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Anne llego a casa de bastante buen humor. Su charla con Marcy, su reencuentro con Ivy, el haber conocido al pequeño Sprig y haber disfrutado de una reunión sin tener que soportar los constantes besos, toqueteos y otras cosas de Amity y Luz habían convertido su día en un muy buen día.

Luego de cambiarse el uniforme por ropa mucho más cómoda se sentó frente a su ventana, completamente agotada, esperando la llegada de Marcy al lugar.

Quería hablar con ella.

Lo necesitaba.

No tardo mucho tiempo en darse cuenta de que la chica ya estaba en casa.

XX: ¡¿QUÉ HACES VESTIDA ASI?! -La voz de la Sra. Wu era tan alta que traspasaba las paredes y llegaba a sus oídos. Tal vez estaba en el corredor de la parte superior, o en medio de las escaleras, armando el escándalo del siglo- ¡¿DÓNDE ESTA TU ROPA?! ¡ESTA NO ES LA ROPA QUE UTILIZA UNA MUJER, MARCY!

Las respuestas de Marcy eran imperceptibles. Tal vez porque estaba susurrando. Tal vez porque no las daba.

¿Quien sabe? Solo Marcy...

Sra. Wu: ¡¿CUANTAS VECES MÁS TENGO QUE HABLAR CONTIGO SOBRE ESTO?!... ¡RESPONDEME, MARCY!

Silencio.

Sra. Wu: ¡VE A TU HABITACIÓN! ¡TE QUIERO ABAJO A LAS SEIS! ¡Y BIEN VESTIDA!

Y así fue como la discusión finalizo.

La chica de la ventana entro a su habitación diez minutos después, limpiándose las lágrimas con el dorso de su muñeca, tomando ropa de su armario antes de ir al baño a una velocidad impresionante y salir minutos después con unos shorts que debían de ser dos veces menos su talla y una camiseta tan ajustada que Anne podría haber detallado sus costillas.

Marcy: Hola -Saludo caminando hacia la ventana, cabizbaja, lágrimas aun cayendo por sus mejillas. Anne no sabía cuándo Marcy había notado su presencia allí, pero estaba feliz de que lo hubiese hecho.

Anne: ¿Qué sucedió? -Pregunto completamente preocupada, queriendo saltar la distancia entre ambas ventanas y correr a abrazar a la chica de ojos Verdes hasta que sus brazos cayeran.

Marcy: Lo de siempre -Respondió encogiéndose de hombros, mirando un punto en el cielo, como si verdaderamente estuviese hablando con una nube y no con Anne-. Ya lo sabes, si no uso ropa femenina soy menos mujer para ella... Y si soy menos mujer, Alex no me quiere.

Anne: ¿Y tú le crees? - "¡MIRAME, WU!"

Marcy: Supongo que tengo que hacerlo -Contesto encogiéndose en hombros-. Es mi madre.

Anne: Es tu madre, y una estúpida en mi opinión... Lo siento, pero es lo que pienso... Es decir -Respiro hondo, intentando poner sus pensamientos en orden y olvidar por un par de segundos su odio hacía la Sra. Wu-. Existen muchas mujeres en el mundo, Marcy. Unas son rubias, y otras tienen ojos alargados. Unas tienen uñas tan grandes como garras y otras tan cortas que apenas podría decirse que hay algo más que piel en sus dedos. Unas perdieron un seno luchando contra el cáncer, y otras jamás han sufrido absolutamente nada en su vida. Algunas se casan con hombres millonarios en busca de fortuna, otras se casan con el hombre perfecto y algunas, como yo, Amity, Luz, Mina, Chae y un montón de chicas más en este mundo, prefieren buscar el amor en una estructura física más delicada y suave, y en un corazón más tierno junto a facciones más delicadas... Pero todas seguimos siendo mujeres igualmente. No eres ni más ni menos mujer que tu madre, que yo, que la presentadora de farándula en la televisión, que aquella chica que está intentando perder peso o que aquella soldado que ahora mismo está peleando en una guerra. Todas somos iguales, Marcy... Y vestir algo cómodo no va a cambiar esto, por mucho que tu madre lo crea...

