Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: Sacrilegio de pudín.

Siempre me había parecido poco creíble que el universo quisiera ayudarme de algún modo a resolver algo, mi suerte siempre me había hecho creer lo contrario. ¡Por ningún motivo las cosas salían como quería! Solo me causaban el doble de estragos y eso me desesperaba. Se me era irreal que sucediera algo remotamente "bien", ¿por que el mundo me ayudaría a saber algo? Así se notaba la poca fé que tengo en lo que va de mi alrededor.

Sin embargo esa vez no era el caso, pues me encontraba en detención... ¿Como es que estar en detención es algo bueno? Pues simplemente porque no estaba sola, me encontraba con cierta chica a la cual últimamente no he podido despegarle el ojo. Aunque tampoco tendría que considerar eso cómo una buena situación, o sea, si era suerte que este con ella a solas, pero los motivos y su silencio no me hacían la tarea fácil.

Ambas nos encontramos en completo mutismo, embarradas hasta donde no llega el sol de pudin, limpiando el piso del enorme salón de clases.

Ajá, empecemos desde el inicio.

***

Me encontraba en la cafetería de la HS comiendo animosamente con mis compañeros, en toda la mañana había omitido tener que espiar a ciertas peli-morada. Eso era bueno, no me distraería en lo que quedaba de clases.

Por muy estúpido que parezca seguía sin saberme su nombre, mis amigos no me lo querían decir, según ellos solo alimentarían mi “obsesión” por saber más de ella... Y tal vez tenían razón. Siempre llegaba tarde a las clases que compartimos las dos. Como cosa rara. Nótese el sarcasmo.

Y cada vez que llegaba siempre habían terminado de pasar lista, como en esas clases apenas si hablaba con Joey y Mac les preguntaba, pero no me decían nada... Podía simplemente preguntarle al profesor, pero no, sentía vergüenza con aquel pensamiento. Cómo nadie llamaba a la de ojos rubíes se me hacia más complejo.

—Si las patatas francesas no son de Francia ¿por que se llaman así?

—¿Por que siempre preguntas estupidas? Si son de Francia, así las cortan allá ¿por que crees que se llaman así? —Mac observaba como Joey siguia sosteniendo la comida.

—Escuche que no lo eran. Un amigo me lo dijo.

—Deja de juntarte con gente idiota.

—Bien —dijo a regañadientes levantándose de la mesa junto con su charola, ambos lo miramos con duda—. Me pasas la sal, por favor... Con lo que me pediste necesito estar lejos de ti.

Y ahí amigos míos, están mis más grandes colegas demostrando su brillante ingenio en una discusión a través de una estupidez. Suelto una carcajada notando como Joey le da una mirada desafiante a Mac mientras sostiene un puñado de papas fritas y allí me detengo... Ay no.

—No te atrevas... —dice despacio fruncido el entre cejó, él simplemente posa una sonrisa aún más grande en su rostro.

Uno...
Dos...
Tres...
Cuatro...

Cinco segundos fueron los que bastaron para que absolutamente todo el comedor de la HS se convirtiera en un campo minado. Los alumnos entre risas se lanzaban la comida entre sí.

¡Dios!

¡Eso era desperdiciar demasiada comida! Incluso podía sentir dos pequeñas cascadas en mis ojos tras observar como yacía una hamburguesa a mis pies, ¿es que nadie valoraba la comida aquí? ¡¿No les dolía ver eso?!

Trago en seco al ver como Joey se acerca a mí y me toma del brazo salvándome de una lanzada de pasta que pego justo en la pared... Gracias al cielo, si llegaba manchada con eso en mi uniforme mi madre se encargaría de que no viera la luz al siguiente día. Observo detenidamente a mi contrario, esa todo manchado de no-se-que, y sosteniendo en manos un pudín armando su próximo lanzamiento. Oh no...

¡Esto si es un sacrilegio!

Rápidamente le arrebato el pudín, por ningún motivo voy a dejar que desperdicie esto, ¿que tan nublada esta su mente por la pelea de comida para que tan siquiera lo piense? Y eso me recorsaba...

—¡Martes de pudín! —gritó una chica alta con su pelirroja cabellera atada en una coleta, con una enorme sonrisa ingresando rápidamente a comedor, se quedó tiesa tras observar la escena.

—¡Todos por los pudines! —grita otro chico yendo a la barra en donde se servía la comida a tomar aquel alimento, casi podría jurar que ella vio algún tipo de fantasma de lo pálida que se puso. Ya se imaginaran que querían hacer con aquel dulce alimento.

De un momento a otro todos pasaron de lanzarse comida a esquivar los balazos de aquel exquisito postre, ¡Había chocolate por todos lados! ¿¡Cómo es posible que nadie viniera a detener este alboroto!?

Alarmada por el bien de mi uniforme me decido a salir de allí con cautela, intentando que por ningún motivo llegaran a verme a mí como blanco.

