Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 53

Dedicado a Somin_JM

***

Los minutos se hacían eternos en la pequeña sala de espera frente a la consulta del doctor que atendía a Nick. Él estaba sentado en uno de los sillones frente a mí. Apenas habíamos cruzado un par de palabras. Su mirada estaba perdida en algún punto de las baldosas blancas.

Cuando finalmente lo llamaron a entrar, lo observé con preocupación. Él ni siquiera miró en mi dirección, solo se levantó y cruzó la puerta. Subí mis piernas al asiento y las apreté contra mi pecho. Deseaba con todas mis fuerzas que ninguno de los exámenes que le habían hecho tuviera un resultado alarmante. Había vomitado una tercera vez en el hospital y eso no era una buena señal.

Miré mi teléfono para ver si Lynn me había escrito nuevamente. Le conté que llegaría tarde ese día y me dijo que no había problema. Quizás hablando con ella lograría distraerme un poco, aunque ella y Noah debían estar bastante ocupados en la cafetería.

Me había quedado sola allí y odiaba todo lo relacionado con hospitales. Me llevaban de vuelta a momentos que prefería olvidar. No obstante, estaba sentada junto a la puerta y pude escuchar la conversación del otro lado. Sentí que fisgoneaba en algo que no debía, pero no pude evitarlo.

—Los exámenes están bien —dijo con dureza una voz masculina. Respiré con alivio al escucharlo—. De hecho, están mejor de lo que esperaba. Pero ¿qué vez es esta? ¿Cuarta, quinta, sexta? ¿Hasta cuándo tendré que hacerte revisiones de emergencia porque violaste alguna de tus prohibiciones, Nicholas? ¿Cuántos años tienes, siete?

Pensé que Nick respondería, pero no lo hizo.

—Cuando comenzamos con esto eras muy joven —continuó el doctor—, era incluso comprensible. Ya no eres un adolecente, tienes veintiún años y eres perfectamente consciente de lo que haces. ¿Hasta cuándo jugarás con tu vida de este modo? Me he mantenido en esto por todos los años que atendí a tu padre y por el enorme aprecio que le tengo a tu familia. Sin embargo, tú no pareces entender la magnitud de lo que haces. ¿Alguna vez piensas en los padres de Samantha Butler? Ellos desconectaron a su única hija para que hoy estés aquí sentado.

Su declaración me resultó dolorosa incluso a mí. Pensé en Nick y en todo lo que debía estar pasando por su cabeza. Apreté el agarre de mis piernas y me encogí mucho más en el sillón.

—Aquí tienes —le dijo una vez más sin suavizar su tono—. Es el nuevo calendario de tus revisiones de rutina. Si te saltas una no te molestes en venir a la siguiente. Esta es la última vez que cubro las tonterías que haces, porque un día vas a matarte de verdad y no pienso cargar con esa responsabilidad sobre mis hombros.

—Lo siento... —respondió Nick en un tono casi inaudible.

—No, soy yo el que lo siente. Tu madre ya tuvo suficiente con la muerte de tu padre, y a este paso también va a perder a su único hijo. No pienso estar ahí para verlo, así que toma una decisión cuando salgas por esa puerta. Si no vas a comportarte como lo que eres: un adulto sobreviviente a un trasplante de corazón que tiene una vida limitada, entonces no vuelvas.

Escuché el ruido de una silla y después la puerta se abrió. Me levanté despacio al ver a Nick. Tenía los hombros caídos y lucía tan triste que mi pecho se oprimió. Quise acercarme y abrazarlo; decirle que todo estaría bien. Pero no lo hice, me limité a seguirlo mientras caminaba hasta la salida del hospital.

***

Cuando regresamos a casa, tomó un baño y se encerró en su habitación. La ansiedad me consumía porque no encontraba ninguna forma de acercármele e intentar consolarlo. Seguía algo enojado conmigo y no me quedaba claro por qué.

Decidí que tal vez lo mejor era irme a trabajar y darle espacio.

El resto del día fue bastante estresante. Me costaba mucho concentrarme hasta en las tareas más simples en el trabajo. Lynn y Noah se alarmaron y les dije que estaría bien, que solo me preocupaba la salud de Nick. Obvié la parte del encuentro con Josh, la fiesta, la resaca y el beso. Casi no podía mirar a Noah a los ojos sabiendo que ya conocía la verdad sobre la muerte de Beth y que se la estaba ocultando.

De regreso a casa, noté que Nick continuaba encerrado. Me preocupó que no se estuviera alimentando bien. A pesar de que estaba exhausta, preparé su cena favorita. Dudé mucho si debía entrar a dársela luego de lo ocurrido en la mañana, pero finalmente decidí hacerlo.

—¿Nick? —lo llamé y toqué muy despacio en la puerta—. ¿Estás despierto?

—Pasa —respondió con voz débil.

Entré y cerré tras de mí. La luz estaba apagada y su cama era un revolico de sábanas y mantas. Estaba justo en el medio con su ordenador apoyado en el pecho. La pantalla encendida me permitía verle el rostro. No parecía sentirse mucho mejor.

—Te he preparado la cena —dije y caminé hasta llegar a su cama—. Pensé que quizás tendrías hambre.

—No mucha, en realidad.

—De acuerdo... entonces mejor te la dejo por aquí y me marcho.

Coloqué el plato en el borde de la mesita de noche y di media vuelta, dispuesta a irme y seguirle dando espacio. Apenas llegué a la salida, su voz me detuvo.

—Bessie Boop...

Sentí una calidez muy reconfortante al escucharlo llamarme de ese modo.

—No te vayas —pidió—, por favor.

Cerró el ordenador y lo colocó en el suelo.

El cuarto se quedó a oscuras por completo. Tuve un pequeño cosquilleo en el estómago y me tensé un poco. No estaba segura si era por estar envuelta en una oscuridad total o por la situación en general. Sin embargo, encendió la lámpara que había sobre la mesita de noche. Era una luz muy tenue, pero me hizo sentir mejor.

Permanecí un instante de pie en silencio.

—¿Puedes venir aquí?

—S-sí, claro.

Caminé hasta la cama sin lograr relajarme. Se movió y me dejó un espacio. Me faltó muy poco para comenzar a hiperventilar. ¿Quería que me acostara a su lado? Hasta donde recordaba seguía enojado conmigo.

No obstante, me metí en la cama y me cubrí con una de sus mantas. Él se acostó de lado y se apoyó sobre su codo para verme de frente.

Solté una risa nerviosa sin saber exactamente por qué.

—¿De qué te ríes? —preguntó.

—No lo sé —confesé—. Todo esto es tan raro.

—¿Raro?

No parecía comprender mi punto.

—Así es —respondí—. Supongo que tú y yo tenemos eso en común: el mundo se está cayendo a pedazos a nuestro alrededor y nosotros nos esforzamos siempre por hacer las cosas incluso más difíciles.

—Es un talento natural, Bessie Boop.

Esbozó una pequeña sonrisa triste.

—Pero míranos ahora —dije—. Estamos los dos encerrados a oscuras en tu habitación, huyendo de la realidad, como si allá afuera no estuviera muriendo la persona que destruyó mi vida; como si mi familia no me hubiera mentido durante meses y no tuviera una hermana que aún no conozco; como si tu mejor amigo no te hubiera golpeado y no te estuviera odiando ahora mismo, o como si tu doctor no te hubiera gritado que vas a terminar matándote...

—O como si no me mereciera todo lo que me está ocurriendo.

Tanteé bajo la manta y sostuve su mano libre.

—O como si no fueras tan idiota como para creer que te lo mereces —susurré, mirándolo a los ojos.

—¿Acabas de llamarme idiota? —preguntó con una sonrisa.

Asentí con la cabeza y solté una carcajada.

—Lo siento, pero lo eres, mucho. Tú mismo lo dijiste esta mañana.

—Esta mañana dije muchas cosas de las que me arrepiento ahora, quizás esa es una.

—En ese caso lo reafirmo: Nicholas Renard, eres un tremendo idiota.

—En ese caso yo también tengo algo que reafirmar: Elizabeth Boop... eres una de las personas más especiales que tengo en mi vida.

Sentí mis mejillas arder ante sus palabras. Por suerte, estaba segura de que él no podía ver mi sonrojo.

—Siento mucho la forma en la que te traté hoy —continuó—. Estaba aterrado y terminé desquitándome de cierto modo contigo.

—No te preocupes, no pasa nada. También he dicho y hecho unas cuantas tonterías últimamente.

—Odio que veas lo patético que puedo llegar a ser —dijo y cerró los ojos. Suspiró con frustración.

—Nick... —Elevé mi mano y acaricié su mejilla para que volviera a mirarme—. Tú me conociste en uno de mis momentos más oscuros, has visto lo peor de mí, y aun así no saliste corriendo. Te las arreglaste para quedarte a mi lado y ayudarme siempre. ¿Por qué? No tengo idea... Supongo que por la misma razón por la que no tienes nada de qué avergonzarte porque yo y los que te queremos te veamos así, porque de eso va querer a alguien.

—Gracias, Bessie Boop, por quedarte aquí a pesar de todo.

—No es como si tuviera a muchos lugares a donde ir —bromeé.

—¿Sabes qué? —dijo después de unos segundos—. Deberíamos hacer una especie de juramento de que ambos comenzaremos a poner en orden nuestras vidas, un paso a la vez. Como cuando te ejercitas, si tienes alguien que te acompañe te sientes más motivado.

—¿Algo así como cuál de los dos deja de cagarla más fuerte? Suena tentador.

Reí y él también sonrió.

—Exacto. Primero, yo puedo prometer que haré todo lo posible para que mi doctor no me mande a la mierda.

—Suena como un buen comienzo.

—Así es. Si me muero se termina la lista —respondió con simpleza.

—Y yo no tendría más con quien ejercitarme, así que no te puedes morir nunca, ¿entiendes?

Quise que también sonara como una broma. No obstante, la idea dolía demasiado, tanto que ni siquiera podía considerarla. Me miró directo a los ojos.

—Supongo entonces que acabas de darme un motivo más para seguir viviendo...

—B-bien —me aclaré la garganta—, yo no tengo idea de por dónde comenzar.

—¿Qué tal si comienzas por darle una oportunidad a tu madre?

—Dios, ¿no había nada más fácil, eh? —dije con ironía y rodé los ojos.

—Entonces, dale una oportunidad a tu hermana. Ella no tiene la culpa de nada.

Tomé una enorme bocanada de aire y la expulsé lentamente.

—De acuerdo —respondí—. Supongo que sí puedo hacer eso.

—¿Es un trato? —preguntó y levantó una ceja.

—Es un trato —afirmé con una sonrisa.

Me acomodé más entre las mantas. Estaban muy calentitas y olían a él. Por algún motivo, me sentía protegida y a gusto. En otras circunstancias incluso me hubiera quedado dormida.

—¿Puedo abrazarte? —preguntó de pronto.

Volví a tensarme ante su petición, pero intenté ocultar lo nerviosa que me puso el simple hecho de pensar que nos abrazáramos en esa situación tan íntima.

—No recordaba que me pidieras permiso —dije con la voz algo temblorosa.

—No, pero comenzamos todo de cero, ¿no? Prometo que esta vez lo haré todo bien.

—¿De qué estás hablando ahora, Nicholas?

—De todo, Bessie Boop, todo eso que nunca he sabido hacer bien.

—De acuerdo, puedes hacerlo.

Se acercó mucho más a mí y me envolvió entre sus brazos. Mi corazón latía desbocado mientras su calor me abrigaba. Me avergonzó pensar que tal vez él podría notarlo. Sin embargo, apoyé la cabeza en su pecho y me sorprendió escuchar los latidos del suyo. Iban quizás más rápido que los míos.

La Bessie de siempre probablemente buscaría un millón de motivos para explicarlo. No obstante, la Bessie que había aceptado comenzar de cero no lo hizo. Decidió quedarse ahí, acostada en la cama de su mejor amigo y acurrucada en su pecho. Sabía, de alguna forma, que ese era mi lugar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro