

Kara se fue al cuarto y yo abrí.

-Lena: Mamá, papá, Lex... Pasad.

-Lillian: ¿Por qué has tardado tanto en abrir? – preguntó, mirando alrededor - ¿Y Kara? ¿Quién es toda esta gente?

-Lena: Kara vendrá enseguida. Ellas son Alex, la hermana de Kara. Sam, su novia. Nia, amiga de Kara... y ese que viene por ahí es Winn, el novio de Nia y amigo de Kara. –dije, mirando a todos – Ellos son mi padre, Lionel... Mi madre, Lillian y mi hermano, Lex.

-Lionel: ¿Y se puede saber a qué viene tanto misterio? ¿Qué es eso tan importante que nos tienes que decir?

-Lena: No tengo que decíroslo sólo yo...- dije – Voy a buscar a Kara. – Caminé hasta el cuarto y vi a Kara dando vueltas por la habitación – Eh, ¿estás bien?

-Kara: Nerviosa...

-Lena: Tranquila, cariño – dije cogiendo sus manos – Todo saldrá bien. Van a estar encantados.

-Kara: ¿Y si no lo están?

-Lena: ¿Vamos a volver a sacar ese tema ahora?

-Kara: Tienes razón, lo siento.

-Lena: Relájate – dije besándola. Luego solté una de sus manos – Entraremos juntas.

-Kara: Vale...

Caminamos hacia el salón. MI padre y mi hermano hablaban con Winn y Nia, mientras que mi madre lo hacía con Alex y Sam.

-Lena: Ya estamos aquí... - dije. Mi madre nos miró y se quedó callada de golpe, con la mirada fija en Kara. Más concretamente en su vientre.

-Lillian: Lena, cariño, ¿qué has hecho?

-Lex: Vaya... - dijo, mirando al mismo sitio que mi madre.

-Kara: Señora Luthor...

-Lillian: Lena, te enseñamos que debías tener cuidado, ¿no? – dijo ignorando a Kara.

-Lionel: Déjalas hablar, Lillian – dijo.

Suspiré, agarrando más fuerte la mano de Kara, que intentaba soltarse. Seguramente, para salir corriendo a la habitación y echarse a llorar, por lo que pude ver en sus ojos brillantes.

-Lena: Bueno... Mamá, papá, Lex... Como veis, Kara y yo vamos a ser madres.

-Lillian: Eso es evidente. ¿Pero cómo...?

-Alex: ¿De verdad tiene que preguntarlo, señora? – dijo – Verá, Lena y Kara...

-Sam: Alex, cielo, cállate. Deja que hablen ellas.

-Lena: Bueno, hace unos meses, en la fiesta de fin de curso, Kara y yo bebimos un poco. Debo decir que ambas éramos conscientes de lo que hacíamos, pero...

-Lex: Pero se os olvidó lo más importante. Usar un condón. – miró a nuestros padres – Y vosotros que pensabais que el que dejaría el mundo lleno de mini Luthors sería yo. Pues os habéis equivocado. Ahí tenéis a vuestro primer nieto.

-Kara: Nietos... O... Nietas... Son dos.

-Lillian: ¡¿Dos?! Lena hija...

-Lex: Joder, hermanita, qué puntería.

-Lillian: Un momento... - dijo mirando a Winn, Nia, Alex y Sam - ¿Ellos saben que tú...?

-Lena: Sí, lo saben. Y no dirán nada. No debéis preocuparos por eso.

-Lillian: Esto es...

-Lionel: ¿Estás segura de que son tuyos? Es decir, no quiero remover malos recuerdos, pero Kara fue...

-Lena: Sí. Hicimos unas pruebas de ADN y está confirmado. Son míos. Pero... Hay algo más que queremos deciros.

-Lillian: Dudo que pueda superar esto...

-Lena: Kara y yo nos casamos durante el viaje.

-Lex: ¡No me jodas, ¿estáis casadas?!

-Lena: Sí... - dije mostrándoles mi anillo y el de Kara, que se había quedado muda al parecer. – Kara, cariño... ¿pasa algo?

