Capítulo 11.
A esto le hace falta drama
Ahora sí, continúen leyendo ↓
—¿Alguna vez te dije mi sueño? —dijo una voz, pero sonaba alejada.
Oscuridad.
¿Dónde estaba? ¿Que lugar era ese?
Luz.
Cómo si hubieran encendido un foco, bajo la luz había una figura humana pero ¿Quién era?
—¿Alguna vez te dije mi sueño? —repitió, ahora podía escuchar bien esa voz, ella la conocía muy bien.
—¿De qué hablas? ¿Quién eres?
Era de ese tipo de sueños en los que uno podía controlarlos, hacer lo que quisiera y no dejarse llevar. A Daphne le aterraban esos sueños, ya que casi siempre no sabía como debía reaccionar, ya que ella creía que era como una segunda realidad, sólo que más aterradora.
—Eso demuestra tu poco interés en mí... Yo... Deseo ser libre.
Se parecía mucho a Alba, pero no podía ser la misma ¿O si? vestía diferente, llevaba puesto un vestido largo color azul marino, con la espalda descubierta, el cuello en forma de "V" de tirante grueso, su cabello recogido en una trenza despeinada
—Y lo tú puedes hacer mi sueño realidad.
—¿Cómo? ¿De qué libertad hablas? —la miró, ya no se parecía nada a quién ella conocía.
—Lo harán a cambio de una cosa —hablaba de una forma muy extraña, el tono que utilizaba no era el que ella usaba.
Parecía... Quizá estaba tratando de convencerla de algo.
—¿Que cosa? ¿Qué puedo hacer yo por ti? —preguntó con incredulidad. ¿De qué estaba hablando ella? —No estoy entendiendo nada.
—Es información, sobre ti —sus ojos, ya no eran más verdes, ahora eran color negro profundo se dio la vuelta para regresar al área iluminada por la luz. En su nuca había algo extraño, al parecer iba por toda su columna, ella no logró ver bien lo que era —Ellos me pidieron eso y aseguraron mi libertad.
—¿Información... Sobre mí? —preguntó con cuidado —¿A quienes?
—A los científicos, el enemigo ¿recuerdas? —respondió sin mirarla —Claro que no lo haré, me negué a eso y les di otra cosa aún mejor —Daphne suspiró de alivio —Tu vida. Prepárate, porque vendrán por ti.
Oscuridad.
Se despertó sobresaltada. Tocó su frente, estaba sudando. Se levantó para quedar sentada en la cama. Respiró varias veces, aún tenía presente en su mente la sensación de estar en ese lugar, sus manos temblaban ligeramente, las apretó en su pecho.
—Fue... Fue sólo un sueño ¿Verdad? —miró hacia ambos lados —¿Alba? ¿Alba estás aquí? —pero no recibió alguna respuesta.
Recordó la sensación de estar ahí, entre tanta oscuridad y sintió su pecho doler.
¿Acaso lo que había soñado era verdad? Fue sólo eso, un sueño. Pero parecía más real. Era Alba, pero no era ella, lucía muy diferente, a parte de cómo vestía, su manera de hablar, de caminar. Dijo aquello cómo si tratara de convencerla. La entregó a los Científicos sólo por cumplir su sueño.
—Alba... ¿Que has hecho? —dijo a la nada.
Se cubrió la cara con las manos, lloró. ¿Por qué le había hecho eso? ¿Por qué la traicionó de aquella forma? ¿Acaso ser humana era más importante que su vida?
Pero ¿De qué libertad estaba hablando? Era una chica, aparentemente sin casa, tenía toda la libertad del mundo ¿cierto?
Fue cuándo se sintió totalmente sola.
🔥💧🌪️🌱
—¿Iras a salir hoy? —preguntó Daphne después de dar un sorbo de su jugo.
Ambos estaban sentados en la mesa, desayunando. Después de que Daphne se despertara a media noche, estuvo consciente de que ella no se había dormido ahí, ella recordaba estar en la sala con William.
—Tal vez, tengo que hacer algunas cosas —dijo sin importancia —¿Por qué? ¿Querías salir?
—No, la verdad no —removió su taza con la cuchara, recordó la reacción de William al verla en el lago, frunció el ceño —Por qué... Por qué tú no estabas... ¿Asustado o enojado?
—¿Qué? —levantó la vista, sorbiendo se su taza —Ah, ayer.
—Sí, ayer, tú... Estabas ¿contento?... Cuando me viste, no estabas enojado.
—¿Por qué debería estarlo?
—Porque yo...
—¿Porque eres una Alterada? ¿Eso?... No tiene por qué molestarme o asustarme —se encogió de hombros —Sólo no esperé que fueras tú.
—¿Por qué?
