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Capítulo 13

Tengo que hablar con Cassiel.

Lo estuve esquivando e ignorando todo el tiempo que pude, pero al parecer eso me duró dos días. Siempre que lo veía en una clase, en las comidas que compartimos a veces todos juntos, en el patio trasero. Cada una de las veces me iba corriendo.

Pero...tengo que enfrentarlo. Tengo que explicarle mi relación con Elliot para que no haya malentendidos. Si, eso tengo que hacer.

Recorro todos los sitios que se me ocurren de la Academia para encontrarlo. No es hasta la hora de mi caminata que lo encuentro en un lugar que nunca antes había estado.

Parece una especie de invernadero, a las afueras de la Academia, de estilo victoriano, de hierro y cristal, en forma de rectángulo. Hay plantas por todos lados y una glorieta al final. No sé porque nunca había venido por este lado de la Academia, al parecer es el lugar donde los de Tierra se reúnen para practicar, porque hay varias personas, entre ellas y alejada de todas, se encuentra Cassiel.

Parece concentrado en lo que hace. De una maceta donde pareciera que no hay nada está haciendo crecer una gran enredadera que termina tocando sus pies. Si Elena decía que era un desastre se equivocó. Parece que sabe lo que hace.

–Hola Cassiel –me acerco –. ¿Podemos hablar? –digo en tono inseguro.

–Oh, hola Alyssa –da media vuelta sorprendido –. ¿Cómo me encontraste? digo...no es que no me guste verte...es decir...¿Qué haces aquí? –pregunta nervioso.

–Quería hablar contigo –repito lo que no me escuchó –sobre...lo que viste en la fiesta –me sudan las manos.

–¿La fiesta? No vi nada en la fiesta –responde rápido –. ¿Tendría que haber visto algo? No vi nada, no sé de qué me hablas.

–Si sabes de lo que te hablo –juego con mis manos, esto es más complicado de lo que pensé –. Y te lo quiero explicar, para que no entiendas cualquier cosa.

–En serio, Alyssa –vuelve su vista hacia la maceta –, no sé de qué me hablas.

–Por favor, Cassiel –digo en voz baja –. Déjame explicarte.

Cassiel aparta la vista de la maceta y la lleva hacia mi. No lo había notado pero sus pantalones marrones y camiseta blanca están cubiertos de tierra, al igual que un poco de su nariz. Se pasa una mano por su pelo y ahora la tierra de sus dedos termina en sus mechones castaños.

–De acuerdo.

Me lleva hasta una parte alejada de todas las demás personas. Entramos en la glorieta que hay al final y me hace un gesto con la mano para que me siente en el banco, luego hace lo mismo.

–No sé por dónde empezar...

–En serio, Alyssa –habla el castaño –. No tienes por qué explicarme nada, apenas nos conocemos y sí, me gustaría ser tu amigo, porque no tengo muchos que digamos...Lo que quiero decir, es que no me interesa lo que creas que haya visto. No soy ese tipo de persona, puedes hacer lo que quieras.

Me quedé sorprendida. Al parecer Cassiel es mucho más que sólo hablar hasta por los codos sin decir nada en realidad.

–Esto...no sé qué decir.

–Sólo digo la verdad, no me importa.

–Pero a mí sí –replico –. Y quiero contarte.

–Si con eso te sientes mejor, te escucho –sus ojos castaños se enfocan en los mios.

–Como Helen dijo en la bienvenida –comienzo –, sí, Elliot es mi hermano. Pero no es lo que crees.

–Yo no creo n...

–Déjame terminar, por favor –lo interrumpo –. Si, Elliot es mi hermano, pero no biológico. No compartimos sangre. Mis padres lo adoptaron cuando tenía alrededor de ocho años, ya era un niño, pero nunca le quisieron decir a nadie que no compartimos parentesco. Para ellos, Elliot siempre fue mi hermano y su hijo –esquivo su mirada y llevo mi vista hacia el piso –. Todos se lo creyeron porque al momento que nos mudamos al que fue mi hogar durante todos estos años –hago una mueca –, nos conocieron así como familia. Apenas adoptaron a Elliot nos mudamos y fue como empezar una vida nueva.