Marcy: Tal vez tu deberías ser mi madre -Se burlo, sonriendo débilmente, limpiando finalmente una última lágrima.

Anne: No... Si lo fuese no podría estar tan perdidamente enamorada de ti.

............

Estaban hablando sobre temas tan poco serios que un niño de tres años se habría burlado de ellas por ser tan infantiles, y Anne no pudo evitar dejar salir la pregunta que tenía entre los dientes desde que Marcy le había confesado que no era virgen.

Anne: ¿Dolió?

Marcy arrugo su semblante.

Marcy: ¿Qué cosa? -Pregunto con confusión.

Anne: Tu... tu primera vez -Sus mejillas se sonrojaron, y se vio obligada a mirar sus propios dedos fijamente, intentando que el calor en sus mejillas disminuyera.

La chica de la ventana tardo en responder, como si estuviese pensando la pregunta o recordando el momento.

Cuando Anne volteo a mirarla, vio tristeza en su rostro cabizbajo.

Marcy: Dolió... Mucho... Yo... Yo no quería, Anne Banana. Jamás quise... Pero mi madre... El lo quería, y mamá solo se fue un día cuándo mi padre aun estaba trabajando y mis hermanos en la escuela... Y el... El solo... Me obligo a hacerlo... Dijo que las... que los novias hacen eso. Y yo... no podía huir, Anne Banana. Y no fue... no fue ni un poco delicado... El solo quería un lugar donde meter su pene y... No me gusto ni un poco. Ni siquiera me gusta ahora, cuándo se supone que debo haberme adaptado y... Me siento sucia... Siempre... No es bonito, Anne Banana. No se siente como se supone que debería sentirse...

Y entonces la furia se apodero de su cuerpo cuándo Marcy termino de hablar, las uñas de sus manos clavándose en la piel de sus palmas. Quería golpear a Alex.

Quería ahorcarlo.

Habría dado todo lo que tenía porque la chica no hubiese pasado lo que tuvo que pasar con ese hombre, incluso la posibilidad de tener un futuro junto a ella

Anne: ¿Y qué sucede si un día no quieres estar con él? ¿Qué pasa si, por un día, no quieres sentirte tan estúpidamente usada?

Marcy: No lo se. Jamás le he dicho que no quiero. Jamás me he negado... Tengo miedo -Confeso, una lágrima resbalando por su mejilla-. No quiero que se enfade... No quiero sufrir más de lo que ya lo hago.

Anne: ¿Marcy? ¿Realmente crees que podrías sufrir más de lo que ya lo haces?

Marcy: No lo se.

Y esto era lo que realmente creía, Anne lo vio en sus ojos.

Y es que Marcy Wu, simplemente, era bastante mala imaginando. Anne lo sabía. Lo sabía porque la amaba. Y por eso su mente no podía crear imágenes de algo peor.

Marcy: Quiero dejarlo, Anne Banana...

Fue casi como un pequeño y reconfortante rayo de sol atravesando millones de frías y estúpidas nubes de tormenta.

Fue como un cálido abrazo entre los golpes.

Fue como un dulce beso entre mordidas.

Anne: ¿Qué dijiste? -Necesitaba oírlo de nuevo. Confirmar que no tenía un serio problema de audición.

Marcy: Dije que quiero dejarlo.

Silencio. No uno incómodo. Uno reflexivo.

Anne: ¿Cómo lo harás? -Si bien se escuchaba fantástico, era poco probable.

Marcy: No estoy segura -Contesto rápidamente, encogiéndose en hombros-... De lo único que estoy realmente segura es de que te amo, y se que fui una idiota, y que tal vez aun lo soy, pero voy a recuperarte, porque no me gustaría que estuvieses con alguien más que no fuese yo... No lo sé. Se que existen muchas mejores, pero... Ellas son buenas para ti y ya. Yo, en cambio, lo intento. Intento ser lo suficientemente buena. Lo suficientemente atenta. Lo suficientemente dulce... Nadie jamás intentara como yo ser todo lo que necesitas. Creo que eso demuestra cuánto te amo...

