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Capítulo dieciocho (Inédito)


Los días posteriores a la charla con Drew fueron positivos para nuestra relación. Aun continuábamos algo torpes alrededor del otro, pero las cosas se están acomodando en su lugar.

La escuela es un tema aparte. A veces deseo no asistir o escabullirme porque continúan las habladurías, y actualmente más por mi reciente reconciliación con Drew Dalton. He tratado de no darle importancia, pero a ocasiones pueden ser muy perturbador estar por los pasillos y escuchar tu nombre en la boca de otros por el simple hecho que pasaste por allí. Ser la comidilla del momento no es agradable.

Las charlas con la doctora Larson están sirviendo de gran ayuda en este caso pues gracias a sus consejos no he desfallecido en el intento, de lo contrario es probable que hubiese cedido sin plantearme la idea de continuar.

Hoy es uno de esos días que necesito de un poco de ayuda extra, así que, al finalizar las clases llamo a mamá para que me acompañe con la especialista. Ella no preguntó porqué deseaba hablar con mi psicóloga, así que estamos en el consultorio esperando por mi turno.

—¿Qué tal hoy en clases? —Interroga mamá.

—Normal —Me encojo de hombros.

—Si necesitas hablar, sabes que puedes confiar también en mí —Agarra mi mano y da una ligera presión.

—Lo sé y lo agradezco —Le regalo una sonrisa de labios unidos.

Nuestra charla es interrumpida por la asistente de la doctora, ella informa que puedo pasar. Mamá indica que esperará por mí. Sigo a la asistente quien anuncia de mi llegada cuando llegamos al despacho.

—Pasa Lissa, un gusto verte pronto —Dice una alegre doctora Larson. Ingreso al despacho.

—Buenas tardes. Gracias —Tomo asiento. La doctora Larson espera a que inicia con la charla—. No me he sentido muy bien, menos hoy —Informo.

—¿Qué le inquieta? —Anima. Entrelaza sus manos y apoya los codos en el escritorio, expectante.

—Verá, sigue afectándome lo que dicen los demás sobre mí. He tratado de bloquear ese aspecto negativo, pero he fallado. Además, la próxima semana tengo una exposición y me atemoriza pararme frente a toda la clase. Sé que esto es ridículo, teniendo en cuenta que toda una vida he estado frente a cientos de personas, sin embargo, ahora se siente distinto —Me encojo de hombros.

—No es ridículo, teniendo en cuenta que aún está muy fresco lo acontecido hace semanas. Como dicen, tienes que tomar el toro por las astas, es hora de hacer frente a ese temor de pararte frente a una multitud. En este caso una muy reducida y que conoces —Empieza a hacer apuntes en una libreta, luego continua comentando.

»Lo que debes hacer, aunque te parezca absurdo, es ensayar frente a un espejo o frente a tu familia y amigos, esto te ayudará a desenvolverte mejor, aparte a que te ayudar a estudiar. Segundo, cuando estés frente a la clase tienes que buscar un punto fijo, mira la pared, una carpeta, al profesor o un amigo. Tercero, si puedes ingerir un caramelo o masticar un chicle antes de exponer estaría estupendo, esto te ayudará a calmar los nervios.

—No tenia idea lo ingerir un caramelo o masticar chicle puede apaciguar los nervios —Revelo.

—Puede ser insignificante para la mayoría, pero veras que logra su objetivo.

»El ser humano está en constante aprendizaje, hoy has aprendido un nuevo tip para controlar los nervios —Deja a un lado la libreta—. Ánimo, te ira bien en tu exposición de...

—Depresión —me adelanto a añadir—. El tema es sobre los problemas que atraviesan los adolescentes en esta etapa. Escogí exponer sobre la depresión porque es por algo que estoy atravesando, que estoy lucho diariamente. Si puedo informar sobre aquello, que entiendan que no es tema de locos, lo haré.

—Esa es la actitud Lissa. Me alegra el gran avance que está demostrando y el hecho que desea compartir su experiencia con su clase, servirá de gran ayuda a superar un temor que pronto quedará en el olvido —Ella sonríe.

Continúo hablando con la doctora Larson por los próximos minutos. Cuando dejo el consultorio estoy llena de ánimo para rendir la exposición sobre la depresión en adolescentes.

***

El martes llega pronto. Es el día de la exposición y mentiría si afirmaría que estoy lista para pararme frente a veinte personas, pero es mi deber y debo cumplirlo.

Estuve cumpliendo con los consejos que la doctora Larson indicó, fueron de gran ayuda porque estoy lista para dar una excelente explicación sobre el tema elegido.

A paso acelerado recorro por los pasillos de la institución, esta mañana se me hizo tarde, por ende, tengo que llegar antes de que suene la campana que indica el inicio de las clases.

—¿Tarde, eh? —Comenta Chad Hallan.  Al parecer, al igual que yo, se le pegaron las sábanas.; ambos vamos rezagados.

—Estamos en la misma situación —Acomodo la tira de mi bolso.

—Eso parece —En eso suena la campana—. Demonios, llegaré tarde a clase Cálculo. Nos vemos luego Lissa —se despide y sale corriendo.

Cuando llego a mi destino agradezco que la profesora Perkinaun no haya llegado. Rápidamente me dirijo a mi lugar habitual, junto a Sara y Lara ya que compartimos la misma clase.

—Hola mis pelirrojas favoritas —Dejo mis cosas sobre el pupitre.

—Hola chica nú... —Sara detiene su saludo tras darse cuenta de qué iba a decir.

Lara interviene rápidamente: —Hola chica —Dice forzando una sonrisa, pues Sara casi me llama por mi famoso apodo «chica número uno»

Sonrió para tranquilizarlas: —No pasa nada, todo bien.

No hondamos mas porque la profesora Perkin ingresa al aula, que automáticamente se sume en silencio.

—Como saben hoy tenemos exposición —Deja sus pertenecías sobre el escritorio—. Pasaré lista y daremos iniciamos.

Tras pasar lista y comprobar si alguien faltó, da inicio a la clase. El primero en salir es Thomas Hill, es chico se ve ansioso; él expone sobre el bullying escolar. Varios alumnos pasan hasta que llega mi turno.

—Lissa Reed —Llama la profesora—. Al frente.

Tímida y ansiosa hago mi recorrido hasta situarme frente a la clase. Deseohacer una bolita y escabullirme del aula. 

—¿De qué hablará hoy? —Averigua la profesora.

—Buenos días, el tema que elegí es sobre la depresión en adolescentes.

—Muy bien, la escuchamos —Se cruza de brazos.

Respiro profundamente antes de iniciar. Examino a mis compañeros que expectantes esperan por escuchar lo que diré, pero recuerdo que acompañaré la explicación con unos cuadros informativos.

Me dirijo al computador que esta al extremo izquierdo, junto a lado del escritorio de la profesora, para introducir el pendrive y buscar los cuadros informativos. Escucho algunos murmullos de desconcierto o burla que logró ignorar. Cuando todo está en orden pido a la profesora Perkin si Lara puede ayudarme a pasar las imágenes. Ella acepta el pedido.

—Bien, el tema que elegí, como anteriormente informé, es sobre la depresión en adolescentes.

»La presión en adolescentes es un tema de salud mental grave que conlleva a un estado de melancolía y desgano en actividades. Esto puede ser un reflejo de lo que puede estar atravesando un adolescente en su día a día y que puede terminar en consecuencias complicadas.

»Es cierto que es un tema complejo el cual se debe dar suma importancia pues, en ocasiones, el joven no puede aceptar ser ayudado. Sin embargo, es un estado que con esfuerzo, voluntad y apoyo familiar se puede revertir.

Con una seña indico a Lara que cambie de imagen. Para este punto he olvidado lo ansiosa que pude estar al inicio.

Continuo con la explicación hasta que estoy finalizar. 

—La depresión es una enfermedad la cual debemos estar al tanto de quien pueda padecerla. Todas en algún momento de nuestras vidas pudimos hacer pasado por ella, para algunos algo leve, para otros si se necesitó ayuda de un especialista. Y buscar ayuda no estar demente, mas bien quien no desea ser ayuda es quien lo está.

»No nos hagamos, como dicen, de la vista gorda si un familiar o amigo pasan por ella. Tomemos conciencia, ayudemos, déjanos ayudar si es el caso. —Finalizo con la explicación.

Tras un breve silencio mis compañeros, incluyendo la profesora, empiezan a aplaudir. Se siente tan reconfortante, es un gran incentivo.

No dejo de sonreír pese a que me encamino a mi pupitre y otro alumno ocupa el lugar que hace instante me encontraba. Sara y Lara —Lara quien al término de la explicación se dirijo a su asiento— me sonríen y ambas levantan sus pulgares en señal de «lo hiciste bien»

Las exposiciones continúan, al igual que mi buen humor, pues he superado un reto, uno que no me dejaba avanzar. Estoy muy orgullosa de mí por haber vuelvo a confiar, a tener seguridad y afrontar los obstáculos.

Los desafíos son enormes y complicados, pero es ahí donde se mide qué tan fuerte eres para superarlos y seguir adelante. El camino es no es fácil, pero tampoco imposible.

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