10. Jamás debí subestimarla.
El comentario número 150 se lleva el capítulo 🙈
🥵Matt🥵
—Te quedas en tu jodido cuarto, ¿entendido?, si algún idiota del instituto te fastidia me avisas de inmediato para callarlo de una ostia— digo mientras salgo de la habitación de Lilyan.
—¡Ya vete, Matt! Debes superarlo y dejarlo estar, algún día tendré novio y debes superar tu control por absolutamente todo.
Me detengo, mirándola a los ojos—Eso será cuando cumplas dieciocho, y solo si es alguien decente que saca sobresalientes. Mereces una mierda mejor que yo, o mis amigos, ¿entendido?
—¡Agh! ¡Qué dices, pero si tú también sacas sobresalientes en historia y literatura!
—Pues sí, pero personas como mis amigos o yo, son una jodida mierda, Lilyan. En especial los tipos como yo, no mereces cargar con esa mierda, así que no te lo volveré a repetir. Te quedas en tu habitación.
—¡Agh! ¡Te odio, vete!—grita y me da un portazo en la cara.
Bien, funcionó. Se quedará en su cuarto.
La música resuena por los parlantes que trajeron los chicos, produciendo que los cuadros con fotos nuestras, que John tiene colgados en las paredes del segundo piso, tiemblen Constantemente.
Bajo las escaleras y diviso a Amber esperándome al final de ella, con una minifalda de mezclilla y un suéter corto, dejando a la vista su perfecto ombligo. Es la prima de Monica, lo hicimos el verano pasado en una excursión escolar cuando visitamos el museo de la ciudad, desde ese entonces siempre intenta buscar la revancha de nuestro primer encuentro pero siempre me ve ocupado con alguien más.
Me llevo mi vaso rojo a los labios y espero que el jagger queme mi garganta, cuando doy el primer sorbo, le sonrío a Amber con el fin de que me siga hasta la cocina. Necesito diversión, si eso es lo que ella busca.
Camino a la cocina, Amber me sigue a pasos sigilosos pero luego oigo tacones a mis espaldas y luego un pequeño grito de dolor.
— Te follas a Matt todos los días zorra, deberías ser más generosa— espeta Amber.
Continuó caminando a la cocina sin mirar atrás y me apoyo en el taburete del lavavajillas, sabiendo quién me seguía.
—Te advierto que si me entero que te follas a otras chicas sin protección, la follamistad se queda hasta aquí.
Lindsey llevaba un vestido delgado que se ajustaba a la perfección a su curvilíneas caderas. Ella sabía que estaba más que buena, por eso se creía con el derecho de exigirme cosas, y estaba en su razón, porque nuestra cláusula nos impedía el no utilizar protección si nos llegábamos a ver con alguien más.
¿Puedo ser un gilipollas? Sí, mil veces sí, pero eso no significará que fuera un gilipollas idiota, buscando enfermedades de transmisión sexual. Jamás he estado con una chica sin haberme asegurado que mi amigo tuviera puesto el gorro de la diversión.
—¿No me vas a responder? Porque todo el instituto sabe que Amber, jamás ha usado protección con nadie, así que si me contagio de algo se que será a causa tuya.
No lo iba a negar, me ponía muchísimo cuando Lindsey se ponía en el plan de exigir, porque eso al menos me hacía pensar que no todo en su cabeza estaba vacío. Y no digo que eso estaba mal, era su asunto, pero sé que jamás podríamos coincidir o entablar una conversación sobre nuestros intereses propios, todo era sexo, y me gustaba que lo respetara.
Me llevo mis vasos a los labios y le recorro el cuerpo con la mirada.
— Sabes que es nuestra cláusula, tampoco la rompería, menos con Amber, solo nos besaríamos y ya.
Camina hasta mí y me toma por el cuello.
—¿Para qué besarla a ella, si me tienes a mi? Además no me agrada el hecho de besarte sabiendo que besaste a Amber. Su boca quizás por qué lugares desconocidos pasó.
Lindsey se apoya en mi entrepierna. Sé lo que busca, quiere follar, pero si hay una regla que jamás romperé, es traer a una chica a mi casa para follarla. Ni mucho menos, dormir juntos en mi habitación. La casa de John y Karen era sagrada para mí, no merecía ensuciarse con mis mierdas, aunque eso no significaba que no pudiéramos hacerlo en el auto de Mike que se encontraba estacionado en mi garage.
