40
Anne había aprendido que el dolor de una perdida no se supera.
Se paraliza.
Durante esos ocho meses la chica había memorizado bien esto. Se había visto obligada a hacerlo para no acabar con su vida de una buena vez.
El primer mes veía el rostro de Marcy hasta en la más mínima gota de agua. El segundo pensó que sería mejor olvidarla de una buena vez, solo para darse cuenta, al tercer mes, que sería completamente imposible. Fue entonces cuando decidió encontrar un trabajo para mantener ocupada su mente. Al cuarto mes trabajaba en una biblioteca. Al quinto Anne llegaba tan cansada a casa que apenas podía soñar. En el sexto, luego de adaptarse a su horario, volvió la depresión de Anne al encontrar una rosa roja marchita dentro de las páginas de uno de sus libros favoritos. El séptimo mes casi pudo haber seguido adelante...
El octavo mes la volvió a ver...
[....]
Me gustaría decir que volvieron a reencontrarse el día que habría sido su aniversario de haber seguido juntas, o en el cumpleaños de alguna de las dos.
Pero no fue así.
Se reencontraron en un día normal, en un lugar normal, en una situación normal.
[...]
Ese día estaba siendo completamente normal para Anne Boonchuy.
Llego a la biblioteca a las nueve junto a Eda, su jefa, Gus, a quien su padre había echado de casa una semana después de la gran golpiza de Anne(A la cual, por cierto, no había vuelto a tocar ni por error) y Sasha, que seguía en su plan "Acosemos a Anne Boonchuy" después de todos esos meses, aunque Gus parecía suplicarle que se detuviera día a día para evitarse problemas.
Es completamente extraño como la gente que no debe estar junta, de alguna forma, siempre termina estándolo.
Como aquel fue un día normal, estuvo las primeras tres horas poniendo orden en la biblioteca y guiando a los visitantes hacia sus búsquedas. Como los visitantes eran pocos a esas horas incluso le dio algo de tiempo para leer algunas páginas de un nuevo libro antes de que Sasha se acercara.
Sasha: Buenos días, Boonchuy...
Anne: No de nuevo, por favor. Mei está a punto de confesarle su amor a Yuzu.
Sasha: Solo quería decirte que te ves muy sexy leyendo -Dijo sensualmente, arrebatándole el libro de las manos y acercándose a ella, tal vez demasiado.
Anne: Sasha, ya te dije que no estoy interesada en ti -Susurró enojada, alejándose de la chica rubia y acercándose a una estantería al azar, como si los libros construyeran una barrera a su alrededor.
Sasha: ¡Vamos! ¡Dame una oportunidad! ¡Estás soltera desde hace ocho meses!
Anne: ¡Has silencio! -Reclamó a la rubia. Realmente no le interesaba no haber salido con nadie en todos esos meses. No era como si le interesara salir con alguien más que no fuese Marcy Wu- ¡Eda va a descontarnos dinero de la paga si te escucha!
Eda: En realidad, ya las escuché -Dijo apareciendo como fantasma de la parte trasera de las librerías, con las gafas sobre su cabeza y un lápiz bailando entre su mano y la libreta en estas-. Pero tranquila, Anne. Esto solo afectará a Sasha, quien me terminará debiendo dinero a finales de mes si todo sigue así ...
Sasha: Pagaría millones de dólares solo por tener a Anne una noche -Susurró antes de alejarse con una sonrisa perversa en su rostro junto a Gus, que la había estado llamado desesperadamente desde el otro lado de la biblioteca, suplicándole silenciosamente que le alejara de la chica.
Anne: Y yo pagaría lo mismo para que se alejara de mi -Agregó mirando fijamente a Eda con una sonrisa, quien la miraba divertida mientras inspeccionaba las estanterías.
Eda: Esa chica parece estar un poco obsesionada por ti...
Anne: ¿Solo un poco?
[....]
Como fue un día normal, también llego el momento incomodo en el que Anne tropezó con Gus y éste se alejó desesperadamente, como si su tacto lastimara.
No puedo dar muchos más detalles que estos.
No puedo hablar de algo tan poco relevante.
[...]
Como era un día normal, a la hora del almuerzo Amity y Luz se reunieron con ella en una cafetería cercana. La chica alta había encontrado un trabajo como vendedora en una tienda de artículos deportivos luego de graduarse un par de meses atrás, y la chica de cabello morado ahora asistía a clases de baile en la tarde durante al menos dos horas.
¿Universidad? ¿Quién la necesita?
La relación entre Amity y Luz marchaba bien. No puedo decir que las peleas eran inexistentes o que su relación estaba ambientada en un cuento de hadas, pero las relaciones amorosas se basan en eso: en absurdas peleas en campos de batalla de los cuales no sabremos si saldremos con vida.
Luego de pedir almuerzos ligeros y en gran cantidad, las chicas se sentaron en la mesa más alejada del lugar y comenzaron a charlar sobre cualquier estupidez.
No hablaron de Marcy, o del hecho de que Anne la extrañaba ese día más que nunca sin razón alguna. En realidad, incluir a la chica de ojos amarillo sen sus conversaciones era algo que habían determinado dejar de hacer. Incluso evitaban hablar de Ivy, la mejor amiga de la chica de la ventana, quien parecía haber sido tragada por la tierra, pues Anne y sus amigas perdieron el contacto con ella un mes después de la huida de Marcy.
Era como si todo hubiese sido un bonito sueño con un final demasiado abrupto.
Amity: ¿Te gusta mi nuevo color de cabello, Anne? -Preguntó agitándolo ligeramente, Luz besando su mejilla ante el gesto antes de rodear la cintura de su novia con sus brazos.
Eran esos momentos de ternura los que le hacían desear a Anne prender fuego a sus amigas para que dejaran de restregarle su felicidad por la cara.
Anne: Claro. El morado te queda bien... Te pareces a Dahyun.
Amity: ¿Parecerme?..., yo soy Dahyun.
Luz: Y yo amo a Dahyun-Susurro antes de besarla, recordándole a Anne la primera vez en que ambas chicas se habían juntado sus labios.
Suspiró y sonrió.
Por suerte, esa vez, Amity no había salido corriendo.
Luz: ¿Y qué tal Eda? ¿No volvió a descontarte dinero? -Pregunto mirando nuevamente a su amiga al separarse de los labios de Amity, la chica alta recostando su cabeza en su hombro y aspirando su aroma.
Anne: Por suerte no... Según escuche, hoy estaba de buen humor. Su pareja le pidió matrimonio o algo así.
Amity: ¿Esa persona que tiene el...?
Anne: Sí...
Amity: Y se parece a...
Anne: Exacto.
Amity: ¡Y habla como...!
Anne: ¡Ese!
Amity: No entendí absolutamente nada...
Anne: Hablábamos de la pareja de Eda.
Luz: Lo sé, pero... ¡Aggg! Mejor olvídenlo. Solo voy a asentir y sonreír como Amity en clases de inglés.
Amity:¡Biri biri bam bam!
Anne: ¿La callo o la callas? -Preguntó a Luz, elevando una de sus cejas, pues la chica había comenzado a gritar "Biri biri bam bam" y los clientes del café comenzaban a mirarlas en forma de reclamo. No pudo evitar sonrojarse. Sus mejillas eran algo que aún no aprendía a controlar.
Luz: Tranquila, es mi trabajo -Susurró antes de estrellar su boca contra la de Amity, los gritos deteniéndose al instante y sonrisas apareciendo en sus labios. Se alejaron lentamente, Luz escondiendo su rostro en el cuello de su sonriente novia.
Si. Definitivamente quería abofetearlas.
[...]
Como el día seguía siendo uno normal de agosto, Anne trabajo sin grandes incidentes hasta las tres de la tarde.
Cuando su turno terminó, tomó su auto y se dirigió a casa escuchando canciones de Mitsuki a todo volumen. Esa mujer era la única persona que la había hecho ser feliz en todos esos meses. Era quien había cantado a su oído la primera semana en la cual durmió sin las manos de Marcy alrededor de su cintura. Era quien la había acompañado en la noche del baile de graduación, al cual había decidido no ir. Y era quien la acompañaba en ese día completamente normal...
Al llegar a casa cambió su espantoso uniforme amarillo por unos shorts y una camiseta de "Twice". Había sido de Marcy en su momento, pero ya no conservaba su olor, así que los recuerdos que le traían no eran tan dolorosos y vividos como antes. Tomó una siesta de media hora, como siempre lo hacía, y comió una banana al despertar.
Lo sé. Nada fuera de lo común.
[....]
Su tía llevo a Molly a casa a las cinco, Anne de inmediato dedicándose a jugar con ella y ayudarle a hacer las tareas del día siguiente.
Era martes.
Tal vez el dato parezca irrelevante, pero supongo que tenía que decirlo.
¿Acaso existe un día más normal que el martes?
[...]
A las seis sus padres ya estaban en casa, y luego de cenar junto a ellos Anne salió de casa y se sentó en la acera como normalmente lo hacía desde que Marcy se había marchado. Tal vez era la única forma que encontraba para no llorar desesperadamente al lado de la ventana que ya no significaba nada para ella.
Miro las estrellas fijamente, sin buscar formas o constelaciones de ningún tipo. Simplemente las miro, pensando en su día y en su vida, charlando con su yo interior, su rostro siendo iluminado por la luz artificial de las farolas.
Pensó en Marcy.
Siempre lo hacía.
Se preguntaba por qué se había ido. Si la había dejado porque lo había deseado o porque había sido obligada.
Si lo había deseado ¿Cuál era la razón?
Si la habían obligado ¿Volvería?
¿Y cómo sería todo si Marcy Wu decidiera reaparecer en su vida? ¿La perdonaría? ¿Todo volvería a ser como antes? ¿Serían felices? ¿Volverían a separarse? ¿Se odiarían a muerte?
Desgraciadamente, en esos momentos Anne Boonchuy no tenía las respuestas a esas preguntas como las tengo yo ahora.
Ya cerca de las ocho, Anne percibió un ruido extraño en la calle. Era el sonido de un vehículo que no debía estar allí. Las demás personas del vecindario solían llegar a su casa a las seis o siete. Ocho era algo excesivo y demasiado temprano para los pocos adolescentes con vida social de la zona.
Pensó en correr, pero luego supo que no corría peligro alguno. ¿Qué podrían obtener los secuestradores -si es que lo eran- de una chica que acaba de cumplir sus dieciocho años hacia tan solo cinco meses y que no parecía tener nada que hacer con su vida aparte de tener que trabajar en una librería junto a las personas con las que menos querría estar? La respuesta es sencilla: Nada.
Se quedó quieta observando al auto acercarse y estacionar frente a la casa de su vieja novia.
De inmediato pensó que debían de ser los nuevos habitantes. El lugar había estado completamente deshabitado desde que ella se había marchado.
Se sorprendió increíblemente cuándo vio la silueta del padre de Marcy bajar del auto, las siluetas de la Sra. Wu y sus hijos menores siguiéndole, dirigiéndose al interior del lugar mientras el padre de su ex-novia se dirigía a la parte trasera del vehículo y comenzaba a bajar equipajes por montón, llevándolos al interior de la casa con facilidad.
Mentiría si dijera que Anne Boonchuy se mantuvo tranquila.
Su corazón estaba palpitando como solo había palpitado ocho meses antes, una llama de esperanza floreciendo en su pecho y una sonrisa dibujándose en sus labios. Se levantó sin poder evitarlo, limpiándose el short con rapidez, mirando fijamente el auto, a la espera de que la hermosa silueta de Marcy fuese visible.
Sucedió.
Una de las puertas traseras simplemente se abrió, la figura de su ex-novia descendiendo lentamente, como si nada hubiese sucedido ocho meses antes, como si todo estuviese en calma y el corazón de Anne no hubiese sido destruido brutalmente.
Fue entonces cuando la vio por primera vez en meses.
La chica simplemente se dio la vuelta, la luz de las farolas iluminando su pálido rostro. Se veía sana. Estaba hermosa, perfectamente maquillada, de una forma en la que Anne no la había visto antes. Su corazón se detuvo un par de milisegundos, siendo atacado por todos los sentimientos que se arremolinaron dentro de si en ese momento.
Odio. Amor. Felicidad. Tristeza. Paz. Miedo...
Y aunque cualquier persona normal que acaba de reencontrarse con el viejo amor de su vida habría salido corriendo... Anne solo la miro.
Si Anne hubiese olvidado su amor por Marcy habría visto la perfección de sus facciones y habría suspirado audiblemente por lo que no pudo ser.
Pero Anne aún estaba enamorada, y a pesar de toda la perfección en el rostro de Marcy Wu, había algo que no estaba bien.
Sus ojos, ese día grisáceo, estaban apagados. Era extraño ver sus ojos en tan poca sintonía con el resto de su cara.
Y como Anne estaba enamorada y su corazón seguía recordándola como el primer día, la chica supo que Marcy Wu no era feliz, aunque intentara parecerlo.
Supongo que esto la destruyó más que el hecho de que la chica la hubiese dejado sin explicación alguna ocho meses antes.
Sus miradas se encontraron.
No puedo encontrar palabras para describir como sucedió exactamente. Solo sucedió.
Para Anne, el contacto de sus ojos con esa mirada entristecida fue como un balazo directo en el pecho.
Marcy abrió sus ojos como platos al descubrir la presencia de la menor, y Anne sonrío ante su graciosa cara de sorpresa. Lo siguiente que sucedió fue casi mágico.
Los ojos de Marcy simplemente se iluminaron de repente, como si las estrellas de esa noche hubiesen encontrado un camino hacía sus ojos, y una verdadera sonrisa se dibujó en sus labios.
Anne suspiró.
A pesar de que Marcy Wu había roto su corazón al marcharse sin razón alguna, no podía evitar pensar que, al sonreír, era la mujer más hermosa en todas las galaxias existentes.
Me gustaría decir que corrieron a abrazarse en ese momento, y que se besaron con pasión, dejándolo todo atrás. Me gustaría decir que hicieron el amor esa noche, y que la huida de Marcy tuvo un motivo que Anne pudo comprender y perdonar al instante.
Pero desgraciadamente así no sucedieron las cosas.
El corazón de Anne se detuvo cuándo una gran silueta masculina descendió del auto y envolvió la cintura de Marcy con sus brazos, depositando un brusco beso en sus labios.
Aquello dolía.
Le dolía como mil infiernos saber que aquellos labios ya no eran suyos.
Que aquellos abrazos ya no eran suyos.
Que sus "Te amo" no eran suyos.
Que Marcy ya no era suya...
No salió corriendo.
No lloró.
No gritó.
Simplemente se paralizó mirando aquel asqueroso beso que no parecía terminar jamás, con ganas de lanzarse frente al primer auto que pasara. Pero eran las ocho. Demasiado tarde para los adultos. Demasiado temprano para los demás. No tenía suerte, ni siquiera cuándo deseaba no tenerla.
Cuando se alejaron, Anne intento buscar la mirada de Marcy de nuevo. Quería una explicación. Un perdón no-verbal de parte de sus ojos. O, al menos, la mirada que le confirmara que ya no la quería más.
Pero Marcy miraba el suelo, y la sonrisa más falsa del universo se dibujó en sus labios cuando el hombre comenzó a guiarla al interior de la casa junto a su padre.
Anne cayó sobre la acera en cuánto la familia desapareció en el interior de la casa, sollozando, odiando lo feliz que había sido antes y lo infeliz que era hora.
Se sentía herida.
Se sentía reemplazable.
Se sentía poca cosa para Marcy Wu.
Se sentía un grano de arena más rodeando el tronco de una hermosa palmera que solo debe estar al lado de otras palmeras.
Se sentía traicionada.
Se sentía enferma.
Se sentía una estúpida.
Lloró como solo había llorado el día en el que Marcy se fue.
Los demás días se había permitido gritar, romper cosas, exteriorizar su dolor para dejar de sentirlo.
Pero el primer día... y ese día.... Anne Boonchuy lloró silenciosamente, sufriendo el dolor en su interior, torturándose a sí misma.
¿Estaba enfadada con Marcy?
Sí, lo estaba. Todo el mundo se enfadaría si un día ve al amor de su vida besándose con otro chico justo frente a sus narices.
Pero también estaba rota. Adolorida.
Y decepcionada.
Estaba decepcionada del amor. De lo hermoso que pareció haber sido. De lo terrible que realmente era.
Ese día durmió en el sofá, demasiado herida como para ver a su antigua novia durmiendo en su vieja habitación a través de la ventana.
Lo siento.
Tal vez mentí.
Tal vez no fue un día normal.
Maratón porque si
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