Capítulo 5 - Anormalidad
Muñeca
Ver el muro me ha dejado mal cuerpo. La primera vez no me he dado cuenta, pero entre los cadáveres hay rebeldes. Antiguos compañeros de TX. Puede que alguno de los que le acompañaron en su excursión y que nunca volvieron. No es justo. Nada de esto lo es. ¿Por qué las criaturas tienen que sufrir así? No han decidido ser como son, nadie les dió a elegir entre humano y bestia. Mientras, los personajes lo tienen tan fácil. Sus cuerpos son más débiles, pero mucho más inteligentes. Las únicas criaturas que pueden igualarseles en eso son algunas creaciones semihumanas y yo, la anormalidad. He luchado toda mi vida para hacerme más y más fuerte, para sobrevivir sin la protección de La madre de todos. Fui una de sus primeras creaciones, pero se olvidó de mí y mi dibujo acabó por perderse. Ahora estoy condenada a depender de otros para refugiarme fuera del cajón. Por eso me uní a los rebeldes, nadie más que ellos acogería a alguien como yo.
—No pensaba que lo conseguirías. Bien por ti.
—¿Cuántas veces has hecho esto?
—¿El qué?
—Esto. Subir aquí arriba.
—Ah, heredero, ¿acaso insinuas que soy una rebelde?
—Sé que lo eres, pero no pregunto por eso.
Sé a lo que se refiere. Cree que he estado fuera antes. No es fácil sobrevivir sin dibujo para una creación. No solo eso, sobreviví a la Gran purga. Eso levantaría sospechas sobre cualquiera.
—Entonces se claro.
—¿Has estado aquí antes? Antes de hoy.
—No, es la primera vez. Como casi todos.
—¿Cómo sabías cómo llegar hasta aquí sin caerte?
¿Puedo decirle que lo he imaginado tantas veces que me ha salido natural? Como si ya lo hubiera hecho un millón de veces antes. Probablemente no me crea...
—No lo sabía.
—Podrías habernos matado.
—¿Me hubieras seguido si al colgarme de la sábana hubiera caído al vacío?
—Hablo enserio.
—Yo también. Es una pregunta y espero una respuesta.
Me giro hacía él y lo miro a los ojos. No se esperaba que se lo preguntara en serio. Pero realmente espero que me responda, tengo una misión que cumplir.
—No.
—Bien, no eres completamente estúpido a pesar de ser un personaje.
—Estás mal de la cabeza.
—Aquí todos lo estamos.
Es cierto, puede que me haya vuelto loca. TX me ha lavado el cerebro. De otra forma jamás hubiera arriesgado así mi vida. No tengo intención de morir pronto y juntarme con este idiota me pone una diana aún más grande en toda la frente. Le vuelvo a dar la espalda para buscar a los guardias de antes. Lo que suponía... No están vigilando la puerta.
—Algo va mal.
No veo a ningún personaje fuera. No hay muchos sitios para esconderse a parte del enorme escritorio y no es la mejor opción; algo no va bien.
Entonces oigo voces fuera. Es la Tirana y la voz de antes, la que no pude reconocer. Están al otro lado de la puerta. No podemos dejar que nos vean o estaremos muertos, nosotros y todos los demás. El pequeño grupo que inspeccionaba el inmenso escritorio de roble ya ha llegado arriba. Tengo que avisarles, rápido, ellos aún tienen una oportunidad. Cojo el cuchillo que le he quitado antes al heredero y me abro en pequeño corte en el dedo índice hasta que veo sangre. Nunca he sido especialmente fanática de ésta aún siendo mía, pero estoy desesperada.
—¿¡Qué haces!? ¿¡Te has vuelto loca!?
—¡CALLATE! Escúchame bien porque no lo diré dos veces, ¿ves aquellas ondulaciones de allí? Significa que la tela está suelta. Busca el final y deslizate por él hacia abajo, cuando llegues, corre hacia la carpeta y avisa a todos para que se escondan.
En cualquier momento podría entrar por la puerta, debo darme prisa. Termino de escribir el mensaje en la hoja, espero que no se borre. Apunto mientras le doy las últimas direcciones al heredero. Solo espero no fallar y herir a alguien por error o peor, no tener suficiente fuerza. Es un cuchillo muy pesado para su tamaño, pero eso no asegura nada.
—Ven conmigo.
—No.
—¿Qué vas a hacer? Eres una inconsciente. ¡Si te quedas, morirás!
—¡Y si te callas y te vas no habrá sido en vano!
Es cierto. En este momento da igual si somos creaciones o personajes, merecemos vivir. Nunca pensé en sacrificarme para salvar a otros, no soy una especie de heroína de una novela de aventuras. De hecho, si lo consigo nadie, ni siquiera yo, morirá hoy.
Me concentro, respiro hondo desde el estómago y lanzo la pesada daga. Ya no hay nada más que pueda hacer por ellos.
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