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Marcy Wu sabía que todo lo que estaba haciendo estaba mal.
Desde la primera vez que había besado Alex, el dueño del departamento donde se habían hospedado en Nueva York antes, durante y después de su nuevo trasplante de corazón, lo supo.
Resumiré todo lo sucedido para no aburrirlos con todo esto.
Digamos que a la Sra. Wu el hombre le parecía un buen partido para su hija mayor. Tenía dinero, era guapo, estaba disponible y, por último, pero no menos importante para la mujer, era hombre. ¡Ni en un millón de años tendría una oportunidad como esa de nuevo!
Luego del trasplante de corazón exitoso y la recuperación de su hija, la mujer decidió que era tiempo de jugar sus cartas.
La alejó de Boscha y Willow, de Jerbo y Edric. Incluso de Bria.
Qué aun consideraba su amiga, pues no se había quedado el suficiente tiempo como para escuchar la verdadera razón por la cual se había acercado a Anne y ella meses atrás-. Cambió su número de teléfono e incluso le prohibió hablar con Ivy luego de recibir una llamada del padre de ésta. Quemó sus discos de Twice, incluso el que Sprig le había regalado en su cumpleaños, y también cualquier cosa relacionada con ellas.
Desechó sus gorras y beanies, sus chaquetas y sus calcetas largas, sus camisas a cuadros y su patineta. Tiró todo lo que podría hacerla parecer "rara".
Finalmente, la mujer comenzó a hablar con su hija y, después de varias charlas llenas de mentiras y amenazas disfrazadas, la Sra. Wu termino convenciendo Marcy de que olvidar su "experimento "con Anne y comenzar una relación seria con el hombre de dinero sería la mejor opción.
Besarlo fue asqueroso para la chica de ojos verdes la primera vez. Luego terminó adaptándose. Sus labios eran demasiado toscos, poco suaves, y sus besos estaban llenos de rudeza. No le gustaba. Pero era lo que tenía que hacer para mantener a su madre feliz.
Luego de "formalizar" su relación con Alex, el chico comenzó a exigir cosas a los padres de la chica como si de un producto se tratase. Ropa ajustada. Maquillaje. Predisposición.
Sr. Wu no estaba de acuerdo con todo esto, y sus hermanos tampoco, pero Sra. Wu si, y los demás temían por la salud física de Marcy, así que se abstenían de hacer o decir cualquier cosa.
Durante esos ocho meses Marcy tuvo que acostumbrarse a ser tratada y vista como un vulgar pedazo de carne, su madre jamás haciendo nada para detenerlo.
Fue por eso que, al saber que volverían a Japón luego de tantos meses, su nuevo corazón casi se le salió del pecho. Volver a California suponía alejarse de esa vida. De su tortura. Volver a ser parcialmente libre.
Como puede apreciarse, la inocencia característica en la mente de Marcy seguía allí, completamente intacta.
Librarse de aquel hombre no iba a ser tan fácil como ella pensaba.
La madre de Marcy, manipuladora como siempre, había logrado que Alex accediera a acompañarlos.
[...]
Durante el camino Marcy se mantuvo pensativa, sus piernas apenas cubiertas hasta los muslos por un corto vestido siendo acariciadas toscamente por las rasposas manos de Alex sin control alguno.
Aun así, aunque esto era asqueroso y degradante, la chica podía ignorarlo, pues cosas más importantes que un toqueteo al que ya estaba acostumbrada ocupaban su mente.
Estaba pensando en Anne Boonchuy...
Tal vez la chica era feliz con Gus, al menos un poco, hasta que el chico se descontrolaba y volvía a golpearla sin control alguno.
Tal vez no la recordaba.
Tal vez no significaría nada para la chica de ojos azules volver a verla.
Alex: Supongo que tu cama es grande, muñeca -Susurro a su oído morbosamente, acariciando con uno de sus dedos su escote, haciéndola volver a la realidad.
Marcy: Yo... em -"¡Deja de tartamudear, idiota! ¡A Alex no le gusta!"-. No creo que a mi madre le guste que compartamos habitación -Susurró cerrando sus ojos fuertemente, queriendo creer lo que acababa de decir. Lo cierto era que sabía que su madre aprobaría cualquier cosa que el hombre deseara.
Alex: ¿Cree que puedo dormir con su hija, señora Wu? -Pregunto a Sra. Wu, quien sentada en el asiento del copiloto revisaba sus más recientes mensajes en el nuevo celular que Peter le había regalado días atrás.
Sra. Wu: Pueden hacer lo que sea, Alex. No me molesta. Ya están algo grandes como para decidir por ustedes mismos...
Pero lo cierto era que Marcy Wu no había decidido aquello.
Ella aun no podía decidir.
[...]
Cuando descendió del auto solo quería correr a su habitación y quedarse allí encerrada tanto tiempo como pudiese.
No era feliz viviendo así. No era feliz siendo controlada por su madre y por ese hombre.
Quería volver a ser esa chica con terribles riñones, un corazón defectuoso y que se llamaba enferma a sí misma. Habría preferido mil veces estar enferma antes que controlada.
Pero aquello era su culpa.
Era ella quien se había marchado a Nueva York luego de ver aquella terrible escena del beso.
Era ella quien había aceptado todo aquello en el momento en el que tomó sus cosas y se marchó.
Cuando salió de sus pensamientos fue cuándo notó, sorprendida, que alguien más la miraba a unos metros de distancia bajo la luz de las farolas. Era Anne, con sus ojos azules puestos en ella. Se veía hermosa, como siempre. Era su Anne. Era la chica que había hecho felices cada uno de sus días meses atrás. Era la chica de la que se había enamorado.
Al verla de nuevo fue como si su corazón comenzara a fallar. Como si volviese a tener un corazón hecho mierda en el pecho.
Le faltaba el aire. Le dolía el pecho. Sus latidos se aceleraban. Todo comenzaba a nublarse.
Pero seguía de pie.
Anne Boonchuy no le permitía desvanecerse.
Fue entonces cuando ella sonrío.
Sonrió, y la noche realmente pareció dejar de ser noche a pesar de que Marcy sabía que esto era imposible. Anne sonrió, y volvió a sentirse la chica que ocho meses atrás había estado abrazando la cintura de esa chica en una cama en medio de una parcialmente desordenada habitación.
Cuando Anne Boonchuy sonrió esa noche, Marcy Wu volvió a ser Marcy Wu.
Y también sonrió.
Sonrió porque ella estaba allí.
Sonrió porque se estaban mirando, y el momento era casi irreal. Sonrió porque, a pesar de que Anne había besado a Gus ese día hacía ya ocho meses y Marcy se había creído olvidada, esa hermosa sonrisa aún era dedicada a ella.
Por desgracia, nada es completamente perfecto.
Alex solamente necesitó unos segundos para destrozar el momento.
Toma su cintura posesivamente y besó sus labios con brusquedad, haciéndola querer vomitar en cuanto su lengua invadió su boca con salvajismo.
Quería que aquel beso terminara. Siempre lo deseaba, pero en ese momento lo quería más que nunca, porque Anne estaba allí, mirándolos, y Marcy Wu no quería parecer tan traicionera como Anne Boonchuy.
Porque Anne lo era. Ella había besado a Gus. Había herido sus sentimientos. Anne había destrozado todo lo hermoso que habían tenido.
Cuando el hombre finalmente se separó de ella Marcy no pudo mirarla de nuevo. Realmente se sentía mal consigo misma. La chica pensaba que tal vez, si de traiciones hablamos, Anne y ella no eran tan diferentes.
Porque, a pesar de que ella había comenzado a salir con Alex luego de que la relación entre Anne y ella terminara, había algo en su pecho que le decía que lo que estaba haciendo estaba completamente mal.
Se dejó guiar al interior de la casa por su novio, su cintura fuertemente sujeta, su mirada manteniéndose en el suelo.
Se sentía mal por quien era, en quien se había convertido. En quien la habían convertido.
Para su suerte ese día Peter se durmió temprano...
En la primera oportunidad que encontró la chica se desprendió de sus posesivos brazos, entró al baño, se sentó sobre la tapa del retrete y lloró.
Lloró porque no quería esa vida de mierda.
No quería haber visto a Anne besar a Gus.
No quería besar a Alex nunca más.
No quería dinero.
No quería un hombre guapo y sucio susurrando cosas a su oído.
No quería los vestidos ajustados y cortos.
No quería shorts provocadores.
No quería esa lencería roja que estaba usando en ese momento.
Ella solo quería ser feliz, como lo había sido meses antes.
[...]
La mañana siguiente Marcy despertó con el sonido de su despertador. Miró a su alrededor, sabiendo que la cama estaba vacía a causa de la manía de Alex de levantarse primero que ella para encargarse de su "amigo". Marcy sabía que le tomaría bastante tiempo adaptarse a despertar en esa habitación que había sido suya ocho meses antes. Digamos que su mente se había adaptado a su habitación en Nueva York, y aunque había vivido en esa casa durante toda su vida, para su rutina el lugar se había vuelto desconocido.
Extraño.
Se cambió el pijama por un short deportivo bastante corto que, según Alex, era su favorito, y una camiseta de tiras color blanca que se pegaba a su cuerpo, resaltando sus curvas, además de unas zapatillas deportivas blancas completamente nuevas que lastimaban sus tobillos y que tardaba años en atar. No era como si Anne no le hubiese enseñado bien a atar sus cordones cuándo estaban juntas, pero la práctica se pierde, y la poca disposición de Alex o su madre por enseñarle cualquier cosa no era de gran ayuda.
Bajo y comió solo un poco (La cantidad que Alex le permitió ese día) antes de aplicarse la insulina y tomar su gran cantidad de medicamentos prescritos. Las medicinas e inyecciones era algo que jamás cambiaría en su vida a pesar de todos los trasplantes que pudiera realizarse.
Alex se marchó luego de desayunar, no sin antes besar salvajemente los labios de la chica y sujetar su trasero como si fuese de goma.
Marcy suspiró. Sabía a donde iría Alex.
Alex iría a buscar mujeres para él. Mujeres con las cuales se acostaría dentro de su auto y luego desecharía como a paquetes de doritos luego de que se han comido todo el contenido.
Y a su madre no le importaría esto, porque el hombre seguiría regalándole ropa de primera marca. Y su hija sería heterosexual como todas las demás.
Y todo parecería estar bien.
Marcy: Iré a correr -Notifico. Alex había trazado una minuciosa rutina para ella al comenzar a salir, y correr durante una hora era tan solo la primera parte de esta.
Cinco horas de su día estaban llenas de ejercicio. Sus comidas venían en porciones pequeñas. Sus clases de idiomas, música y fotografía estaban diseñadas para fundir su cerebro, aunque las últimas dos realmente las disfrutaba. Apenas podía dormir cuatro horas al día... Era un horario devastador, pero su mente era adicta a las rutinas y la obligaba a seguirla al pie de la letra, aunque la estuviese matando.
Aunque su vida con ese hombre fuese una tortura...
[....]
Corrió durante media hora antes de que su corazón se cansara. Si bien no había sido rechazado y funcionaba de maravilla, aquel no era su verdadero corazón, y jamás trabajaría como debía trabajar.
Se sentó sobre las escaleras de la biblioteca, colocando su cabeza repleta de pequeñas gotas de sudor entre sus rodillas, recuperando el aliento rápidamente.
Lo bueno de su nuevo corazón era que trabajaba de mejor forma. Se supone que eso es lo que hacen los corazones nuevos.
Pero el aire volvió a marcharse cuando vio a la silueta de Anne caminar en su dirección.
Quiso correr, pero eso habría sido estúpido, y en el tiempo que había estado con Peter este le había enseñado a no comportarse como una. El hombre de dinero jamás podría salir con una estúpida, o al menos esto decía.
Nerviosa chasqueó sus dedos audiblemente en cuanto la vio acercarse.
Anne: ¿Marcy?
Escuchar su voz de nuevo provocó en su corazón las mismas sensaciones que un ataque.
Marcy: Anne Banana-Susurro elevando su cabeza, sin poder mirarla a los ojos. No sabía por que la había llamado de esta forma, como si aún fuesen algo más. Supongo que, en su interior, era lo que Marcy más deseaba.
Anne: ¿Sucede algo? -Preguntó preocupada, mirando sus manos, sus dedos chasqueando rápidamente. La chica de ojos verdes no podía creer que, después de todo, la hermosa chica de ojos azules siguiera preocupándose por ella.
Marcy simplemente negó con su cabeza.
Es decir, estaba odiando su vida y todo eso, pero no estaba teniendo un ataque al corazón así que no podía estar sucediendo nada realmente serio.
Anne: ¿Estás segura?
La chica asintió. Dudosamente, pero lo hizo.
Anne: Entonces supongo que... Bueno, yo... Tengo que trabajar... Te veré otro día.
Y sin más, la chica entró a la biblioteca.
Y Marcy no hizo nada para evitarlo, a pesar de que se moría por escuchar su voz una vez más.
[....]
Al llegar a casa luego de una agotadora rutina Marcy solo pudo mirar por la ventana.
Había pasado tiempo desde la última vez que lo había hecho.
No lo había hecho en Nueva York porque las ventanas del departamento de Alex no eran su ventana. Ninguna ventana en ningún lugar era su ventana. Ninguna guardaba tantas miradas. Tantas conversaciones. Tantas situaciones. Ninguna guardaba tantas historias.
Cuando se acercó lo suficiente apoyo su mano derecha sobre el vidrio y suspiro. Una pequeña parte de su mente volvía a sentirse a gusto con lo que estaba haciendo y dónde lo estaba haciendo. Volvía a sentirse parte del lugar. Volvía a ser la Marcy Wu de siempre.
Por un momento, el deseo de hacer un crucigrama apareció en su mente, pero de inmediato se deshizo de este. A Alex no le gustaban solo por el hecho de que él no podía llenar ni uno solo, y aunque Marcy Wu debía de ser una chica lista, no podía sobrepasarlo.
Aburrida y sin nada más que hacer hasta dentro de una hora, Marcy dejó escapar una gran bocanada de aire por su boca, el vidrio de la ventana empañándose de inmediato. Al principio pensó en limpiarlo, pero luego una idea mucho más divertida pasó por su mente.
Fue así como comenzó a dibujar y escribir sobre su ventana.
"Bob Esponja"
"Club Pengüin"
"Lego"
"Libros"
"Música"
"Felicidad"
"Tumblr"
"Amor"
Se estaba divirtiendo, de una forma tan inocente que cualquiera que la hubiese visto de esa forma se habría sentido completamente conmovido y habría sonreído ampliamente.
Se estaba divirtiendo por primera vez en meses. No en las grandes fiestas a las que Alex la había llevado muchas veces para exhibirla. No en una reunión con las superficiales y odiosas amigas de su novio. No en las estúpidas e incomprensibles obras de comedia que había sido obligada a ver en inmensos teatros.
Se estaba divirtiendo allí, es su vieja casa, frente a una ventana, dibujando sobre su aliento impregnado en el vidrio.
Y esto era todo lo que realmente necesitaba.
"Anne Boonchuy"
Salto hacía atrás cuándo se dio cuenta de lo que había escrito mientras pensaba, el dibujo de la chica quedando a medias. Lo borró de inmediato con el borde de su mano.
Lo borró porque amaba a Anne Boonchuy, pero ella la había traicionado y ahora estaba con Alex. Y Alex era lo mejor para ella según las palabras de su madre.
Fue entonces cuando la puerta de la habitación de su vieja novia se abrió, la hermosa chica entrando de inmediato. Vestía la misma camisa amarilla con la cual la había visto esa mañana, y también los mismos pantalones ajustados.
La chica no lo había notado esa mañana, pero ahora, viéndola mejor, supo que aquel debía de ser su uniforme de trabajo. Y sabía que Anne tenía un trabajo porque ella se lo había dicho esa mañana, y Marcy la había escuchado, porque ella escuchaba cada una de las frases que decía Anne Boonchuy.
Cualquiera habría salido corriendo de esa habitación al ver a su ex novia frente a su ventana, pero ella era Marcy Wu, y simplemente se quedó allí, paralizada, observando silenciosamente, como antes de que la chica de cabello negro se diera cuenta de su existencia meses atrás y le preguntase que estaba haciendo.
La vio cambiarse el uniforme por una ropa bastante cómoda sin apartar la mirada, deleitándose con cada parte de su cuerpo como si Anne hubiese sido esculpida por el mejor de todos los artesanos. Si bien Alex entrenaba y tenía un muy buen físico, su cuerpo realmente no le atraía. Era demasiado grande. Demasiado robusto. Demasiado velludo.
Anne era pequeña. Frágil. Delicada. Suave. Anne era todo por lo que Marcy Wu suspiraba.
Y no era solo su cuerpo.
Era ella en si.
Pero ella la había engañado, y ahora estaba con Alex.
Me gustaría decir que Anne volteo la mirada repentinamente y se encontró con los ojos de Marcy fijos en ella. Me gustaría decir que comenzaron a hablar a través de escritos como la primera vez, y así fue como comenzó de nuevo su historia de amor.
Pero no sucedió así.
La chica de la ventana simplemente tomó sus cosas y salió de la habitación hablando por su celular, demasiado perdida en su conversación con quien sea que la estuviese llamando como para mirar por la ventana.
Tal vez hablaba con Gus. Tal vez con Amity. Tal vez con Luz. Tal vez con un nuevo chico o chica que ahora ocupaba su corazón... Marcy no estaba segura.
De lo único que estaba realmente segura era de que no hablaba con ella.
[...]
Su vida durante la siguiente semana siguió siendo terrible.
Marcy sabía que la vida no era perfecta, pero no había esperado que la suya fuese un infierno.
Tenía un novio que hacía lo que se le antojaba.
Tenía una madre controladora.
Tenía un padre y unos hermanos que temían a su madre.
La habían alejado de sus amigos.
Su rutina era inhumana.
Anne y ella ya no estaban juntas.
Y para colmo se había enterado, gracias a las miles de noticias que había escuchado mientras hacía su trote diario, que Mina y Chae se habían separado.
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