-Kara: No, es que... - dijo, mirando a mi madre – Creo que no les han gustado las noticias.

-Lena: Kara...

-Kara: Señora Luthor, Lena no ha hecho nada malo. Se ha preocupado por mí, y me ha ayudado mucho. Esto sólo ha sido algo que... ninguna esperábamos y... - dijo, empezando a llorar.

-Lillian: Kara, cielo... - dijo acariciando su mejilla y sonriéndola – Lo siento. No es que no nos haga felices saber que vamos a ser abuelos, es que... Sois tan jóvenes aún... Aunque me alegra ver que mi hija no huye de sus responsabilidades y hace las cosas como deben hacerse. Me alegro de que ahora formes parte de esta familia. Y si necesitáis ayuda con los bebés, o lo que sea, sólo tenéis que pedirlo.

-Kara: Entonces... ¿No me odian, y no están enfadados con Lena?

-Lillian: Claro que no.

Alex se acercó a abrazar a su hermana y en ese momento llamaron a la puerta.

-Lena: ¿Quién falta? – pregunté.

-Kara: Abro yo... - dijo acercándose a la puerta y abriendo – Eliza... ¿Qué, qué hacen ellos aquí?

-Eliza: Hola cariño....

Me acerqué rápidamente al ver que Kara había palidecido de golpe y parecía a punto de caerse al suelo.

-Lena: Kara, cariño, ¿qué...? – dije, quedándome helada al ver a Eliza acompañada por Maxwell y Mike.

-Maxwell: Hola Kara... - dijo empujando la puerta y entrando – Tu madre dijo que nos habías invitado a comer en tu nueva casa. Vaya, cuánto lujo...

-Kara: Yo no... Yo sólo... a... a ella... - dijo, empezando a temblar.

-Lena: Kara... ¡Alex!

Alex se acercó a nosotras, pero primero se dirigió a su madre.

-Alex: ¡¿Cómo te atreves a traerlos aquí?!

-Maxwell: Tu hermana nos invitó.

-Alex: ¡No, la invitó a ella, no a vosotros! ¡Largaos si no queréis que llame a la policía!

-Maxwell: Eh, tranquila... Sólo hemos venido a... - dijo, mirando a Kara.- ¿Qué es eso? Vaya, Eliza, cariño, mira eso. Parece que Mike y Kara van a hacernos abuelos.

-Eliza: ¿Cómo que...? Kara... - dijo mirándola –mírate, estás...

-Maxwell: Bueno, supongo que ahora Mike y ella tendrán que casarse, ¿no? – dijo, acercando su mano al vientre de Kara para tocarlo – Mi nieto no puede estar sin su pa...

-Lena: No la toques... - dije, apartando su mano con un golpe – Y vete olvidando de esa boda.

-Maxwell: ¿Olvidando? Es mi nieto el que...

-Lena: No, no lo es. No es tu nieto. Son MIS hijos.

-Maxwell: ¿Hijos? ¿hay más de uno? ¡Mike, hijo, eres un genio!

-Lena: Te he dicho que no son de Mike. Y, aunque lo fuesen, seguirían sin ser tus nietos.

-Maxwell: ¿Cómo?

-Lena: Los bebés son míos. Llevan mi sangre. Y Kara tampoco va a casarse con Mike, porque ya está casada conmigo.

-Eliza: ¿Cómo que está casada contigo? Kara, ¿es eso cierto?

-Maxwell: ¡¿Casada?! ¡¿Cómo has podido atreverte a...?!

-Kara: Yo... - dijo, temblando cada vez más, lo que empezaba a preocuparme. Además, de que no se había movido en todo ese rato y parecía incapaz de reaccionar.

-Lena: Kara... - dije, al ver que empezaba a respirar demasiado rápido – Kara, ¿qué te pasa?

-Kara: No puedo... respirar... No puedo..

-Lena: Alex...

-Alex: Déjame ver, Kara... - dijo examinándola – Parece un ataque de ansiedad. Llevémosla al cuarto.

-Maxwell: Nadie irá a ninguna parte hasta que ella – dijo señalándome y cogiéndome de la muñeca– me explique cómo se supone que es posible que los bebés sean suyos.

