Cp1: Alcohol y otras estupideces.
-Deja de empujarme, no pienso entrar a ese habitáculo lleno de hormonas adolescentes.
Isabella no dijo ni añadió nada, simplemente tiro de mi brazo y me hizo atravesar aquella puerta decorada, para mi gusto de una forma bastante ridícula.
Si buscaras en un diccionario, la definición de abismo, en la primera pagina y a todo color aparecería una foto de aquel cochambroso local de temática marina. Aquel pequeño local dirigido por el viejo (y loco) Jack, antiguo pescador en aquel pequeño pueblo costero, era el punto de encuentro de creame de la creame del pequeño instituto de Jackson Hole.
Si hace un año, alguien me hubiera dicho que yo, Sabrina O,Conell estaria atravesando aquella puerta de cristal de la mano de mi mejor amiga Issabella, me habría reído hasta el desmayo. Puede que estes pensando que soy una autentica exagerada, que no tengo razones para que ahora mismo mis piernas estén temblando mientras miro a mi al rededor como un perrito asustado. Pero tengo mis motivos, Bueno mas bien un motivo.
- Dios mio Sabri trata de relajarte, solo vamos a tomar una copa y nos vamos. Relajate por una vez en la vida. - me dio un suave codazo y se acerco a la pequeña barra de madera.
Por mucho que Isabella tratara de mantener la compostura, sabia que ella tampoco se sentía muy cómoda alli.
Pero aquella maldita idea de vivir como jóvenes alocadas el ultimo año de instituto no desaparecía de su mente. Trate de seguir caminando con ella, pero alli a menos de 5 metros estaba mi suplicio, mi castigo eterno, la causa de que me hubiera pasado los 2 primeros años comiendo en los aseos del instituto. La razón por la cual tuve que cortar mi larga melena en primaria debido a un bote de pegamento sobre ella. La razón por las que todos en aquel estúpido pueblo me llamaban pantalones meados. La razón por la que jamas habia logrado cruzar palabra con mi amor de la infancia, Ryan Porter, la razón por la que cada noche, en mi cama, fantaseaba con la idea de como torturar a aquella estúpida y malvada criatura. Alli rodeado de sus amigos del equipo de Hockey estaba sentado el mismísimo Lucifer: Darren Divaney. Un calor intenso subio por mi cuello, realmente hacía mucho que habia dejado de sentir miedo por aquel pequeño personaje. Poco a poco aquel temor se fue volviendo un oscuro sentimiento de odio. Si, yo Sabrina, voluntaria en el refugio de animales del pueblo, vegana desde que tengo uso de razón, seguidora fiel de la filosofía budista, albergaba un hirviente odio por aquel joven orangután.
- Venga vamos Sabri- La voz de Issabella me saco de mis pensamientos y me hizo andar de manera automática hasta la barra. Alli con una sonrisa de oreja a oreja me esperaba con varios chupitos y vasos de-vete-a-saber que.
Tras pagar 55 dolares por cabeza habiamos logrado que el hermano de isabella nos consiguiera unos carnets falsos. Según ella ya era hora de que tuviéramos una noche loca.
La primera en 18 años. Nose que habia pasado el ultimo verano que isabella estuvo en Europa, pero no quedaba rastro de la chica tímida e insegura que comía conmigo en los aseos. Jamas habia visto asi a Isabella, estaba eufórica, fuera de si, bebiendo un chupito tras otro.
-Toma Sabri, de un trago y sin quejarte eh. -Puso aquel vasito lleno de vete-a-saber-que en mi mano y me hizo un gesto para que me lo tragara. Una horrible sensación de quemazón impregnó mi garganta. Dios que era aquello ¿arsenico?.
-Vamos, seamos como los demás solo por una noche. -Vi como su cara se entristecía.
Tenia razón, puede que no fueramos las mas populares, que cada día tuviéramos que sufrir las risas de los adolescentes mas mezquinos del pueblo, pero aquella noche seria nuestra, seria nuestro recuerdo de juventud. Le sonreí y di un trago largo al vaso.
-Te quiero, te aseguro que sera memorable- Isabella dio unos saltitos y me apretujo.
La música sonaba atronadora, y los chillidos de la gente que jugaba a los dardos me estaban dando jaqueca. Isabella seguía bebiendo como un camionero mientras bailaba en medio de aquel bar como si hubiera un mañana. ¿Acaso era Britney Spears eso que sonaba? Habia perdido la cuenta del tiempo que llevábamos en aquel local, a lo largo de la noche, la gente habia llegado de manera incesante. Aquel local se habia llenado de chicas con demasiada sombra de ojos, y muy poca ropa. Algunos chicos del club de Hockey se habían quitado la camiseta para deleite de las damas, y el viejo Jack servía copas y chupitos como si no hubiera un mañana. Todo me daba vueltas, como si estuviera en una especie de placido sueño, gire sobre mi misma y trate de encontrar a Isabella, pero esta no estaba. ¿En que momento nos habíamos separado? Mi estomago se estaba revolviendo y un calor abrasador cubría mi cuerpo, ¿Demonios donde estaba el baño?. Trate de hacerme paso entre la multitud mientras intentaba caminar sin abrirme la cabeza. Cuando al fin logre entrar en aquel diminuto y apestoso cuarto de baño unas voces me sobresaltaron.
-¿De verdad vas a follarte a la gorda oficial del pueblo? ¿Tanto te pica hay abajo? -aquella voz me helo la sangre, la habría reconocido incluso en medio de aquel barullo.
Pude oír como el estúpido de Darren Divaney reía a carcajadas por lo que acababa de soltar.
-Tio las gordas follan mejor, estan mas desesperadas, ademas me la follare de espaldas.-sin lugar a dudas aquellas voces provenían del otro lado de la pared, donde estaban situados los baños masculinos.
-Prácticamente esta suplicandome que me la tire- aquella parecía la voz del defensa del equipo de hockey, el cretino de Matt Cartter.
Las risas siguieron, no supe si decían algo mas porque mi cuerpo se habia quedado en shock: ¿la gorda oficial del pueblo? mi manos empezaron a temblar. Asi era conocida Issabelle en aquel pueblo de mala muerte. Saque mi móvil, las letras en la pantalla bailaban, mi cerebro estaba jugando conmigo a causa de toda la cantidad de alcohol ingerida. marque, marque mil veces. No contestaba, ¡MIERDA! Me moje la cara para tratar de espabilarme y salí de alli a toda prisa. Maldita sea tenia que encontrarla antes de que hiciera algo de lo que se arrepintiera.
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