Capítulo diez
***
Finales de noviembre 2014: Día de la competencia.
Tratar de dormir se convirtió en una tarea titánica; una y otra vez estuve dando vueltas por la cama y de nada sirvió porque terminé quedando dormida 3 am.
Mi insomnio tuvo origen a que estuve pensando en el altercado que tuve con papá, el mensaje de Drew y porque estuve tomando agua lo que ocasionó que cada cierto tiempo corriese al baño.
Sin embargo, todo ello se ve opacado porque ¡Hoy es el gran día! ¡Hoy inicia las regionales!
Si bien el cierto el concurso sufrió modificaciones por dos aspectos: El primero por una organización tardía. Dos, por el mal tiempo que aqueja la cuidad de Connecticut en las últimas semanas. Así que tuvo que retrasarse tres semanas más.
El lado positivo es que la competencia este año se realiza en Connecticut, lo cual es genial porque no tuve que recorrer largas distancias para llegar a la sede organizadora. Otro aspecto beneficioso para mí es que tendré gran apoyo del público y, sobre todo, el de mi familia.
Por otro lado mi falta de sueño me está pasando factura porque solo dormí tres horas debido a que tenía que llegar con anticipación al XL Center, lugar donde se llega a cabo el concurso, para revisar algunos temas técnicos y otros asuntos.
Durante toda la mañana he estado de un lado a otro, lo que ha ocasionado un terrible dolor de cabeza, cansancio y sed interminable, aunque últimamente he sentido más estos dos últimos síntomas. Deseo que pase el día velozmente para poder descansar como desde hace semanas no puedo.
Anoche, al regresar de mi caminata por la colina, papá y yo conversamos, él se disculpó conmigo al igual que yo pedí disculpas por la forma tan alterada que abandoné el hotel. ¿cómo podría continuar molesta con él si cada, día, minuto y segunda busca lo mejor para mí? El es mi papá, mi entrenador y mentor. Él, mamá y mis hermanos son todo para mí.
Falta menos de dos horas para que inicie la competencia y mientras tanto me coloco el primer traje que usaré hoy, el cual es un precioso vestido en dos tonalidades: blanco hasta la cintura y termina en un bonito tono azul. La falda es ligera pues debe adecuarse y moldearse a mi cuerpo y a cada movimiento que realizaré en la pista.
—Lissa, ¿estas listas? —Pregunta papá tras haber tocar la puerta del camerino—. Algunos medios locales desean entrevistarte —informa.
—Casi lista —Termino de acomodarme el traje—. ¿Puedes llamar a mamá? necesito que me ayude con el peinado.
Papá informa que buscará a mamá. Mientras espero su llegado repaso mi reflejo en el espejo; efectivamente mamá tiene razón, he bajado de peso porque el vestido que estoy utilizando me queda algo suelto. Desearía que mi madrina estuviese aquí y me dijera que no baje de peso que fue un error de medida, aunque se que ella jamas se equivoca en su labor. Tan solo su presencia me daría mucho ánimo.
Tras unos minutos de espera mamá ingresa para ayudarme con el peinado, volteo para comunicarle que deseo un moño algo, no obstante, el giro provoca un pequeño mareo y que mi visión se torna oscura. Sin embargo, trato que mamá no note lo que está ocurriendo.
—Bien, cariño, siéntate mientras organizo un poco aquí. Vaya desastre que causaste —Ríe.
—Sí, qué desastre —Digo sin ánimos. sentada apoyo mis brazos en el tocador.
Ella voltea desconcertada ante mi respuesta: —Pensé que ibas a contradecirme —Por el espejo observo que ella abre la boca para añadir algo más, pero termina callando.
Cuando termina de acomodar las cosas se acerca a mí para ayudar a terminar de alistarme.
***
Las dos horas restantes a la competencia las paso dando entrevistas a medios locales, escuchando música, bebiendo agua y atendiendo a uno que otro seguidor por petición de papá. El lugar es un completo desastre, se percibe la tensión en cada participante, los nervios son otro factor negativo, pero trato de relajarme e ignorar lo que acontece alrededor.
Se da apertura a la presentación y todos los participantes debemos salir a dar un previo espectáculo para, posteriormente, dar inicio a la competencia por categorías. Cada uno desfila mientras los comentaristas dicen nuestro nombre, edad, categoría y a que estado representamos.
Al término de las presentaciones se da inicio a la competencia por categorías. Queda esperar mi turno y eso puede tardar horas.
***
—Lissa acerquémonos a la sala continua, después de Eve Douglas es tu turno —Informa papá.
Recorro junto a papá los pasillos y espero en la salita. Antes de que Douglas termine informan que me acerque a la pista y que debo estar lista para dar mi presentación.
Salir por segunda vez a la pista ocasiona un poco de nervios, veo como todo el mundo está atento a la presentación de Douglas que está a punto de concluir. Aprovecho el momento para colocarme los patines y al fin estoy lista para dar lo mejor de mí, nada eclipsará mi momento.
Cuando es mi turno anuncian por los altavoces mi presentación.
—La siguiente competidora en la categoría junior es ¡Lissa Reed! ¡La chica hielo número uno de todo Connecticut! —El público enloquece— Demos una calidad bienvenida—anima el presentador.
Envuelta entre aplausos y algarabías ingreso a la pista, doy vueltas saludando al público presente. Entre el mar de personas diviso a mis abuelos, mi madre, hermanos, amigos y Drew; todos ellos tienen carteles en las manos o guantes gigantes donde se lee «chica #1» No esperaba que Drew estuviese presente, pero hubiese sido decepcionante no verlo junto a las personas que aprecio.
Las ansias aumentan al igual que mi ritmo cardiaco que va a mil por hora. Mis manos sudan como nunca antes. Trato concentrarme, pero, por primera vez, me siento muy ansiosa.
Me dirijo al centro de la pista y espero a que inicie la melodía para iniciar con mi rutina. Cuando empieza a sonar Reachin for heaven de Diana Degarmo me deslizo por la pista, observo a mi alrededor, despliego mis brazos y empiezo mi actuación que por meses he preparado.
Siento como la música cambia de melodía en el punto donde debo dar los dos primeros giros. Hasta ese punto siento la adrenalina correr a mil por hora, los nervios quedan en el pasado. No obstante, al término de otro giro es cuando me siento mareada y, por segunda vez en el día, mi visión se empieza a oscurecer. No tengo tiempo para detenerme así que continúo con la demostración.
A la mitad de la presentación me preparo para el movimiento llamado «ángel» que consiste en deslizarse sobre el hielo sobre un patín, mientras que la otra pierna se mantiene elevada por encima de la cadera. Mis brazos están extendidos a los lados, pero es difícil mantener el equilibrio y la concentración cuando tu visión no es del todo clara. Mi corazón bombea con fuerza ¿Qué ocurre? No, no hay tiempo para interrogantes.
No tengo idea cómo concluyo con el paso, pese a que no estoy al 100%, continúo deslizándome, bailando, hasta que debo dar otro salto. No obstante, no tengo fuerza para llevarlo a cabo.
Escucho murmullos por parte del público, expresiones de asombro porque acabo de trastabillar, lo que ocasiona una caída; caigo de bruces al suelo congelado. Sin duda este impasse perjudicará la puntuación que dé el jurado, aunque esto parece lo de menos ahora.
Mis manos sudan, mi cabello se pega a mi frente, mis piernas no quieren responder; pero debo continuar, debo hacerlo. Como puedo apoyo una pierna en el hielo, mi boca se contrae por el dolor punzante que se genera en la rodilla, sin embargo, logro ponerme de pie.
Me reparo para el salto Axel [1], es el primero en mi rutina, posteriormente realizaré otro antes de finalizar. Doy medio giro y antes de continuar pierdo fuerzas. Todo pasa muy rápido, no sé exactamente que sucede, pero lo que debería terminar con un giro perfecto no resulta como debía. De un momento a otro mi cuerpo impacta en el suelo congelado, mi cabeza sufre el mayor impacto.
Lo último que percibo antes de que la oscuridad me consuma es a mi padre acercándose hasta mí, los sonidos son reemplazados por un pitito molesto en mi odio. Luego de eso todo es oscuridad.
Axel: inventado por el noruego Axel Paulsen, posee tres versiones (simple, doble y triple). Es el salto más difícil de todos. El patinador prepara el salto deslizándose de espaldas, realiza un cambio de dirección y del pie de apoyo para impulsarse con el pie que queda libre.
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