La miró y le sonrió.
—¿Quieres saberlo? —ella notó que sus ojos brillaban.
—Yo...
William se levantó de la silla y le tendió una mano.
—Ven, yo se que quieres saberlo.
No dudó dos veces en aceptar su mano extendida.
Dejaron un lado sus platos y salieron de la casa, caminaron casi hasta llegar a dónde habían estado ayer, pero fueron un poco más lejos que ese lugar. William se detuvo en un área en dónde no habían árboles, sólo un gran espacio lleno de césped.
—¿Qué vas a hacer? —le preguntó curiosa.
—Ya lo verás.
Dicho esto chasqueó los dedos y de ellos emitieron chispas, volvió a hacerlo y esta vez logró formarse un pequeño rayo encima de su mano.
—... ¿Cómo has hecho eso? —preguntó apenas, asombrada por lo que William había hecho en un segundo.
—Eso no es todo.
Chasqueó los dedos con dirección al cielo y acto seguido comenzaron los truenos, los rayos hicieron su aparición a los pocos segundos después. El cielo se había cubierto de nubes oscuras, pero no llovió.
Ahora se encontraba en otro mundo desconocido para ella, por lo que podía esperar cualquier cosa y seguro la sorprendería.
—¿Y no tienes un mazo? —preguntó con una risa.
—¿Un mazo? ¿Que clase de pregunta es esa? —respondió cuando volteó a mirarla.
—Sí, como Thor, él tiene uno con que invoca los rayos —respondió mirando hacia arriba, para ver los truenos y relámpagos.
—Ja-ja-ja, no me parece gracioso —le dijo a modo de broma —Soy un Alterado, no un dios mitológico
—Ya esta bien, lo siento, sólo quería decir algo gracioso... Un Alterado, ah...
—Si, las personas cómo yo, cómo mi hermana —el muchacho que miraba el cielo, bajó su vista hasta llegar a los ojos de ella —Somos Alterados.
Daphne miró sus ojos, había algo en ellos que le llamaba la atención y no era su peculiar color.
Ambos sintieron cómo comenzaba a correr al aire en el lugar, a Daphne se le erizó la piel.
—¿Crees que enfríe más? —preguntó ella mientras frotaba sus brazos.
—Ya lo creo —le respondió, se quitó la chaqueta que él traía puesta y se la puso en los hombros a Daphne —Q-quédatela, la necesitas más que yo —desvió la vista, para que ella no viera que sus mejillas se habían colorando un poco.
Ella se asombró por el acto, pero no renegó.
Discretamente respiró el aroma de la chaqueta, olía a hojas de pino, madera y un poco a tierra húmeda. Cerró los ojos por unos instantes, disfrutando del aroma.
William, con una sonrisa en su rostro, regresó la vista al cielo nublado.
—Lamento haberte hablado así ayer —su voz profunda la sacó de su ensueño.
—Bueno, no te preocupes, no querías hablar de ella.
—No, es sólo que, no he hablado con nadie sobre ella, éramos cómo amigos, no parecíamos hermanos y de hecho ella me dio un reglo antes de se la llevaran.
—¿Que clase de regalo? —preguntó viendo el rostro de William, de verdad estaba triste por no saber de su hermana.
—¿Quieres verlo?
—¿Puedo? ¿No esta mal?
—Desde luego que no... Sólo si eres tú —le respondió, escondiendo uan sonrisa —Vamos.
Tomaron camino de regreso a la casa de William, quién le explicó que no era una casa en donde vivía, si no más bien, un lugar que su padre compró para ambos- él y su hermana- para que pasaran tiempo juntos.
—Lo hizo, por que, desde pequeña mi hermana mostró su habilidad, él quería que estuvieramos seguros, ya sabes, donde los agentes no pudieran encontrarnos —respondió con una mueca de tristeza.
—Vaya... Entonces pudieron jugar tranquilos durante un tiempo ¿no?
—Sí, pero desde que mi hermana se perdió no han vuelto aquí... Sólo yo —se encogió de hombros —Por eso me gusta este lugar, paso aquí la mayor parte del tiempo.
—¿Y tus padres lo saben? Que estás aquí, quiero decir ¿No los preocupas cuando no estás en casa?
—Bueno... Siempre les digo donde estoy cada que preguntan —respondió —No tenemos problema con eso, además de que pongo de mi parte para encontrar a mi hermana.
William sacó una llave y abrió la puerta frete a él.
Era un cuarto que ella no había visto, claro, teniendo en cuenta que no revisó su casa.
El joven se acercó a una cajonera, sacó una esfera, pero no una cualquiera, esta parecía ser hecho de cristal casi transparente.
