22
La semana fue perfecta para Marcy y Anne. Nada parecía poder acabar con la felicidad que las rodeaba.
Marcy sonreía más. Maddie y King conocían la razón, e incluso le habían escrito a Anne a través de la ventana unas noches atrás junto Marcy. El encuentro no duró más de cinco minutos, pues King debía hablar con su novia vía Skype y Maddie tenía la obligación de lavar los trastes, pero al menos lograron conocer un poco a la chica que conseguía hacer sonreír a su hermana como nunca lo había hecho.
El jueves Marcy le pidió a Anne acompañarla a su cita con el psicólogo al día siguiente, a lo cual la chica de la ventana no se negó. Marcy sabía que él podría explicarle muchas cosas que ella, aun siendo la del problema, no podía.
Se encontró con ella al final de las clases de Anne. Esta llevaba zapatillas, pantalones altos, un suéter rojo y un lazo del mismo color. Marcy debía admitir que le encantaba verla llevar gorras y sus chaquetas de cuero, pero también le encantaba verla de aquella forma tan femenina y tierna. Marcy estaba segura de que Anne podría usar el atuendo más estúpido del mundo y a ella aun seguiría encantándole.
Luz finalmente había terminado su servicio comunitario, y Amity y ella debían hacer un trabajo juntas, así que acompañaban a Anne y Marcy, pues el trayecto del psicólogo las obligaba a pasar frente a la casa de Amity. A quienes no esperaban encontrarse eran a Sprig y Ivy que estaban jugando baloncesto en un parque cercano. Ivy lo intentaba y casi de inmediato se ofrecieron a acompañarlas, nadie pudiendo negarse. Lo cierto era que Anne, Amity y Ivy ya veían a la pequeña y a su novio como buenos amigos, aunque se conocían desde hacía realmente muy poco tiempo.
Anne iba sobre la patineta de Marcy, la chica de la chaqueta y el beanie negro sujetando su cintura para guiarla y mantenerla completamente segura. Ivy, como siempre, hablaba con Luz sobre su no-relación y las muchas cosas sucias que podrían hacer en su casa, y Sprig simplemente caminaba junto a Ivy, dándole la mano, besando su mejilla cuándo podía y susurrando su nombre prácticamente cada segundo.
Sprig: Ivy... -Susurró.
Ivy: ¿Sí?
Sprig: Ivy... -Dijo, esta vez un poco más alto que antes.
Ivy: ¿Si?
Sprig: Ivy.
Marcy se detuvo de inmediato, preocupada. Sabía que el tumor de Sprig estaba creciendo, así que todo era motivo de alerta, sobre todo aquella excesiva repetición del nombre de su novia. Las otras chicas, que se habían encariñado con Sprig en tan poco tiempo, también se detuvieron y miraron a la pareja con algo que el diccionario mental de Marcy reconoció como temor. Temor de que algo estuviese pasándole al chico y ellas no pudiesen hacer nada.
Ivy: ¿Qué sucede, amor? ¿Te sientes mal? -Preguntó, una mueca que el diccionario de Marcy no pudo reconocer pero que podía acercarse mucho a la del dolor, la lástima y la preocupación juntas formándose en su rostro- Podemos detenernos unos minutos si quieres... -Sugirió mientras le acariciaba los antebrazos dulcemente.
Sprig negó bruscamente con su cabeza y luego miró a su novia fijamente a los ojos, sonriendo. Ivy lo imitó. Marcy lo hizo también, pues sabía que sonreía de la misma forma cuando sus ojos y los de Anne se encontraban de aquella forma en la que los demás a su alrededor parecían desaparecer.
Sprig: El doctor... dijo que... -Cerró los ojos y se frotó la frente, intentando recordar lo que tenía planeado decir-... dijo que voy a... olvidar... olvidar cosas y yo... no... -Se frotó la frente de nuevo-... yo no quiero... -Gruñó frustrado. Marcy sabía por lo que Sprig estaba pasando, el hecho de sentirse un idiota que no puede hacer cosas como los demás, así que se aferró fuertemente a la cintura de Anne, sabiendo que si no lo hacía comenzaría a llorar. Las manos de la chica de inmediato se posaron sobre las suyas, tranquilizándola.
Ivy: Está bien, Sprig. Solo respira. Está bien.
Sprig respiró, pero Marcy sabía que para el chico todo aquello no estaba bien.
Un grito frustrado escapó por los labios del joven segundos después, y el cuerpo de Marcy se estremeció. Sintió el cuerpo de Anne caer de la patineta, así que la sujetó con fuerzas para que lograse mantener el equilibrio. En cuanto los pies de la menor tocaron el suelo y se estabilizó sobre ellos la pequeña se acomodó en los brazos de su novia, Marcy no haciendo nada para alejarla. Aun no estaba acostumbrada a dar abrazos, pero en ese momento, viendo como su amigo sufría al hacer algo tan simple como hablar, lo necesitaba.
Ivy: Calma, Sprig... Solo piénsalo y dilo despacio. Está bien. Te esperaría mil años -Susurro acariciando dulcemente su mejilla.
El chico asintió, y Marcy escucho un ligero "Owww" de parte de Amity.
Sprig: El doctor dijo que... iba a olvidar las... las... las cosas y a las... persianas... no, persianas no... las pers... personas... sí, personas... y yo no... no quiero... yo estoy repitiendo.... repito tu nombre... porque... porque no... no quiero... olvidar... olvidarlo y tampoco... tampoco quiero... no quiero... -Respiro hondo y miro a Ivy fijamente a los ojos-. No quiero olvidarme de ti, Ivy Yuki -Era la primera vez en el día que hablaba de forma tan fluida. Respiro de nuevo, Marcy entendiendo que de esta forma el chico lograba liberar las palabras más fácilmente-. Jamás podría perdonarme olvidarte.
La pequeña dejó salir un par de lágrimas y sonrió ligeramente. Delicadamente sujetó las mejillas de su novio y se puso de puntillas para besarlo, aun no logrando alcanzarlo.
Ivy: ¿Puedes ayudarme con esto, amor?
El chico simplemente asintió y unos segundos después la hermosa pareja compartió un beso tan corto que apenas puede considerarse beso, pero que sin dudas guardaba en él los sentimientos más hermosos y puros almacenados en el planeta.
Ivy: Sigan caminando. Necesito hablar con Sprig... ¿Te veo el domingo, Marcy? -La chica de ojos verdes simplemente asintió, conmovida.
Tomó su patineta y dio media vuelta, las demás chicas siguiéndola. Anne y sus amigas caminaban en silencio, la chica de la ventana ocultando su rostro en el cuello de su novia y enterrando una mano en su chaqueta mientras la otra rodeaba el cuello de Marcy fuertemente, como si solo de esta forma pudiese mantenerse de pie.
Amity: Eso fue... hermoso -Susurró. Marcy volteó ligeramente su rostro y pudo observar que tanto ella como Luz estaban llorando. Sintió que el rostro de Anne se enterraba más a su cuello, y pudo sentir algo húmedo allí.
La abrazó con fuerzas. Sabía que la pequeña estaba llorando, y se sintió culpable por no haberse dado cuenta antes.
Anne: El va a morir, Marcy-Sollozo, demasiado bajo para que sus amigas la escucharan-. El es bueno, Marcy. El ama a Ivy y la mira cómo... como si ella fuese lo único que tiene en este mundo. Y él no merece morir. Él no tiene que... -Pero no pudo terminar, Marcy sabiendo que estaba demasiado afectada por lo ocurrido y que estaba intentando ahogar sus sollozos, pues sentía fuertes respiraciones sobre la piel de su cuello.
Las cuatro chicas caminaron sin hablar, y la despedida en casa de Amity no existió. Ambas chicas simplemente entraron a casa, y Marcy no pudo culparlas. Ella también se sentía afectada y hablar era lo último que deseaba.
Caminó junto a Anne cinco minutos más hasta que esta última simplemente se paralizó y se aferró fuertemente Marcy, comenzando a llorar sonoramente, llenando su cuello de lágrimas.
Marcy: Anne Banana... No llores. Tranquilízate. ¿Estás bien?
Anne: ¡¿Es en serio?! ¡¿Me estas pidiendo que no llore?! -Se separo de ella bruscamente, Marcy no comprendiendo el porqué de su reacción- ¡¿Cómo puedes pedirme algo así?! ¡¿Cómo puedes pedirme que me tranquilice?! ¡¿Cómo puedes preguntarme si estoy bien?! ¡¿Cómo puedes TÚ, su amiga, estar bien?!
Marcy: ¿Quién te ha dicho que estoy bien? -Susurró enojada, su voz volviéndose lenta, Marcy concentrándose en no quebrarse en ese preciso instante.
Anne: ¡El hecho de que no te hayas derrumbado me lo dice!
Marcy: ¡Estoy conteniéndome, Anne! ¡¿Sabes lo que pasara si me dejo caer?! ¡Tendré un ataque de pánico ahora mismo! ¡Seguramente mi corazón se verá afectado! ¡Volveré a emergencias y la gente seguirá viéndome como a una estúpida enferma, así como ahora ven a Sprig! ¡Porque es lo que somos! ¡Estamos malditamente enfermos y...!
Anne: ¡No digas eso, Marcy!
Marcy: ¡Estoy enferma! ¡Estoy jodida! ¡Estoy jodidamente enferma, y voy a decirlo porque es la verdad! ¡Porque lo estoy!
Anne: ¡No lo estás! Y tienes razón, tu corazón y tus riñones funcionan como la mierda, pero al menos tu cerebro no te duele cada vez que dices una maldita frase ¡Y sí, es una mierda que tenga solo la mitad de tu páncreas y necesites insulina todos los putos días de tu vida, pero al menos sabes que vas a tener vida! ¡Y si, tienes asperger y no puedes entender las indirectas, pero al menos no tienes un puto tumor que te está matando segundo a segundo! ¡Tú vas a vivir, Marcy! ¡Con un corazón de mierda, riñones del asco y la puta mitad de tu puto páncreas, pero lo vas a hacer! ¡Estoy segura de que Sprig daría todo lo que tiene por estar en tu lugar! ¡No estas malditamente enferma, Marcy! ¡Solo tienes unos cuántos problemas con los cuales puedes sobrevivir! ¡Sprig no puede hacerlo!
Y estas fueron las palabras que destrozaron cada mínimo trozo del interior de Marcy.
Marcy: Anne... -Sus ojos se habían humedecido, pero no iba a llorar. No quería tener un ataque en ese preciso instante. No quería que Anne creyera que estaba usando sus lágrimas para obtener su perdón- Lo siento, yo...
Anne: Voy a quedarme en casa de Amity... yo... te llamo más tarde.
Y luego de esto Anne simplemente corrió en dirección a la casa de su amiga, Marcy no dignándose a seguirla. Ella necesitaba estar sola, y Marcy también.
"Eres una idiota. Eres una idiota. Eres una idiota. ERES UNA IDIOTA"
Miró su reloj. Aun podía llegar a tiempo a su cita con el psicólogo... Su reloj mental la aplaudió. Estaba siguiendo la rutina.
"¡Deja de pensar en rutinas cuándo Anne acaba de demostrarte que eres una completa basura, idiota!"
Se subió a su patineta, respiró hondo y se dio impulso. Hablar con Kotaro, su psicólogo, le vendría bien. Él siempre lograba que no se sintiera tan idiota como pensaba serlo.
Bajó de la patineta un par de calles antes de llegar. Por alguna razón su corazón había comenzado a quejarse. Jamás le había pasado, sobre todo a la baja velocidad a la que iba, pero no se preocupó demasiado.
¿Quién se preocupa cuando el dolor se ha vuelto rutina?
Faltaban solo un par de metros para llegar al consultorio del psicólogo cuándo lo sintió.
Primero comenzó como un pequeño dolor repetitivo. Pequeños pinchazos en su pecho. Y luego la falta de aire...
Se estaba ahogando y su corazón dolía terriblemente cada vez que palpitaba. Una mano se colocó sobre su pecho, como si esto pudiese desaparecer el dolor. Sus dedos comenzaron a chasquear, solo consiguiendo que el dolor incrementara, Marcy no dándose cuenta del hecho.
Caminó forzosamente hacia el consultorio del psicólogo, sabiendo que en cuanto la vieran en ese estado llamarían a una ambulancia.
Cada paso dolía más que el anterior, y la sensación de ahogo la invadía. Comenzó a sentir nauseas cuando entró al lugar. La secretaria, de inmediato se acercó a ella. Era la primera vez que la veía de esa forma.
La secretaria gritó algo, pero Marcy no pudo detallarlo. Solo podía sentir dolor, y un aturdidor chillido se apoderaba de su tímpano. Quería gritar e intentaba hacerlo, como si esto pudiese aliviar el dolor, pero debido a la falta de aire no lo hacía.
Vomito. Simplemente paso, y su corazón dolió como jamás le había dolido. Lágrimas calientes llenaron sus mejillas. No le importó si su bilis había caído en el suelo o en los nuevos zapatos de la secretaria. Lo único en lo que podía concentrarse en esos instantes era en el gran dolor que se apoderaba de su pecho.
No quería morir.
No quería morir de esa forma.
No quería morir sin ver los ojos de Anne una última vez.
"¡¿Por qué no fuiste tras ella?! ¡¿Por qué no le dijiste que la querías una vez más?! ¡¿Por qué solo te dedicaste a ser una idiota?!"
Vomitó de nuevo. La bilis le quemaba la garganta y a la vez la ahogaba.
Se desmayó un par de segundos después, el psicólogo llegando justo a tiempo para sujetar su cuerpo y no dejarla caer.
[....]
Mientras tanto Gus susurraba cosas a una persona a través del teléfono con nada más que malicia envolviéndolo.
Gus: Mañana comienza todo. Boongay va a sufrir. Mucho.
XX: ¿No crees que es muy excesivo, amor?
Gus: ¡No! ¡Esa maldita lesbiana merece sufrir por haberme dejado en ridículo al no querer besarme!
XX: Pero tú no querías besarla, amor...
Gus: ¡Cállate! ¡Si quería! ¡Tú lo sabes!
XX: Amor...
Gus: ¡No me vengas con tus cosas! ¡Hoy los estúpidos del coro no me permitieron acercarme a ella! ¡DE NUEVO! ¡Toda la semana la han estado defendiendo!... Imagino que sabes cómo me siento ahora mismo...
XX: Lo hago -Aceptó con un suspiro-... ¿Crees que necesitas un poco de buen sexo para liberarte?
Gus: ¿Está tu casa sola?
XX: Completamente...
Gus: Llegaré en quince minutos.
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