–Eso es...

–¿Raro? ¿inusual? ¿Insólito? ¿cruel? –cuestiono –. No lo sé. Mis padres nunca nos quisieron contar porque manteníamos el secreto de que Elliot no era su hijo biológico, y se les hizo más fácil aún porque Elliot se parecía a mamá.

Levanto la vista nerviosa. Cassiel me escucha atentamente.

–¿Y me dices esto por qué...? –pregunta despacio.

–Sé que nos viste besando en la fiesta, Cassiel.

–No los vi –dice con el color rojo subiendo a sus mejillas.

–Si nos viste –contradigo –. Y es por eso que te quería explicar esto. Todo el mundo piensa que Elliot y yo somos hermanos. Lo creían en mi antiguo hogar por obvias razones –digo no muy segura –. Pero aquí pensamos que al fin los dos podíamos decir que en realidad somos hermanastros y que nos...gustamos. Desde que Elliot llegó siempre nos tratamos diferentes, éramos amigos, no hermanos.

Trato de explicar para que entienda. Para que entienda que no hay nada de malo que me guste mi hermano, porque en realidad no lo es y no lo considero así. Quiero que me crea, necesito que me crea. Porque no sé si puedo agregar otro problema a mi vida.

–Elliot dice que no debería importar lo que piensen los demás, porque en este lugar nadie nos conoce, aunque Helen haya dicho quienes somos. Que con que nosotros sepamos lo que sentimos y sabemos alcanza –digo desesperada –. Pero yo no soy así. No puedo ser así, porque sí me importa. ¿Entiendes? Di algo, por favor –suplico.

–Creo que tu hermano tiene razón...digo Elliot –dice tras un largo silencio –. No te debería importar lo que la gente dice, eso solo hace peor las cosas –susurra.

–¿No te parece...asqueroso?

Cassiel ríe. Es la primera vez que escucho su risa y tiene un dejo de sarcasmo.

–¿En serio, Alyssa? –se para del banco y se posiciona frente a mí –No, por supuesto que no me parece asqueroso. Y aunque no me lo hubieras explicado, ya te lo dije, es tu vida. Entiendo que se criaron como amigos, es normal que luego pase eso. No se conocen desde bebés, no crearon una relación de hermanos, sino una de amistad. No me parece asqueroso, es lógico que luego de pasar tanto tiempo juntos te sientas...se sientan –se corrige –así el uno por el otro.

Me quedo atónita. De todas las personas en la Academia y en el mundo, nunca creí que Cassiel lo entendería. No lo conozco, no me conoce, pero aún así lo entiende.

–Sé que soy...raro –se acerca y se arrodilla frente a mí –. Hablo mucho y no digo ni la mitad de las cosas que pienso y que no tengo amigos y que soy un desastre con mis poderes. Pero, no te juzgo Alyssa, no podría.

–Eres la primera persona que sabe esto –digo en voz baja –. Nunca se lo había dicho a nadie, ni siquiera a la que era mi mejor amiga.

–Entonces me siento honrado de ser el primero.

–Y no es verdad eso que dices que no tienes amigos –digo mientras él frunce el ceño –. Yo soy tu amiga.

Cassiel se levanta de golpe y camina a un lado y al otro.

–Dios...tengo una amiga –dice para sí mismo –. Y es linda –me mira y abre los ojos –digo, si eres linda...pero eso no es lo más importante, claro. No lo tengo que arruinar esta vez –continúa hablando –. Podemos practicar juntos, y tener charlas de amigos, y te puedo hacer trenzas si quieres –frena y me mira –. ¿Eso es raro, no?

Me levanto del banco riendo y me acerco a su lado, solo es más alto que yo por media cabeza.

–Un poco –digo –. Pero sí, somos amigos.

–Genial –me regala una sonrisa .

–Y no es cierto que eres un desastre con tus poderes. Te vi al llegar, lo estabas haciendo bastante bien y eso que no entiendo nada.

–Si... sólo fue suerte –dice nervioso –. Y yo lo digo enserio. No tendría que importarte lo que digan los demás. Tu hermano tiene razón, digo Elliot.

–Si...lo voy a intentar.

Nos encaminamos hacia la salida del invernadero. Las personas que había siguen estando allí. Una chica está haciendo crecer una enredadera igual como estaba haciendo Cassiel. Y un chico de pelo oscuro hizo crecer una flor en su palma para luego dársela a una chica rubia a su lado.

–Gracias –digo cuando llegamos a la entrada –. Por escucharme y por entender.

–De nada –sonríe.

–Cuando quieras podemos comer juntos.

–Eso me gustaría mucho, digo me encantaría comer contigo, si eso te parece bien –lleva una mano a su pelo en señal de frustración –. Claro que te parece bien, tu me dijiste. Está bien, sería un placer comer juntos.

Suelto una carcajada que hace que el chico de pelo oscuro y la rubia se volteen a mirarme. Me despido de Cassiel y voy de vuelta hacia la Academia. El invernadero se encuentra cerca del bosque que hay alrededor.

Me siento más...aliviada. No sé que habría pasado si Cassiel no lo entendía. No sé qué habría hecho.

Camino por los pasillos para dirigirme hacia mi habitación cuando un par de brazos me agarran por la cintura y me levantan. Pataleo y forcejeo hasta que escucho la risa y me doy cuenta que es Elliot. Nos lleva a un aula vacía y cuando entramos me baja.

–Eres idiota –lo empujo –. Me asustaste.

Todavía sigue posando sus manos en mi cintura. Me acerca y con una sonrisa me besa. Al principio me quedo paralizada, pero luego le sigo el beso.

Sin saber cómo me da la vuelta y mi espalda choca contra la pared. Siento que sus dedos se cuelan por debajo de mi blusa y trazan círculos. Todo su cuerpo está inclinado sobre el mío. Su lengua no pide permiso y entra haciendo que suelte un suspiro. Se separa y besa mi labio inferior tirando con sus dientes de el.

Su sonrisa juguetona desapareció. Todo lo que queda ahora es deseo y lo entiendo cuando sus labios bajan hasta mi cuello y comienza a dejar besos húmedos por este. Rasga con sus dientes la piel y vuelve a besar en ese lugar. Una mano suelta mi cintura y se dirige a un costado de mi mejilla sujetándome fuerte. Vuelve a mis labios, pero está vez es delicado. Todo el deseo de hace unos minutos lo reemplaza el cariño y la dulzura. Y yo me quedo esperando por más. Quiero más.

Separa nuestros labios y deja apoyada su frente contra la mía.

–Hola –susurra.

–Hola –digo de la misma manera con una sonrisa.

Me da un beso rápido que hubiese querido que durara más y se separa. Se sienta sobre una mesa. Aparto la vista de él y veo donde estamos. Efectivamente era un aula vacía, pero es el mismo lugar donde mis poderes se presentaron y comienzo a ponerme nerviosa.

–No te ví en todo el día –Elliot me desconcentra de mis pensamientos.

–Fui a hablar con Cassiel –camino y me siento a su lado.

–¿Quién?

–Cassiel –revoleo los ojos –. El chico que me tiró su bebida en la fiesta.

–¿Y por que fuiste a hablar con ese idiota?

–Porque –alzo la voz –si no recuerdas, Helen le dijo a toda la Academia que somos hermanos y él nos vio besándonos.

–Oh, ¿y qué dijo?

–Qué no tenía porque darle explicaciones –respondo –. Y que tú tienes razón.

Elliot me mira confundido.

–Tienes razón sobre que no debería importar lo que dicen los demás –aclaro.

–No es tan idiota como parece.

Le doy un codazo y se queja riendo.

–Hablo en serio

–Y yo también, Aly.

Pasa un mano alrededor de mi cintura y apoyo mi cabeza sobre su hombro

–Ya te dije, acá podemos ser nosotros. Me hubiese gustado tener la oportunidad de contárselo a papá y mamá –se tensa –, pero ellos no están y no van a volver.

Siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos.

–Tenemos la oportunidad esta vez de estar juntos de verdad. Nadie nos conoce y si preguntan, que no debería importarte, le cuentas lo mismo que a Cassiel, aunque no le tengas que dar explicaciones a nadie -termina el rubio.

–Si...tal vez podemos intentarlo –digo insegura.

–Cuando tú quieras. Cuando estés lista yo también lo estaré.

Levanto mi cabeza de su hombro y le doy un tierno beso en los labios.

–Ahora –salta de la mesa y se posiciona en frente –. ¿Lista para seguir con las clases?

–¿Clases? Ya tuve mis clases de hoy –recuerdo que no fueron del todo malas, al menos esta vez no sentí ninguna corriente extraña por mis manos.

–Sí clases, pero las que yo te voy a dar –se acomoda el pelo y se arremanga el buzo que tiene –. Estuve aprendiendo cosas nuevas.

Claro, sus poderes. Los poderes que tiene y que los míos fallan. Llevo la vista hacia las lámparas de techo. No cambiaron los focos, en ese lugar no hay nada como suponía. La única luz que entra es la de los ventanales. Aparto la vista. No quiero pensar en eso.

–Entonces, ¿Qué aprendiste?

No responde. En cambio, cierra los ojos y levanta un poco sus manos. Espero varios minutos y cuando creo que nada va a pasar y un sentimiento de alivio me embarga, empieza a llover. Una lluvia fina, apenas caen gotas, pero lo hacen y ahora me siento mal por querer que no le haya salido a Elliot.

–Es lluvia –dice sonriendo.

–Si, me doy cuenta –digo bruscamente. No se que me pasa, tendría que estar feliz por él.

-Esta vez fue más rápido que con el viento –no percata mi humor –. La profesora Brown dijo que estoy aprendiendo muy rápido por nunca haber hecho nada, solo esa vez que me encontraron en el instituto.

–Eso es...fantástico –digo sin emoción.

Elliot sigue hablando, pero ya no lo escucho.

Tendría que estar feliz por él, ¿no? ¿por qué no lo estoy? ¿por qué siento que él está haciendo algo que yo debería hacer?

Vuelvo a mirar las lámparas sin focos. Pero yo lo hice, una vez al menos y casi pasa otra vez en clase. Las pequeñas gotas siguen mojando mi cara y eso hace que mi enfado crezca. ¿Por qué no puedo poner la maldita mente en blanco y hacer lo que Elliot hace?

–...y fui el primero que lo logró en poco tiempo, los demás tardaron varios minutos más... –no se calla.

Miro el lugar bajo la ventana donde me paralice por completo cuando el desconocido llamó. Miro donde estaban los pequeños trozos de vidrio que cortaron mi cara. Miro de vuelta donde tendrían que estar los focos.

¿Por qué me siento así? no tendría que estar celosa de Elliot, tendría que estar contenta. Pero no puedo, porque no siento que pertenezca a este sitio, porque tengo poderes que fallan, porque me da miedo usarlos, me da miedo dejarme llevar, me da miedo...

–...y dijo que nunca había visto a nadie en tantos años con mi talento, ¡¿puedes creerlo Aly?! –sigue hablando –. Dijo que tenía talento.

–¡Elliot cállate! –grito.

Deja de hablar y me mira asombrado. Siento como la corriente eléctrica recorre está vez todo mi cuerpo, no sólo mis manos. Pero no pasa nada. Cada cosa se queda en su lugar. Y me relajo.

–Lo siento, yo...

No sé qué se supone que le diga y por eso huyó otra vez como una cobarde, dejando a Elliot sorprendido por lo que acaba de pasar. 




✦✦✦

Holaaa, ¿cómo están? ¿cómo va su domingo? 

Hasta acá el capítulo de hoy. Conocimos un poco más a Cassiel y los pensamientos de Aly le están dando problemas. 

¿Les está gustando la historia? Saben que pueden comentar cualquier duda, consejo, shippeo que tengan jajaj 

Me ayudan mucho votando, así que se los agradecería un montón si lo hacen ♥

Espero que terminen bien el día :) 

~Luly 

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