13
Marcy inicio los preparativos para la diálisis mientras Anne mientras esperaba fuera. Ivy aún no había conseguido su permiso, así que debió hacer todo aquello sola, lo cual era lo mejor, pues los preparativos eran aburridos: Debía pesarse, tomar su presión arterial, su temperatura, limpiar la zona y aplicar la anestesia tópica, un anticoagulante.
Anne obtuvo el permiso de entrar justo antes de que la enfermera le colocara las vías en el brazo.
Anne: Marcy -Susurro, apareciendo a su lado.
Marcy estaba recostada en su silla, mirando su celular, así que se sorprendió al verla.
Marcy: Parece que Ivy hizo su trabajo...
Anne: Es muy amable. Ahora entiendo por qué es tu mejor amiga, dijo que estaría acá dentro de una hora. Su novio tenía una cita médica o algo así.
Marcy asintió. Probablemente estaba con el neurólogo. Lágrimas amenazaron con salir de sus ojos cuándo recordó el tumor cerebral de su amigo.
Anne: ¿Qué sucede, Mar Mar?
Marcy: Recuerdos, solo eso -Respondió mientras limpiaba sus lágrimas, no queriendo preocupar a su amiga por cosas innecesarias- ¿Quieres sentarte?
Anne: ¿Puedo?
Marcy sonrió y se hizo a un lado, dejando el espacio suficiente para que Anne pudiese sentarse a su lado. Anne se sentó de inmediato a su lado.
Anne: Bien. ¿Ahora qué?
Marcy: Ahora esperamos a que la enferma coloque las vías en mi brazo y me conecte a la máquina para que...
Anne: No me refiero a eso. Ignora la máquina unos instantes. ¿Qué vamos a hacer tú y yo mientras estamos acá?
Marcy sonrió. Le encantaba la forma en la que Anne la hacía sentir un poquito no tan enferma.
Marcy: Podríamos hablar acerca del idiota que intento golpearte... -Susurro con odio y la cabeza gacha, jugando con sus propios dedos, los cuales había comenzado a chasquear inconscientemente.
Anne: O podríamos hacernos preguntas mutuamente -Sugirió, sonriendo. Marcy la miro a los ojos unos segundos y luego asintió apartando la vista.
Marcy: Eso me parece bien.
Luego de esto llego la enfermera.
Enfermera: Buenos días, Marcy. ¿Estás preparada?
Marcy solamente asintió sin dignarse a mirarla. Conocía a aquella enfermera, Miya, desde que había comenzado su diálisis y no había logrado dirigirle más de dos o tres palabras en un día.
"Es todo culpa del Asperger" Pensaba "Eres una idiota, Marcy"
Enfermera: Veo que tienes nueva compañera. ¿Tu novia?
Marcy sonrió ante esta idea, pues le gustaba. Pero no... Anne no necesitaba estar con una enferma como ella. Había mejores.
Anne: Solo una amiga -Por el rabillo del ojo la vio sonreír y luego tenderle una mano a la enfermera.
Enfermera: Vendré en unos minutos a colocarte las vías.
Marcy volvió a asentir. Cuando se había ido, Anne hablo.
Anne: Parecen conocerte desde hace mucho, Mar Mar.
Marcy: Vengo acá desde que tengo dieciséis... Y tengo dieciocho ahora, así que...
Anne: Entiendo -Susurro con una sonrisa, colocando una mano sobre las suyas-... ¿Todos están acá por la diálisis? -Pregunto mientras miraba a la gente que los rodeaba, todos recostados en sillas como las de Marcy.
La chica de ojos verdes solamente asintió. Todos estaban allí por la misma mierda. Marcy suspiro y miro su brazo izquierdo. Miro la extraña forma que le daba su fistula y frunció el entrecejo. Daría todo por unos buenos riñones.
Anne: ¿Te duele?
Marcy: ¿Perdón? -Estaba confundida.
Anne: ¿Te duele cuándo te colocan las vías?
Marcy medito un poco su respuesta.
Marcy: Me colocan anestesia tópica antes, pero aun así debo admitir que duele un poco... -No mentía. A veces debía morder su propia lengua para no gritar. Tal vez era su mente quien lo exageraba todo... Marcy odiaba las inyecciones debido al frecuente uso de ellas, así que su mente la hacía sentir el dolor al máximo.
Anne: ¿Quieres tomar mi mano?
Marcy sonrió ante aquella propuesta. Podía parecer algo de niños, pero Marcy asintió, sabiendo que la mano de Anne siempre lograba calmarla. Con torpeza coloco su mano sobre la de Anne y entrelazo sus dedos, acariciándole los nudillos con el pulgar. Marcy se sentía bien. Había sostenido la mano de Anne de esa forma dos veces en un solo día. Era todo un logro. La sonrisa de su rostro se ensancho.
Marcy: Anne, sobre lo que te dije en el auto...
Anne: ¿Si?
Marcy no pudo notar que Anne estaba emocionada de saber lo que Marcy diría. Primero, porque no la estaba mirando y segundo, porque no podía. Si lo hubiese sabido tal vez no hubiese dicho lo que dijo.
Marcy: Olvídalo.
Aun con la mirada baja, Marcy escucho a la chica de la ventana suspirar.
Anne: Si eso quieres -Fue todo lo que dijo... Parecía ¿Decepcionada?
Fue entonces cuando llego la enfermera junto con todos los elementos que necesitaba para colocar las vías de Marcy.
Enfermera: Si miras a otro lado será más fácil, Marcy.
Sin saber por qué, ese día estaba realmente nerviosa. Tal vez porque había sido el primer día en el que iba al hospital junto a Anne. Tal vez porque había recibido suficientes inyecciones en los últimos días. Tal vez porque sabía que iba a doler. De repente, Anne sujeto su barbilla y la miro directamente a los ojos. Marcy intento desviar la mirada, pero Anne no lo permitió.
Anne: Todo va a estar bien. Solo mírame.
Marcy lo hizo. Antes de que lo supiera, las dos vías ya estaban en su brazo y la máquina de diálisis estaba funcionando. Solo había sentido dos débiles pinchazos.
Anne: ¿Estás bien?
Marcy solo asintió y se alejó de Anne, recostando su cabeza sobre la almohada de la silla, admirando como la máquina de diálisis hacía lo que su cuerpo no podía.
Anne: Cuéntame de ti.
Marcy volteo la mirada repentinamente y se encontró con Anne recostada a su lado.
Marcy: Ya te hablé de ella...
Anne: No, Marcy. Quiero que me hable de tu vida a fondo... Quiero conocer cada detalle de ella.
Marcy solo asintió y coloco su cabeza sobre el hombro de Anne. Jamás había hecho esto, pero se sentía bien. Cerró los ojos y comenzó a hablar mientras Anne jugaba dulcemente con su cabello.
Marcy: Antes de nacer mis padres llevaban una mala vida. Vivían en un viejo basurero y todo su dinero lo gastaban en drogas y alcohol. Fue entonces cuando el padre de Ivy los rescato y les encontró un trabajo. Todo lo que tenemos ahora es gracias a el... El punto es que antes de que el padre de Ivy los encontrase, mi madre ya estaba embarazada de mí, así que me vi afectada por sus vicios. A los siete meses de embarazo el ginecólogo me detecto un foramen oval, es decir un agujero en el corazón, durante uno de sus estudios, pero dijo que esto no era grave ya que la mayoría cierra días después del nacimiento. Por supuesto, yo era la excepción a la regla. Horas después de nacer comencé a ponerme azul, mis latidos eran débiles y respiraba con dificultad. Después de unos exámenes los doctores determinaron que tenía el síndrome del corazón izquierdo hipoplastico, lo cual quiere decir que el lado izquierdo de mi corazón no se había desarrollado correctamente. De inmediato me sometieron a un trasplante. Conseguir el corazón no fue difícil... En cuánto lo necesite el padre de Ivy ya tenía varios a mi disposición... Los doctores dicen que tengo suerte. Dicen que, con el historial de mi madre, debí de tener más problemas congénitos, pero yo no lo veo de esta forma... A los seis meses tuve varicela. No fue nada grave. Un mes después tuve sarampión. Tampoco fue grave. Tuve otitis dos veces seguidas, pero lo superé. La meningitis tampoco me afecto demasiado... Cuándo tenía un año y medio me enfermé de influenza, pero mi sistema inmunológico no respondió bien a los tratamientos y casi morí, pero por una extraña razón eso no sucedió y sigo acá. A los cuatro fui a una cita de rutina con mi cardiólogo y este noto que mi corazón no estaba funcionando correctamente, así que ordeno realizar los exámenes necesarios y finalmente determino que era un rechazo. Mi sistema inmunológico estaba intentando desechar el cuerpo extraño. ¿Extraño verdad? Mi cuerpo intenta deshacerse de lo bueno, pero jamás es capaz de alejar lo malo... Intentaron hacer todo lo posible para que mi cuerpo no rechazara mi corazón, pero finalmente debieron ceder ante otro trasplante... Fui feliz por, más o menos, dos años, hasta que mi páncreas se inflamo y los médicos no tuvieron más remedio que extirpar una parte de él. No lo perdí completamente, pero si una gran parte, y luego de un mes mis médicos determinaron que necesitaba dosis diarias de insulina para ayudar a mantener mi nivel de azúcar en sangre ya que mi mínimo pedazo de páncreas no puede hacer las cosas solo. Pasaron años y todo estuvo más o menos bien. Incluso practique Softball. Pero toda mi felicidad término cuándo mi corazón, nuevamente, comenzó a ser rechazado. Los doctores intentaron hacer todo lo posible para evitar otra cirugía, pues podía ser peligrosa al ser yo insulinodependiente, pero finalmente debieron someterme a la cirugía. Mis padres debieron firmar un papel esa vez. Ellos se hacían responsables de lo que pudiera sucederme, y si moría el hospital no se haría cargo. Por suerte, sobreviví... A los doce estuve deprimida, y mis padres pensaron que necesitaba hablar con alguien. Me llevaron al psicólogo esa vez. Me detecto Asperger casi de inmediato, la cual es la razón por la que colecciono monedas, relleno crucigramas, no miro a las personas a los ojos, interpreto todo de forma literal, no entiendo el lenguaje no verbal, no puedo atarme los zapatos, amo mi rutina, me cuesta demostrar afecto y muchas otras cosas... Intente asistir a grupos de apoyo, pero estos solo me deprimieron más. Los niños de mi clase comenzaron a molestarme. Y finalmente mi madre decidió que la educación en casa era lo mejor, y sinceramente lo fue. En casa no tenía a tantas personas para recordarme que no era como los demás. Hace dos años tuve insuficiencia renal severa debido a las constantes medicinas que debía tomar para que mi corazón no fuese rechazado, y aunque mis médicos hicieron todo lo que pudieron, no lograron que mis riñones funcionaran como antes, así que de inmediato sugirieron la diálisis. Pero yo no quería estar condenada a ella, así que hable con ellos sobre la posibilidad de un trasplante. Al inicio me dijeron que no, que era demasiado peligroso debido a mi corazón trasplantado, pero finalmente accedieron a realizarlo, no sin antes obligar a mis padres a firmar ese papel donde ellos se hacían responsables de lo que pudiera sucederme en el quirófano. La cirugía fue perfecta, pero mi recuperación no. Mi trasplante fue rechazado de inmediato, y los doctores volvieron a sugerirme la diálisis. Fue entonces cuando pedí otro trasplante. Ellos dijeron que era peligroso, pero yo no quería depender de una maquina... Tuve dos trasplantes más, y ninguno funciono. Y así fue como terminé viniendo a este lugar tres veces a la semana... Finalmente, hace cuatro meses comencé a sentirme fatigada y mi corazón de vez en cuando latía de forma anormal. No se lo dije a mis padres. No quería ser una estúpida enferma... Fue entonces cuando mi corazón se detuvo por primera vez. Desde entonces los médicos están intentando hacer todo lo posible para que mi sistema no rechace mi corazón, pues realizar otro trasplante podría ser verdaderamente peligroso debido a soy insulinodependiente y a mi problema renal. Mi corazón se ha detenido dos veces más desde entonces, la última hace cuatro días. Finalmente, los doctores determinaron que una de las razones por la que mi corazón parecía estar fallando era porque no hacía suficiente ejercicio, así que mi sobreprotectora madre se vio obligada a ceder con sus cuidados... Y sí. Creo que eso es todo.
Anne gruño, y fue entonces cuando Marcy levanto la cabeza. Anne movía su cabeza de lado a lado con una sonrisa en los labios y los ojos cristalizados.
Marcy: ¿Qué sucede?
Anne: Esa no es tu historia, Marcy.
Marcy: Sí lo es Anne...
Anne: ¡No quiero un repaso de tu historial médico! ¡Ya me lo contaste la primera vez que hablamos! -Exclamo. Su voz no era demasiado alta como para que todos en la sala la escuchara, pero su tono era suficiente como para que Marcy la notara irritada- Quiero conocer tu verdadera historia -Revelo con un suspiro.
Marcy: No se cuál es mi verdadera historia, Anne Banana-Susurro, apretando fuertemente la mano de Anne, como si en estas encontrase algún tipo de fuerza. Fue entonces cuando Ivy llego.
Ivy: Buen día, Wu Wu
Marcy: El mejor, Ivy-Contesto sonriendo mientras volteaba su mirada para observar dulcemente a Anne, que saludo a Ivy con un ligero movimiento de su mano.
Ivy: ¡Woooh! ¡Marcy Wu acaba de responder a mi saludo positivamente! -Exclamó sonriendo, evitando levantar demasiado la voz, sabiendo que a los demás pacientes les incomodaría-... Deberías traer a tu novia más seguido -Dijo sonriendo, guiñándole un ojo a Anne. Marcy intento protestar, pero Ivy siguió hablando- Aunque me hubiese gustado que me lo dijeras antes. Ya sabes, se supone que soy tu amiga y todo eso...
Marcy: Ivy, ella no es mi novia.
Ivy solamente miro sus manos unidas y alzo una ceja. Marcy también lo hizo. Su dedo pulgar aun acariciaba dulcemente los nudillos de Anne. Casi de inmediato, alejo su mano.
Anne: ¿Cómo le fue a tu novio con el doctor?... ¿Se llamaba Sprig, cierto? -Seguramente Ivy no le había contado a Anne acerca del tumor cerebral de Sprig el poco tiempo que se habían visto en la sala de espera. Marcy miro a su amiga y, luego de buscar en las profundidades de su diccionario mental de expresiones, dedujo que estaba triste.
Anne: ¿Qué sucede? ¿Dije algo malo?
Ivy: No importa, tú no lo sabes... Yo solo... -Una lágrima callo por su mejilla.
Marcy: Ivy...
Ivy: Van a operarlo en un par de semanas -Susurro, dejando escapar cuántas lágrimas podía-. Sus posibilidades de sobrevivir a la operación son casi nulas...
Marcy: Ivy, yo no sé qué...
Ivy: Va a llevarme al parque. Y luego iremos a la playa. Hizo una lista, Marcy-Susurro, intentando respirar hondo para así contener su llanto- . "Cincuenta cosas que quiero hacer con Ivy antes de morir" -Sollozo-. El número cincuenta es "Casarme con ella"...
Fue entonces cuando Anne se levantó de la silla y tomo a Ivy del brazo, sentándola al lado de Marcy. De inmediato ella se abrazó a su amiga y comenzó a llorar sobre su hombro, Marcy no disfrutaba del contacto. Abrazar a Anne era sencillo, y la conocía desde hacía realmente poco tiempo. Abrazar a Ivy, su mejor amiga de toda la vida, no debía de ser tan difícil.
Anne: Tú la necesitas más que yo ahora -Susurro, acariciando la espalda de Ivy. Marcy solamente se dedicó a mirar a Ivy y limpiar sus lágrimas. En ese momento no encontraba nada para decir.
Nada de lo que ella dijera podría hacer sentir bien a Ivy en aquel momento... Marcy solo quería hablar con Sprig. Sabía lo duro que era todo. Sabía lo que se sentía ser el enfermo. Sabía lo que se sentía estar muriendo. Podía comprenderlo más de lo que podía hacerlo con Ivy.
Ivy: El número cinco es ver una película en el cine mientras vestimos ropas iguales. El número diecisiete es comer cuatro pizzas enteras junto a mí sin explotar antes... Incluso te incluyo en una, Marcy.
Marcy: ¿Cuál?
Ivy: El número veintiséis: "Burlarme de Marcy junto a Ivy porque yo moriré primero"
Fue entonces cuando Marcy se echó a reír. No era el momento, pero lo hizo.
Anne: ¡¿Cómo puedes reírte de algo así, Marcy?! -Le recriminó. Parecía enojada. Aun así, Marcy no pudo parar de reír. Había algo en su interior que la obligaba a reír, que parecía estar haciéndole cosquillas en el estómago.
Ivy: No es su culpa. Suele suceder todo el tiempo... Una vez tuvo un ataque de risa en el funeral de una de sus tías. En menos de quince minutos todos estaban riendo junto a ella... En realidad, alegrar los días tristes con una sonrisa no puede ser tan malo.
Fue entonces cuando Marcy escucho a Ivy reír. Y luego la siguió Anne. Su risa era la gloria. Y lo era porque estaba enamorada. Todo lo que le había dicho en el auto era cierto... Estaba enamorada como idiota. Y sí, no era lo mejor que Anne podría tener.
Marcy no era nada para ella. Anne tal vez se casaría con alguna otra chica y sería muy feliz... Pero mientras pudiese, Marcy iba a disfrutar de cada segundo con ella. En menos de quince minutos, toda la sala de diálisis estaba riendo junto a ellas. Como Ivy lo había dicho, alegrar el día triste con una sonrisa no había sido tan malo.
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