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Capítulo 25

¿Por qué siempre hacemos daño a lo que es mejor para nosotros?

¿Por qué siempre elegimos lo "malo"? ¿Por qué nunca nada nos alcanza?

Las últimas semanas sin Elliot fueron un horror. Y la culpa me carcome. Porque sé que fue por mi culpa, sé que le hice daño a él, a la persona que más quiero en el mundo y a la única persona que probablemente me entienda cómo me siento y qué también la está pasando mal.

Elliot también perdió a sus padres y fui una pésima hermana mayor, a pesar de que no existe tal relación entre nosotros. Pero si somos amigos, si somos... algo.

Sin embargo, el hecho de ser algo, o de no ser nada, no me da el derecho de hacerle daño.

Así que aquí estamos, parados uno frente al otro en mi habitación y lo único que se percibe es incomodidad. Y nunca me sentí así con Elliot.

Me encantaría decir que se ve exactamente igual que antes, pero sería una mentira. Y no solo por el hecho de lo que tuvimos que pasar, sino que su expresión desde mi cumpleaños cambió.

Se pueden apreciar ojeras debajo de sus ojos, no mucho, sino del tipo que sabes que no durmió bien o que le dio vueltas a algo demasiadas veces en su cabeza. Su pelo rubio se ve brillante con la luz que entra por la ventana y esos ojos, tan parecidos a los míos pero a la vez tan diferentes, carecen de vida.

No es el Elliot lleno de energía que me molestaba antes de ir al instituto o el Elliot que me abrazaba por las noches cuando me sentía mal, cuando tenía una crisis de ansiedad. No es el Elliot que les sacaba una sonrisa a nuestros padres por las cosas que decía.

Y es mi culpa.

Mi culpa.

Mi culpa.

Y solo puedo pensar que hace pocas horas estaba con Aiden practicando mis poderes, que él me está ayudando, que es con él que se me acelera el corazón y quiero más. Y no sé cómo sentirme al respecto, porque siempre fue Elliot, siempre era sobre Elliot y el temor de decirle a mis padres.

¿Es posible que fuera de ese entorno la chispa que teníamos fuera desapareciendo? ¿Será que éramos así el uno con el otro porque era lo único que conocíamos, lo único con lo que nos sentíamos cómodos?

Eso piensa Aiden. Pero yo... ya no sé qué pensar. Pero todavía estoy segura de algo. Todavía lo quiero, solo que no sé de qué forma.

—No te vi en clase —es lo primero que dice.

Lo miro confundida, nunca compartimos clases.

—Unieron mi clase con la tuya —se apresura a explicar—. Un tipo de proyecto para que nos relacionemos más y mejoremos nuestros... poderes —dice la última palabra en voz baja.

—No sabía —y es obvio que no lo sé, acaba de pasar—. Helen quería hablar conmigo, por eso no estaba en clase.

—Ah.

No indaga más y no tengo idea si me encuentro agradecida porque no lo haga o nerviosa por querer que pregunte para alargar la verdadera charla.

—Escucha, Aly... —Una expresión de cansancio invade sus ojos.

—Lo siento —digo antes de que pueda terminar.

Camina un paso hacia mi pero se detiene. Sus ojos no se apartan de los míos.

—Quisiera decir que tengo una excusa, pero no es verdad —bajo la vista avergonzada hacia mis pies—. Lo siento.

—¿Y por qué exactamente te estás disculpando? —inquiere dando un paso más hacia donde me encuentro justo enfrente de la cama.

—Por todo —las lágrimas pican mis ojos—. Por ser una mala hermana, una mala amiga, por no hablar cuando era lo correcto, por sentir celos, por ser egoísta...

—Aly...

—Te tendría que haber contado, pero estaba confundida y sé que te dolió —suspiro—. A mi también me hubiese dolido si sucedía al revés.

—¿Y ahora qué? —interroga confundido. Juega con sus manos, algo que seguramente le compartí.

—No sé...

La imagen de Aiden se me viene a la mente. Sus pecas, sus labios finos y rosados, su mandíbula recta, su pelo rojo como el fuego y esos ojos verdes que me hacen reaccionar cada vez que los veo.

Y era algo que Elliot antes también provocaba, pero en nuestra habitación, en nuestra burbuja que creamos por miedo, a la que nos acostumbramos...

—¿Lo quieres?

Hace una mueca de dolor cuando no respondo y en su lugar aparto la vista de sus ojos inquisidores.

—¿Me quieres?

—Obvio que sí —eso sí puedo responder.

—¿Me quieres como a él?

Se acerca cada vez más y con cada paso que da mi respiración se agita.

—No sé... —susurro.

—¿No lo sabes? —pregunta afectado por mis palabras.

—Estoy confundida —me armo de valor y llevo mi vista a sus ojos—. Antes era una cosa, pero ahora... todo cambió, Elliot.

—Créeme, lo sé —frunce las cejas—. Pero creí que lo nuestro no había cambiado, o que al fin íbamos a estar juntos, como siempre quisimos.

—Si hubiésemos querido estar juntos no crees que ya lo habríamos hecho —más que una pregunta suena a una afirmación.

—¿Qué significa eso?

—Creo que si queríamos estar juntos lo hubiéramos hecho.

—Acordamos no decir nada por nuestros padres —su expresión de confusión pasa a una de enojo—. Y en todo caso, a mi nunca me importó lo que dirían, lo hubiesen entendido, nos hubiesen apoyado.

—¿Así como nos apoyaron con nuestros poderes? —camino un paso hacia él—. Cierto, como te apoyaron. Nunca me dijeron nada.

—Aly, ¿qué estás diciendo?

—Nos ocultaban cosas —respondo irritada—. Y no solo hablo de los poderes, creo... creo que nunca los conocimos de verdad.

—Claro que los conocíamos —mueve su cabeza de un lado al otro sin comprender lo que digo.

—¿Estás seguro de eso? —Empiezo a jugar con mis dedos, la energía se está empezando a acumular en estos —. Nunca me contaron nada y solo te lo dijeron cuando sucedió el accidente en el instituto, sino papá tampoco te lo hubiera dicho.

—No creo que sea tan así, Aly —trata de buscar mis ojos pero los aparto —. Nos querían.

—Por supuesto que sí, no estoy negando eso —suspiro—. Pero hay mucho más que no sabemos y creo que es momento de descubrirlo.

—Puede ser... —se queda mirando un punto fijo en la ventana que se encuentra detrás mío—. Pero no vine hablar de eso —cambia su punto de enfoque y me mira con tal intensidad que quiero salir corriendo.

—Lo siento... Estoy confundida y sé que no te mereces esto —camino hacia atrás hasta sentarme en la cama.

Muevo mis manos con nerviosismo, no sé si lo que le voy a preguntar volverá peor nuestra situación, pero desde que Aiden lo dijo no puedo dejar de darle vueltas a mi cabeza y necesito saber.

—¿Nunca pensaste... que no estuvimos juntos por la comodidad de la situación? —interrogo despacio.

—No entiendo...

—¿Qué al pasar tanto tiempo juntos pensamos que era algo romántico pero en realidad era otra cosa?

—No sé a dónde quieres llegar con esto, Alyssa —veo como camina varios pasos, su postura está tensa y el enojo florece.

—Tal vez... esto que tenemos no es amor —lo miro finalmente a los ojos y no me gusta lo que veo—. No romántico al menos.

—¿Qué dices? —lleva sus manos a su cabello en gesto de frustración—. Aly, ¿te estás escuchando? ¿De dónde sacaste esas ideas? —despeina su cabello desesperado—. Tu no eres así...

—Te equivocas —me levanto de la cama y lo encaro—. Soy así, no cambie o sí, ya que ahora tengo poderes.

—Aly...

—¿Nunca pensaste que podría ser costumbre... comodidad? —insisto.

—Sabes bien que eso no es así —camina de un lado a otro desesperado—. Sí, pasamos casi la mitad de nuestra vida juntos, pero nunca nos consideramos hermanos, siempre fuimos más que eso, mucho más...

—Lo acabas de decir —digo más alto—. Pasamos la mitad de nuestra vida juntos, puede ser costumbre, nos acostumbramos el uno al otro...

Se detiene y sus ojos se clavan en los míos, su mandíbula está tensa y todo su cuerpo emana lo furioso que se encuentra por mis palabras, pero tenía que preguntarlo, tenía que saberlo.

—Tal vez era un escape, o querías algo de emoción, o nos sentíamos solos... —divago.

—Por dios, Alyssa. ¡Te amo! —grita—. Te amo, ¿de acuerdo? Me importa una mierda que creas que es costumbre, comodidad o lo que se te ocurra. Yo sé lo que siento, estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi y no sabía que era el amor, y esto —lleva mi mano a su corazón, puedo sentir sus latidos acelerados como los míos—, es real, te amo... te amo —susurra.

Y luego me besa.

✦✦✦

Me encantaría decir que aparte a Elliot o que le devolví el beso, creo que eso sería mejor que lo que verdaderamente hice. Me congele y luego, cuando él despegó sus labios de los míos con ilusión, desaparecí por la puerta.

Lo sé. No fue muy maduro de mi parte, pero no sabía como reaccionar. Creía que mis sentimientos por Elliot eran claros, que nunca iban a cambiar. Sin embargo, nunca estuve más confundida en mi vida.

Eso fue hace un día y sigo oculta en el invernadero, donde los miembros de Tierra practican, lágrimas caen por mis mejillas mientras releo el informe sobre el caso de mis padres.

Creo que hasta ahora nunca me lo he planteado, pero algunas veces suelo escuchar sus voces, pero no aquellas que gritan desesperadas sino sus voces en un día cualquiera. Un día dónde mamá preparaba el desayuno y hablaba conmigo antes de ir al instituto o las charlas a la noche con papá dónde me contaba su día y yo le prometía que ese día no había sido malo.

Extraño eso.

Los extraño.

Pero necesito saber qué fue lo que pasó.

Helen dijo que no me metiera en asuntos que no me corresponden. Pero se trata de mis padres, y del hecho que no fue un accidente. Ya intenté con mi antigua vida, es momento de que pruebe con la nueva.

—¿Aly?

Me limpio las lágrimas de mis mejillas y levanto de la vista de la pantalla del celular.

—Cass... —el castaño tiene una expresión de preocupación—. No te oí.

—¿Estás... estás bien? —sus dedos están manchados de tierra y me recuerda al día que hablamos sobre lo que vio en la fiesta de bienvenida.

—No... —soy sincera—. Pero voy a estarlo —hago una pequeña mueca que intenta ser una sonrisa.

—Sabes que puedes hablar conmigo —camina hasta sentarse en el banco al lado mío—. Soy bueno escuchando —se encoge de hombros.

—Lo sé —sonrio—. Pero siento que siempre te abrumo con mis cosas y nunca hablamos sobre ti.

—No me molesta, en serio —se apresura a decir.

—Sé que no lo hace, eres demasiado bueno, Cassiel —respondo—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Bien...

Cuando se percata de que no digo nada su expresión de confusión cambia a una de comprensión y se apresura a hablar.

—Tuve clases y luego pasé algo de tiempo con mi hermanita.

—Me encantaría conocerla —menciono.

—A ella también —se sonroja—. No es que le he hablado mucho de ti, pero le hace mucha ilusión conocerte y ver tus poderes, le encanta el elemento Aire.

—Será un placer mostrarle mi poder, al menos la parte que controlo y que sé que tengo.

—También tuve práctica con las chicas —me da un empujón con su hombro—. Por eso te estaba buscando.

—¿Y me encontraste aquí?

—La tierra llama, podía sentirte en este lugar —dice—. ¿Estás segura de que no quieres hablar?

—Muy segura —me pongo de pie y Cassiel hace lo mismo—. Mejor volvamos a la Academia, está oscureciendo y ya tengo hambre.

—De acuerdo... —menciona no muy seguro.

Siento vibrar el celular en mi mano y contengo el aire cuando el nombre desconocido aparece en la pantalla. Dejo de caminar y el castaño hace lo mismo.

—Adelántate, ya te sigo —le explico señalando mi celular.

Cass camina pero yo estoy petrificada en el lugar.

Desconocido

Pobre Elliot, le rompiste el corazón a tu hermano, hermanastro, o amigo, ¿casi novio?

Eres más interesante de lo que esperaba, Alyssa. Sin embargo, no busques lo que no te concierne. 




✦✦✦

Holaa, ya sé ya sé, no subí capítulo la semana pasada, pero no tuve tiempo para terminar de escribirlo. 

Mi idea era subir dos hoy pero no llegué, empiezo semana de exámenes y tengo muy poco tiempo libre para escribir :( 

Pero buen, espero que les guste el capítulo de hoy. 

¿Qué piensan de la charla de Aly y Elliot? ¿Piensan que Alyssa tiene razón en pesas esas cosas o que en realidad Elliot siente algo por ella? 

Como siempre, me ayudan mucho dejando un voto y comentario, me motiva a saber que les interesa la historia y a seguir escribiendo :) 

Nos leemos el próximo domingo

~Luly 

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