Capítulo 24.
—William nos espera en la parte trasera del edificio, él debe estar con Alba —dijo Renata después de girar a la derecha en el siguiente pasillo.
Al menos ustedes escaparán pronto, pensó Sara temerosa, pues ella aún se quedaría unos minutos más.
Justo en la siguiente vuelta que darían, se encontró con ése hombre, Darek.
Lucía nervioso y mantenía una pantalla en sus manos, la miró sorprendido y ella con confusión.
¿Qué estaba haciendo él ahí? Lo que era aún mas confuso era la pelirroja detrás de él.
El encuentro no duró más de tres segundos, pero fueron suficientes para que el hombre se fuera corriendo, con la chica detrás suyo.
¿Él? ¿Quién era esa chica?, pensó Sara, aún desconcertada.
El hombre estaba huyendo claramente y si no se equivocaba, la pantalla mostraba las cámaras de seguridad del laboratorio? A dónde planeaba ir?
Las dudas pasaron a segundo plano cuando Renata empezó a buscar algo en su bolso, aparentemente no se había dado cuenta de que se toparon con el socio de la directora.
Sin detenerse, sacó de su bolso una pantalla que le dio a Sara y un pequeño dron que lucía de juguete.
—...¿Qué es éso? —preguntó la joven, sin entender del todo.
—Son cámaras, la oscuridad está de nuestro lado, así no las verán—le dio un empujón a el aeroplano al aire para que se mantuviera firme —Nos ayudarán a ver el camino, así evitaremos a los agentes —dijo ella.
Encendió la pantalla y la cámara del dron comenzó a funcionar. Usó los controles y el aparato avanzó hasta el siguiente pasillo, de esa forma la científica sabía si estaba solo o no.
—Libre, vamos —dijo la científica y ambas continuaron el camino.
Lo siguiente era buscar una puerta que abriría un atajo para llegar a dónde estaba William.
—Ahora tú dime que tomaste la tarjeta del científico, te recuerdo que la necesitamos —quiso saber Renata.
—¡Claro que si! No olvidaría algo tan importante.
Sara sacó de su bolso del pantalón y le mostró el pedazo de plástico, luego de que Renata lo viera, lo volvió a guardar.
—Bien, es importante esa tarjeta. Es... por aquí —dieron vuelta a la izquierda.
—Ah, ¿Sara? —le habló William por el auricular.
—¡William! —exclamó, aliviada —Gracias por hablarme, Renata y yo vamos en camino —le aseguró —No tardaremos.
—Si... Sobre eso... —titubeó.
—¿William? ¿Que pasa?
—Estamos en la enfermería, Alba y yo —le avisó.
—¡¿Qué?! —exclamó sorprendida.
—¡Silencio! —le dijo Renata —O harás que nos encuentren.
—Lo siento —se disculpó con la científica, luego volvió con William —¿Por qué?
—Estoy herido, pero... No puedo cura mi herida sin ayuda? ¿Están cerca? ¿Crees que puedas ayudarme?
—Ah, William... Está bien, te buscaremos —asintió aún cuando él no la veía —Espera por nosotros —y cortó la comunicación.
—¿Qué te dijo? ¿Ya está allá?
—Eh, no —respondió despacio —Está en la enfermería, está herido y necesita de nuestra ayuda pero eso no cambia el plan —añadió rápidamente de manera optimista.
—¿No cambia el plan? ¡Pero lo retrasa! ¡No lo haremos a tiempo! —replicó, mientras se aseguraba de que el camino estuviera libre.
—Lo haremos, estoy segura, sólo iremos por mi padre... Y a engaños lo traeremos ¡Fácil!
—¿Engaños? ¿Qué no le habías dicho nada? —le replicó la científica estaba confundida.
—Si le decía, se negaría, diría que es peligroso y cosas por el estilo —le respondió intentando restarle importancia.
—¡Y mira que tiene razón! ¡Esto... esto es como una misión suicida!
—Pero aún así, me estás apoyando —le señaló con ambos de sus dedos índices y una sonrisa nerviosa —Tenemos que ir por él —le dijo esta vez, en un tono un poco más serio —No puedo dejar que se quede aquí.
Sara se asomó por ambos lados del pasillo, asegurándose de que no hubiera nadie en los alrededores para poder avanzar, una vez que no vio a ningún agente, se dispuso a salir.
—¿Quieres ir hasta abajo? ¿Y si nos ven? —la científica la detuvo —Estamos corriendo muchos riesgos con el simple hecho de estar aquí, escondidas de los agentes.
—No nos verán —le respondió volteándose a verla —Porque no dejaré que nos encuentren. Yo necesito salir de aquí... le hice una promesa a William —respiró hondo —Sólo esperando no llegará nadie a sacarme de aquí —le miró con firmeza, decidida a hacer lo que decía —Entonces debo ser yo quién los saque a todos de este lugar.
La científica la soltó, aún con las palabras de Sara resonando en su cabeza.
Lo que la joven quería era volver a su vida, pero en vista de que no llegaría nadie a ayudarla, ella decidió convertirse en la persona que la sacaría de ahí. Se convertiría en su propia salvadora.
Sara caminó hasta la salida del pasillo, Renata sólo vio su espalda, notando que, ciertamente no era la misma chica que había llegado ahí hace más de un mes.
Ellas salieron del pasillo y giraron hacia la derecha, parecía que esa era la dirección por la cual habían llegado ahí y teniendo en cuenta que estaban a oscuras, no podía diferenciar bien el camino y tampoco ver bien quién estaba ahí.
—¡Sara! —escuchó que le gritaban.
Se dio la vuelta y vio a su padre correr hacia ella, había preocupación y miedo en su mirada. Frunció el ceño al ver que traía puesto un cubreboca ¿Era necesario traerlo puesto todo el tiempo?
—¿Se puede saber que haces aquí? ¿Y porqué de pronto hay agentes buscándolos? —se dio cuenta de que Renata estaba con ella, la científica deseó haberse ido de ahí —Creí haberte dicho claro que cuidaras de ella.
—Y eso hago, hasta ahora no tiene ni una herida.
—Sabes que no me refiero a eso —le contestó el hombre en tono serio —Necesitan esconderse ahora o regresar a dónde estaban —miró a Renata, hizo una pausa y se dirigió a ambos —Angelina los está buscando, sabe que ustedes raptaron a... A- tu hermana, la raptaste.
—¿Raptar? Angelina la tenía en su contra —replicó Sara.
—Bueno, ella se encontraba aquí desde hace un tiempo e incluso se encuentra entre los útiles del laboratorio, agregando que tu hermana no sabe que está aquí.
—¡Ella lo sabe! ¡Me lo dijo cuando la vi! —la joven castaña estaba casi gritando —Ella dijo que sabía como salir de aquí.
—No hay prueba de que ella te haya dicho eso y mientras sea así, ustedes, de cierta forma, la secuestraron.
Sara quería decirle más, quería decirle que no era así, que Alba quería irse de ahí porque experimentaban con ella, que no le gustaba como la trataban. Por ello le había dicho que sabía como salir del laboratorio. Fueron muchas las veces en que la sacaron del edificio para ir a otros lugares, era por eso que conocía la salida.
—Edric —le habló Renata —No podemos quedarnos más tiempo aquí, debemos irnos.
—¡Que no pueden! ¡Angelina los está buscando y no parará hasta que las vea encerradas!
Edric definitivamente estaba molesto, lo último que quería era volver a perder a su hija. La quería a salvo y lejos de todos esos problemas, pero dejándola en ése lugar, sólo estaría logrando lo contrario.
El padre pensó de manera rápida.
—De acuerdo, si bajamos hasta el sexto piso, encontraremos cámaras de seguridad que nos dirán en dónde están los agentes —les dijo, dándose por vencido en el tema —Esas están aparte, por lo que no fueron afectadas por su repentino apagón.
—¡Gracias, gracias! —decía repetidamente Sara mientras abrazaba al científico, quién le devolvió el abrazo a su hija.
—Creo, que sólo así te mantendré segura, las mantendré seguras —se corrigió —Ahora vamos a dónde les digo.
—Debemos encontrar a William también, él tiene a Alba —le informó Sara.
No puedo continuar sabiendo que él está herido.
—Bien, entonces hay que buscarlo en las cámaras.
Esta vez, sin ninguna interrupción gracias a la cámara que llevaba a la Renata, lograron avanzar hasta encontrar el elevador, que usarían para descender hasta el sexto piso y una vez ahí, corrieron en busca del cuarto que mencionó Edric.
—Ah... P-papá ¿Estas seguro de que es en este piso? —le preguntó Sara —Está demasiado solo.
—Desde luego que sí, es normal que esté solo, Angelina ordenó que casi todos salieran del edificio, sólo unos pocos se quedaron, son los que están buscándolas.
Tomó el tomo y lo giró. La puerta se abrió y dejó ver una gran cantidad de computadoras encendidas y y alrededor de seis pantallas, algunas estaban sin señal, mientras que el resto mostraban los pasillos y cambiaban a los cuartos vacíos del laboratorio.
—Bien, a buscar —Edric se sentó en la silla del centro y comenzó a cambiar la posición de las cámaras, encontrando a William y a la gemela. Fue cuando Sara notó que su padre traía consigo un pequeño maletín color gris, lo vio, pero no lo mencionó. Si Edric lo llevaba era por algo.
—¡Ahí! —le señaló Sara cuando regresó su vista a las pantallas —Son ellos ¿Es que piso están?
El científico revisó un poco más en las pantallas.
—En.. —clickeó en una imagen —En el mismo que nosotros, están en el sexto piso.
La imagen mostraba a un joven que no dejaba de caminar en círculos en la sala, desesperado porque su compañera no llegaba. No muy lejos de él estaba, acostada en una camilla, la gemela. Seguía inconsciente, pero ahí estaba ella.
—Perfecto, ahí están, ahora revisa si no hay Agentes alrededor de nosotros para ir con ellos —le dijo Renata.
—Eso haré —respondió Edric.
Movió el control de las cámaras y se posó en los pasillos cercanos, cerciorándose de que no hubiera nadie.
—Está solo, bien podemos irnos —Edric se levantó del asiento, tomó el pequeño maletín y salió del cuarto, Renata y Sara lo siguieron.
En vista de que no tenían armas, decidieron que, si llegaban a estar en problemas, su única opción sería usar los Elementos, la persona que actuaría en ese caso, sería Renata, teniendo en cuenta que Edric no poseía ninguno y Sara aún no podía controlar bien los elementos
Por suerte, no se toparon con nadie más en el camino, llegaron a salvo a la habitación dónde se encontraba William.
—Estamos cerca, estamos cerca —se repetía Sara intentando calmar los nervios que la consumían.
A pesar de que iba con Renata y su padre, no podía evitar sentir que algo podría salir mal en cualquier momento, que alguien saldría de cualquier pasillo y los apuntaría con un arma, amenazándolos de muerte.
La vieron a los lejos y apresuraron el paso, abrieron la puerta.
La habitación era de color blanco, como casi todo allí, habían unas cuantas camillas separadas por una cortina color verde agua, como en un hospital. Olía a antiséptico, al punto que Sara arrugó la nariz, buscó con la vista a William y lo vio sentado en una silla por un lado de Alba, levantó la vista inmediatamente apenas escuchó que la puerta se abrió y por reflejo había llevado su mano en su espalda, pero cuando vio quieres era, se relajó.
—Hey, Estas ... —apenas habló Sara, se calló al ver la mancha de sangre en su camisa —¡Oh dios! ¿Que te pasó?
Justo lo que él quería evitar, preocupar más a Sara.
—Es sólo una herida, nada importante —dijo trató de quitarle importancia pero su rostro lo delataba —Te lo dije hace rato.
—¿Herida? —negó con la cabeza repetidas veces —No me engañas, te dispararon. Déjame ver la herida.
—Ah... Claro, yo... Sólo... Trátame con cuidado ¿si? Me duele demasiado —le dijo en voz baja.
El rostro de Sara enrrojeció apenas le dijo aquello. Asintió varias veces y se dirigió hasta los estantes para comenzar a tomar todo lo que necesitaría.
