ELIZA:

Es impresionante como fuiste capaz de planear tanto en tan pocos minutos.

Planear. Planes. El plan.

Félix se había ido a las cinco y cuarenta de la mañana, antes de que las demás personas que vivían en la casa despertaran, dijo que se quedaría en casa de su amigo Nicholas, un chico que trabajaba en el periódico escolar.

Lo que le dije a Félix la noche anterior era cierto, lo quería, aprendí a quererlo, pero no podía evitar sentirme culpable, sentía que debía contarle sobre mi plan inicial, eso era lo correcto.

No va a creer en nada de lo que le digas después de eso.

Bueno, al fin y al cabo él no tenía que enterarse... ¿O sí?

Omitir cosas también es mentir, Eliza.

Bien, nuevo plan: demostrarle a Félix que de verdad me gusta de tal manera que cuando le cuente la verdad, no le dará tanta importancia.

—Eliza —Dijo Elliot entrando a mi cuarto—, una chica te busca abajo.

—¿Que chica?

Él se encogió de hombros e hizo una seña para indicar que no sabía.

Tomé el folder qué Félix me ayudó a hacer y bajé a ver quien me visitaba.

Me detuve a mitad de camino al ver que se trataba de Gabrielle.

—Hola, Eliza —Saludó con una sonrisa poco sincera.

—Gabrielle, ¿qué haces aquí?

—Solo quería hablar con... ¿Mi cuñada? ¿Ya es correcto llamarte así?

Dando zancadas me acerqué a ella y la tomé del brazo para ir afuera. Ella solo se reía.

—Ya dime qué diablos viniste a hacer aquí, porque si viniste a joder a Félix, déjame decirte que él no está aquí.

—Sé que no está aquí, por eso vine —Seguía sonriendo.

—Ya suéltalo.

—Vine aquí a pedirte cordialmente que te alejes de mi hermano.

La miré sería por un rato y luego solté una sonora carcajada.

»¿Qué es lo que te genera tanta risa, Eliza?

—¿Qué te hace pensar que yo haré eso?

—Que eres una persona inteligente, tal vez. Es mejor que tú te alejes de él antes de que él se aleje de ti, Félix ya no vuelve cuando se va, él no da segundas oportunidades.

—¿Por qué él se alejaría de mí? ¿Solo porque tú se lo pides?

—¿Quién sabe? —Se encogió de hombros— Yo nada más vine a advertirte.

—Eliza —Miré sobre el hombro de Gabrielle para ver a Lena.

Lena y yo iríamos a ver el salón de fiesta de su edificio, ya estábamos empezando a organizar la fiesta de fin de año escolar.

—Ya voy, Lena —Volví mi mirada a Gabrielle—. Nada de lo que digas, ni nada de lo que hagas hará que me aleje de Félix.

Ella hizo un sonido que asocié con el chasquido de una ardilla mientras negaba.

—Te creía más lista. En fin, ya me voy.

La observé alejarse hasta que desapareció de mi campo de visión. Después entré en casa y agarré el folder para caminar hacia Lena.

—¿Qué vino a hacer?

—A incordiar nada más, menos mal que aún no sabe que me besé con su hermano, porque sino...

—Aguarda, aguarda, aguarda, ¿te besaste con Félix? ¿Cómo? ¿Cuándo?

Tú sin duda no conoces la discreción, Eliza.

—Bueno... Fue anoche, en mi cuarto.

—Y él... ¿Te gusta?

—S-Sí.

—¿Tan de repente?

—Lena, no sé ni cómo, ni cuando pasó, así que por ahora no preguntes nada.

Antes creía que Félix era un chico falso, un latoso que quería agradar a todos por conveniencia, pero a medida que pasaba el tiempo con él, me iba dando cuenta de que esa era una imagen muy errónea qué tenía de él. La noche después de que fuéramos al parque, pensé en él y que de verdad me gustaba verlo sonreír, esa era una de las cosas que había descubierto. También me gustaba y admiraba su capacidad para mantener su sonrisa a pesar de todos los problemas que tenía en casa, me gustaba el brillo particular que tenían sus ojos y odiaba cuando la oscuridad se apoderaba de ellos, me gustaba verlo feliz y enérgico y no me gustaba verlo decaído como anoche y me gustaban... Sus besos.

—Estás sonrojada, Eliza, ¿en qué estás pensando? —Preguntó mi amiga de manera sugerente y con sus cejas arqueadas.

—En que debemos llegar al edificio y ver el salón.

Al llegar, un chico llamado Fabián nos guió al salón de fiestas. Lo analicé meticulosamente con la mirada y entré.

Un salón espacioso: check.

Saqué mi teléfono al recibir la notificación de una red WiFi. Escaneé el QR pegado en una de las paredes y comprobé mi celular.

WiFi: check.

Aire acondicionado: check.

Volví a repasar el salón con mi vista y recreé en mi mente lo que quería hacer para las decoraciones.

—Lena, me gusta este salón —Dije mientras tachaba ese punto de la lista en el folder.

—¡Sí! Hablaré con la señora Villarroel.

Con emoción, se fue saltando marcando un número en su celular para hablar con la dueña del edificio, mientras tanto, yo finiquitaba los detalles con Fabián. Escuché el timbre de mi teléfono y lo saqué para revisarlo.

Félix:
Quiero hablar contigo de algo. ¿Podemos vernos?

Eliza:
¿Ahora?

Félix:
Me gustaría, pero si estás ocupada puede ser más tarde.

Eliza:
No, no, solo estaba haciendo unas cosas, pero ya las terminé.

Félix:
Bien, ¿podemos vernos en Candy's?

Eliza:
Claro, ve y ya te alcanzo.

Es mejor que te alejes tú a que se aleje él.

Los nervios comenzaron a asaltarme, ¿y si quería irse y alejarse? ¿Y si Gabrielle lo amenazó como hizo conmigo? ¡Dios! No podía dejar que se alejara justo ahora que empezaba a gustarme.

—Disculpa, necesito un momento —Le dije a Fabián, que aún se encontraba explicándome algunas cosas.

Él asintió y yo salí disparada por la puerta en busca de Lena, cuando la encontré le di mi folder.

—Encargate tú, anota todo y me dices.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Debo hablar con Félix, luego te cuento.

Sin demorarme más corrí hacia la pastelería qué me indicó Félix con mi corazón queriendo salirse de mi pecho.