-Lena: Alex, llévala al cuarto – dije, enfrentando a Maxwell mientras Alex se llevaba a Kara. Nia y Sam iban con ellas- ¿Quieres saberlo, Maxwell? Porque resulta que tengo más huevos que tu hijo y tú juntos y, por lo que pude ver, también tengo una polla más grande que las vuestras. – dije, soltándome de su agarre.

-Lillian: ¡Lena!

-Maxwell: ¿Cómo que...?

-Lena: Ahora, si no te importa, mi esposa no se encuentra bien y necesita descansar.

-Maxwell: ¿Me estás diciendo que tienes...?

-Winn: Eh, ¿por qué no las dejas en paz y te largas de esta casa? No eres bienvenido. – dijo, poniéndose delante de mí – Lena, ve con Kara. Te necesita.

-Lena: Gracias Winn – dije, mientras veía cómo mi padre y Lex se unían a él.

Fui al cuarto y vi a Kara abrazada a Alex, mientras esta trataba de tranquilizarla.

-Alex: Kara, tranquila, respira... Piensa en lo bebés, esto no les hace ningún bien.

-Sam: No dejaremos que os haga daño, somos muchos contra él.

-Lena: Kara, cariño – dije, agachándome frente a ella – Tranquila, mi vida... Winn, Lex y mi padre se están encargando de él. Mírame...- dije, cogiendo su rostro entre mis manos. – Se van a marchar, ¿de acuerdo?

-Kara: ¿Cómo ha podido....? Eliza...

-Alex: Yo tampoco entiendo por qué los ha traído aquí. – dijo enfadada.

-Lena: Dejadme a solas con ella.

-Alex: ¿Estás segura?

-Lena: Sí... Por favor. Creo que con tanta gente aquí se está agobiando más.

-Alex: De acuerdo. Nia, Sam, vamos....

Cuando salieron, me senté al lado de Kara, abrazándola y acariciando su pelo.

-Lena: Ya está, cariño. Tranquila. Estoy contigo, ¿vale? No te harán nada. Ven, túmbate... - dije ayudándola y tumbándome con ella. Kara me daba la espalda, así que me limité a rodear su vientre con mi brazo y acariciarlo despacio. Noté que Kara ponía una de sus manos sobre la mía – Tranquila, eso es... Relájate... Date la vuelta... Kara, por favor. Mírame...

Kara se dio la vuelta y me miró, aún llorando.

-Kara: Lena...

-Lena: Sssshhh... No pasa nada – dije, apoyando la cabeza de Kara contra mi pecho – Intenta centrarte sólo en mi corazón y mi voz. No pienses en nada más. Cierra los ojos y concéntrate en mí... Eso es... Sabes que te quiero. Que os quiero... A los tres. – Sentí la mano de Kara sobre mi pecho y la cogí con suavidad, acariciándola con el pulgar – Eso es... respira tranquila... ¿Mejor?

-Kara: Sí... - susurró.

-Lena: Estoy contigo. Intenta dormir...

-Kara: No quiero dormir...

-Lena: Está bien... No duermas entonces – dije besando su frente.

Pasaron diez minutos en los que me centré tanto en Kara, que no noté que en salón seguían discutiendo. Miré a Kara, que al final se había quedado dormida. Pero no podría hacerlo durante mucho tiempo si seguían gritando así. Me moví con cuidado de no despertarla y me levanté, tapándola con una manta y besando su frente.

-Kara: Lena... - susurró, sin abrir los ojos.

-Lena: Enseguida vuelvo, cariño. Voy a pedirles que se vayan. – dije saliendo, furiosa. ¡¿Os importaría dejar de gritar?! Kara se ha dormido.

-Alex: ¿Está mejor?

-Lena: No. Pero al menos he conseguido que se duerma. – Miré a Maxwell y a Mike - ¿por qué siguen estas dos cucarachas en MI casa? Fuera, o llamo a la policía.

-Maxwell: Pienso hacer todo lo posible para anular ese matrimonio. Kara debe casarse con mi hijo.

-Lena: No, no debe.

-Maxwell: Y pediré una prueba de paternidad para demostrar que esos bebés son de Mike. O puede que incluso míos...

-Eliza: ¿Tuyos? – preguntó, mirándole.

-Lena: Adelante, pide esas pruebas. Puede que Mike y tú os llevéis una sorpresa.

En ese momento, algo en la puerta llamó mi atención. Me giré y vi a dos mujeres allí paradas, una rubia y otra morena.

-Mujer rubia: Perdonen, la puerta estaba abierta y... Buscamos a Kara Danvers. Vive aquí, ¿verdad?

-Lena: Depende. ¿Qué quieren de ella?

-Mujer rubia: ¿Tú eres Kara?

-Lena: No. Kara es mi esposa.

-Mujer rubia: Entonces tú eres... - dijo, mirando unos papeles que llevaba en una carpeta – Lena Luthor... ¿verdad?

-Lena: Sí.

-Mujer morena: ¿Lena Luthor? – dijo, mirándome de una manera extraña.

-Lena: Sí, he dicho que sí, soy yo.

En ese momento, la mujer morena empezó a mirar a toda la gente que había en el salón y se detuvo en mi padre, mirándole fijamente.

-Mujer morena: ¿Lionel?

-Lionel: No puede ser... ¿qué estás haciendo aquí?

-Lillian: ¿Quién es esta mujer, Lionel?

-Mujer morena: Soy...

-Lionel: No digas nada. Vamos a hablar fuera.

-Mujer morena: No, Lionel. Va siendo hora de que nuestra hija me conozca.

-Lillian: ¿Vuestra hija? ¿Cómo que vuestra...? Lionel, dijiste que estaba muerta.

-Lena: No entiendo nada. ¿Quién es usted? – pregunté a la mujer morena.

-Mujer morena: Me llamo Helena Cunningham. Y soy tu madre biológica.

-Lena: Mi... ¿Usted es mi...? – dije, mirándola. No podía creerlo. Llevaba meses buscándola sin éxito por toda Irlanda y ahora la tenía justo delante de mí, aquí, en National City – No puede ser... - Miré a mi padre - ¿Por qué me dijiste que estaba muerta, papá?

-Lionel: Lena, puedo explicártelo. Sólo intentaba protegerte.

-Lena: ¡¿De mi madre?!

-Mujer rubia: ¡BASTA! – Gritó, haciendo que nos callásemos de golpe – Siento interrumpir este... ¿reencuentro? Familiar. Pero necesito hablar con la señorita Danvers ahora mismo.

-Lena: ¿Y usted es?

-Mujer rubia: Me llamo Cat Grant. Soy la abogada de la familia Zor-el.

-Lena: ¿Zor-el? ¿Los padres biológicos de Kara?

-Cat: Así es.

-Lena: Ahora mismo no se encuentra bien y no puede atenderla.

-Cat: Es importante que hable con ella ahora. Sus padres le dejaron una importante herencia y tengo que informarla.

-Lena: ¿Ahora?

-Cat: Cuanto antes mejor.

-Eliza: ¿Una herencia? ¿Kara? – preguntó confusa.

-Cat: Señora Luthor, ¿podría ir a buscar a su esposa, por favor?

-Lena: Ya le he dicho que no se encuentra bien.

-Cat: Es importante que resolvamos esto hoy. Por favor.

-Lena: Está bien... - dije caminando a la habitación y moviendo a Kara con suavidad. – Kara, cariño... Siento despertarte. Pero ahí fuera hay una mujer que quiere hablar contigo.

-Kara: ¿Conmigo? – preguntó, aún adormilada.

-Lena: Es abogada de tus padres.

-Kara: ¿Eliza y Jeremiah?

-Lena: No – dije sentándome a su lado – Tus padres biológicos.

Kara se incorporó, confusa.

-Kara: ¿Qué quiere?

-Lena: No sé, ha dicho algo de una herencia y que quiere hacerlo hoy. ¿Estás bien?

-Kara: ¿Maxwell y Mike... se han ido?

-Lena: No. Siguen ahí. Pero tranquila, no te dejaremos sola, ¿Vale? Vamos... - dije levantándome y ayudándola a ella. Volvimos al salón cogidas de la mano. Sentí a Kara tensarse de nuevo al ver a Maxwell y a Mike.

-Eliza: Kara, ¿cómo estás?

-Kara: ¿Acaso te importa? – dijo, molesta.

-Cat: ¿Eres Kara? Hola, soy Cat Grant, abogada de tus padres, Marcus y Alura Zor-el.

-Kara: Mis padres...

-Cat: Necesito hablar contigo sobre sus testamento. Te dejaron una gran herencia y... - dijo, callándose al ver que nadie se había movido el salón - ¿Podemos hablar a solas?

-Kara: No. Quiero que se queden.

-Cat: Está bien. Helena, ¿tienes el testamento? ¡Helena! – gritó, al ver que la mujer estaba distraída, mirándome fijamente.

-Helena: Sí, perdón, aquí lo tienes, Cat.

-Cat: Supongo que estarás más cómoda sentada – dijo mirando a Kara y sonriéndola.

-Kara: Sí... - dijo sentándose en el sofá. Yo me senté a su izquierda y Alex a su derecha. Cada una la cogió de una mano, apoyándola y dándole fuerzas.

Winn, Nia, Sam, Lex y mis padres se quedaron de pie detrás de nosotros, mientras que Maxwell, Eliza y Mike se quedaron cerca de las abogadas. Al parecer, querían enterarse de todo. Vi que Eliza miraba mucho a la mujer.

-Eliza: Me resulta familiar... - dijo, mirando a Cat.

-Cat: Por supuesto, Eliza. Era amiga de Jeremiah. Fuimos juntos a la universidad y trabajamos para la misma firma de abogados. Sólo que él lo hacía en Midvale y yo aquí, en National City.

-Eliza: Ahora me acuerdo, sí. Ha pasado mucho tiempo.

-Kara: ¿Puede darse prisa, por favor?

-Cat: Claro...

-Winn: ¿Eso quiere decir que no vamos a comer?

-Nia: Cállate.

KARA

Estaba sentada en el salón, con Alex y Lena cogiendo mis manos y esa mujer rubia enfrente de mí, hablándome. Pero yo no podía dejar de mirar a Maxwell y Mike que estaban allí, de pie, escuchando con atención, igual que mi madre, que abrazaba a Maxwell.

-Cat: Kara, ¿me estás escuchando...? ¿Kara?

-Lena: Kara, cariño....

-Kara: ¿Qué? – dije, al sentir la mano de Lena en mi rostro.

-Lena: ¿Estás bien?

-Kara: Lo siento, yo... Me distraje. ¿Qué decía?

-Cat: Decía, que tus padres te dejaron una importante herencia tras su muerte.

-Kara: ¿Herencia..? Pero yo no sabía... Jeremiah y Eliza nunca me dijeron nada.

-Cat: Bueno... Verás, Kara. Tus padres dejaron claro que si a ellos les ocurría algo siendo tú menor de edad, no querían que se supiera que recibirías una herencia tan grande. Así, se aseguraban de que las posibles familias que quisieran adoptarte lo harían porque realmente te querían y no por el dinero. En el hospital me iban informando de tu estado y, cuando supe que ninguna familia quería llevarte con ellos porque les parecías demasiado mayor, hablé con Jeremiah. Sabía que él y su esposa querían adoptar a una niña para aumentar su familia, así que...

-Alex: Pero... Mis padres siempre han dicho que fui yo quien eligió a Kara.

-Cat: Bueno, eso sólo fue una maravillosa casualidad. Que te encariñases así de Kara sólo hizo las cosas más fáciles.

-Eliza: Jeremiah nunca me habló de ninguna herencia para Kara.

Miré a Eliza, aún molesta con ella.

-Cat: Bueno, él decidió mantenerlo en secreto y contárselo a Kara cuando llegase el momento. Bien al cumplir los veintiuno, o antes, si es que se casaba antes de esa edad, como ha ocurrido. Quería que Kara tuviera una vida o más normal posible, sin preocupaciones, sin presiones... Si sólo él sabía el secreto de Kara, se aseguraba de que nadie se acercaría a ella sólo por interés.

