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15-DESENTERRANDO EL PASADO

LENA

22 de Octubre de 2019

Me levanté temprano y miré a Kara. Seguía durmiendo, así que decidí dejarla descansar. El día anterior había sido agotador para ella emocionalmente, después de la visita al cementerio. Encendí el móvil y vi que tenía una llamada del registro. Salí de la habitación y llamé para ver qué pasaba. Al parecer, necesitaban unos papeles que olvidé llevar. Desayuné, me vestí y dejé una nota para Kara diciéndole que iba al registro. Y de paso, aprovecharía para comprar algunas cosas que necesitábamos.

Cuando volví, vi a Kara metiendo algo de ropa en una maleta.

-Lena: ¿Kara, qué haces?

-Kara: Lena... Creí que tardarías más en llegar.

-Lena: ¿Vas a algún sitio?

-Kara: Eh... Bueno, en realidad, vamos.

-Lena: ¿Quiénes?

-Kara: Tú y yo.

-Lena: ¿Y dónde vamos?

-Kara: Es una sorpresa, pero no saldremos hasta mañana al mediodía. O al menos ese era el plan. – dijo, sentándose en la cama – Supongo que podríamos salir antes ahora que me has medio descubierto.

-Lena: Lo siento, no sabía que estabas preparando una sorpresa – dije, sentándome a su lado.

-Kara: No importa. ¿Ya llevaste los papeles, está todo bien?

-Lena: Sí, todo en orden. ¿Tienes hambre?

-Kara: Sí...

-Lena: Iré a preparar algo de comer.

-Kara: Bien, yo llamaré a mi hermana.

Kara apareció en la cocina poco después, mientras yo terminaba de preparar algo para comer.

-Lena: ¿Todo bien?

-Kara: sí... Dios, qué bien huele.

-Lena: ¿Entonces nos vamos de vacaciones?

-Kara: No son vacaciones... Es por tu cumpleaños.

-Lena: Kara...

-Kara: Es una tontería, no te preocupes.

-Lena: ¿Iremos en avión?

-Kara: En coche. Nos llevará Alex.

-Lena: ¿Tu hermana? Yo puedo conducir.

-Kara: Sí, pero si te digo dónde vamos ya no será una sorpresa.

-Lena: Está bien – dije, dejando dos platos de comida sobre la mesa y mirándola - ¿estás bien?

-Kara: Me duele la espalda...

-Lena: Vamos mejor al sofá, estarás más cómoda.

-Kara: Sí... - dijo caminando hacia el sofá.

-Lena: Espera... – dije colocando algunos cojines y ayudándola a sentarse - ¿Mejor?

-Kara: Sí, gracias... - dijo besándome.

Fui a por los platos y volví con ellos, dejándolos sobre la mesa. Kara se miraba el vientre, en silencio.

-Lena: ¿Qué pasa?

-Kara: Creo que se mueven...

-Lena: ¿En serio? – dije sonriendo - ¿Puedo?

-Kara: Sí... - dijo cogiendo mi mano y dejándola sobre su vientre – Ahí...

-Lena: No noto nada.

-Kara: ¿No? Puede que me lo esté imaginando.

-Lena: O que sea pronto para que los demás puedan notarlo...

-Kara: Sí, puede ser... - dijo mirándome. Parecía decepcionada.

-Lena: Kara...

-Kara: Quería que lo notaras...

-Lena: Ya pasará, cariño. – dije, justo cuando el estómago de Kara empezó a rugir – Anda, come... - dije riéndome.

Pasamos el resto de la tarde viendo una película, revisando las fotos que queríamos imprimir en el ordenador...

-Kara: Voy al baño...

-Lena: Vale... - dije. Al ver que tardaba fui a buscarla y la vi mirando una de las habitaciones vacías - ¿Kara?

-Kara: Van a necesitar una habitación.

-Lena: ¿Qué?

-Kara: Los bebés... Necesitarán un cuarto.

-Lena: ¿Este te gusta? – dije, abrazándola por detrás.

-Kara: No lo sé...

-Lena: Está al lado del nuestro, es una buena opción.

-Kara: Sí...

-Lena: Empezaremos a decorarla cuando sepamos lo que van a ser.