Anne: Yo también lo creo...

.............

A las seis Marcy bajo a cenar tal y como su madre se lo había exigido, usando ropa corta de nuevo. Anne, en cambio, aprovecho el momento para bajar a cenar junto a su familia.

No vería a la chica de ojos Verdes por un muy largo rato.

Sra. Boonchuy: Lo sabes, ¿verdad? -Pregunto repentinamente a mitad de la cena, Anne no comprendiendo la pregunta del todo.

Anne: ¿Saber qué?

Sra. Boonchuy: Que ella volvió...

Silencio.

Anne: Sí. Lo se...

Sr. Boonchuy: ¿Y cómo te sientes? ¿Estás bien?

Anne: Supongo...

Sr. Boonchuy: Ella esta con alguien más ahora... Supongo que también lo sabes -Informo acariciando sus brazos dulcemente, intentando darle consuelo.

Anne: También se que el es un idiota -Murmuro enfadada, recordando su charla con Marcy durante la tarde, apretando con fuerza los cubiertos entre sus manos, intentando controlarse y no salir de casa para golpear la puerta de los Wu hasta que el estúpido Alex diera la cara.

Sra. Boonchuy: Hija... -La llamo preocupada, tomando los cubiertos de sus manos, Anne relajando sus dedos de inmediato, la furia disminuyendo.

Anne: Estoy bien -Aseguro-... Es solo que... hable con ella ¿Bien?... Hable con ella y me contó lo sucedido. Me dijo por qué se fue, y por qué está saliendo con ese hombre. Me contó lo estúpido que el es... Y se que tal vez yo también soy una estúpida, porque ella me rompió el corazón y todo eso, pero estoy enamorada de ella. Y es que ella aun lo está de mi. Y en la primera oportunidad que tenga para recuperarla lo voy a hacer...

Sr. Boonchuy: Anne, esto no está bien -Susurro, intentando mirarla a los ojos para hacerle comprender su punto de vista.

Anne: Lamento ser grosera, pero tengo dieciocho años, y creo que soy lo bastante mayor como para saber si algo me hará bien... O para cometer mis propios errores... Ahora, creo que deberían dejar de hablar de mí, Marcy Wu y el idiota de su novio y preguntarle a Molly que tal le fue en la escuela...

Molly: Le enseñe matemáticas a un niño lindo -Se apresuro a notificar.

..........

Subió a su habitación minutos después, encontrándose con algo... alguien, en realidad... que no esperaba estuviese allí.

Anne: ¿Marcy? -Pregunto preocupada al verla sentada frente a su desorganizada cama, con la cabeza entre las piernas, llorando desconsoladamente mientras chasqueaba sus dedos y sufría leves temblores que recorrían todo su cuerpo.

Marcy: Yo... el... yo -Intentaba explicar, ahogándose en llanto con cada palabra.

Anne: Shhh, Marcy. Tranquila -Susurro acercándose, sentándose frente a ella y tomando sus manos entre las suyas, el sonido deteniéndose y una gran fuerza obstruyendo la circulación de sangre en sus dedos-. Todo está bien.

Pero Marcy negó, y Anne supo que algo realmente muy, muy, muy malo había sucedido.

.........

Luego de quince minutos, la chica apenas se había tranquilizado un poco.

Se ahogaba con sus lágrimas, y sus mejillas estaban completamente húmedas.

Anne se sentía impotente.

Solo podía secar sus lágrimas, sujetar sus manos y decirle de vez en cuándo que todo estaría bien antes de que la chica negase esto de nuevo.

Sabía que no debía abrazarla. Abrazarla significaba sofocarla aún más, pero tenía tantos deseos de hacerlo... Sofocar su llanto con un beso. Decirle sin palabras que todo esta realmente bien. Que todo, a su lado, aunque estuviesen en el centro de una gran explosión, estaba bien.