-Helena: Por desgracia, el señor Danvers murió antes de poder contarle nada a Kara. Pero por si acaso, pidió que Cat se encargase de todo hasta que llegase el momento de contárselo a Kara.

Miré a mi alrededor. Nia, Winn, Alex, Lena, Eliza.... Todos parecían sorprendidos ante el tema de la herencia. Todos, excepto una persona. Maxwell. Él estaba cruzado de brazos, escuchando, sin inmutarse.

-Kara: No pareces sorprendido, Maxwell.

-Maxwell: Pues lo estoy.

-Cat: ¿Lo está, señor Lord? Pues no debería. No cuando vino a nuestras oficinas tres veces para informarse sobre la herencia de la señorita Danvers, diciendo que ahora usted estaba casado con Eliza y que podría ocuparse de seguir manejando el tema de la herencia como había hecho Jeremiah.

-Eliza: ¿Lo sabías, Maxwell?

-Maxwell: Bueno, yo...

-Lena: ¿Cómo pudo enterarse Maxwell, si el señor Danvers no se lo dijo ni a su propia esposa?

-Cat: Eso nos gustaría saber.

-Maxwell: Bueno, yo... vi unos documentos al respecto en el escritorio de Jeremiah cuando ayudé a Eliza a recoger las cosas de su despacho tras su muerte. Pero no le di importancia. Pensé que su familia lo sabía.

-Lena: No tuve la suerte de conocer al señor Danvers, pero no creo que fuera tan estúpido como para dejar algo tan importante a la vista de cualquiera.

-Maxwell: ¿Insinúas que miento, niña?

-Lena: ¿Insinuar? No, nunca se me ocurriría hacer tal cosa. Lo afirmo.

-Kara: ¿Y... esa herencia... En qué consiste exactamente? – pregunté, intentando acabar con todo eso lo antes posible. Me dolía la cabeza y estaba cansada.

-Cat: Bien, veamos... Tienes tres propiedades en National City. Aparte de la casa de tus padres. Tienes también el cincuenta y uno por ciento de la revista Catco. Unos laboratorios médicos y tecnológicos y.... Una especie de... campamento situado en Midvale. Es un lugar bastante agradable con cabañas y un precioso lago.

-Lena: ¿Cabañas y un lago? Kara, el lugar donde me llevaste por mi cumpleaños, ¿Es tuyo?

-Kara: Yo... No... No lo sé. Eso parece...

-Cat: También tienes un edificio de oficinas en el centro, seis coches, y...

-Lena: Cariño, es mucho. – dijo Lena, mirándome.

-Cat: En cuanto al dinero... Tu familia es la segunda más rica de National City, justo por detrás de los Luthor. La diferencia es poca, pero...

-Kara: Ahora lo entiendo...

-Alex: ¿Qué entiendes, Kara?

-Kara: Por qué él insistía tanto en que debía casarme con Mike – dije, señalando a Maxwell – Quería controlarlo todo. Si Mike se casaba conmigo, podría tener control sobre todo. Y por extensión, Maxwell también recibiría algo, ¿verdad?

-Maxwell: No digas bobadas. Sabía que tenías una herencia. Pero pensaba que sería lo típico. Una casa cochambrosa, un par de miles de dólares y un montón de deudas.

-Kara: ¿Entonces por qué ese interés en casarme con Mike?

-Maxwell: Hacíais buena pareja.

-Kara: Fuera de mi casa.

-Maxwell: ¿Y si no?

-Kara: ¡Y si no...! – grité, levantándome, furiosa.

-Maxwell: ¿Vas a pegarme? Mírate, si estás temblando.

-Lena: Ella no, pero yo te sacaré de esta casa a patadas – dijo, levantándose y acercándose a él. – Fuera.

-Maxwell: Está bien, ya nos vamos... Eliza, cariño, vámonos.

Eliza me miró. No sabía descifrar su mirada en ese instante. Pero me estaba haciendo pedazos.

