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Thiago.

Abrí el mensaje, era de un número desconocido, de nuevo.

Tu tienes preguntas, yo tengo respuestas. Ya es hora de que sepas la verdad, y nadie la sabe mejor que yo. Te espero esta tarde en CITIZEN, Beverly Hills. Recuerda: No confíes en NADIE.

Bien, creo que la persona me cambio de lugar. ¿Por qué? No lo sé, supongo que quiere comer algo. De cualquier forma, no me molestaría comer algo, je.

Me cambié rápidamente, tomé una mochila y me fui al lugar donde me citaron. Lo mejor era que Logan no estaba en casa, entonces no tendría que darle explicaciones de a donde iba.

Pasó una hora y nadie llegaba, ya estaba comenzando a desesperarme. Decidida a irme, me levanté de mi silla molesta, pero llegó un camarero.

- Disculpe señorita -dijo tomándome del brazo.

- ¿Si?

- ¿Es usted Emma Danvers?

- Si ¿por qué? -pregunté.

- Esto -me dio un sobre blanco-, es para usted.

- ¿Qué es? -pregunté confundida mientras lo agarraba.

- No lo sé, me pidieron que sólo se lo diera -dijo dispuesto a irse.

- Espera -lo tomé del brazo-. ¿Quién te lo ha dado? ¿Sigue aquí esa persona?

- No, lo siento. Sólo me dijeron que se lo diera cuando estuviera por irse. Y, me lo dio un hombre , no sé quien es, tenía unas gafas de sol y venía con un pañuelo, dudo recordar como era lo poco que alcancé a ver de su cara -se excusó apenado.

- Oh... De acuerdo, gracias.

Tomé mis cosas y me fui. La persona que me había citado ni siquiera se dignó a venir y decirme todo en la cara. Pero si me seguía dando esas estúpidas cartas.

Caminé por las calles de Beverly Hills a paso lento, no había venido muchas veces, pero me gustaría venir más seguido, es un lugar muy hermoso.

Me pregunto si el anónimo viviría aquí, es decir, posiblemente sea aquí donde vive considerando que fue a donde mi citó. ¿Quién será ese anónimo?

- ¡¿Emma?! -exclamó alguien detrás de mi. Me di vuelta de inmediato creyendo que podría ser "anónimo". Pues me equivoqué.

- Hola Thiago -sonreí-. ¿Cómo haz estado?

- Muy bien, ¿y tu? -preguntó sonriendo.

- Bien -mentí. Me sentía mal, y tenía un dolor en el pecho una molestia, un presentimiento que me decía que algo no andaba bien. Pensé en Logan y su viaje de inmediato. ¿Y si le pasó algo? No he tenido ninguna llamada de él desde que se fue, ni siquiera un mensaje, ¡nada!

- ¿Y qué haces aquí? -me preguntó Thiago al ver que estaba sumergida en mi mundo.

- Vine a comprar unas cosas -mentí-. ¿Y tu?

- Fantástico, pues... Aquí vivo -dijo.

- Wow, eso es genial -sonreí-. Este lugar es hermoso.

- Si, lo es. Oye, ¿te gustaría ir a tomar un café conmigo? -preguntó.

Lo pensé unos segundos. ¿En verdad iría a tomar un café con un chico al que apenas conozco?

- Claro -respondí.

Thiago me caía muy bien, además, no sé, pero me causaba demasiada confianza, con él me sentía protegida, me sentía como, como si él fuera Logan, Luke, Alex, inclusive, mi padre.

- Y dime -dijo cuando ya estábamos caminando-. ¿Qué edad tienes?

- Diecisiete, ¿y tu?

- Veinticinco -dijo.

- Wow, pensé que eras más chico -comenté sorprendida.

- Si, todos me dicen eso -se rió-. Así que... Cuéntame de ti.

- Pues... No sé que quieres saber -me reí.

- Mmm -dijo pensando-. ¿Tienes hermanos?

- Sólo uno. ¿Y tu?

- Sip, tengo dos -dijo-. No sé cual de los dos es más insoportable.

Nos reímos.

- Hemos llegado -anunció cuando estábamos frente a un café muy pintoresco.

- Que lindo lugar -dije sonriendo-. Me encanta.

- Si, y mi auto está afuera por si se nos hace tarde -comentó.

- ¿Qué hora es? -pregunté, debía llegar a mi casa antes de las ocho treinta.

- Las siete -dijo viendo su gran reloj plateado.

- Okey...

- ¿Qué te gustaría tomar? -me preguntó cuando el camarero se acercaba.

- Un chocolate estaría bien -dije.

- De acuerdo -sonrió.

- Buenas tardes, ¿qué van a tomar? -preguntó el camarero desganado.

- Hola, dos chocolates por favor -dijo Thiago.

- Muy bien, ¿algo más?

Thiago me miró-. ¿Tu quieres algo más, Emma?

Negué con la cabeza-. No, gracias.

- Nada más entonces -dijo mi amigo.

- Muy bien, se los traeré en seguida.

El camarero se fue.

Suspiré- Así que, ¿qué haces para vivir?

- Pues, trabajo en una empresa. Es de mis padres, ellos dos son los presidentes de la empresa, y yo soy el director regional -respondió.

- Oh vaya... Eso es genial -sonreí- Yo no trabajo, por el contrario, estudio.

- Lo sé.

- ¿Por qué? ¿Acaso eres un acosador? ¿Tu me estás vigilando? ¿Eres el de...

- No, no tranquila -se rió-. Es sólo que es obvio que estudias si tienes diecisiete años.

- Ahhhhhh -dije más calmada. Sonreí avergonzada. Estaba muy paranoica, y cómo no estarlo si estaba recibiendo cartas y amenazas anónimas.

- ¿Tienes buenas calificaciones? -me preguntó.

- Pues si -sonreí orgullosa- Me gusta la escuela, el problema son las personas.

- ¿Te llevas mal con alguien? -preguntó riendo.

- No -rodé los ojos-. Es sólo que todos me han apodado "La Chica de la Biblioteca". Y odio eso.

- ¿Por qué te dicen así? -preguntó sin entender.

- Porque en los recesos y en mis horas libres allí estoy, leyendo, siempre. -expliqué.

- Ah, pero eso es tonto -dijo frunciendo el ceño-. Apodar a alguien sólo por lo que le gusta hacer, me refiero.

- Lo es.

- ¿Te gusta leer? -preguntó sonriendo, como si estuviera delante de una pequeña niña.

- No, me encanta leer. Leer es mi vida.

- Wow, eso es genial. ¿Sabes cuánto cuesta que los adolescentes lean? Eres como un ejemplo a seguir -dijo emocionado.

- Gracias -sonreí-. Yo no lo siento así, pero me gusta creer que marco la diferencia.

- ¿Y qué libros te gustan? -preguntó.

Pronto llegó el camarero con dos tazas inmensas de chocolate.

- Gracias -dijimos al unísmo.

- Bien... ¿Entonces? -me dijo bebiendo un poco de chocolate.

- Pues, los libros que más me gustan son los que se leen -dije tomando mi chocolate.

- Pero... Todos los libros se leen -dijo pensando.

- Por eso -sonreí satisfecha.

Thiago comenzó a reír como una foca retrasada-. Eres increíble.

- I know, baby -respondí jugando.

- ¿Eres bilingüe? -preguntó.

- Absolutely -dije riendo-. Mentira, sólo sé un poco.

Él se rió.

- Así que... ¿A ti qué? ¿Te gusta leer?

- Claro que si -respondió-. Aunque no tengo mucho tiempo por mi trabajo, y lo malo de él es que hay muchos muggles que no entienden mis chistes literarios, la única es mi secretaria que casualmente es mi novia.

- Owww eso es hermoso. Que lindo -dije sonriendo-. Nada mejor que tu pareja sea lectora.

- Exactamente.

- Espera... ¿Dijiste muggles? O sea que, ¿te gusta Harry Potter?

- Always -dijo.

Comenzamos a reír.

- ¿Y tus hermanos trabajan? -pregunté.

- Pues, Mackenzie no, ella supuestamente estudia, aunque está todo el día metida en su habitación con su celular, y mi hermano no trabaja, creo que le gusta ser un mantenido -dijo molesto.

- Oh... ¿No te llevas mucho con ellos?

- No es que no me lleve, sino que soy muy diferente a ellos dos, tenemos ideales muy diferentes. A veces creo que soy la oveja negra de mi familia. Tenemos puntos de vista tan distintos -confesó.

- Pienso que eso puede ser bueno -dije sonriendo-. No importa que tan diferente seas a tu familia, lo importante es que tu marques la diferencia. Y mejores a tu familia.

- Wow, jamás lo había pensado así...Gracias -sonrió.

- No hay de que. Este chocolate está delicioso -dije terminandolo.

- Es que aquí tienen el mejor chocolate de la ciudad -dijo Thiago también terminandolo- Tienes que venir más seguido.

- Claro que lo haré, me gusta conversar contigo -admití.

- Siento lo mismo, eres muy agradable y divertida -sonrió.

- Gracias -respondí sonriendo-. Yo...

Mi celular comenzó a sonar repentinamente.

- ¿Aló? -pregunté con el celular en mi mano.

- Emma -dijo Jess, ¿llorando?

- Jessie ¿qué pasó? -pregunté alarmada.

Thiago me miraba preocupado.

- Es Luke -respondió sollozando.

- ¿Qué tiene? -temí su respuesta.

- Tuvo un accidente...

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