Pero al fijarse bien, se dio cuenta de que no era de cristal, era agua congelada, en el centro había una figura que por la escarcha no lograba ver bien.
—Es una piedra, color azul, en forma de rayo -dijo despacio —Lo que nosotros llamamos "elemento"
—Es hermoso, de verdad es muy bello —puso atención a lo último que él dijo —He leído sobre los elementos, pero no creí ver uno como éste.
—¿Bromeas? Debes tener uno o los cuatro —dijo confundido —Me parece raro que digas que no los has visto.
—¿Los cuatro?
No pudo decir nada más, ya que se escuchó el sonido de camionetas cerca de la casa.
—¿Esos son...?
—No es verdad, no es verdad —dijo William a la vez que cerraba el cajón de manera apresurada y salía de la habitación, con Daphne detrás suyo.
—¿Nos encontraron? —preguntó con miedo.
—Es mi culpa, yo utilicé mi elemento, por eso lograron saber en dónde estábamos.
Se escucharon los primeros golpes en la puerta.
—¿Q-que hacemos?
—Nos iremos —tomó el regalo de su hermana y se lo dio a Daphne —Correrás lejos mientras yo los distraigo y por favor, cuida de esto por mí.
—¿Correr? ¿Cuidar? ¿Qué? William explícame bien —le pidió ella.
—Yo los voy a distraer, para darte tiempo de que corras lejos y te llevarás esto contigo, quiero que lo cuides y que me lo regreses cuando nos volvamos a ver ¿De acuerdo? —le dijo él, sonriendo de manera triste —Confío en ti.
—Y yo en ti —respondió sin pensar y se ruborizó —Q-quiero decir que... yo... eh, yo-
—Vete a la puerta trasera. Por favor, cuando veas en rayo en el cielo, corres.
—¿A dónde quieres que vaya? ¿Y si me siguen?
—Ve a casa, y no te seguirán, yo los entretendré lo suficiente para que no tengan tiempo ni de seguirte.
Le dijo sólo eso, dio media vuelta y salió de la casa.
William... no.
Ella no quería irse, quería quedarse con él, pero la verdad era otra, si ella se quedaba con él, ciertamente no sabría que hacer, quizás sólo le estorbaría y haría que los atraparan a los dos.
¡Ah! ¡Maldición!
Negó con la cabeza, dio media vuelta, corrió a la puerta trasera, salió y se quedó a la espera de ver el rayo en el cielo.
Un par de segundos que parecieron eternos pasaron hasta que lo vio.
Dudó un segundo, luego corrió. Conforme avanzaba, sintió las lágrimas correr por sus mejillas. Nunca en su vida había sentido un miedo así parecido, ni cuando el Alterado había llegado a la ciudad ese día que había salido con Mike.
Con su brazo se limpio el rostro, con coraje.
¿Por qué no me quedé con William? ¡Por qué! ¡Yo quería quedarme con él!
Salió cómo pudo del bosque, para llegar hasta la carretera. Corrió lo más rápido que pudo para llegar a casa, ignorando las miradas extrañas que le dirigía la gente. Miró varias veces hacia atrás, asegurándose de que no la siguiera nadie.
Apretó el dije de crucifijo contra su pecho, no es que ella fuera muy religiosa, pero ese colgante lo había traído desde que había sido una niña, no se lo había quitado nunca. Ella estaba deseando que aquello no fuera más que un sueño. Un terrible sueño.
Cuando estuvo a media cuadra de su casa, vio cómo el auto de sus padres sale de la cochera y arranca en sentido opuesto a ella. Disminuyó su paso, su corazón no dejó latir rápido hasta que estuvo en el patio de su casa.
Entró por la ventana de la cocina ya que siempre la dejaban sin seguro, notó que no había nadie, ni siquiera vio a la niñera.
Se sintió arrepentida de haber dejado que William usara su elemento. Subió las escaleras con la mirada baja, tenía suerte de que toda su familia se hubiese salido.
¿Por qué hizo algo así? Ella quería quedarse con él. Algo le decía que debió de hacerlo. Que él podría ayudarla en lo que fuese, porque él era cómo ella.
Guardó la esfera entre la chaqueta que le había dado William, sintió el frío del objeto en su costado derecho.
Tomó el pomo de la puerta y de repente sintió una brisa que le heló hasta los huesos, al abrirla, la sintió aún mas intensa. Miró hacia enfrente, el piso estaba de un azul brillante casi translúcido. No esperaba ver aquello, pues ese no era su cuarto.
—¿Qué haces aquí? —exclamaron tras ella.
-karimodelarosa
Intriga. Díganme ¿Quién es?
Bue algunos ya saben
Tengo planeado hacer algunos dibujos sobre los personajes, y quiero compartirlos con ustedes <3
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