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Capítulo 23

No sé muy bien qué estoy haciendo. Se supone que tendría que estar enojada con él.

Furiosa.

Sobre lo que dijo acerca de Elliot, sobre el hecho de que aún me sigue ocultando cosas, sobre la cuestión que no es sincero conmigo. Al menos no del todo.

Pero cuando su lengua se encuentra con la mía y sus dedos acariciaron mi mejilla, todo pensamiento parece desaparecer para dar paso a una tormenta en mi interior.

Siento como la electricidad corre por mis venas, como la energía se encuentra en la punta de mis dedos esperando para que la libere. Pero la única liberación que busco es la que Aiden hace con mis labios.

Sus manos recorren mi espalda, haciéndose paso a través de la tela para tocar la piel desnuda de mi cintura.

Un jadeo se escapa de mi boca cuando sus manos fuertes aprisionan mi cintura y la calidez de su cuerpo me envuelve.

Tira de mi labio inferior al momento de tomar aire, pero enseguida me vuelve a besar. Con más furia esta vez. Es una lucha constante, en donde ninguno de los dos quiere perder. Su lengua hace estragos en mí, me lleva a un nivel de deseo que nunca antes había sentido.

—Princesa...

Un jadeo se escapa de mis labios al escuchar su voz más grave.

Camina hacia delante y yo retrocedo hasta que mis piernas chocan con la cama y caigo sentada sobre esta.

—Me encantas...

No consigo hilar dos palabras para responder, todo mi cuerpo se encuentra en las nubes. Y si, yo lo besé primero, pero creo que ese acto acabó conmigo y no con él.

Se alza sobre mí y con sus manos volviendo a mi cintura me arrastra hasta quedar completamente acostada en la cama.

Una mano abandona mi cintura, levantando un poco mi ropa hasta dejar al descubierto mi abdomen y la lleva a un lado de mi cabeza para sostener su peso sobre el mío.

Me mira.

Sus ojos verdes se encuentran más oscuros y una seriedad decora su rostro, aunque no creo que sea por estar enojado. No, eso es otra cosa y la sonrisa que da a continuación me lo confirma.

Cuando creo que va a volver a besarme sus labios se dirigen a mi cuello y solo consigo cerrar los ojos.

Esparce besos húmedos sobre mi cuello, justo en el punto debajo de mi mandíbula. Mi espalda se arquea involuntariamente. Sus dedos presionan mi cintura para acomodarme nuevamente y siento como sus dientes rasgan la piel de mi cuello para luego pasar su lengua por ese lugar.

Llevo mis manos a su cara cuando consigo volver en mí y lo atraigo a mis labios.

—Princesa...

—¿Sí? —respondo con la respiración agitada.

No consigue responder porque unos golpes en la puerta nos sobresaltan. Aiden se aparta de mi cuerpo, permitiendo que pueda levantarme de la cama. Siento un fuego en mis mejillas y una electricidad que recorre cada centímetro de mi ser.

Tengo la respiración agitada y logro acomodarme la ropa antes de que los golpes en la puerta vuelvan a sonar y a continuación entren Elena y Naida por esta.

Ambas dejan de hablar cuando sus ojos se posaron en mí y luego en Aiden que se encuentra a unos pasos.

A diferencia de mí, él se ve completamente bien, ningún indicio de lo que estuviéramos haciendo. Y lo odio por eso.

—Te dije que teníamos que esperar —menciona la rubia enojada.

—Pero tardaba mucho —se queja su novia—. Ahora entiendo por qué -intenta decir en voz baja sin conseguirlo.

—¡Elena!

—¿Si, amor?

—No digas nada.

—Yo... nosotros —intento explicarme—. Quiero decir... no pasó nada, solo estábamos hablando.

La sonrisa que hace Lena me indica que no se creyó ni un poco mi mentira y nuevamente el rubor sube hasta mis mejillas, pero está vez de vergüenza.

Siento unos dedos rodear mi muñeca. Aiden se encuentra a mi lado, en su rostro no se refleja ninguna emoción.

—Luego seguimos, ¿si? —susurra, y no sé si se refiere a la conversación o lo que pasó después.

Me besa y antes de que pueda reaccionar ya se encuentra saliendo por la puerta y guiñándome un ojo sin que Lena y Naida lo noten.

Cierra la puerta cuando sale y enseguida el rostro de la morena se ilumina.

—No tengo idea qué fue lo que acaba de pasar, pero quiero detalles —las cejas de Lena se alzan de manera sugerente—. Aunque pensándolo bien, mejor no. Es Aiden.

—No quería interrumpirlos, en serio -la rubia comenta frustrada—. Es que alguien es muy impaciente.

—Lo lamento... —se encoge de hombros—. Pero no se escuchaba ningún ruido.

—¡Elena! —gritamos las dos al mismo tiempo para luego reírnos.

✦✦✦

Resulta que las chicas me estaban buscando para practicar. Después de una hora y sin ningún avance me interne en los alrededores de la Academia, hasta que encontré un gran árbol, donde me encuentro sentada en estos momentos.

Suspiro.

Es frustrante ver como las chicas y Cass tienen absoluto control de sus poderes y yo no logré ni siquiera mantener una brisa sin que se convierta en una tormenta. Está semana compartí una sola clase con Elliot, y el manejo de sus poderes me dejó sorprendida, avanzó demasiado en estos días sin dirigirnos la palabra. Estoy muy feliz por él, aunque no sepa cómo acercarme o qué decirle.

Es estúpido, lo sé. Cuando sucedía yo era la primera que hablaba con él, que intentaba arreglar las cosas y a veces cuando el problema no era conmigo, lo obligaba a él a comunicarse.

Es increíble que ahora no pueda hacer eso. Me siento aterrada, paralizada de lo que pueda llegar a resultar de esa conversación.

No quiero perderlo.

Me recuesto sobre el césped mirando hacia el cielo. La Academia se encuentra en las afueras de la ciudad, diría yo en el medio de la nada, porque el cielo se puede apreciar con totalidad sin ningún tipo de contaminación.

El atardecer se ve hermoso y me entrega una tranquilidad que me dura unos pocos minutos hasta que mi cabeza vuelva a dar vuelta sobre los mismos temas otra vez.

Mi celular vibra en el bolsillo del jean, y por pocos segundos me congelo. Últimamente no suele suceder nada bueno cuando un mensaje me llega. Lo tomo y desbloqueo la pantalla, el nombre de Aiden es lo primero que aparece y un alivio me recorre el cuerpo.

Aiden

Las fotos de hoy, ¿dónde estás?

Creo que tenemos asuntos pendientes que resolver...

Una sonrisa tonta aparece en mi rostro. Y ese es otro problema.

Un problema que no esperaba y que voy a tener que explicar. Me voy a odiar cuando tenga que contárselo a Elliot y él seguro me odie a mí y eso si que no voy a poder soportarlo. Prefiero su silencio, que me ignore, que me grite, pero no que se aparte de mi vida y sobre todo no que me odie.

Pero estoy confundida y no sé qué hacer.

Abro la primera foto. Caso Meyer es lo primero que se lee en la carpeta del archivo.

Suelto el aire.

Leo lo que contienen todas las imágenes del archivo. Y lo vuelvo a leer cuando no creo lo que dice en un principio.

Nada.

No hay nada útil, nada que pruebe que no fue un accidente, nada que pruebe que lo que vi ese día no fue producto de mi imaginación.

Tiro el celular a un costado. La respiración se me agita y leves descargas eléctricas escapan de mis dedos.

Todo esto por nada, estoy de vuelta en el principio. No tengo nada, ninguna pista. Lágrimas se empiezan a acumular en mis ojos, inhalo profundamente y suelto el aire.

No es momento de desesperarse, todavía puedo hacer algo... Todavía...

—Está bien... está bien —unas manos acarician mis mejillas borrando las lágrimas—. Respira, como yo —toma mi mano y la coloca sobre su pecho, puedo sentir los latidos del corazón.

—¿Qué...

—Está bien, princesa —se sienta frente a mí, sin soltar mi mano—. Ya pasó, está bien...

—L-Las fotos... no... no hay nada —siento como se me quiebra la voz en la última palabra.

—Lo sé, recién vi las imágenes. Lo lamento —se sienta recostando su espalda en el tronco del árbol y me posiciona sobre su regazo abrazándome por la cintura. Ahora sus latidos los siento en mi espalda—. Podemos seguir buscando, vamos a encontrar algo, tranquila.

—Estoy cansada... —susurro.

—Lo sé, pero ya verás que algo vamos a conseguir —sus brazos me acercan más a su pecho—. Podemos preguntarle a Helen, también debe tener el caso.

—Dijo que lo cerraron —menciono frustrada.

—No importa, lo vamos a investigar, algo se nos ocurrirá.

—¿Por qué haces esto? —volteo un poco la cabeza para mirarlo, su mandíbula se tensa y una pequeña arruga cubre su entrecejo.

—Ya te dije, princesa —deja un beso en mi frente—. Me importas y quiero que estés bien.

Nos mantenemos en silencio hasta que mi cuerpo se relaja y mi respiración vuelve a la de antes. Sus dedos hacen caricias por mis manos y mis brazos y cada poco tiempo deja un beso en mi cabeza. Solo con ese gesto hace que una sonrisa aparezca en mi rostro.

—Ya sé lo que podemos hacer para que te sientas mejor —nos levanta a ambos y una vez que mis ojos se posan en los suyos un brillo recorre estos—. Tenemos algo pendiente.

—Aiden, lo que pasó antes...

—Me encantaría escuchar lo que tienes para decir de eso —sonrie arrogante—. Pero no, no me refiero a eso. Hablo de la ayuda que te ofrecí con tus poderes, creo que es tiempo ¿no?

Me muerdo la lengua para no decir nada que pueda avergonzarme, en cambio pienso en su propuesta y en las miles de veces que se ofreció a ayudarme. Recuerdo lo frustrante que fue la práctica de hoy y todas las prácticas de estas últimas semanas.

No tengo nada que perder, ¿no?

—De acuerdo, acepto tu ayuda —respondo.

—No te vas a arrepentir —entrelaza nuestros dedos y comienza a caminar.

—Espera, ¿ahora?

Me apresuro a seguirle el paso, nos quedan pocos minutos de luz y estamos en el medio del bosque.

—Aiden, está anocheciendo.

—¿Y? —continúa caminando sin soltar mi mano.

—No vamos a ver nada...

—Esa no es una buena excusa, no necesitas ver para esto —levanta ambas cejas.

—Estamos en el medio de la nada...

—La Academia está a pocos pasos —una sonrisa arrogante se extiende por todo su rostro—. Vamos princesa, si no quieres pasar tiempo conmigo solo tienes que decirlo. Esas excusas dan pena.

—¡No es eso! —una corriente eléctrica abandona mis dedos, pero Aiden aprieta más fuerte mi mano—. Tengo miedo...

Frena la caminata y se gira para verme, su pelo rojo parece fuego con los tonos rojos y anaranjados del cielo y su mano se siente cálida contra la mía fría.

—Sé que tienes miedo, pero no voy a dejar que te pase nada —levanta mi mentón con sus dedos.

—Eso no lo sabes...

—Lo sé y sé lo fuerte que eres, por algo eres la princesa de Aire, ¿no? —bromea.

Lo empujo sin éxito y él solo suelta una carcajada.

—¿Lista para el entrenamiento?

Se aleja un par de pasos y se posiciona en el centro del bosque.

—No será como con las chicas, esos métodos no van conmigo —menciona serio.

—Lo sé...

—Tal vez no te guste pero es la única manera que encuentres tu poder —da pasos cautelosos en mi dirección—. No va a ser lindo.

—No estoy esperando que lo sea —digo sincera—. Ya me cansé de intentar técnicas de meditación y solo practicar hasta que no electrocute a alguien.

—Bien...

Su vista me recorre por completo, deteniéndose más en mis labios y luego subiendo a mis ojos. Un aire de peligro y poder lo envuelven en estos momentos, me hace estremecer pero lo oculto. En cambio, levanto la cabeza y le mantengo la mirada hasta que una sonrisa soberbia aparece en sus labios.

—No digas que no te advertí... —susurra cerca de mis labios y cuando vuelve a fijar su vista en la mía sé que lo que va a decir a continuación no me va a gustar—. Necesito que pienses en el incendio... necesito que recuerdes las emociones cuando tus padres murieron. 



✦✦✦

Holaa, ¿cómo están? ¿cómo va su domingo? 

Hasta acá el capítulo de hoy... 

Al fin Alyssa acepto la ayuda de Aiden!!! pero no le va a gustar mucho, sus métodos son... diferentes. 

¿Les está gustando la historia? Cualquier comentario es bienvenido (siempre con respeto) 

Me ayudan mucho votando :) 

Nos leemos el próximo domingo 

~Luly 

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