-Kara: No quiero saberlo.

-Lena: ¿No quieres?

-Kara: No.

-Lena: Kara, cariño... – dije, haciendo que se volviera y me mirase – Sé que aún te cuesta aceptar todo esto, que aún te duele, pero...

-Kara: ¿Tú quieres saberlo?

-Lena: Sí, claro...

-Kara: Quiero que sea una sorpresa.

-Lena: ¿Eso es lo que quieres?

-Kara: Sí... Quiero elegir nombres de niño y de niña y... Discutir contigo porque los que te gustan a ti no me gustan a mí, y al revés. Comprarles cosas que no tengan que ser azules, o rosas.

-Lena: ¿Quieres discutir conmigo por sus nombres? – pregunté, alzando una ceja.

-Kara: Es lo que suelen hacer las parejas, ¿no? Quiero que todo sea normal, Lena.

-Lena: Pues si eso es lo que quieres, así será. – dije acariciando su mejilla.

-Kara: Gracias... - dijo mirando de nuevo el cuarto – Empezaremos a decorarla cuando volvamos.

-Lena: Me parece bien.

-Kara: Aunque la casa se quedará pequeña cuando empiecen a crecer.

-Lena: Ya tendremos tiempo de pensar en eso...

-Kara: Sí... - dijo girándose de nuevo hacia mí y besándome. Luego cogió mi rostro entre sus manos y me miró fijamente a los ojos - ¿Qué has hecho conmigo?

-Lena: ¿Qué he hecho?

-Kara: Me has hecho adicta a tus besos y a tus brazos... Puedo asegurarte que no hay sitio en el que me sienta más segura que entre tus brazos, Lena.

-Lena: Me alegra escuchar eso...

Tras varios besos más, volvimos al salón y empezamos a imprimir las fotografías.

-Kara: Habrá que comprar marcos para colgarlas.

-Lena: ¿Quieres colgarlas? – pregunté, mirándola , con la cabeza apoyada en mi mano.

-Kara: Por supuesto. Aunque... Es tu casa, si tú no quieres...

-Lena: No es mi casa, Kara. Es nuestra casa. Y claro que quiero. Puedes hacer todos los cambios que quieras. Poner o quitar cosas, pintarlo de otro color, cambiar los muebles... Quiero que te sientas cómoda aquí.

-Kara: Ya estoy cómoda aquí. Estás tú. Y eso es todo lo que necesito. – dijo, acurrucándose entre mis brazos .

-Lena: Te quiero... - dije besándola en la cabeza y mirándola. No sabía qué pasaba, pero Kara había cambiado tanto en un solo día...

Esa noche, nos fuimos temprano a dormir. Kara dijo que Alex vendría a buscarnos sobre las nueve de la mañana.

23 de Octubre de 2019

Esa mañana Alex llegó puntual. Nos ayudó a bajar las maletas y subimos al coche de Kara.

-Lena: ¿De verdad nos vas a llevar tú?

-Alex: Sí. Kara estará incómoda para conducir y perdería toda la gracia si te dice dónde vais, así que... Luego tú podrás conducir cuando volváis.

-Kara: ¿Y cómo piensas volver?

-Alex: Sam me recogerá después de comer. Espero que no os importe que me quede con vosotras hasta entonces.

-Lena: Claro que no. ¿Quieres ir delante con ella? – pregunté.

-Kara: No. Iré atrás contigo para asegurarme de que no haces trampas.

-Lena: ¿Trampas?

-Kara: Lo siento, pero debes llevar los ojos tapados todo el camino.

-Lena: ¿Y cuánto tiempo es eso, exactamente?

-Alex: Unas dos horas.

-Lena: Está bien... - dije mientras subíamos ala parte de atrás y Kara me vendaba los ojos.

-Kara: Te va a encantar... - dijo besándome.

-Lena: Hummm... Ya me encanta y ni siquiera hemos arrancado.

-Alex: Dejad eso para cuando estéis solas, ¿vale? – dijo riéndose.

El viaje fue tranquilo. Kara y Alex iban hablando y cantando y no había forma de engañar a Kara para poder quitarme esa maldita venda de los ojos.

Cuando el coche se detuvo, suspiré.

-Lena: ¿Hemos llegado?

-Alex: Pues...

-Kara: Aún no. Alex tiene que comprar una cosa. –dijo – Compra también uno para Lena.

-Alex: No tardo...

Escuché la puerta del coche abrirse y luego cerrarse. Luego escuché la puerta de nuevo y me pareció que Kara cogía algo. Cuando Alex volvió a subirse al coche, arrancó.

-Lena: ¿Son flores? – pregunté, cuando noté algo rozándome en la cara.

-Kara: Sí, lo son...

Volvimos a detenernos una media hora después. Escuché la puerta de mi lado abrirse y Kara cogió mi mano. No podía verla, pero reconocería su toque entre el de millones de personas.

-Lena: ¿Puedo quitarme esto?

-Alex: Sí, espera, te ayudo... - dijo, quitándome la venda.

-Lena: Un cementerio... ¿Es que quieres hacerme un tour macabro por los cementerios de Estados Unidos, cariño? – bromeé.

-Kara: No. Quiero "presentarte" a alguien... - dijo, mientras Alex se alejaba con un ramo de flores en la mano. Kara tenía otro, y me tendió otro a mí – Toma, cógelo y ven conmigo.

Cogió mi mano de nuevo y tiró de mí mientras caminábamos. Nos detuvimos a unos metros de una tumba llena de flores secas. Alex estaba agachada frente a ella. No necesitaba mirar el nombre para saber quién era. Jeremiah Danvers.

-Lena: El padre de Alex. Tu padre adoptivo. Estamos en Midvale.

-Kara: Sí... - dijo Kara- Dejémosla un momento a solas...

-Lena: Claro... - dije, mientras la mirábamos.

-Kara: Ya... - dijo, cuando vio que Alex se levantaba. Kara se acercó a ella y la abrazó con fuerza, secando las lágrimas de su hermana - ¿Estás bien?

-Alex: Sí... Siempre veníamos en su cumpleaños. No puedo creer que este año no lo hayamos hecho porque estaba de viaje por ahí.

-Kara: Estabas divirtiéndote con tu novia, Alex. Te lo mereces. Y seguro que Jeremiah está feliz de que tú también lo estuvieras.-Kara se volvió hacia mí – Bueno, Lena, "él" es Jeremiah. Mi segundo padre. Una de las personas más buenas que he conocido. – dijo, mientras dejaba las flores al lado de las de Alex.

-Lena: Yo... No sé qué decir – admití, confusa. Era como si Kara quisiera que yo lo conociera todo sobre su vida. Y no es que no me gustase la idea, es que sabía que estas cosas la estaban haciendo sufrir. Pero ella quería compartirlo conmigo. Me agaché y dejé mi ramo junto al de Kara. Entonces vi que Alex empezaba a reírse.

-Kara: ¿Qué es tan gracioso?

-Alex: Nada...

-Kara: ¿Y por qué te ríes?

-Alex: Es que... me estaba acordando de lo que papá le decía siempre a mamá.

-Kara: ¿El qué?

Alex me miró.

-Alex: Kara era un poco revoltosa de niña. – Empezó a decir- Mi padre siempre le decía a mi madre que no entendía cómo alguien tan responsable como yo, había podido elegir a un terremoto como Kara como hermana.

-Lena: ¿Por qué decía eso?

-Alex: Te lo he dicho. Kara era un poco... Siempre acababa metida en algún lío. Aunque no quisiera, pero ella se las apañaba para acabar siempre metida en alguno.

-Kara: No era para tanto.

-Alex: ¿Ah no? – volvió a mirarme – Un día, Kara se enteró de que un circo venía a Midvale. Ella quería ver los elefantes, pero mis padres no querían llevarnos. Decían que los animales no deberían estar encerrados en jaulas para divertir a las personas.

-Kara: Y con eso Alex quiere decir que tampoco nos llevaron nunca al zoo.

-Alex: Exacto. Aunque yo fui a uno una vez. Y comprendí que mis padres tenían razón. Pero bueno. A lo que iba. Kara consiguió escaparse y llegar hasta donde habían instalado el circo.

La buscamos durante horas. Todo Midvale lo hizo. Hasta que mi madre y yo la encontramos intentando colarse por los barrotes de la jaula de los elefantes. Luego supimos que antes había intentado romper el candado a pedradas.

-Kara: Y ahí acaba mi aventura en el circo, vámonos ya.

-Lena: Espera, no creo que acabase ahí. Quiero oír el final.

-Kara: No, no quieres...

-Lena: Sí que quiero...

-Alex: ¿Sigo?

-Kara: ¡NO!

-Lena: ¡SÍ!

-Alex: Sigo. Mientras intentaba colarse en la jaula, Kara le estaba pidiendo por favor al... señor elefante... Si sería tan amable de poner un huevo para poder llevárselo a Eliza y que pudiese hacer mucha mayonesa.

-Kara: ¡Alex!

-Alex: ¿Qué? Es divertido...

-Kara: En mi defensa diré que sólo tenía seis años.

Empecé a reírme al imaginar a una Kara de seis años intentando colarse en la jaula de un elefante para robarle un huevo. Pero me detuve al ver a Kara cruzada de brazos, con cara de pocos amigos. De pronto, el gesto de enfado empezó a transformarse en un puchero.

-Alex: Oh, no... ¿vas a llorar, Kara, en serio? – dijo, intentando abrazarla.

-Kara: Vete a la mierda.... – dijo apartándola de un empujón y alejándose.

-Alex: ¡Kara!

-Lena: Parece que está un poco sensible hoy.

-Alex: Sí, esos bebés le están volviendo locas las hormonas.

-Lena: Hablaré con ella... - dije acercándome – Kara...

-Kara: ¿Vienes a seguir riéndote de mí? Porque si es eso, puedes irte.

-Lena: No me río de ti, cariño. Me río contigo. Es distinto. Ven... - dije abrazándola.

Kara se acurrucó entre mis brazos, llorando.

-Kara: Me he pasado con Alex, ¿verdad?

-Lena: Un poco. Pero no está enfadada, tranquila. Estudia medicina, Kara, sabe que estos cambios de humor en tu estado es algo normal.

-Kara: ¿Seguro que no se ha enfadado?

-Lena: Seguro. Ven, vamos con ella... - dije, mientras caminábamos. Yo no la solté y ella no se apartó.

-Kara: Lo siento... - dijo cuando llegamos al lado de Alex.

-Alex: Ven aquí, pequeña idiota.... – dijo abrazándola.

-Kara: Hacía mucho que no me llamabas así... - dijo llorando de nuevo.

-Alex: Cierto. Desde que cumpliste los catorce, creo.

-Kara: Sí. – dijo riéndose – No has terminado la historia...

-Alex: ¿Quieres que la acabe?

-Kara: Sí, no la dejes con la intriga.

-Lena: Por favor, Alex...

-Alex: Está bien. ¿Por dónde iba? Ah, sí... No había manera de convencer a Kara de volver a casa. Ella quería esperar a que el elefante pusiera un huevo. Así que el dueño del circo tuvo una idea. Cerca había una granja de avestruces, así que fue allí y le compró un huevo al dueño para dárselo a Kara.

-Lena: ¿Y eso la convenció?

-Alex: En parte. Pudimos irnos a casa, pero Kara pasó todo el rato mirando el huevo y diciendo que pensaba que serían más grandes.

-Lena: Kara, cariño...

-Kara: Repito, tenía SEIS AÑOS.

-Lena: Cómo me habría gustado ver eso.

-Alex: Puedes... Está todo grabado en video. Lo buscaré, mi madre debe tenerlo en National City.

-Kara: ¡¿Qué? ¡NO!

-Alex: Oh, sí...

-Kara: Vamos a casa... Quiero enseñársela a Lena antes de ir a comer.

-Alex: Claro...

Volvimos a montarnos en el coche y poco después, nos detuvimos frente a una preciosa casa.

-Lena: ¿Vivíais aquí?

-Kara: Sí. Es bonita, ¿verdad?

-Lena: Preciosa...

-Kara: Vamos dentro. Alex, ¿tienes las llaves?

-Alex: Sí, toma... - dijo dándole las llaves a Kara. Ella las cogió y tiró de mí hacia la casa. -¡No os preocupéis, ya llevo yo las maletas!

-Lena: ¡Lo siento, Alex! – dije. Kara parecía realmente impaciente por entrar en la casa.

KARA

Llevé a Lena hasta el salón y miré a mi alrededor.

-Kara: Bueno, este es el salón... - dije mientras Lena se movía, mirando las fotografías que había por allí.

-Lena: Qué angelito más mono... - dijo.

-Kara: Sí. Alex estaba adorable en esa foto. Es de la función de navidad del colegio... - dije, cogiendo un viejo libro que había sobre la mesa.

-Lena: ¿Alex era rubia de pequeña?

-Kara: ¿Qué...? – dije volviéndome y acercándome, tras dejar de nuevo el libro sobre la mesa. - Esa no es Alex, soy yo. Y no... ¡No era un ángel, era un demonio! ¡¿No ves los cuernos y la cola puntiaguda?! – grité, señalándolos - ¡¿Por qué nadie ve los cuernos y la cola puntiaguda!?

-Lena: Será que esa carita de ángel les distrae de todo lo demás – dijo besándome.

Alex entraba en ese momento con las maletas y miró la foto que estábamos observando.

-Alex: Un demonio encantador, ¿Verdad?

-Kara: Tarde, Alex.

Alex miró a Lena.

-Alex: No... ¿También pensaste que era un ángel? Kara odia que pase eso.

-Kara: ¡Claro que lo odio! ¡Era Halloween! ¡¿Qué narices pinta un ángel en Halloween, eh?! ¡Además, lo pone ahí, en esa decoración del fondo, HA-LLO-WEEN!

-Alex: Calma, diablita....

-Lena: Y supongo que tú eres esta que sale aquí disfrazada de vampira mordiendo el cuello de Kara.

-Alex: la misma.

-Lena: Tu cara de terror parece auténtica, cariño – dijo mirándome.

-Kara: Era auténtica, Alex me mordió de verdad.

-Alex: Eran dientes de plástico.

-Kara: Pero mordiste con ganas...

-Alex: Exagerada.

-Kara: ¿Exagerada? ¡Tuve la marca de esos dientes una semana entera!

De pronto escuché a Lena reírse y la miré.

-Lena: Vosotras dos debíais volver locas a vuestros padres, ¿no?

-Kara: Yo era una niña buena y tímida... Hasta que Alex empezó a enseñarme cosas.

-Alex: Y la alumna superó a la maestra...

Lena siguió mirando las fotografías hasta que se detuvo nuevamente.

-Lena: ¿Y esta?

-Kara: Esa es la primera foto que me hice con los Danvers. El primer día que me trajeron aquí.

-Lena: ¿Ibas a llorar?

-Alex: Oh sí, iba a hacerlo. Las tres primeras semanas lloraba por todo. Si vuestros bebés hacen ese gesto, corre. Llorarán durante horas.

-Lena: Si nuestros bebés hacen ese gesto, creo que me los comería a besos. Es adorable...

-Alex: Ya veremos si dices lo mismo en unos meses...

-Kara: ¡Eh! No te pases.

-Alex: Sólo digo la verdad... - bromeó.

-Lena: Cariño, sería genial si se parecieran a ti. Incluso en eso – dijo abrazándome por detrás.

-Kara: Ven, te enseñaré el resto de la casa – dije cogiendo su mano y llevándola primero a la cocina y a toda la parte de abajo. Luego, subimos hacia las habitaciones – Esta es mi habitación. Bueno, y la de Alex.

-Lena: ¿Compartíais cuarto?

-Kara: Sí, no había mucho donde elegir. Era compartir cuarto, o una tienda de campaña fuera.

-Lena: No te imagino en una tienda de campaña.

-Alex: Pues más de una noche dormimos ahí, ¿verdad?

-Kara: Jeremiah nos compró una totalmente transparente. Así podíamos ver las estrellas.

-Alex: A Kara le encantaba eso.

-Lena: ¿Mirar las estrellas?

-Kara: Sí. Imaginaba que mis padres eran las más brillantes. Pero creo que Jeremiah compró esa tienda pensando en cuando creciéramos más y empezásemos a salir con chicos. Así podría ver todo lo que pasaba ahí dentro.

-Alex: Yo también lo creo.

Entramos al cuarto y llevé a Lena hasta mi lado.

-Kara: Hace mucho que nos venimos por aquí, está todo como cuando nos fuimos. Eliza es la que más suele venir a pasar aquí algunas temporadas.

Vi que Lena se acercaba a la pared, donde había algunos dibujos que hice de pequeña.

-Lena: ¿Son tuyos?

-Kara: Sí...

-Lena: ¿Qué es eso, un ogro?

-Kara: Es... Alex enfadada.

-Lena: Ahora que lo dices, sí que se parece, sí.

-Alex: A Kara le encantaba hacer dibujos para molestarme.

-Lena: Se te daba bien...

-Alex: Y se le sigue dando bien. ¿No te ha enseñado ninguno de sus dibujos?

-Lena: No... ¿Sigues dibujando? – preguntó, mirándome.

-Kara: A veces.

-Alex: ¿A veces? Tiene carpetas llenas de dibujos. Deberías pedirle que te los enseñe cuando volváis.

-Lena: Nunca te he visto dibujando.

-Kara: No he vuelto a hacerlo desde que Maxwell... - dije, quedándome callada.

-Lena: Kara... Eh, ven... - dijo abrazándome – No dejes que lo que hizo ese desgraciado te impida hacer lo que te gusta.

-Kara: Es que... No me siento con ánimos para...

-Alex: Ya los tendrás... - dijo, mirando en su armario – esto necesita una buena limpieza.

-Kara: Sí, no hemos tocado nada desde que nos fuimos.

-Lena: ¿Es la primera vez que volvéis aquí desde que os mudasteis a National City?

-Alex: No. Solemos venir a pasar algún que otro fin de semana. Pero normalmente llegamos, dejamos nuestras cosas y vamos al pueblo, al bosque... Sólo venimos a casa a dormir.

Lena miraba todo, curiosa. Los dibujos, los posters colgados de la pared, los libros....

-Kara: Vamos al sótano...

-Alex: ¡A buscar tesoros! – dijo emocionada. Miró a Lena, que parecía confusa – A Kara y a mí nos gustaba ir a cotillear en el sótano. Hay un montón de cosas viejas ahí guardadas – dijo mientras bajábamos.

-Kara: Y no tan viejas... - dije al encender la luz.- Parece que Eliza ha ido bajando más cosas aquí las veces que ha venido.

-Alex: Sí... - dijo acercándose a un montón de cajas.

-Lena: ¿Estás bien, Kara?

-Kara: Sí, es que... Aquí pasé la época más feliz de mi vida. Pero, venir aquí sin Eliza se me hace... raro.

Lena cogió mi mano y acarició mi mejilla.

-Alex: ¡Eh, Kara, mira, el señor tortuga! – dijo, sacando un viejo peluche de una de las cajas y tirándomelo.

-Kara: Vaya... Creí que lo había perdido – dije, mirándolo.

-Lena: Está hecho polvo....

Al pobre peluche le faltaba un ojo, una pata y le faltaba casi la mitad del relleno.

-Kara: Creí que lo había perdido... ¿Lo escondiste tú, Alex?

-Alex: No... Oye, puede que alguna vez te fastidiara, pero sabía lo importante que era ese peluche para ti. Nunca te habría hecho eso.

-Kara: ¿Puedo llevármelo?

-Alex: Es tuyo, claro que puedes...

Me quedé mirándolo y lo abracé con fuerza, dejando salir algunas lágrimas.

-Kara: Me lo regalaron mis padres... - dije, al ver que Lena me miraba, preocupada. – Creo que me lo compró mi padre el día que nací y nunca me separaba de él. Después del accidente, en el hospital, era lo único que me ayudaba a dormir un poco. A los seis años creí que lo había perdido... - me acerqué a la caja, para ver si había algo más. Pude ver mi nombre escrito en uno de los lados y, al mirar dentro, vi algunas cosas de cuando era pequeña. Supongo que pertenencias recuperadas del accidente que les entregaron a Eliza y Jeremiah. No había mucho. Una vieja manta, una muñeca, un libro para pintar y una pequeña mochila. Cosas que yo solía llevar cada vez que mis padres y yo íbamos a algún sitio.

Volví a llorar, apoyándome en la caja.

-Lena: Kara... Cariño... Ven, volvamos arriba.

Volvimos a subir y fuimos a la cocina. Lena me ayudó a sentarme en una silla y Alex me dio un poco de agua.

-Alex: La cuidadora ha estado aquí, ha dejado comida para un par de días.

-Kara: No necesitaremos más...

-Alex: ¿Estás bien?

-Kara: Sí... - dije, mientras mi estómago rugía.

-Lena: Parece que alguien tiene hambre... - dijo sonriéndome.

-Alex: Iremos a comer al pueblo... ¿O prefieres comer aquí?

-Kara: No, el pueblo está bien...

Subimos al coche y fuimos al pueblo, a un pequeño restaurante al que solíamos ir siempre. Comimos tranquilamente, recordando momentos de nuestra infancia allí, mientras Lena nos escuchaba con atención. Cuando Sam llegó para recoger a Alex, se tomó un café con nosotras y luego se fueron. Lena y yo nos quedamos solas.

-Lena: Este sitio es increíble.- dijo, mientras dábamos un paseo por el pueblo.

-Kara: Sí... Mañana te llevaré a un sitio aún mejor.

-Lena: ¿Estás cansada, quieres ir a casa?

-Kara: Sí...

Llegamos a casa y nos quedamos un rato viendo la televisión en el salón. Lena se quedó dormida y aproveché para dar una vuelta por la casa. Me detuve frente a la puerta del despacho de Jeremiah y la abrí, sin entrar en la habitación. Me apoyé en la puerta, cruzada de brazos, mirando al interior, en silencio.

-Lena: Eh... ¿Qué haces aquí?

-Kara: Te quedaste dormida... - dije mirándola- El despacho de Jeremiah... Cuando me ponía enferma, solía pasar horas aquí con él, jugando, dibujando...- entré y me acerqué a una de las estanterías. Le di una patada a la parte de abajo y un trozo de madera se abrió - ¿Puedes coger lo que hay ahí abajo?

-Lena: Claro... - dijo agachándose y sacando una pequeña caja – Tenías un escondite secreto, ¿eh?

-Kara: Sí... - dije cogiendo la caja y caminando hacia la mesa de Jeremiah. Dejé la caja con cuidado y la abrí.

-Lena: ¿Ese es tu gran tesoro?

-Kara: El mayor de todos... - dije riéndome y sacando un par de piedras, una lagartija muerta que se había quedado como disecada, un par de dibujos arrugados y un colgante, roto, con forma de caballo. Cogí el colgante, apretándolo en mi mano.

-Lena: Kara...

-Kara: Dos semanas antes de que Jeremiah muriera, me escapé y fui al lugar donde mis padres murieron. Llevaba allí un rato cuando algo llamó mi atención. Había llovido y el agua debió desenterrarlo. Era este colgante. Era de mi madre. Lo sé porque me gustaba mirarlo cuando iba a mi cuarto por las noches para contarme un cuento. Era como si el caballo quisiera escaparse de su cuello.

-Lena: Kara, cariño, tal vez no haya sido buena idea venir aquí.

-Kara: Estoy bien... - me giré hacia ella y la besé.

Volví a guardar todo en la caja, excepto el colgante y le pedí a Lena que la volviese a dejar en su sitio. Luego volvimos al salón, donde pasamos la tarde acurrucadas y hablando de las cosas que Alex y yo hacíamos en Midvale. Quería que Lena supiera cómo había sido mi vida allí, que entendiera lo que ese lugar significaba para mí.

Después, preparamos algo para cenar y subimos a dormir. Al volver al cuarto, vi que, antes de irse, Alex había juntado su cama y la mía y había dejado una nota. La abrí y la leí.

"Nada de dormir separadas. Sé que jamás usarías la habitación de nuestros padres, pero ahora mi cama también en vuestra. Por favor, si hacéis algo, cambiad las sábanas antes de volver a National City. Te quiero. Alex"

-Kara: Alex... - dije riéndome. Nos acostamos y me quedé dormida poco después, agotada, con la cabeza y la mano apoyados en el pecho de Lena.


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