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01

Anne levantó la vista de su teléfono y observó el paisaje que la interestatal le regalaba, el viaje de 45 minutos desde el aeropuerto internacional de Los Ángeles hasta las instalaciones del Internado Saint James había sido bastante aburrido por decir lo menos. No es como si el tráfico habitual de una de las ciudades más grandes de Estados Unidos fuese una atracción turística apetecible.

El chofer tomó una de las salidas de la carretera y el aire caliente del clima californiano le golpeó el rostro, moviendo su cabello rizado ligeramente. El clima cálido definitivamente era uno de los aspectos que menos extrañaba de la tierra de Hollywood.

Y aunque el ayuntamiento había inaugurado nuevas obras públicas en los alrededores, lo cierto es que, la postal que veía a su alrededor no difería mucho de la que conoció siete años antes.

El tintineo de su tono de notificaciones le hizo devolver su atención al aparato en su regazo, era un mensaje corto de su madre deseándole suerte en su primer día en los dormitorios, así que sonrió con un sentimiento algo agridulce en la boca del estómago. Mentiría si dijera que no se sentía nerviosa por mudarse sola a los Estado Unidos, pero sabía que sus padres no podían irse de Bangkok todavía.

“Gracias mamá, estamos por llegar, hablamos más tarde, dale una caja de pañuelos a papá y envíales mis saludos a los abuelos” escribió con rapidez y cerro la burbuja de la conversación.

—Espero que esto haya sido una buena idea— murmuró entre dientes mientras el edificio principal de su nueva escuela se dibujaba en la lejanía.

Menos de dos minutos tardó el vehículo en detenerse frente a la enorme entrada principal. Anne miró por la ventanilla con algo de temor recorriendo su cuerpo, pero la mirada molesta que el chofer le dedicaba a través del espejo retrovisor, la hizo tomar su bolso de mano y bajar con rapidez antes de que el hombre decidiera sacarla a patadas.
Darle una ojeada rápida a la edificación bastó para que la morena tragara en seco, definitivamente las imágenes de la web oficial del instituto no le hacían honor a tan imponente obra arquitectónica. El sonido de las llantas alejándose la hizo voltear y para cuando asimiló la situación, el taxi ya se encontraba a varios metros a la distancia. Anne entró en pánico. 

- ¡Hey! ¡Mis maletas…! – Se dispuso a dar la carrera de su vida de no ser por el bulto a su lado, con el cual tropezó y casi cae de cara al pavimento. Cuando se incorporó, pudo notar el equipaje con el cual había viajado – ¿En qué momento las dejó aquí? – o el chofer se había deshecho de sus cosas a la velocidad de la luz o ella se había quedado embobada apreciando su nuevo instituto por demasiado tiempo. Decidió no tomarle importancia y luego de sacudir el polvo de su ropa, tomó sus cosas lo mejor que pudo e ingresó al lugar.
Anne se distrajo con el interior, podría jurar que tarde o temprano acabaría perdiéndose por las instalaciones y tal vez no le molestaría tanto. La señora de la recepción llamó su atención con un suave carraspeo y Anne, apenada, se dirigió hacia ella. La recepcionista levantó una ceja y le dedicó un gesto que la chica interpretó como un: “¿en qué puedo ayudarte?”

- Hmm… soy Anne Boonchuy, estoy aquí por la beca deportiva – Se presentó.

La señora se puso a buscar en los registros y varios minutos después dio con el documento – Aquí estás querida, te estábamos esperando, ¿qué tal el viaje? – Preguntó por cortesía.

- Hmm, supongo que ¿bien? – Sonrió algo incómoda por el repentino cambio de actitud.

- Me alegra, tu tutora te está esperando en su despacho, su nombre es Christine Gillmore, sigue recto por este pasillo y cuando llegues al final dobla a mano izquierda, primera puerta –  Anne miró el pasillo señalado, para ser pleno día, se lucía muy oscuro. Agradeció y volvió a tomar sus cosas para dirigirse al despacho de su nueva profesora encargada.

El pasadizo parecía interminable y bastante tétrico. Hasta ahora se había encontrado con pocas ventanas y muchas puertas pero ella debía llegar hasta el final y luego girar a ¿mano derecha o izquierda? ¿En serio se había olvidado de algo tan sencillo? Se detuvo frente a la pared que le daba fin al enorme corredor.

- Hmm ¿Izquierda o derecha? – contempló ambos lados y decidió ir por el lado izquierdo, por suerte, acertó. Tocó la primera puerta que apareció ante ella y esperó paciente una respuesta.

Un casi inaudible “adelante” se escuchó desde el interior de la habitación y la tailandesa procedió a abrir el portón de madera, logrando que esta rechinara irritantemente.

- Tú debes ser Anne Boonchuy, nuestra nueva estudiante tailandesa ¿cierto? – Preguntó la maestra una vez la niña estuvo completamente dentro de su despacho. La morena solo asintió ante su interrogante – Es un placer tenerla aquí señorita Boonchuy – Le dio un rápido vistazo a los documentos frente a ella – Se suponía que un chico del comité estaría aquí para mostrarte la escuela pero al parecer llega tarde – Otro toquecito en la puerta la interrumpió – Vaya, hablando del diablo ¡Adelante!

Un niño rubio entró por la puerta, balbuceando lo que parecían ser disculpas por su tardío arribo pero se obligó a estancarse en sus palabras en cuanto vio a la chica de pelo rizo frente a él - ¡Anne! – Corrió hacia ella y la abrazó como si no hubiera un mañana - ¡Oh! ¡Es tan bueno verte luego de tantos años!

-¡Sprig! – Le devolvió el abrazo casi con la misma intensidad - ¡También es tan bueno verte amigo! – Lo apartó por unos segundos – Mírate, has crecido mucho.

- Lo mismo digo, pareces un poste – halagó, a su manera, haciendo que su amiga se avergonzara.

- Disculpen ambos pero, aun estoy aquí – Los adolescentes dejaron la celebración del reencuentro y devolvieron su completa atención hacia la nueva profesora de Anne – No sabía que se conocían.

-Sí, Anne y yo somos amigos desde niños – Explicó Sprig.

- Supongo que por eso te ofreciste para ser el guía de la señorita Boonchuy – dedujo y el niño asintió con emoción – Antes de que lo olvide, aquí está su horario, mañana empieza el curso de inducción, espero verla en clases. Tengan un lindo día – la extranjera tomó el papel que le ofrecía su nueva tutora y luego salió del despacho acompañada por su viejo amigo.

- Bien Anne, antes de darte un recorrido por la escuela debemos buscar al encargado de los dormitorios para que puedas recibir las llaves de tu nueva habitación y puedas instalarte con calma. Luego de que descanses podré proceder con mi papel como guía turístico – Bromeó sacándole una pequeña risa a la chica.

- Me parece un buen plan.

Ambos encontraron con rapidez al hombre a cargo de los dormitorios quien le dio el número de la nueva habitación de Anne junto con sus llaves. Sprig la llevó hasta allá y por el camino decidió mostrarle parte del lugar a la nueva estudiante – y esa sería la biblioteca – Señaló un enorme portón que dejaban atrás con cada paso. La chica lo observó con curiosidad, al parecer la biblioteca también sería bastante impresionante dado el tamaño de la entrada, pero seguro no tenían ninguno de los comics que solía leer así que probablemente sería uno de los lugares que menos visitaría durante su estancia en el Saint James.

- Entonces Anne – Sprig llamó su atención - ¿Aún haces “esa cosa”? – cuestionó con demasiada curiosidad, la extranjera lo miró extrañada sin entender a qué se refería con “esa cosa”. Para evitar preguntarle solo asintió con algo de duda. Sprig casi pega un chillido de la emoción pero se contuvo y solo respondió con un “calmado” – genial.

Al llegar a su habitación designada, el chico la ayudó a dejar sus maletas dentro y pronto se despidió prometiendo pasar por ella a las cuatro para continuar con el recorrido por el internado. Al encontrarse sola la morena se permitió respirar nuevamente, todo estaba sucediendo muy rápido. Se alegraba de ver a su amigo después de tantos años pero no llevaba ni dos días lejos de su familia y ya los extrañaba demasiado. Decidió dejar eso de lado y procedió a desempacar para, a continuación, instalarse en su nuevo hogar. La habitación no era la gran cosa, contaba con una pequeña cama individual, un escritorio y un closet, lo básico. Comenzó por su ropa guardándola un poco de forma desordenada en el armario de la esquina, la maleta la dejó en el fondo de este. Luego procedió a cambiar la ropa de cama por una que ella misma había traído y por último dejó su equipo deportivo sobre el escritorio. Ansiaba tomar una siesta de unas diez horas aproximadamente, aun no se acostumbraba al cambio de horario. Se dejó caer en el borde de la cama sin mucho cuidado, con un enorme bostezo, se estiró sobre el colchón y a los pocos minutos ya estaba profundamente dormida.

……

Unos intensos y repetitivos golpes en la puerta lograron sacarla de su sueño. Cuando abrió los ojos y miró alrededor, se desubicó por un momento. Había olvidado por completo que ya no estaba más en su hogar en Bangkok y en cambio se encontraba en un internado a las afueras de Los Ángeles. El insistente golpeteo fuera de la habitación, logró devolverla a la realidad, así que se levantó de la cama y con mucho pesar abrió la puerta. Probablemente sería Sprig listo para el recorrido de las cuatro…

- ¡Sorpresa! –  Chilló una muy entusiasmada rubia en cuanto la morena estuvo frente a ella.

- ¿S-Sasha? – Cuestionó con incredulidad.

- En carne y hueso – Contestó la porrista - ¿Estás esperando una invitación para abrazarme? Ven aquí– Anne dudó por un segundo pero no se hizo de rogar, fue hacia los brazos extendidos de su amiga y le devolvió el abrazo con ímpetu - ¡Te extrañé tanto!

- Yo también Sash – No mentía, no veía a la rubia desde hace más de siete años. Aun mantenían contacto por mail pero evidentemente había una gran diferencia entre leer correos y verse en persona. La chica había cambiado mucho, y eso era decir poco. Ahora era mucho más alta que Anne, a simple vista parecía tener un cuerpo atlético y bien desarrollado, no esperaba menos siendo la capitana del equipo de porristas del internado.

- Tengo tanto que contarte pero supongo que ya tendremos tiempo para eso – Apretó las manos de la extranjera - ¡Oh! ¿Ya le diste un recorrido a este lugar? Es enorme, podría apostar que acabarás perdiéndote más temprano que tarde – Se burló. Anne respondió con una risa nerviosa.

- En realidad Sprig vendrá dentro de unos minutos para encargarse de eso – Explicó – Por cierto ¿Cómo supiste en que habitación estaba?

- Tengo mis contactos – Sonrió con superioridad, estaba a punto de decir algo más pero una notificación en su móvil la interrumpió – Disculpa un segundo – Se alejó y contestó a la llamada. Anne decidió no entrometerse y esperar a que su amiga terminara pero la rubia hablaba tan alto que prácticamente se había enterado de toda la conversación o al menos de lo básico. Cuando Sasha se acercó nuevamente lo hizo con una expresión de “perdóname por ser tan mal amiga” en el rostro – Anne lo siento pero justo ahora tengo una reunión con el equipo de porristas, lo había olvidado por completo.

- Está bien – La morena le restó importancia – Entonces supongo que nos veremos por ahí.

- Por supuesto – Le guiñó un ojo – Antes de que lo olvide, este jueves una de las animadoras dará una fiesta en su casa, ya sabes, nada grande – Evidentemente por “nada grande” Anne entendió “irá toda la escuela” – Creo que es una gran oportunidad para que socialices con los demás estudiantes, así que espero no me dejes plantada – La morena no estaba muy entusiasmada con la idea pero aun así accedió a la petición de su amiga con un simple “de acuerdo” – Perfecto, te pasaré los detalles por correo – Finalizó despidiéndose con un gesto de la mano para luego perderse por el pasillo.

- Genial, mi primera fiesta -  Aun se preguntaba como saldría del colegio si incluso tenían toque de queda pero esos detalles los preguntaría luego.
Sprig no demoró mucho en llegar, incluso le comentó a Anne que se había topado con la porrista a mitad de camino. Sprig y Sasha en general eran amigos, aunque la rubia es el tipo de persona que disfruta gastarle bromas al pobre chico pero con el paso del tiempo Sprig se acostumbró a esas muestras de afecto por parte de la mayor. Para Anne fue una sorpresa pues ella juraría que acabarían en malos términos ya que cuando niños eran como el agua y el aceite. Aún así se alegró de que no terminaran matándose el uno al otro.

El recorrido de esa tarde estuvo bien, en general Anne no recordaba la mayoría de los lugares pero al menos sabía cómo llegar a su habitación sin perderse mucho, eso era algo. Con el paso de los días y el constante cambio de salón, fue acostumbrándose un poco más a su nuevo colegio.

  La campana sonó alarmando a la chica, se había quedado dormida en una de sus clases de la mañana, definitivamente este nuevo horario acabaría por matarla. Apenas era miércoles y ya sentía que no podría pasar ni un día más en ese lugar. Miró el reloj y se dio cuenta de que ya era hora de almorzar, recogió sus materiales; que realmente no eran muchos pues apenas estaban en el curso de inducción, y se dispuso a intentar encontrar la cafetería antes de que terminara el descanso y tuviera que ir con el entrenador de tenis para una intensiva práctica, después de todo estaba ahí por una beca deportiva.

Antes de atravesar el umbral de la puerta, su tutora, quien era la encargada de darle las clases de esa semana, le llamó la atención. Anne paró a mitad de camino y se giró hacia ella.

- Señorita Boonchuy, he estado notando que suele dormir mucho en clases – Anne palideció pero su maestra negó – Entiendo que aun no debe estar acostumbrada al cambio de horario después de todo apenas han pasado unos días.

- En serio lo siento mucho, me es difícil dormir en las noches.

- Bien, espero no se repita luego de esta semana – Buscó entre sus papeles y le extendió un documento, la morena lo agarró con dudas.

- ¿Qué es esto? 

- La orientación del informe que debe entregar mañana a primera hora.
 
………………

Y ahí se encontraba ella, perdiendo su valiosa tarde en la vieja biblioteca del colegio cuando podía estar camino a una fiesta de populares. No es que realmente estuviera del todo emocionada por asistir pero Sasha la había invitado con antelación y se había pasado todos esos días hablando solo del tema, le sabía mal cancelarla solo por un repentino reporte que consiguió como sanción por dormir en clases.

¿Qué mal le había hecho al mundo para ser castigada de esa forma?
Tomó el libro que buscaba de una de las estanterías del fondo y escogió un lugar desocupado no muy lejos de ahí para dejar caer sus cosas sobre la mesa, su malhumor sólo aumentaba conforme los minutos pasaban. Estúpido reporte. Sin mucho cuidado abrió el viejo epítome y una de las páginas se rasgó ligeramente.
O de eso quería convencerse, pues más de la mitad de la hoja colgaba de apenas un par de centímetros.

- ¡Oye! - una voz aguda le reprendió al instante, la tailandesa elevó la vista bastante alarmada— ¡Cuidado con los libros! ¡¿Sabes la joya que estás dañando?!— unos ojos grandes y de un gris oscuro traslúcido le miraban con desaprobación, Anne contuvo el aliento, esos ojos estaban demasiado cerca de su rostro, y no solo eso, podía ver a través de la persona a la que pertenecían.

-Eres un fantasma- susurró e inmediatamente se mordió la lengua, maldita sea, había dicho eso en voz alta.

- ¡¿Puedes verme?!

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