—¡La rara sigue limpia!

¡Santa cachucha! ¡Me atraparon! ¡Mierda! Cierro los ojos con fuerza esperando el impacto que por suerte nunca llega, solo sentí como aquel postre paso por mi lado estrellándose con la espalda de otra persona. Doy media vuelta observando de quien se trata... Madre mía.

Escucho como la chica respira profundamente, el impacto con aquel dulce le dio justo en la espalda, había sido tan fuerte que se le habían caído los anteojos al piso, quebrándose el cristal por completo. Uno y otro pudín comenzaba a llegarle, a la espalda baja, la cabeza, y prácticamente la marcharon por completo... Ella solo se mantenía inmóvil con la cabeza gacha, resignada.

Las carcajadas se hicieron presentes en la sala... ¿Como podían ser tan malos? Me dispuse a caminar unos pasos para ayudarla cuando sin querer tropiezos con un poco de la mezcla que yacía esparcida por todo el suelo.

¿Ya les he contado que tengo una suerte de mierda?

Bueno, caigo en frente de la peli-morada emabarrandole de paso el pudín que tenían en manos hace unos instantes, siento como se tensa en su sitio, por suerte ninguna de las dos caímos al piso... Mejor dicho, por suerte yo no caí al piso.

Siempre se me había hecho muy gracioso de que tu puedes observar a una persona e imaginarte de mil y un forma de como podría actuar ante ciertas situaciones. Sueles sorprenderte tanto con que en realidad no haría lo que esperabas... Pues eso me pasa a mí.

La chica se voltea a mirarme, la ira se nota en su expresión, esta furiosa, me siento pequeñita al ser observada por ella de ese modo y eso que casi le saco cinco centímetros de altura. Ay, Dios, que hice.

—¡Joder, déjenme tranquila! —gruñe acercándose a mí dándome un empujón en mi lugar. Todos alrededor la observaban impactados, eso ya es mucho decir, pues ella nunca actuaba así.

—Y-yo solo quería a-ayudarte... No pretendía...

—¡Cierra la maldita boca!

Todos el mundo hizo alucina a sus palabras dando breves alabanzas incitando a algo. Frunci el ceño. Ok, no esperaba esa respuesta de su parte, al menos podría dejarme hablar.

—¡Pelea! ¡Pelea!

Se escuchaba tras mis espaldas, solo retrocedo en mi sitió. No voy a pelear, mi mamá no me educó de esa manera, «Una señorita no se denigra con esas barbaridades»... Que horror, hasta me escuche como ella.

—¡Brit, abajo! —Pude escuchar la voz de Mac al instante, hago caso a su petición y rápidamente me agacho. Otro impacto es depositado pero esa vez en la cara de la peli-morada, el postre se desliza lentamente hasta quedar en el suelo, no voy a negar que es una escena graciosa, pero ni loca me voy a reír. No es correcto.

Esta arquea una ceja con el postre embarrado en toda la cara, a través del chocolate se puede ver lo roja que esta. Y estoy segura de que no fui la única que no se esperaba para nada su siguiente acción; al parecer notó que aguantaba las ganas de reírme porque literalmente se abalanzó encima de mí. Toque el frío piso de golpe con mi espalda, ella se puso a horcadas encima mío. Santa madre, estoy en una pelea. Sostenía fuertemente mis muñecas intentando reprimir mi movimiento, pegándolas al suelo a los costados de mi rostro.

¡Brit, reacciona! ¡Eres mucho más fuerte, ella es súper delgada no como tú!

Un minuto...

¿Me estoy diciendo gorda?

Intententaba a toda costa quitarla de encima. Ya me manche de chocolate, ya no tenía que perder, hice fuerza con los brazos moviéndolos de  forma rápida logrando liberarme, en un rápido movimiento le doy la vuelta quedando ahora yo encima de ella.

La gente a nuestro alrededor solo me coreaban, alegrándose de que sea yo lleve la ventaja en aquel momento. Esa chica para ser delgada imponía mucha fuerza, se movía cómo loca dando patadas al aire, moviendo rápido las manos, ni sé cómo es que la seguía sosteniendo.

—¡Quitate de encima!

Grita con ira escuchando las carcajadas de todos al ver que hago caso omiso, sus ojos comenzaban a aguarse, y al parecer no soy la única que lo nota.

—Oh, pobrecita, Brunilda quiere llorar.

Brunilda...

—No te metas en peleas que sabes que no ganarás, niña suicida —expresa una chica con sorna.

Hay me doy cuenta de algo. Veo directamente como estaba apretantando con fuerza sus muñecas vendadas ¡O por Dios! De seguro la estoy lastimando, por eso debe de estar llorando. Con el pánico llegando a mi cuerpo la suelto de imprevisto provocando que se quede estática en su sitio respirando de forma agitada pegando ambos brazos a su pecho, acariciándolos. Ay, no, ¿de verdad la lastime?

Antes de que pudiera decir algo todo el bullicio de alumnos se tensa al observar cómo un docente se acerca a nuestro lugar observándonos con una mala mirada.

—Smith y Miller, a dirección, ahora —expresa de forma dirá notando la miradas de todos los estudiantes a nuestro alrededor—. ¡Todos ustedes se quedaran hasta tarde limpiando la cafetería!

Las protestas no se tarda en hacerse escuchar, todos se alejaron de la escena. Mac y Joey me observan en su lugar sin decir nada, caminan  dispuestos a ayudar a levantarme pero el profesor los aleja diciendo que vayan a dirección primero por haber iniciado una pelea de comida.

Respiro hondo cerrando mis ojos intentado recuperar el aire, analizando con detenimiento lo que acaba de pasar. Estuve en una pelea, iba a pelear con una chica, y no cualquier chica, la chica de la vendas. Recordando este detalle abro mis párpados al instante ya que... Todavía seguía encima de ella.

El calor de mis mejillas no tardó en hacerse presente, ya casi puedo sentir que mi goma elástica no puede contra lo rebelde de mi cabello, el cual por algún motivo si estoy tensa o nerviosa explota en una maraña de pelos.

Me levanto de forma rápida al ver que esta no dice nada, simplemente se quedó allí en el suelo, embarrada de pudín, con ambos brazos en su pecho, tal vez reflexionando al igual que yo. Con mi labio inferior temblando debido a la vergonzosa situación decido formular palabra.

—¿Quieres que..?

—No.

***

Y es así como ahora estoy en uno de los salones más grande de la institución, limpiando cada uno de los asiento mientras que la peli-morada barre todo el piso. Fueron amables en no llamar a nuestros y representantes, no se que hubiera pasado si tenia que explicarle a mi madre que me ví involucrada en una guerra de comida y fui el incentivo para el inicio de una pelea.

Escucho mi teléfono sonar nuevamente por décima vez, mi madre no habia parado de enviar mensajes preguntando donde estoy, que por que tardo tanto, si estoy con chicos, si me secuestraron, que si pedían recompensa no la iba a pagar... Lo normal. Se suponía que hace más de una hora debería de haberme ido de las instalaciones, pero no, tenía que terminar mi castigo.

¡Yo ni siquiera quería pelear!

Solo intentaba ayudarla, ahora había estado una hora en el mismo salón complemente a solas con ella y sigue sin decir palabra. La miro de reojo notando como su cabello sigue ligeramente manchado por el pudín, su ropa ni se diga, al menos quitó chocolate de su cara, yo tampoco estoy en mejores condiciones, ya veré la forma de inventarle algo a mi mamá.

Noto como suelta un suspiro y procede a dejar de barrer, me mira y por fin veo en todo su esplendor a aquellos ojos color escarlata que tanto me revuelve el estómago, pero no de una mala forma... Solo es un raro sentimiento incómodo.

—Yo... Yo de verdad lo siento.

Al fin pude escuchar su voz, un tono suave y ligero complemente contrario a lo que había oído en la cafetería, parece hablar casi en susurros, sus gestos apenados y retraídos me indican que dará aquella respuesta la tienen muy avergonzada.

—No tienes que disculparte —digo regalándole una sonrisa, nunca he sido alguien reconrosa, no le veo sentido a estar enojada. De cualquier forma ella tendría más derecho si supiera que yo... —. No importa.

—Si importa, yo explote, nunca había echo algo parecido y vine a cobrarlas contigo —su voz insiste en que acepte sus disculpas, aprieta la escoba en sus manos con fuerza.

Mis ojos instintivamente viajan a sus antebrazos, ella parece notarlo por que al instante desvía la mirada de mí.

—¿Tú...?

—Solo no preguntes —ese tono frío de nuevo, genial, la cague.

Cierro la boca puede me iba a disponer a preguntarle otra cosa y vuelvo a hacer mi labor, la miro discretamente pero aún así lo nota y me regala una sonrisa ¿acaso esta chica será bipolar?

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Descubrimiento 2: No si lo estoy haciendo bien, tal vez vaya de mal a peor, pero... Creo que esta chica es tsundere.
.
.
.
.
.
.

.
.
.
.
.

Capitulo dedicado a NiaKuTan425 por ser la única en comentar jsjsj le kreisi. Te mando love ♥♥♥

Nota de la autora:

¡Hello mis estrellas!

Espero que les haya resultado lindo este pequeño capitulo que si esta un poco mas largo que el anterior pero el que sigue esta mas corto y así(?

Me divertí mucho escribiendo la escena de la pelea de comida akwjshiqjs

Un pequeño bosquejo de referencia sobre Brunilda:

Me esta gustando esto de hacer referencia sobre los personajes... Estos bosquejos son rápidos y muy lindos xD

¡Si le interesa no olviden votar por la historia y darle muchas estrellitas con un montón de comentarios!

¡Enjoy!

Att: Cami <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro