Capítulo 16
Ya pasaron varios días desde el incidente, si se puede decir así. Desde el momento en que mis poderes finalmente aparecieron. No han sido fáciles estos días. Creo que fueron los peores desde la muerte de mis padres, y peores desde mis primeros ataques de pánico.
No puedo controlarme.
Esa es la verdad, la realidad en estos momentos. Y desde que se manifestaron yo estoy insufrible, lo reconozco. Estoy más susceptible, por cualquier cosa exploto y no es bonito.
–Aquí estás, te estuve buscando por todos lados.
Dejo de escribir en mi cuaderno y levanto la vista.
–Veo que mi consejo te sirvió, me alegra mucho que encuentres una manera de contar lo que sientes.
Luego de volver a mi habitación y luego de la charla con Aiden, Nai me trajo el té que me había prometido, pero también me trajo un regalo. Un cuaderno, según ella para escribir mis pensamientos y no enloquecer. Cuando aparecieron sus poderes ella hizo eso y sinceramente un poco ayuda, un poco.
–Gracias, no sé qué haría sin ti.
–Seguirías llorando como único método de desahogo.
Y esa es la otra parte de la historia, digamos que esos días era más llanto que persona, pero no sabía cómo expresarme y el cuaderno fue la solución por el momento.
–Vamos, se hace tarde –me tiende un mano para ayudarme a levantar.
La rechazo y me apoyo contra el árbol a mi espalda para ponerme de pie.
–Hace dos días que no pasa, pensé que ya estabas bien –su pelo rubio atado en una coleta se agita con el viento y aleja los mechones que caen en su rostro.
–Lo sé, pero prefiero no tentar a la suerte.
–De acuerdo –suspira –. Vamos.
Hace dos días que ya no electrocuto a la gente. No electrocutar como tal, sino que mis dedos ante cualquier contacto con otra persona enviaban una corriente eléctrica. Elena fue la primera, a partir de ese momento trata de no tocarme por si llega a pasar otra vez, tarea difícil para ella cuando es tan intensa con todo el mundo.
–Ya te dije que no quiero ir, ¿por qué me obligas? –bajo las mangas de mi suéter hasta poder esconder mis manos en este. Ya se siente la brisa otoñal.
–Te va a ayudar a despejarte. Vamos, Aly –caminamos por el bosque que está a espaldas de la Academia –. No puedes quedarte todo el día en tu habitación o aquí en el medio de la nada por miedo.
–¿Está funcionando, no? –digo un poco más brusca de lo normal.
–No, no está funcionando –ignora mi tono –. Lo único que haces es evadirte del problema.
–Tal vez porque el problema es que no estoy bien ahora mismo –ya me estoy cansando.
–Entonces tienes que hacer algo para estar mejor –se adelanta unos pasos.
–¡No es tan fácil! –grito.
Todos los días es así. Cualquier cosa me molesta, estoy a la defensiva. Y sé que Naida tiene razón, que tengo que afrontar esto y hacer algo para estar mejor, pero es complicado. Y parece que a todo el mundo se le olvida que hace más de un mes era una chica normal. Ya no sé qué es lo normal. Lo normal ahora es que tenga poderes y que no tenga padres.
Naida se acerca hasta donde me encuentro, ella siguió caminando pero cuando grite me quede quieta en mi lugar, por miedo de hacer un movimiento y todo explote.
–Sé que no es fácil –agarra mi mano y me tenso. Intento soltarla pero no me deja –. Está bien, estoy bien. Ninguna corriente eléctrica. Ahora escúchame, sé que no es fácil, pero con el tiempo todo mejorará. Recuerda lo que te dije cuando te regalé el cuaderno.
–Un día a la vez.
–Exacto, un día a la vez y si quieres una hora, un minuto a la vez. No importa. Respira y todo estará bien. Eres de aire, ¿no?
Sonrio. Es la primera sonrisa sincera desde hace días.
–Eso es, te ves más linda cuando sonríes –entrelaza nuestros brazos y empezamos a caminar hacia la salida de la Academia.
–No lo digas frente a Lena o se pondrá celosa.
–¿Qué me diga qué?
Salto del susto. Lena le da un beso a su novia y Cassiel me sonríe detrás de ella.
–Que me veo linda cuando sonrio –bromeo.
–Ya te dije, cariño. Cuando quieras estas invitada a una noche con nosotras, tu solo di cuando.
Esta vez rio, una carcajada que hace mucho no hacía. En serio, no sé qué haría sin ellas.
–Aunque la oferta suena tentadora, tengo que rechazarla. Las perjudicaría a ustedes y no quiero que su relación se termine por haber estado conmigo.
–¡Damas y Cassiel, Aly está volviendo! –me empuja en gesto amistoso Lena.
–Basta –digo entre risas.
–¿Cómo te sientes, Aly? –pregunta Cass.
–¿Eres idiota o es tu forma de ser?
–¡Elena!
–¿Qué? Cariño, sabes que digo la verdad. Justo eso le va a preguntar luego de que lográramos que riera después de días.
–Tranquila, Lena –me giro hacia el castaño –. Estoy bien, Cass.
–Pues no pareces bien, te ves como la mierda.
–¡Elena! –grita la rubia –. Puedes dejar de ser tan directa.
–Siempre me dices que te encanta que sea directa –le reclama.
–Si...pero en otras situaciones –baja la voz.
–Ahora entiendo. Es decir que te gusta que sea directa cuando se trata de meter mis dedos en...
–¡Elena! –grita enfurecida Nai. Está roja y seguramente con ganas de matarla.
–Lo siento, cariño. Sabes que soy directa.
La rubia desengancha mi brazo y sale caminando apresurada a la salida de piedra de la Academia y Lena va detrás de ellas disculpándose por lo que acaba de decir.
–No me voy a acostumbrar a su intensidad.
–Si...yo creo que tampoco –susurro.
Bajo más mi suéter y no saco mis manos de ahí. Cassiel fue uno de los pocos que se salvó de que le diera descargas y lo quiero mantener de esa forma. Se acerca a mí y retrocedo dos pasos. Un gesto de decepción asoma por su rostro pero es lo mejor.
–Pensé que ya había parado.
–Por las dudas.
–¿Hablaron? –inquiere. Empezamos a caminar lento para ir donde están las chicas.
–¿Quiénes?
–Alyssa –dice en tono de reproche.
–¿Qué? –bufo.
Mantiene sus ojos marrones en mi hasta que es demasiado para soportar y aparto la vista.
–No –respondo –. No hablamos.
–Tienen que hacerlo.
–¿Y crees que no lo sé? –no vayas por ahí, Alyssa.
–Solo trato de ayudar, Aly.
–No lo estás haciendo.
Me clavo mis uñas en la palma de mis manos y me concentro en mi respiración como dijo Naida. Cuento hasta cinco, hasta diez, hasta veinte. Recién en el número cincuenta me relajo, pero sigo alerta.
–Eres buen amigo, Cass –digo con arrepentimiento por como lo traté, por como estoy tratando a todo el mundo al parecer –. Solo que no estoy pasando mi mejor momento.
–Lo sé.
–¡No, no lo sabes!
Cassiel da un paso atrás.
Me odio, no me gusta esta persona, ya no quiero ser así, pero desde que mis poderes aparecieron siento toda esta energía corriendo por mi cuerpo queriendo salir y no estoy preparada para que lo haga, no después de lo que sucedió la última vez.
Tengo miedo.
Me acerco nuevamente al castaño, levanto mi mano pero la dejo suspendida en el aire. No lo quiero lastimar, así que vuelvo a bajarla y suspiro en frustración.
–Lo siento –susurro –. Lo siento, sé que quieres ayudarme, que todos quieren y yo no se los estoy dejando fácil. Siento que se les olvidó el hecho de que hasta hace poco no tenía idea que este mundo existía y es abrumador. Pero lo voy a superar –digo con firmeza –. Aunque no sé cómo.
–Para eso me tienes a m...a nosotros –carraspea –. Nos tienes a nosotros y te vamos a ayudar en lo que necesitas. Ahora vamos a ir a este viaje porque necesitas despejarte y al volver serás una persona nueva, ¿Qué te parece? –sonríe –. Vamos, regálame una sonrisa, solo una.
Hago un intento de sonrisa que se parece más a una mueca.
–Ahora vamos, los bolsos ya están en el auto.
–¿Se puede saber a quién se le ocurrió la idea de ir un fin de semana, en otoño, a la playa?
No sé ni por qué lo pregunto cuándo sé la respuesta.
–Elena –decimos Cass y yo al mismo tiempo.
Al parecer Lena con la ayuda de Naida le pidieron permiso a Helen para ir un fin de semana a la casa que pertenecen a los padres de la rubia por mi cumpleaños. Helen aceptó después de mucha persuasión por parte de la morena y por el permiso de los padres de Nai, asegurando que solo sería un fin de semana tranquilo y que la casa era segura para un par de estudiantes.
Helen conoce a los padres de la rubia, así que no hubo problema, además de que ellos se harían responsables de nosotros.
No tengo ánimos para celebrar mi cumpleaños, pero no quiero decepcionar a las chicas que al parecer lo organizaron todo con la excusa de hacerme sentir mejor.
La casa queda a dos horas de viaje por la carretera. No sabía, pero Nai tiene un auto que no usa porque no le gusta manejar, así que Lena lo hará. No sé qué tan seguro es eso.
Iremos Nai, Lena, Cass, Elliot y yo. Espero que esto sea una buena idea.
–¿Me perdonas?
–No lo sé.
–Vamos, sabes que no puedes resistirte a uno de mis besos –la morena se acerca para besar a su novia cuando Cassiel carraspea.
–Chicas, estamos aquí –dice tímido.
–Como si no quisieras ver.
–Otra vez, Elena –reprocha la rubia.
–Lo siento, cariño.
–¿Ya guardaron todo? –pregunto –. Pero yo no hice mi bolso.
–Lo hice por ti –responde Lena –. Luego me agradeces.
Aprieto el cuaderno contra mí, que no suceda nada en el viaje por favor. Que todo salga bien.
Nai se da cuenta de mis nervios y entrelaza nuevamente nuestros brazos.
–Todo saldrá bien –susurra –. Estamos contigo.
–Gracias.
Elliot llega con su bolso, era el único que faltaba.
–La próxima vez te vas caminando –le reprocha la morena.
–Lo siento, se me fue el tiempo.
–¿Haciendo qué? –inquiere enarcando las cejas en tono sugerente.
Elliot se pone colorado y yo no puedo evitar reírme ante eso. Me mira y su expresión de preocupación que veo hace días se relaja y sus ojos adquieren un brillo que hace mucho no tenía.
–Haciendo la valija, no malpienses Lena.
–El único mal pensado aquí eres tú, cariño.
Nos sumimos en risas por las ocurrencias de Lena. Pero no dura mucho. Todo lo relajada que podía estar desaparece en un instante cuando escucho su voz.
–¿Hay lugar para un par más?
Me giro. Tiene su pelo pelirrojo húmedo, unos jeans negros a juego con sus zapatillas y una camisa que se ajusta a todos sus músculos. Las pecas le decoran las mejillas y la nariz, que aunque no las pueda ver tan bien desde aquí sé que están ahí.
Sonríe como si esto fuera un juego y hubiese ganado porque me descoloco que quisiera venir. Pero más lo hizo que este junto Dylan, el hermano de Nai, una chica rubia y una chica pelirroja un poco más baja que yo, muy parecida a Aiden.
Este será un viaje largo.
–No me perdería por nada tu cumpleaños, princesa –dice y la chica a su lado frunce el ceño.
Si, será un viaje largo.
✦✦✦
Holaa, ¿cómo andan?
Hasta acá el nuevo capítulo y como vieron ya arranco la segunda parte!!!!
Esta parte se viene con todo, muchas emociones y como vemos Aly tiene problemas con sus poderes.
Espero que les este gustando, me ayudan mucho comentando y votando :)
Que pasen un lindo día
Nos leemos el próximo domingo ♥
~Luly
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro