Capítulo 19
Dedicado a FerArmySugaBtS
***
Durante la consulta con Melissa, no logré concentrarme ni un segundo. Me sentía patética, pero no podía dejar de pensar en lo ocurrido con Jimmy. Había tenido un ataque de celos solo por verme hablando con otro chico. No podía creerlo, no tenía ningún motivo para desconfiar de mí.
Camino a mi habitación, vi a Jojo en los teléfonos. Su cabello era inconfundible hasta de espaldas. Me le acerqué en silencio.
—Eh... no, todavía no he logrado hacer nada —le dijo a la persona al otro lado de la línea—. Necesito más tiempo.
—¿Jojo?
Dio un respingo al escucharme.
—¡Dios, Bessie! ¿Planeas matarme de un infarto al corazón?
Reí por su reacción y ella también sonrió un poco. Seguía nerviosa a causa del susto. Esperé a que se despidiera de la persona con la que hablaba y colgara.
—Lo siento —dije, avergonzada—, no quería asustarte.
—Vale, pero la próxima avisa, que casi muero por tu culpa. ¿De dónde vienes? ¿Estabas con Melissa, cierto? ¿Está todo bien, qué te ha dicho? La última vez que fui me quedé dormida. Quiero cambiar de psiquiatra, ella me aburre mucho. ¿Y Jimmy, por qué no están juntos?
—Bueno... —hablé, arrastrando las palabras—. Hace un rato tuvo una pequeña crisis de celos porque me vio hablando con un chico nuevo antes de mi consulta, y no lo he visto más. No sé si está enojado.
—¿Celos? ¿Por eso? —exclamó con asombro y yo asentí. Una sonrisa de picardía se dibujó en su rostro—. Y ¿a qué chico nuevo te refieres, al pelirrojo? Lo vi llegar esta mañana, ¡sí que eres rápida, chica! Él está muy bien, ¿a qué sí?
—Sip, Jojo —respondí, obviando su insinuación—, me refiero a ese chico nuevo. Me dijo que se llama Nick y no es pelirrojo, su cabello es castaño, o eso creo. En fin, lo conocí por accidente y, bueno... la verdad sí, es un chico atractivo.
—¿Atractivo? —chilló—. ¡Está más bueno que el pan!
—Habla bajo, Jojo, te van a escuchar. ¿No estás saliendo con Jesser? No deberías decir esas cosas.
—Baf, eso no impide que pueda apreciar la belleza masculina cuando la veo y, además, aún no somos novios de manera oficial.
—Vale, si tú lo dices. —Suspiré profundo y me rendí. Ella era incorregible—. ¿Con quién hablabas?
—Eh... ¿yo? Era mi padre, es que... el cumpleaños de mi madre será pronto y tenemos que comprarle algo, todavía no me decido. Y, bueno, los hombres no sirven para ese tipo de cosas.
—Es cierto, Elisa siempre se encarga de eso en casa, pero ¿tus padres no están divorciados? ¿Él todavía le compra presentes a tu madre?
—Sí, todos los años. Me gusta que se lleven bien, ya sabes, me tienen a mí. Creo que es mejor así, y más después de—
Se detuvo y cambió su expresión alocada por una más seria.
—Después de que tu hermano murió —terminé por ella.
—Sí, después de eso. Ahora mi padre solo me tiene a mí.
***
Era casi la hora de cenar y Jimmy iría por mí en poco tiempo —o al menos eso esperaba—. Estaba demasiado ansiosa, tanto que sentía que la habitación era pequeña para contenerme. Decidí bajar a llamar a casa en los minutos que quedaban para emplearlos en algo.
Bajé corriendo las escaleras en dirección a los teléfonos. Me detuve al ver a Nick en medio de un pasillo. Noté de inmediato que estaba peor que en la tarde, ni lograba mantenerse en pie. No sabía qué demonios le ocurría, debía ir a la enfermería. Pero ya había tenido suficientes problemas por intentar ayudarlo, no intervendría de nuevo.
No obstante, se sentó en el suelo con la cabeza apoyada en la pared. Estaba totalmente solo, a esa hora todos estaban en sus habitaciones o en el comedor. Dudé unos segundos sobre qué debía hacer y decidí que pasar de largo no era una opción. Si Jimmy se enteraba se saldría de sus cabales. Por otro lado, si algo llegaba a pasarle a Nick, no me lo perdonaría a mí misma.
Casi sin notarlo, comencé a acercarme. Al verme, se incorporó despacio.
—Bessie Boop —dijo con un tono de voz débil—, no pensé verte por segunda vez hoy.
—Yo tampoco lo pensé, pero creo que no estás nada bien. ¿No fuiste a la enfermería, cierto? Stella puede ayudarte con lo que sea que tengas.
Estaba igual de sudoroso que antes y temblaba, como si tuviera frío. Y no pude pasar por alto la forma en la que me llamó.
—¿Acabas de decirme Bessie Boop?
Supuse que sería una alusión a la caricatura Betty Boop, a la que no me parecía en lo absoluto. Comparada con ella, no sería más que su prima torpe y nada sensual.
Sonrió como si estuviera usando sus últimas fuerzas para hacerlo.
—Ya Stella ha hecho todo lo que podía por mí —respondió—, y... ¿te molesta que te llame así? Tu nombre es lindo, pero así suena más divertido.
Trató de levantarse y falló en el intento.
—No me molesta —repuse—. Déjame llevarte a la enfermería, por favor. No puedes andar así por ahí.
De pronto, palideció. No sabía nada de medicina, pero estaba convencida de que tenía náuseas.
¿Qué diablos haría para ayudarlo? No podía esperar más, necesitaba ayuda profesional.
—Espera —dije y me agaché a su lado.
Pasé uno de sus brazos por encima de mis hombros y traté de levantarlo. Pesaba bastante, a pesar de su delgadez. Por suerte, notó que no podría hacerlo por mi cuenta y cooperó hasta que logramos que se pusiera de pie.
Al tocarlo, percibí que tenía fiebre. ¿Qué andaba mal con ese chico? ¿Quería morir, acaso? Comencé a caminar con él casi a cuestas hacia la enfermería. Se detuvo y me hizo un gesto negativo con la cabeza. No podía ni siquiera hablar, me señaló hacia el baño de chicos que estaba a dos puertas de nosotros. Si no me apresuraba vomitaría encima de mí.
Con mucho esfuerzo, logré que entráramos y lo llevé hasta uno de los inodoros. Se lanzó al suelo y comenzó a vomitar de inmediato. Mi ansiedad aumentaba por segundo mientras me negaba a creer que estaba dentro de un baño para hombres en compañía de uno que apenas conocía. Rezaba para que Jimmy no se enterara.
Intenté sostenerle la cabeza y el cabello para que no le cayera en los ojos, justo como Elisa hacía conmigo. Luego de unos minutos, lo ayudé a incorporarse y caminamos muy despacio hacia el lavabo. Se lavó la cara y se mojó un poco el cabello. Le alcancé papel para que se secara.
Respiré con alivio. Lo peor ya había pasado, al parecer.
Volvió a sentarse en el suelo, necesitaba recobrar fuerzas. A esa hora nadie usaba ese baño, no podía marcharme y dejarlo. Suspiré profundo y me senté a su lado, pensando en Jimmy y en lo tarde que era.
—Gracias, Bessie Boop, en serio —dijo cuando finalmente logró hablar.
—¿Te sientes mejor?
Asintió despacio.
—Estoy perfecto, descuida.
—¿No me dirás qué diablos te ocurre? ¿Por qué no quieres ir a la enfermería?
—Baf, ya estoy harto de toda esa mierda. Esto se me pasará pronto, te lo aseguro. Además, me lo merezco por imbécil.
—¿A qué te refieres? Cualquiera puede enfermar.
Rio con ironía al escucharme. No comprendí su comportamiento en lo absoluto.
—Sí, supongo. Pero, créeme, esto es en gran parte mi culpa.
—Como sea —resoplé—, me preocupa tu estado. Sigo creyendo que debe verte alguien.
—Descuida, esto no debe matarme. Soy más duro de lo que aparento y ya comencé el tratamiento. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. He pasado por esto otras veces, me sentiré mejor en poco tiempo. Eso sí, diera lo que sea por salir de este jodido manicomio.
—Esto no es un manicomio, Nick, es una escuela.
Su tono despectivo para referirse al lugar en el que vivíamos me molestó.
—No te dejes engañar por la portada, Bessie Boop. Este es un lugar para desequilibrados mentales menores de edad. La última vez que revisé, vi que un manicomio es exactamente eso. Tú no pareces ser de aquí, ¿qué haces en este lugar?
—Estoy aquí por la misma razón que cualquiera de los demás —repliqué—, y tú también. Deberías dejar de hablar así.
—Puede que engañes al resto, pero yo puedo ver que tú no perteneces aquí. Eres diferente.
Por mucho tiempo, me había aferrado a esa idea. Ya sabía que no era cierto, sí necesitaba estar ahí.
—No lo creo —respondí. Me levanté del suelo y le extendí una mano—. Lo que sí creo es que ya debemos irnos, me están esperando para cenar.
Pobre Jimmy, no podía imaginar cómo estaría. Por suerte, Nick estaba un poco mejor y podía caminar por sí solo.
—¿Qué edad tienes? ¿Estás en la última clase? —pregunté con curiosidad mientras avanzábamos hacia el salón principal—. Puedo presentarte a algunos de los demás.
—Me vendría bien conocer algunas personas para que mi estancia aquí no sea tan jodidamente aburrida y monótona. Aunque, la verdad es que no estoy en tu clase... o en ninguna otra.
—¿No? —cuestioné con escepticismo—. ¿Por qué?
—Ya terminé el instituto. No necesito ir a clases ni tampoco pienso volver a pisar un aula por ningún motivo —expresó con naturalidad—. Pues sí, estoy jodido. Mi tiempo aquí será incluso peor que para los demás, espero que sea breve.
—¿Cómo que terminaste el instituto? Si tienes diecisiete este debe ser tu último año, ¿te graduaste antes?
—No, me gradué justo a tiempo. Esa es la cuestión, yo no tengo diecisiete ni dieciocho. Tengo veinte, Bessie Boop.
—Eso no es posible, Nick, deja de mentir.
Su expresión no indicaba que fuera una broma. Debía estar tomándome el pelo, de cualquier modo, la edad máxima para estar en la clínica era dieciocho.
—En teoría, es imposible —explicó—, pero Gibson es un hombre de negocios, y con el dinero extra que mi madre le pagó para dejarme entrar, eh... digamos que quedó «muy convencido» de que mi lugar es este y no un jodido manicomio para adultos.
No podía creerlo, Gibson era una maldita calculadora. No había nada que no fuera capaz de hacer por dinero.
—Solo te pido discreción, Bessie Boop. Mi presencia aquí se sale de las normas, por lo que Gibson quiere mantenerlo en secreto. Si todos se enteran puede que cambie de opinión y me expulse, y no quiero cabrear más aún a mis padres.
La expresión de su rostro denotaba su estima por sus padres, así que le aseguré que no tenía nada de qué preocuparse. Yo no le contaría a nadie. Luego lo acompañé hasta el salón y me despedí de él para correr hacia el comedor. Al menos ahí no estaría solo en caso de que volviera a vomitar.
Me sentía demasiado culpable por dejar a Jimmy, él ya debía haber terminado de cenar. Sin embargo, cuando llegué no estaba por ningún lugar.
Jojo estaba al final del comedor con Jesser. La intercepté de inmediato.
—Jojo, ¿has visto a Jimmy?
—Sip, fue por ti —respondió con una expresión de preocupación—. Como no sabía dónde estabas, le dije que te esperara. Jesser me recogió después y me marché. Por cierto, Jimmy no parecía muy feliz.
«Mierda», pensé y corrí hacia mi habitación. Acababa de perder el apetito por completo.
Él estaba apoyado en la pared, mirando fijo al suelo. Parecía enojado, y era mi culpa por dejarlo plantado.
—¿Jimmy? —susurré con un nudo en la garganta.
Me escrutó con sus ojazos azules tormentosos.
—¿Dónde estabas? Llevo casi una hora esperando por ti.
—Lo siento, en serio lo siento, es que... —Me resultaba increíble lo que estaba a punto de hacer, pero no se me ocurría una salida mejor—: Llamé a casa, Hardin está enfermo, tiene fiebre. Estaba preocupada, perdí la noción del tiempo.
Al escuchar mis palabras, suavizó por completo su expresión. Mentirle era lo peor que podía haber hecho, pero luego de lo ocurrido en la tarde contarle la verdad no lo haría sentirse mejor. Ni tampoco me perdonaría que lo hubiera dejado por ayudar a Nick.
—¿Mejorará pronto? —preguntó, un poco consternado.
—Descuida, dice Elisa que es solo una gripe.
Me abrazó, tratando de consolarme, y me costó mucho contener las lágrimas. ¿Cómo había sido capaz de contarle semejante mentira? Sentía que no merecía en lo absoluto estar con alguien como él.
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