Toco el culo de Lindsey y le doy una palmada. Me sonríe, le gusta.
—Por favor, no me digas que te enamoraste, porque sino tendremos que dejarlo hasta aquí. Tenemos una follamistad, no un noviazgo, ambos sabemos que somos personas incapaces de permanecer en un mismo lugar con alguien durante mucho tiempo, así que no vengas con esas chorradas de que te tengo solo a ti, Lindsey. ¿Te crees que no me entere que te metiste con Adam, el de las carreras clandestinas?
—Lo se, pero es que nadie me ha hecho ver estrellas como tú, Dawson, así que prefiero no arriesgarme a que alguna lo descubra y me robe mi lugar.
Cuando termina su frase succiona mi cuello con su ágil lengua. Yo tomo su trasero en respuesta y la atraigo hacia mí. La beso, sus labios son característicos, no como los de una chica inocente o principiante, sino que demandantes, tenía experiencia y lo hacía notar, no lo suficiente como para enamorarme pero si como para ponerme a mil. Gime, cuando paso mi mano bajo su vestido y noto lo húmeda que está. No lleva bragas, así que me detengo antes de que pase a mayores y no podamos detenernos. O al menos, ella.
Una sonrisa se me escapa cuando recuerdo que invité a Alex a mi fiesta, la vecinita tocabolas. Si me viera con Lindsey sería demasiado divertido oír alguno de sus sarcásticos comentarios que me hacen tanta gracia, pero que a su vez me sacan de sí.
Le digo a Lindsey que me espere, mientras subo a mi habitación por un par de preservativos. Cuando llego a mi pieza los busco en mi velador y noto que ya no me quedan. Maldito Dawson. Tendré que pedirle a los chicos.
Iba a salir de mi habitación pero oigo un quejido de molestia. En primera instancia pienso que es Lily, pero era de demasiado lejos como para ser ella. Observo por mi ventana y diviso a una Alex corriendo de allá hacia acá en su habitación, molesta, muy molesta.
—¡Jodidos imbeciles, dejen dormir!—grita, como para sí misma.
Genial.
Recorre un par de segundos más su pieza mientras toca su frente—De acuerdo Alex, tranquilízate, prometiste bajar un cambio. Recuerda los jodidos modales y esa estupida tregua.
Modales, ¿Esa cabra loca conoce los modales?
Bajo las escaleras y veo a Mark haciendo de dj.
—¡Hey, Mark! ¡Súbele a la música, está muy despacio!
Asiente y la sube. Si antes la música se escuchaba hasta la casa de Alex, ahora probablemente se oía en todo el vecindario. Solo espero que la chismosa señora Ross no llame a la policía.
Cuando llego a la cocina Lindsey estaba esperándome sobre la encimera. Me molestó un poco porque ahí cocina Karen, y yo la respetaba muchísimo, pese a que no le demostrara tanto mi aprecio. Ella y John han sido muchísimo más de lo que yo merecería, y ella jamás ha hecho diferencias conmigo y su verdadera hija, Lilyan. Siempre nos ha tratado por igual a los dos, y yo siempre vi a Lilyan como a mi hermana menor, porque el recuerdo de mamá y su embarazo, me obligaban a cuidar a Lilyan, como no fui capaz de hacerlo con ella o mi hermana, que llevaba en su vientre el día en que murió.
—No te sientes allí, Lindsey.
—No seas aguafiestas Matty...
—Qué no me llames matty. Para ti soy Matt, Lindsey. ¿Entendido?
Se baja del taburete un poco enfadada y toma asiento en una silla.
—¿Y por qué razón entonces dejas que la rara de la hermana de Chad, te insulte y te llame con apodos de animales?
Ni yo lo sé.
— Eso no es asunto tuyo, Lindsey. Tengo la edad suficiente como para defenderme solo. Además Alex no es rara, está un poco loca, pero ¿quien no lo esta? todo el mundo lo está un poco.
—Como sea, no hablemos de esa loca. Ven aquí.—me llama. Me molesta un poco que se refiera de Alex así, solo es divertido cuando yo lo hago, además no está loca, osea si un poco, pero la mayor parte del tiempo lo es porque yo la fastidio en primer lugar.
Cuando estoy a su lado se pone de pie y me sienta, para luego sentarse sobre mi.
—Lo olvidaba. Me ha ido mal, no tengo preservativos, debemos ir fuera, me conseguiré uno con Mike.
No me hace caso y me besa. Me fastidia un poco a veces el rollo en plan «follemos cada treinta minutos» pero de todas maneras respondo a su beso, el estar un poco ebrio ayuda a que no sea tan tedioso todo.
Lindsey toca mi pierna, mientras yo detengo su mano para decirle que debemos marcharnos, pero no me da tiempo porque se oye un azote en la puerta.
— Puajjjj—se escucha un quejido de asco—, Alex llamando a los adolescentes con problemas hormonales. ¿No encontraron un lugar menos público para pegarse sus enfermedades de transmisión sexual?— espeta una Alex en pijama. Llevaba unas converse negras y un pijama de verano bajo un poleron con capucha, que probablemente era de Chad, porque le quedaba demasiado holgado para ser de tu talla.
— Lindsey déjame a solas con Alex, un momento— dije a Lindsey en su oído y la bajé de mi pierna.
Su rostro estaba rojo, no sé si era por vergüenza o furia.
— Pe... ¡pero Matty!— Chilló.
Alex comenzó a reír irónicamente cuando me llamó "Matty" así que Lindsey comprendió que era su momento de marcharse.
Cuando estábamos solos, hablé:
—Sabía que no te resistirías y vendrías a mi fiesta, princesita. Aunque es descortés que hayas interrumpido mi momento de disfrutar.
— Que asco. Sabes que existe algo llamado habitación, ¿no?
Sonrío—Sí, las conozco. Están usualmente vacías, tienen una cama, y puedes hacer muchas cosas en ella. Lo pillo. Si quieres puedo enseñarte la mía. Por cierto, lindas piernas, princesita.
Sus mejillas se tiñen de rojo y sus puños se aprietan, como si estuviese intentando contenerse y recordar el trato que hicimos en el parque de diversiones.
Expulsa un gran suspiro.
— Bueno, yo sólo venía a pedir amablemente que bajes un poco la música, es tarde y mañana hay clase.
La miré de pies a cabeza, antes de hablar.
—¿Y la palabra mágica?—pregunté para fastidiar.
Pone los ojos en blanco— ¿Es enserio? ¿Qué edad tienes, seis?
— Diecinueve, al parecer tienes una mala costumbre y se te ha olvidado la palabra mágica, lo lamento, pero eso me obliga a decirte que no.
—¡Está bien, está bien! ¿Por fffvor— pronuncia la palabra a regañadientes—, puedes bajarle un poco a tu música?
Asiento. Alex sonríe y susurra un «Gracias» muy despacio, casi inaudible, pero cuando está a punto de salir de la cocina lanzo mi carta bajo la manga.
— Pero a cambio deseo algo...
Se detiene.
— Sabía que todo esto era muy bueno para venir de ti. ¿Y eso, qué sería? — pregunta dándose media vuelta, un poco irritada.
Creo que el porcentaje de paciencia está volviendo a la normalidad de una niñata cavernícola.
Me debato unos segundos en si lo que diré romperá nuestra corta tregua, pero algo me decía que tampoco duraría más allá de una semana. Así que lo digo:
— Bueno... si me haces un baile privado, y no solo bajaré la música también terminaré la fiesta.
Su rostro me causó miedo, porque su expresión era una mezcla de odio e ironía.
—Vaya, parece que la cachetada que te di hoy te afectó la cabeza, insecto.
No está mal. Pensé que diría algo peor.
— Pues tómalo o déjalo princesita. La que desea dormir eres tú, no yo. Piénsalo, si aceptas quizá hasta cambies de idea con respecto a dormir.
Camina hacia mi furiosa. Nada nuevo.
— De acuerdo, simio, intenté respetar la tregua obligada que hicimos hace un par de horas pero si no quieres poner de tu parte, te haré las cosas simples—pincha mi pecho con su dedo índice— o bajas tu jodida música o lamenta lo que sucederá.
Qué divertida es.
—Por favor, ¿crees que con tu metro sesenta logras intimidarme? Con eso solo logras desconcentrarme, porque ese pijama te queda jodidamente bien— me burlé.—¿Es nuevo?
— Bien. Veo que me pones las cosas difíciles, pero de acuerdo querido simio tú lo buscaste. Conste que te lo advertí.
Me preparé para el golpe, pero no sucedió eso. Alex se marchó de la cocina.
Eso no me lo esperaba. La seguí para molestarla un poco más, pero la encontré en medio de mi sala de estar, junto a muchos estudiantes ebrios.
Me sonreía y pude leer como sus labios susurraban— Obsérvame y disfrútalo, aborto de mono.
No comprendí. Hasta que oí sus gritos y vi su rostro de pánico. Con casi lágrimas incluidas
— ¡¡LA POLICÍA!! — Gritó muy fuerte. Demasiado. Asustando a todos a su al rededor.
Adam que estaba en un rincón entregando marihuana, guardó rápidamente algunas bolsas en su pantalón.
—Jodida mierda, malditos policías, siempre llegan a arruinarlo todo—protestaba Adam.
Algunos que se encontraban alrededor de Alex la miraron expectantes y nerviosos.
— ¿Es que no me oyen? ¡CORRAN, VIENE LA POLICÍA! REPITO, ¡LA POLICÍA!
Todos comienzan a correr a sus autos, mientras Alex los correteaba y gritaba:— Sí, muévanse rápido, que en cinco minutos llegan, ¡quiero a todos moviéndose como si esto fuera una máquina de palomitas o pochoclos si así les llaman! ¡chiki pun, chiki pun, chiki pun!— imitando a Nairobi de la casa de papel.
¡JODIDA ALEX!
Les digo que todo es falso, pero Alex había actuado tan bien que en menos de cinco minutos no quedaba nada más que vasos rojos tirados, en la maldita fiesta.
Oh no, mi fiesta no la arruinarás malcriada. Camino hacia la entrada antes de que intente escapar. La tomo del brazo y la pego a mí.
— ¿Qué haces, estás loca? — su pecho subía y bajaba, por alguna extraña razón me intimidaba la cercanía pero intentaba no demostrarlo. Miré por el rabillo del ojo como el último auto se alejaba de mi casa y ...¡Vaya! era el auto de Lindsey.
— Ups, veo que tu novia también te abandona, creo que su fiesta se ha acabado señor aborto de mono — señaló Alex, en medio del gran silencio.
— Princesita, las fiestas de Matt Dawson nunca fracasan y jamás acaban antes de tiempo, ¡Jamás!. Te arrepentirás de esto — intenté intimidarla pero al parecer no le importo lo mas mínimo ya que se zafó de mi brazo, rió irónicamente, y exclamó un «Vaya que susto» mientras corrió a la casa de al lado.
¡Maldición!
Comencé a patear todos los vasos que estaban en el suelo hasta que sentí las escaleras.
— Wow todo ha acabado muy pronto, ¿sucedió algo? — Preguntó Lily apoyada en la barra de las escaleras.
— ¿Acaso eres sorda?, la extraña de tu vecina se ha puesto a gritar como una loca que venía la policía y todos huyeron, ¡ME HA ARRUINADO TODA LA MALDITA NOCHE! — grité.
Lily soltó unas carcajadas y apretó su barriga.
— ¡No lo puedo creer! al super Matt le han acabado una fiesta, esto sí es increíble, buena suerte con Alex herma... Matt. — se corrigió aún riendo.
¿Me iba a llamar hermano?
Subió las escaleras. Ignoré su estúpida equivocación.
Ahora solo puedo pensar en una cosa. En esa cavernícola, y el cómo había acabado mi fiesta. Ahora seré el hazme reír en el instituto.
No hace falta decir que esto no se quedará así, mi cerebro ya busca una venganza para mi querida vecina y no una tan simple como la del cabello.
__________________ #LCDAL
2537 palabras, le ganamos al capítulo anterior 🥵🥵🥵🥵🥵🥵🥵🥵
Nos leemos en el próximo capítulo POSDATA: el siguiente capítulo es ESCENA EXTRAAA jamás antes leída, ¿se imaginan que es?🌚 guiño, guiño
RETO* Comenten un emoji con su fruta favorita (spoiler del siguiente capítulo): el emoji de la fruta que predomine aparecerá en el siguiente capítulo 🥵🔥
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Besos muackkkkkkkk,
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