Supongo que, si hay amor, todo está bien.

O, al menos, eso es lo que dicen, y esto era lo que Anne había escuchado durante toda su vida.

Anne: Necesito que te tranquilices, Mar Mar-Susurro acariciando sus manos dulcemente.

Pero el llanto persistía.

Anne: Mar Mar, esto realmente no le hace bien a tu corazón. Necesito que pares de llorar -Casi suplico.

Sabía que si la chica continuaba derramando lágrimas por sus hermosas mejillas ella también lloraría... ¿Y quién sería fuerte por ellas cuándo ambas estuviesen destrozadas?

Anne: Sera mejor que bajemos -Susurro, intentando levantarla del suelo, lográndolo, Marcy de inmediato apoyándose en su hombro para seguir derramando lágrimas-. Algo de agua y un lugar más ordenado te ayudaran.


Y silenciosamente ambas salieron de allí, Marcy llorando sobre el hombro de la chica, Anne intentando consolarla sin lograrlo.

La sentó sobre el sofá, buscando agua en la cocina con rapidez. No logro que ella la tomara.

El llanto continuaba.

Anne: Marcy, por favor... No llores -Suplico con la voz rota, su corazón estrujándose al ver sus ojos rojos e hinchados, de un color gris pálido que solo adquirían cuándo estaba realmente triste, y su nariz también roja debido al llanto, además de sus mejillas humedecidas y su labio tembloroso-. Por favor, mírame...

Y lo hizo.

Habían evitado hacerlo desde el reencuentro, pero Anne conocía el poder de las miradas, y esa noche Marcy necesitaba que un par de ojos color azules le dijeran que todo estaba bien

Y es que las miradas calman, agitan y excitan. Anne sabía que las miradas podían hacer preguntas y dar respuestas. Sabía que podían dar miedo o consuelo. Sabía que podían hacer reír o llorar, o que podían ser nada y a la vez todo.

Anne conocía el poder de las miradas.

Anne sabía que su mirada podía calmarla.

No se equivocaba.

Anne: ¿Mejor?

Marcy: Supongo -Susurro limpiando sus lágrimas con el borde de su muñeca, tal y como una pequeña y adorable niña, aspirando audiblemente con su nariz-. Y lo siento -Se disculpo, encogiendo sus piernas y colocando estas sobre el sillón antes de abrazarse a ellas-. Mi idea no era llorar hasta que mis lagrimales picaran.

Anne: ¿Te duele la cabeza? -Le pregunto colocando un mechón de su oscuro cabello tras su oreja. Ella había llorado así cuándo su abuela había muerto, y sabía que derramar esa cantidad de lágrimas dejaba un dolor bastante molesto durante horas. También sabía que Marcy no lo diría si no se lo preguntaba.

Marcy: Un poco -Contesto en voz baja y rota, limpiando sus mejillas de nuevo.

Anne: Buscare algo. Espérame acá...

Marcy: ¿Y qué pasa si tus padres vienen?

Anne: Son padres, estoy segura de que ya están dormidos.

Y sin más se fue hacía la cocina.

Busco una píldora para el dolor de cabeza y preparo un té para su ex-novia, sabiendo que este la calmaría un poco. Al menos, esto era lo que siempre hacían los protagonistas de sus libros favoritos.

Y de repente lo recordó...

Recordó el beanie morado que Marcy había dejado en el suelo antes de marcharse. Recordó dónde estaba cuidadosamente guardado (En el último cajón, junto a sus calcetines) y decidió ir a buscarlo apresuradamente, como si la prenda de ropa viniese al cuento en ese instante. Como si importase más que el dolor de cabeza y el llanto de Marcy.

Bajo segundos después, y volvió a entrar a la cocina para llevar a la chica de ojos verdes la píldora, el té y el beanie.

Anne: Tómatelo todo -Casi le exigió, entregándole el te.

Marcy: Gracias -Sonrío débilmente.

Y justo allí, al verla sonreír apenas elevando una de las comisuras de su labio, decidió que era el momento. Coloco el beanie sobre la cabeza de Marcy, viendo sus grises ojos confundidos.

Marcy: ¿Qué es...? -Pregunto curiosa, quitándose el beanie de la cabeza, mirándolo fijamente con una verdadera sonrisa en el otro durante algunos minutos. La que quería ver... Tal vez el beanie si tenía que ver. Tal vez Anne quería esa sonrisa, y sabía que la única forma que tenía para encontrarla era de esa manera-... ¿Por qué lo conservaste?

Anne: ¿Por qué no?

Al parecer, fue un argumento bastante bueno para la chica de la ventana, pues simplemente se encogió en hombros, sonriendo de nuevo antes de colocarse el beanie morado que tantos recuerdos guardaba sobre la cabeza de nuevo.

Anne: ¿Cómo llegaste a mi habitación? -Pregunto sentándose a su lado en el sofá, mientras la chica aun tomaba su té caliente.

Marcy: Solo salí corriendo por la puerta trasera y busqué la escalera... Estaba en el suelo, y tenía algo de moho... Pero eso no me impidió llegar a ti. Jamás nada me impedirá llegar a ti.

Y Anne supo que esta había sido una promesa.

.............

Marcy había regresado a su casa minutos después de terminar de beber su té, argumentando que si se quedaba más tiempo terminaría dormida en el sofá y los padres de Anne la verían.

Anne intento persuadirla de quedarse. Aun había una habitación libre y la mitad de su propia cama, además aquella también era su casa y Marcy estaba siempre invitada a ella a pesar de todo, pero la chica se negó, diciéndole que su madre se enojaría si no la encontraba en su habitación. Pero la chica no se rindió ante esto, insistiéndole que si regresaba tal vez Alex querría tener sexo con ella y no la dejaría descansar, pero la chica de la ventana solo le dijo que Alex no estaría en casa esa noche antes de descender por las escaleras con una mirada triste.

La chica se marchó sin explicarle el motivo de su llanto.

............

El día siguiente, luego de una jornada de trabajo normal, Anne decidió utilizar esa escalera con la que había alcanzado la ventana de Marcy muchos meses atrás.

La chica tenía razón. La escalera estaba vieja, repleta de moho, húmeda, sucia y astillada en algunas partes, pero cumplía su función de permitirle llegar a la ventana de su vecina, y eso lo valía. Incluso electrificada habría valido la pena subirla.

Encontró Marcy tomando clases de latín por internet cuándo se adentró en su habitación.

Anne: Hola -Saludo levemente.

Pero Marcy no advirtió su presencia. Estaba demasiado concentrada en sus clases. Demasiado concentrada en la pantalla.

Su mente estaba ocupada.

Y ella quería llamar su atención, porque necesitaba mirarla a los ojos, hablar con ella y preguntarle si estaba mejor.

Anne: Adivina quién soy -Susurro a su oído, colocando sus manos sobre los ojos de la chica, esta no sorprendiéndose ante esto a pesar de todo. Tal vez estaba tan familiarizada con ella que había perdido la capacidad de sorprenderse.

Marcy: La chica más hermosa del planeta, supongo... -Definitivamente la enorme sonrisa en su rostro confirmaba que estaba mucho mejor que la noche anterior.

Anne: ¿Mina?

Marcy: No...

Anne: ¿Lisa?

Marcy: No...

Anne: Supongo que me rindo.

Marcy: Eres tu -Susurro, y no había ni un toque de broma en su voz cuándo su volteo a mirarla junto con la silla, apartando las manos de la chica de su cara.

Anne suspiro y sonrío, mirando sus ojos, que volvían a ser tan Verdes como antes

"Como antes..."

"Como antes..."

"Como antes..."

"No como ayer..."

Anne: ¿Por qué llorabas ayer?

"Genial, Anne. Que sutileza"

Marcy suspiro audiblemente, desviando su mirada al suelo y derramando un lágrima antes de responder.

Marcy: Voy a casarme, Anne Banana..

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