En pocos minutos, ella limpiaba cuidadosamente la herida con un pequeño pedazo de algodón con alcohol. Pero para eso, él tuvo que quitarse su camiseta.
A Sara le pareció extraño tener que ver el pecho desnudo de William, no iba negar que él tenía un cuerpo bien trabajado sin tener músculos exagerados, él se veía... atractivo.
William jadeó de dolor al contacto con al alcohol.
—Lo siento, pero no debiste dejarlo así por mucho tiempo —examinó un poco mas la herida —Tienes suerte de que no se te haya infectado —observó.
—¿Dónde aprendiste a curar heridas? —le preguntó William.
—Oh, mi ma.. —sintió incomodidad por su padre, pero aún después de todo, Regina la había criado, era su madre —Mi mamá, le pedí a ella que me dejara ingresar a un curso de primeros auxilios, pero yo fui lejos y quise aprender a curar heridas graves... como éstas.
—Bueno, siempre si te fue útil —río un poco, luego observó a Edric con el rabillo del ojo y se acercó a la oreja de ella —Tu padre no nos quita la mirada de encima —le susurró.
Ella sintió como inmediatamente la sangre se le subía al rostro. Tomó otro algodón con alcohol, lo exprimió y lo colocó sobre la herida, pero ésta no se curaba aún. William se mordió el labio por el dolor, quizás no debió de decir nada.
—Bien, ya, ya está, sólo presiónalo un poco, ya sabes, para que no, no se infecte ¿Te duele mucho?
—Algo así, pero podré soportarlo —sonrió.
—Sólo... —pensó decirle que aún no se curaba la herida, para que tuviera sus debidas precauciones, pero lo olvidó en un segundo —Ten cuidado o se abrirá.
El joven se colocó su camiseta, teniendo cuidado con la herida, la miró sonriente.
—Gracias, doctora.
—Bien, ahora que tanto Alba como William están bien, debemos irnos —dijo Edric, poniéndose pie.
—Tendremos que aprovechar la falta de electricidad, para que no seamos observados por las cámaras —agregó Renata.
—¿No hay más de ese tipo de cámaras? Quiero decir, de las que no estén conectadas a la fuente principal de energía —señaló Sara —¡Oh, es verdad! —chocó su puño contra su palma abierta —Hay alguien que puede ayudarnos.
—¿Alguien? ¿Quién? —preguntó William, con cierta curiosidad.
—Bien, ésta sería la tercera parte del plan —dijo Sara, de manera pensativa y un tanto nerviosa, pero intentaba ocultarlo.
—¿Tercera? No recuerdo que acordaramos eso —le recordó Renata.
—Es como el plan de reserva —dijo sin darle mucho importancia —... Damian, él podrá ayudarnos —asintió, tal vez demasiadas veces —Pero primero, tenemos que buscarlo y sacarlo de dónde esté.
—¿Y no crees que ese sea algo difícil teniendo en cuenta nuestra situación? —Renata hizo notar lo obvio —No podremos ir todos a buscarlo ¿Y que hay de Alba? ¿Quién cuidará de ella hasta que despierte? —se acercó a ella —¿Y que hay de la parte principal del plan? ¿Que hay de Angelina?
Sara había ignorado que su hermana seguía ahí, pero no le importó mucho, el plan no cambiaría.
—Yo me haré cargo de todo —respondió segura —Aún así, no habrá problemas, iré, lo buscaré y le diré que nos ayude a salir de aquí ¿De acuerdo?
—No pienses que te dejaré ir sola, en ese caso, mejor voy yo, sólo dime dónde es —le dijo Edric, dando un paso al frente.
—No va a ir sola —William se posicionó a un lado de Sara y la tomó de la muñeca —Yo iré con ella. Los dos conocemos bien esos pasillos, será imposible que nos perdamos.
-karimodelarosa.
No sé cómo le hice para alargar tanto este final, creí que sería cosa de seis capítulos, perdOn
Ya estoy escribiendo el primer capítulo de la historia ¿alcanzan a ver la portada? Yo pienso que se ve genial
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