-Kara: Vete, Eliza – dije, con la voz temblorosa.

Cuando se fueron, me sentí algo más tranquila y volví a sentarme.

-Cat: ¿Hay algo que quieras preguntar?

-Kara: ¿Cuándo la recibiré?

-Cat: Sólo tienes que firmar estos papeles junto con tu esposa y trataré que sea lo más rápido posible. Aquí tienes las direcciones de todas las propiedades - dijo, poniendo una carpeta frente a mí – Y estas son las llaves de la casa de tus padres. El resto lo recibirás junto con el dinero.

-Kara: Gracias...

-Cat: Bien, tenemos que irnos. Si tienes alguna duda, mi tarjeta y la de Helena están en la carpeta. – dijo, levantándose. – Vamos, Helena.

-Helena: ¿Puedes esperarme abajo? Me gustaría terminar de aclarar unas cosas aquí con mi hija.

-Cat: No tardes. Sabes que tenemos que coger un vuelo en dos horas. – dijo mirando su reloj y saliendo – Buenas tardes.

Miré a Lena. Ahora era ella la que parecía tensa y nerviosa.

-Kara: Amor...

-Helena: Lena, hija, ¿estás bien?

-Lena: Yo... ¿Podemos hablar de esto en otro momento? Por favor. Kara no está bien y...

-Lionel: Claro hija, cuando quieras.

-Lena: Mañana. Aquí, a las cinco.

-Helena: No creo que sea posible. Cat y yo tenemos que coger un avión en dos horas para...

-Lena: Sea lo que sea, ¿es más importante que tu hija? – preguntó, casi llorando. – Después de todo, has tardado veinte años en venir a buscarme, en interesarte por mí. Si no estás aquí mañana las cinco, puedes ir olvidándote de mí por otros veinte años.

-Helena: Lena, hija. No es lo que piensas. Tú no lo sabes, pero durante estos veinte años he estado observándote, siguiendo tus pasos y... Yo no quise dejarte, cielo.

-Lena: No quiero hablar de eso ahora.

-Lionel: Ya la has oído, Helena. Déjala tranquila.

-Helena: No te atrevas a darme órdenes, Lionel. Ya no.

-Lillian: Vámonos. Y en casa me explicas por qué esta mujer sigue viva, cuando me juraste y perjuraste que había muerto. Hace dieciséis años.

-Helena: ¿Dieciséis?

-Lena: Me crié con una mujer, la que yo pensaba que era mi madre, hasta los cuatro años. Después, vine aquí con papá y su familia. Parece que no sólo me engañaste a mí, papá. Por favor, marcharos.....

-Lillian: Sí, vamos..

Helena, Lillian y Lionel se marcharon y Lex se acercó a Lena.

-Lex: ¿Estás bien?

-Lena: Sí – dijo.

-Lex: Te llamaré mañana. Adiós, Kara.

-Kara: Adiós, Lex – dije medio sonriéndole.

-Winn: Entonces... ¿Eres millonaria, Kara?

-Nia: Winn... - dijo dándole un codazo y acercándose a nosotras – Nosotros también nos vamos. Las dos tenéis mucho que asimilar y tú necesitas descansar, Kara. Te llamo mañana, ¿vale?

-Kara: Sí...

-Winn: Pero no hemos comido...

-Nia: Deja de protestar. Ahora comemos en cualquier sitio. ¿Pizza?

-Winn: ¿A esta hora? –dijo, mirando a Nia que le echó una mirada asesina – Que sea de cuatro quesos y anchoas.... Adiós, chicas.

En casa sólo estábamos Lena, Alex, Sam y yo.

-Alex: ¿Estáis bien? ¿Necesitáis que nos quedemos?

-Kara: Estamos bien. Sólo me duele un poco la cabeza y estoy cansada. Necesito dormir.

-Alex: ¿Segura? – preguntó acariciando mi vientre – Si notas algo raro, o te encuentras mal...

-Kara: Te llamaré, lo prometo – dije abrazándola.

-Alex: Sin perder ni un solo segundo. – dijo, abrazándome con fuerza – Ya sabes que vendré rápida como...


