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02

“Actúa con naturalidad”

Se dijo a sí misma mientras intentaba inventar alguna excusa que la salvara  - Eres un fantasma, — repitió con cierto titubeo en la voz y fijó su vista más allá de los ojos de la chica traslúcida, necesitaba corregir su error de inmediato— Anne, acabas de llegar no es como si a la gente popular le vaya a importar que no vayas a una fiesta - la Boonchuy rogó porque su sentencia fuera lo suficientemente creíble. Sin embargo, la expresión escéptica del espíritu le dijo que no estaba comprando su pequeña treta. Sin más, se puso de pie con un aparente semblante decaído, acomodó la silla en su lugar y tomó el cuaderno con ambas manos – Mejor termino esto en mi habitación – Susurró, lo suficientemente alto como para ser escuchada por la flotante aparición. Cuando estuvo fuera del local, se permitió exhalar el aire que contenían sus pulmones, no esperaría a que aquella chica la siguiera así que rápidamente emprendió camino hacia su dormitorio.

A diferencia de lo que pensaba, el informe le tomó más de lo esperado. Tardó toda la tarde y parte de la noche en terminarlo completamente y una vez hecho, se permitió relajarse. Tenía ganas de hablar con su familia, una llamada rápida no estaría del todo mal. Tomó asiento en su cama y marcó al móvil de su madre. No más de tres tonos y la línea se descolgó desde el otro lado, haciéndose presente la voz de la mujer.

- ¡Cariño! ¡Qué bueno que llamas, justo estaba pensando en ti! – Anne sonrió mientras se recostaba en su cama. Tuvo una pequeña charla con su mamá, cosas normales como: ¿Qué tal el internado? ¿Cómo van las clases y los entrenamientos de tenis? ¿Te estás alimentando bien? En serio te extraño mucho. Cosas típicas de madres preocupadas. Anne le contó sobre sus últimos días, evitando por supuesto el no tan agradable encuentro con el fantasma de esa tarde, lo menos que quería ahora era preocupar a la mujer. Quiso hablar con su padre pero este estaba ocupado en el restaurante de la familia, así que decidió dejarlo para su próxima llamada. Antes de colgar, le envió saludos a toda la familia, incluyendo a su bebita Domino, en serio extrañaba mucho a su gata.

Al darse cuenta de lo tarde que era, decidió darse un baño, pronto abrirían la cafetería y ella moría de hambre, tomó nota mental de ser cuidadosa cuando fuera a cenar, no quería toparse por accidente con ese fantasma y esta vez no poder librarse tan fácilmente.

Al día siguiente sus clases de la mañana la dejaron agotada. Pudo entregar ese dichoso reporte, la profesora no quedó muy contenta pero al menos hizo buena cara ante la puntualidad de la tenista. Anne jugó con su sándwich antes de darle una lenta mordida. Sprig, quien estaba sentado a un costado de ella, la observó con algo de diversión.

- ¿Estás bien? – Se decidió a preguntar, Anne solo asintió y volvió a lo suyo: comer con suma lentitud.
La silla frente a la tailandesa se arrastró y esta se alarmó, levantando la mirada. Cuando vio a la rubia, quien tomaba asiento en su lugar habitual, se calmó un poco - ¿Por qué me dejaste plantada anoche Anne? – Cuestionó con molestia, dejando su bandeja caer sobre la mesa con un ruido sordo, la extranjera solo se encogió de hombros.

- Lo siento Sash, no fue mi intención, es solo que a última hora me dejaron  un tonto reporte que debía entregar hoy, pasé toda la noche encerrada en la biblioteca – En parte mintió. La rubia la inspeccionó con la mirada pero antes de que dijera algo Anne volvió a tomar la palabra – Para la próxima será, por ahora cuéntame que tal la pasaron – Anne, luego de disculparse decidió preguntar como estuvo la velada. El poco tiempo que llevaba conviviendo nuevamente con la rubia, notó que la mejor forma de evadirla era preguntarle por algo de lo cual ella disfrutara hablar y esas cosas se resumían básicamente a: fiestas, chismes y su buen desempeño como capitana del equipo de porristas. Sasha era un tanto vanidosa, pero era amable a su forma, aun con bromas pesada de por medio de las cuales el pobre Sprig era el blanco principal. La rubia se dejó caer sobre el respaldo de la silla y comenzó a contar lo loca que estuvo la fiesta de la noche anterior. Sprig, poco interesado en el tema solo la ignoró y Anne fingió prestarle atención.

- Entonces, el capitán del equipo de futbol americano retó al capitán de básquet a una competencia de bebidas, los muy idiotas bebieron tanto que acabaron desmayados en el suelo – Rió la animadora, mostrando algunas fotos en su móvil. Anne solo asintió, riendo sin ganas, los chismes no eran lo suyo, además ni siquiera conocía a esos chicos de los que hablaba  su amiga.

- Ugh Sasha ¿A quién le importa? – Resopló Sprig, ganándose un gruñido de parte de la rubia y ahí comenzó la pelea de ambos.

Anne los ignoró y al instante, un escalofrío recorrió su columna vertebral.

- “No voltees” – Pensó Anne, pero era muy tarde pues de forma casi automática, se encontró a ella misma girando doscientos ochenta grados hacia la izquierda, enfocándose en la aparentemente desocupada mesa del fondo. Aquel espíritu que vio el día anterior estaba a pocos metros de ella, completamente sola. Incluso se mezclaba perfectamente con el ambiente ya que también ocupaba uno de los uniformes del colegio. Anne la observó por un momento antes, se veía bastante solitaria pero ese no era asunto suyo. Recogió su bolso y tomó su bandeja del almuerzo. Sprig y Sasha detuvieron su pelea y la observaron.
- Disculpen, recordé que hoy el entrenamiento será más temprano – Mintió.

-Aún es horario de almuerzo Anne, ningún entrenador puede tomar tiempo del almuerzo y empezar antes, son las reglas – Recalcó Sprig, ya que era parte del consejo sabía las normas al pie de la letra.

- Es cierto pero, tengo algo que hacer antes, nos vemos luego – Antes de que fuera detenida por alguno de sus compañeros, se alejó de la mesa, evitando las puertas traseras y abandonando la cafetería por el frente. Quería alejarse lo más posible de aquel fantasma en el fondo del local.

- Anne está rara – Susurró Sasha.

- Por fin algo en lo que estamos de acuerdo – Secundó el niño, cruzándose de brazos mientras seguía observando la puerta delantera.

- ¿Por qué tuve que parar justo en un internado con fantasmas? – Se quejó, emprendiendo camino hacia su dormitorio para dejar sus materiales de la mañana y descansar un poco antes de su entrenamiento de la tarde. El tiempo pasó volando a su parecer porque antes de que pudiera notarlo ya estaba llegando tarde a las prácticas. Con algo de prisa, se dirigió al área trasera donde se encontraban las canchas deportivas, entre ellas la de tenis. Ahí se encontraba el entrenador junto a algunos de sus compañeros que ya se encontraban calentando. Anne decidió imitarlos, alejándose un poco de todos y situándose cerca de una de las esquinas. Aún no había socializado mucho con sus compañeros de entrenamiento, todos parecían conocerse entre ellos así que Anne se sintió un poco excluida.

Una vez llegó la hora de empezar, el entrenador llamó a uno por uno para practicar con las spinshots. Algunos fallaban de forma estrepitosa al no poder seguir el ritmo de la máquina lanza pelotas. Anne sonrió, estaba bastante acostumbrada a utilizar esos aparatos por lo que hoy quería lucirse un poco ante todos, tal vez así conseguiría algún amigo.  Cuando llegó su turno, se posicionó y agarró con firmeza su raqueta, esperando el primer disparo.

Luego de la primera bola todo parecía ir perfectamente hasta que algo la asustó. Justo cuando se reincorporó de golpear la última pelota, se topó con el primer plano de un rostro traslúcido con enormes ojos sin vida que la miraban de forma inquisidora. Anne chilló y retrocedió.
- Lo sabía ¡Puedes verme! – Anne estaba apuntó de replicar pero fue interrumpida por una pelota, que atravesó el cuerpo del fantasma y se estampó directo en su rostro, haciendo que esta cayera en el suelo. Todo el equipo se aproximó con preocupación.

El entrenador al notar lo que pasaba, apagó la spinshot y se acercó a gran velocidad a la chica en el suelo – ¡Boonchuy! – Anne no respondió, muy ocupada intentando enfocar la vista, siendo lo último que vio antes de desmayarse el rostro curioso de aquel fantasma.

……

La extranjera se removió en su lugar, murmurando cosas inaudibles antes de entreabrir sus ojos, los cuales fueron golpeados por la intensidad de la lámpara del lugar. ¿Dónde estaba exactamente? Fue la pregunta que rondaba su cabeza. Con eso en mente, se giró inspeccionando los alrededores, la habían llevado a la enfermería del internado. Al parecer estaba sola… o eso creía.

Casi grita del susto al voltearse hacia el otro costado y verla ahí, la causa de sus recientes problemas, aunque por “recientes problemas” se refería solo al incidente con la pelota de tenis y su, ahora, adolorida nariz.

- ¡Por fin despiertas! – Aquella voz con tonalidades levemente agudas pero sin llegar a ser irritante,  proveniente de la chica traslúcida, lograron ponerle la piel de gallina a la Boonchuy. Como pudo la ignoró pero bien sabía que esta vez no podría escaparse tan fácil – Es inútil que me ignores, tal vez ayer caí en tu trampa pero ¡ya sé perfectamente que puedes verme! – Chilló y se acercó hasta la humana. Anne retrocedió – Hmm, perdón por lo de la pelota – Se disculpó - ¿Tu nariz duele mucho? Creo que la rompiste –

Por inercia, Anne tomó el puente de su nariz el cual estaba cubierto por una bandita, al parecer colocada por la enfermera del lugar. Se encogió de dolor ante su acción, comprobando que en efecto, estaba rota. El fantasma solo optó por acercarse más, sin embargo Anne se levantó de golpe. Si aquella chica estuviera con vida, probablemente la tenista hubiese chocado con ella, lastimándose nuevamente, más sin embargo el cuerpo de la morena solo atravesó a la chica. Anne decidió ignorar la sensación que recorrió su cuerpo al atravesar el de aquel espíritu. Abandonó la enfermería sin siquiera esperar a que alguien más llegara para ver su estado. No estaba dispuesta a quedarse sola con aquella chica, ya había tenido experiencias aterradoras con el tema, no quería repetir alguna.
Aunque lo intentó lo más que pudo, pero era obvio que no lo conseguiría tan fácilmente. Lo supo esa mañana cuando despertó y, al abrir la puerta de su habitación, se topó con algo bastante peculiar. La chica fantasma la esperaba fuera, con una tímida sonrisa. Anne suspiró y se preparó para lo que sería uno de los días más estresantes de su vida.
El resto del día se vio perseguida por la intranquila chica, Literalmente iba con ella a todos lados, desde el salón de clases hasta el baño de los dormitorios. Anne estaba demasiado cansada, pensó que no dirigirle la palabra sería más que suficiente, siempre había funcionado con los fantasmas que había visto en Tailandia pero esta chica ni siquiera necesitaba que alguien le respondiera. Solía tener muchos monólogos sin sentido para la morena, eran tanto divertidos como estresantes, según la Boonchuy. Una que otra vez tuvo que reprimir una sonrisa que luego encubría con una mirada inexpresiva, desilusionando de esa forma al alegre espíritu.
En muchas ocasiones incluso corrigió a alguno de sus profesores durante clases, claro está que solo Anne lo notaba ya que ella era la única con la capacidad de verla.
- Hey, Anne – Sí, había descubierto su nombre, por supuesto luego de pegarse a ella todo el tiempo como una maldición, esto era inevitable – Esa ecuación no es la correcta, tendrás que borrarlo todo y empezar desde el inicio – Anne suspiró.
- ¿Por qué a mí? – Murmuró la morena mientras dejaba caer su cabeza sobre el pupitre y chillaba internamente pero cuando el fantasma estaba despistado, borró todo el ejercicio y volvió a empezar, obvio no le daría las gracias por eso.

Y así, la tortura continuó para Anne Boonchuy por los siguientes tres días.

…..

Una vez más, la de cabellos rizados se encontraba con sus amigos almorzando en la cafetería, era el único lugar donde podía pasar el rato con ellos ya que los tres tenían un horario completamente diferente. Sasha nuevamente hablaba de algún acontecimiento, más bien chisme, que había escuchado de sus compañeras de equipo. Anne, algo cansada, comenzó a cabecear y su rostro hubiese aterrizado en su puré de papas de no ser por la rubia quien atrapó su cabeza antes de que se estampara contra la mesa.

- ¿Qué ocurre Anne? Llevas desde hace días actuando extraño – La miró  interrogativamente mientras elevaba una de sus perfectas cejas.

- Hmm, ¿creo que es el cambio de horarios? – Anne solo elevó sus hombros y desvió la mirada, le pareció extraño no ver al fantasma cerca.

- “mejor para mi, al menos podré descansar de su presencia” – Pensó la morena, bebiendo de su jugo.

- Anne, llevas aquí casi dos semanas, creo que ya deberías estar acostumbrada al horario de Estados Unidos – Aportó Sprig.

- Sí, bueno al parecer aun no lo estoy – Sentenció, elevando sus hombros.

- Estoy bastante segura de que es algo más Anne – Sasha se cruzó de brazos – Pero si prefieres ocultarle tus problemas a tu increíble amiga, está bien, no voy a rogarte – Decidió prestarle atención a su móvil, era su forma de cerrar un tema. Anne comenzó a sentirse mal por ocultarles cosas a sus dos únicos amigos pero que podía hacer ¿Decirles que podía ver fantasmas y que recientemente una había estado pegada a ella como pegamento? Por supuesto que no, la tomarían por loca.

Y hablando del fantasma.

La chica decidió hacer acto de presencia, sorprendiendo a la morena quien solo atinó a ver la cabeza del espíritu emerger desde el centro de la mesa antes de caerse de su lugar y derramar su bebida sobre su propio uniforme. Sprig y Sasha se alarmaron al inicio, pero luego solo rieron de la Boonchuy, quien bajó su mirada y empuñó sus manos mientras mordía su labio inferior. Por alguna razón estaba a punto de llorar.

Ocultando su rostro, se levantó del suelo dispuesta a abandonar la cafetería antes de que se pusiera a lloriquear como una niña. Sprig intentó seguirla pero ella lo detuvo, forzando una pequeña sonrisa – Estoy bien Sprig, solo iré a cambiarme de ropa, nos vemos más tarde – Se excusó y salió con prisa.

- Definitivamente no está bien – Informó Sasha.

- Gracias, ya lo noté – El niño rodó los ojos, iniciando así la pelea del día con la mayor.

Cuando Anne estuvo fuera de la vista de todos, se dirigió al baño más cercano y como supuso, el fantasma apareció frente a ella minutos después.

La tenista estaba dispuesta a ponerle fin a esta situación.

- ¿Cuál es tu problema? – Preguntó, haciendo que la chica transparente frente a ella volteara. Al notar que en efecto le hablaban a ella, solo logró tartamudear. Pensaba que aquella chica nunca le dirigiría la palabra.

- Hmm, yo… - Anne la interrumpió.

- ¡Has estado siguiéndome todos estos días y solo me has traído problemas!  Pensé que eras lo bastante inteligente para captar la indirecta – La niña transparente retrocedió -  No quiero tener que ver nada con los de tu tipo. ¡Estoy harta de los fantasmas! ¡Especialmente de ti! ¡Ahora solo desaparece y nunca más vuelvas a acercarte a mí! – Ordenó, mientras apretaba sus temblorosas manos. Enfrentar a un fantasma de esa forma no era la mejor opción, si aquella chica se enojaba bien sabía cuáles podrían ser las consecuencias. Sin embargo un breve sollozo la obligó a alzar la mirada.

Los hombros del espíritu se sacudían levemente, al ritmo de sus gimoteos ¿Había hecho llorar a un fantasma? Anne lo comprobó cuando vio pequeñas lágrimas brotar de sus inexpresivos ojos – Lo siento, por todo – Fue lo único que logró escuchar antes de encontrarse sola en aquel maloliente baño. La temperatura pronto regresó a la normalidad y Anne se permitió respirar con tranquilidad. Aunque no pudo evitar que un sentimiento de culpa se instalara en lo profundo de su ser.

Pensó que, tal vez, aquel fantasma no se tomaría tan en serio sus palabras y que al otro día se presentaría en sus clases como había estado haciendo todo ese tiempo pero no. La chica de la biblioteca no volvió a aparecer frente a la tailandesa durante la semana siguiente.

…………

- ¿Anne, en qué tanto piensas? – Sprig la sacó de su estupor, pasando una de sus manos frente a su rostro.

- No es nada – Dudó si contarle o no de la situación, pero en su lugar tuvo una mejor idea para no parecer la loca que podía ver espíritus – Bueno, en realidad sí es algo – Sprig la miró atento – Resulta que desde hace unos días, una chica había estado… ¿intentando ser mi amiga? –

- Oh, eso es cool, no está mal tener otros amigos Anne – Sonrió el rubio.

- Lo sé pero… ella es, extraña – Gesticuló con sus manos, agregando comillas en la última parte.

- ¿Qué tan extraña? – Preguntó el chico.

“Extraña del tipo… muerta”

Anne sacudió su cabeza y en su lugar respondió – No lo sé, solo… Extraña – Luego de recibir una mirada dudosa de su amigo, este solo levantó los hombros y volvió a prestarle atención a su almuerzo.

- Hey chicos, ¿interrumpo algo? – Sasha hizo acto de presencia y tomó asiento frente a la tailandesa.

- Anne tiene una nueva amiga – Informó Sprig.

- No es mi amiga – Se defendió la aludida.

- ¿Quién es? – Sasha parecía interesada.

- No la conoces Sash – Porque está muerta claro.

- Querida y despistada Anne, conozco a todos en este colegio – Anne la ignoró y volvió a su almuerzo, pero en lugar de comerlo solo jugó un poco con él. Sasha captó la indirecta pero igual decidió volver a preguntar – De acuerdo, si no vas a decirme quién es al menos cuéntame cual es la situación, no pareces muy animada –

- La situación es que no somos amigas, esa chica solo estuvo siendo muy insistente y me harté, así que le dije que no se volviera a acercar a mí… Y acabó llorando – Sprig y Sasha hicieron una expresión de “Auch” – Ahora me siento un poco culpable – Revolvió sus guisantes con el tenedor mientras suspiraba.

- Bien, si te arrepientes de lo que dijiste – Empezó el niño – Siempre puedes disculparte –

-¡¿Estás loco?! ¿Cómo pretendes que le pida perdón a un fan… - Se interrumpió a sí misma – No lo haré – Sentenció, aclarando su garganta e ignorando su pequeño error de antes. Sprig y Sasha lo dejaron pasar y luego de eso solo evitaron el tema, Anne lo agradeció en silencio.

……

Al finalizar el día y luego de su entrenamiento, Anne se encontró vagando por las instalaciones del Saint James. No sabía porqué pero sus piernas la habían llevado directamente hacia la biblioteca, lugar donde había visto por primera vez a aquella molesta pero de cierta forma “linda” chica muerta. Dudó si entrar o no, de todas formas que haría si la veía, ella definitivamente NO estaba interesada en tener contacto con los fantasmas, no otra vez. Pero esa chica, era diferente, Anne pensó que tal vez solo quería una amiga, tal vez se sentía sola.
Suspiró rendida y entró en el lugar, había muy pocos estudiantes, a esa hora solo los nerds permanecían en aquella librería. Bufó y recorrió sus pasos del otro día, llegando hasta la estantería de la cual había sacado el libro para su reporte. Inspeccionó la zona y, al fondo, justo en la mesa que había ocupado aquella tarde, se encontraba su objetivo.

Anne tomó un libro cualquiera, el primero que logró alcanzar con la mano y, a paso lento, se acercó hasta la mesa.

- ¿Te molesta si tomo asiento? – La chica no reaccionó, era evidente, tal vez pensaba que le estaban hablando a alguien más, alguien con vida  - Hey, chica fantasma – Anne chasqueó sus dedos y la aludida levantó el rostro.

- ¿Qué haces aquí? – Fue lo primero que preguntó, mientras hacía un puchero y fruncía sus cejas. A la tenista le pareció algo ¿adorable?

- ¿Leer? – Elevó su libro y tomó asiento. El espectro solo devolvió su cabeza a su escondite entre sus brazos y decidió no hablarle de nuevo a la chica. Anne abrió su libro luego de ser ignorada descaradamente. Unos minutos después, cansada del sepulcral silencio, decidió hablar – Entonces… ¿cuál es tu nombre? –

- ¿Por qué te interesa? Dijiste que no querías que me acercara de nuevo – Susurró aun sin elevar su rosto.

Anne apartó su libro – Sé lo que dije y lo siento – Su disculpa captó la atención del fantasma – No he tenido buenas experiencias con fantasmas anteriormente, de ahí mi reacción… Creo que solo tenía miedo – El espíritu se enderezó en su silla – Aún tengo miedo pero creo que eres, en cierto modo, diferente… -

- ¿Lo crees? – Anne solo asintió – Yo también lo siento, ¿tal vez fui demasiado intensa? –

- Vaya que lo fuiste – Afirmó, avergonzando al espíritu, quien solo se encogió en su lugar.

- Es solo que han sido tres años desde la última vez que hablé con alguien, creo que solo estaba emocionada – Explicó jugando con sus dedos mientras un pequeño y pálido sonrojo se instalaba en sus mejillas transparentes.

La morena estiró sus manos – Soy Anne, Anne Boonchuy – Se presentó formalmente y la contraria soltó una risita.

- Ya lo sé, estuve persiguiéndote todo este tiempo ¿recuerdas? – La humana la miró con desaprobación, elevando una ceja – Ups, lo siento, de nuevo – Intentó estrechar su mano pero, como era de esperar solo la atravesó, causando un escalofrío en la piel de la tailandesa -  Lo siento  ¿Cosas de fantasmas no? – Rió nerviosamente. Anne rodó los ojos y retiró su mano.

- ¿Me dirás tu nombre o…? –

- Soy Marcy… ¡Marcy Wu! – Exclamó, deslumbrando la habitación con su enorme sonrisa – ¡Un gusto conocerte!

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