-Kara: ... Un cohete... Sí, lo sé – dije riéndome.

-Sam: Bien. Adiós, chicas.

Cuando se fueron y Lena y yo nos quedamos solas, la miré.

-Kara: ¿Lo sabías? – pregunté, cruzándome de brazos.

-Lena: ¿El qué?

-Kara: Que Maxwell y Mike estaban libres. ¡¿Tú lo sabías? ¿Lo sabíais todos?! Porque me ha dado la impresión de que la única sorprendida por eso era yo.

-Lena: Sí, lo sabíamos.

-Kara: ¡¿Y no me lo dijiste?!

-Lena: No quería que te preocuparas, que te pusieras como estás ahora mismo. Cariño, lo hice por protegerte.

-Kara: ¡Deberías habérmelo dicho! Dios, he... He podido cruzarme con ellos en cualquier momento, en cualquier lugar y...

-Lena: Kara, cariño... - dijo acercándose a mí.

-Kara: No me toques... Estoy enfadada, Lena. No debiste ocultarme algo así.

-Lena: Pero....

-Kara: Estoy agotada, voy a acostarme un rato.

-Lena: ¿Quieres que vaya contigo?

-Kara: No. Quiero estar sola un rato.

-Lena: Está bien...

Me fui a la cama y me tumbé, cerrando los ojos. Cuando volví a abrirlos, habían pasado un par de horas. Me giré para abrazar a Lena, acostumbrada a tenerla siempre cerca.

-Kara: Lena, amor... - dije, viendo que no estaba. Recordé que le había pedido que me dejase sola. Me levanté y fui al salón para aclarar las cosas con ella. La vi sentada en el sofá. Hacía unos ruidos extraños. Cuando me acerqué algo más, pude ver que estaba llorando. –Lena, amor... ¿Estás bien? – pregunté, acercándome a ella.

-Lena: Kara... ¿Qué tal tu cabeza? – preguntó, secándose las lágrimas.

-Kara: Mejor. Eh, ven aquí... - dije sentándome a su lado y abrazándola – Lo siento... Siento haberme puesto así.

-Lena: Sólo quería protegerte.

-Kara: Lo sé... Perdóname, ¿sí? Estaba muy nerviosa, ha sido demasiado para asimilar de una sola vez. Aún tengo que asimilarlo todo, de echo... - dije, poniendo su cabeza entre mi cuello y mi hombro y acariciando su brazo – No quería hacerte llorar, amor...

-Lena: No lloro por eso... - dijo.

-Kara: ¿Entonces?

-Lena: Por mi madre, mi padre... No entiendo nada. Después de varios meses buscándola, ahora aparece así, de la nada, en nuestra casa y... Al parecer, resulta que ha estado todo este tiempo en National City y no ha intentado acercarse a mí ni una sola vez...

-Kara: Seguramente haya una explicación para eso.

-Lena: Eso espero...

-Kara: ¿Quieres un té...?

-Lena: Sí. Pero ya lo preparo yo. Tú quédate ahí. Todavía tienes mala cara – dijo besándome - ¿Quieres uno?

-Kara: Claro...

Cuando Lena volvió a mi lado, la abracé de nuevo.

-Lena: ¿No estás enfadada?

-Kara: No. ¿Y tú, estás bien?

-Lena: No.

-Kara: Me gustaría estar contigo mañana. No quiero dejarte sola, Lena.

-Lena: Tú ya tienes demasiado encima, Kara.

-Kara: Eh... Tú has estado conmigo en todo momento. Para lobueno, y sobre todo, para lo malo. Déjame hacer lo mismo por ti esta vez. Por favor.

-Lena: Está bien. Con una condición.

-Kara: ¿Cuál?

-Lena: Te buscaremos un médico por la mañana y si él o ella decide que estás en condiciones de...

-Kara: Lena. No voy a negociar con esto. No voy a dejarte sola en un momento tan difícil, amor. No intervendré, no me meteré en la conversación si es lo que quieres. Pero estaré a tu lado. ¿Está claro?

-Lena: Gracias...

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